Estar en un hotel suele ser una experiencia agradable, te relajas y dejas que todo fluya, claro, si estas de vacaciones, pero yo posiblemente estaba en el principio de mi separación.
No tenía ni un maldito lugar en donde quedarme, porque no tenía ningún familiar, ni hermano, ni tío, ni padres. NamJoon era todo lo que tenía y eso también lo estaba perdiendo.
Cerré los ojos y respiré.
Sólo me tenía a mí y si no podía comprender eso, era mi problema.
Era cuestión de tiempo, yo ya no tenía veintitrés años como ella, tenía treinta y dos, no teníamos nada que nos pudiera atar al otro, mayormente el desacuerdo de las parejas es cuando se tiene hijos pero él y yo no los teníamos.
Tal vez fue mi culpa, por seguir llorando por el pasado y no darme cuenta que él estaba conmigo, tal vez lo descuidé desde hace tiempo, él me consolaba a mí pero quién lo consolaba a él, después de todo él también había perdido un hijo. Tal vez encontró consuelo en ella.
Ya no puedo cambiar el pasado, debería dejar de mirar atrás.
– Prefiero irme ahora antes de que nos comencemos a herir – siempre fuiste mi compañero, jamás me reclamaste nada, enserio, se me cerró la garganta cuando intenté decirte la razón y por eso contesté con otra pregunta.
Lo siento, lo perdí todo cuando ella mencionó el tema, la golpeé porque sólo los más allegados lo sabían, ¿por qué tenías que confiar en ella y decírselo?
Mientras estaba acostado en aquella cama, las lágrimas comenzaron a salir de mis ojos y corrieron hacia abajo mojando el colchón.
Lamento esto, perdón por no poder hablar bien, suelo atacar cuando me veo amenazado, lo hice con ella y lo hice contigo también, no quiero lastimarte, pero me vuelvo filoso cuando soy herido, y esa noche realmente fui herido. Mi orgullo se vio pisoteado por ella y por ti.
Observé el ventanal de la habitación, la cama estaba justo al lado, la ciudad se veía esplendida desde el cuarto, realmente la noche era mágica, junté mis piernas contra el pecho y acomodé mi cabeza en ellas mientras miraba hacia afuera.
El teléfono de la habitación comenzó a sonar, salí de la cama y contesté la llamada.
– ¿hola? – pregunté realmente confundido, quién me llamaría a las once de la noche.
– hola señor Kim, hablo de recepción, lamento molestarlo tan tarde pero es que aquí esta su esposo y exige hablar con usted, dice que no se irá hasta que hable con usted y esta irrumpiendo el orden del hotel, no deseamos llamar a la policía...
¡Ay, dios!
– sí, ya bajo – respondí brevemente antes de cortar la llamada y salir corriendo en pijama fuera de la habitación.
Mi pulso se aceleró y mis manos comenzaron a sudar. ¿Que carajos estaba intentando hacer a las once de la noche? Ademas ese idiota investigó mi tarjeta, estoy seguro, sino cómo diablos iba a saber que estoy en este hotel.
Baje por el ascensor y apenas salí oí su voz.
– yo, soy su esposo, ¿por qué no quiere dejarme pasar? Tengo que hablar con él, no ¿entiende lo que le digo?– aquel alfa estaba ebrio.
– lo entiendo señor Kim, pero la reservación sólo es para una persona y si su esposo no lo autoriza a entrar, nosotros no podemos hacerlo entrar, son reglas que maneja el hotel – explicó el muchacho mas joven.
– ¿reglas?, ¿Que clase de reglas son esas? Esto es urgente, voy a perderlo si no me deja pasar – observé a los empleados, la mayoría estaba atenta al alfa ebrio que estaba haciendo escándalos en la entrada.
– ¿que estas haciendo NamJoon? – cuando hablé al moreno, éste se dio la vuelta y sonrió cerrando los ojos, haciendo que le aparezca unas pequeñas arrugas a los lados de su rostro.
– oh, Jinnie, él no me quería dejar pasar – apuntó al pobre beta que estaba muy incómodo por el alfa en estado de ebriedad, que hacía rabietas como un cachorro – y le dije que eras mi esposo, Jinnie me sentía tan solo – hizo un puchero que me causó gracia pero enseguida retomé mi compostura
– NamJoon, estas ebrio, tienes que ir a casa – me acerqué a él y acaricié su espalda.
– no estoy ebrio – recostó su cabeza en mi hombro y al instante se alejó – sólo un poquito – gestualizó con las manos, viéndose adorable, observé a los otros huéspedes del hotel que nos miraban y pude reconocer a una omega que había estado en la fiesta – por favor Jinnie no me dejes ir a casa, no es mi hogar si no estas ahí – me abrazó por la cintura sin querer entrar en razón.
Alfa estúpido, hay demasiadas personas, no quiero que hablen sobre esto mañana, tu eres una persona publica, no puedo pelear contigo.
– esta bien, entremos y hablemos – lo tomé de la mano y lo hice entrar en el ascensor. Cuando las puertas se cerraron, él recostó su cabeza en mi hombro y cerró los ojos – se supone que no deberías estar aquí – comenté al alfa que no hizo ni un movimiento para alejarse y discutir.
– no me alejes, yo siempre te elegiré a ti, no tienes que competir con nadie – negué con la cabeza, este tonto alfa creía que era por celos y aunque sí había algo de eso metido en el medio, no era realmente por ello.
– NamJoon, ya no soy joven – el alfa alejó su cabeza del hombro del más bajo y lo observó con una pequeña sonrisa.
– yo tampoco lo soy – sonrió mostrando sus hoyuelos.
– ¿por que viniste? – si tan sólo me dejas, entenderé que ya no puedo aferrarme a ti
– porque te extraño – no era la respuesta que quería oír, por supuesto que iba a extrañarme, por más que ya no me quisiera como antes, fueron diez años conviviendo, no se podía olvidar fácilmente.
– yo también te extraño – observé hacia el suelo del ascensor.
– entonces vuelve – su voz rasposa diciéndome que volviera, hacía que mi corazón latiera con fuerza pero aún así mantuve mi vista en el suelo – tu orgullo y terquedad siempre fueron mis enemigos – comentó haciendo que lo observe – nunca te importará lastimarte y a los que amas, si es por orgullo – negué con la cabeza.
– tu fuiste quién me humillo esa noche y no me digas que no fue porque tu orgullo estaba siendo juzgado – las puertas del ascensor se abrieron y ambos salimos del pequeño lugar.
– yo no intentaba humillarte, jamás hubiera querido herirte Jin, ¿que debo hacer? ¿Solo dime que quieres que haga? – aquellas preguntas sólo escondían su frustración.
– ya te lo dije – abrí la puerta de la habitación y entré dejando la tarjeta en la mesa.
El moreno entró detrás de mí y cerró la puerta.
– Tu eres una persona muy egoísta, lo único que piensas en ti, en como te sientes tu, yo tambien estoy aquí, yo tambien sufro, ¿por que me haces esto? – cuestionó alzando la voz, era la primera vez en mucho tiempo que su voz subía de volumen.
– ¿yo? Tu eres el que actuó mal, tu fuiste el que me dejó en la cárcel como si hubiera cometido un delito terrible, ¿tocar uno de sus cabellos vale mas que yo? – comencé a gritar y mi garganta empezó a doler porque intentaba no llorar.
– ¡por supuesto que no! – su expresión se endureció y gritó aún mas alto que yo, se acercó y me tomó de los dos brazos – ¡deja de decir estupideces! – no podía zafarme de su agarre y me molestó demasiado.
– si ella me hubiera golpeado apuesto a que ibas a justificarla – cuando dije aquello el alfa me soltó, su mirada fue muy distinta a la que alguna vez me haya dedicado, él estaba aun mas furioso que antes, apretó sus puños tan fuertes que quedaron blancos.
– ¿es así como me ves? – él parecía a punto de llorar – ¿en serio Jin? – ninguna de sus respuestas eran para ser contestadas, llevó una de sus manos a su rostro y comenzó a reír – creí que... después de toda la mierda que pasamos... – comenzó a negar con la cabeza y luego bajó su mano para observarme – Quieres volver miserable a todo el mundo porque es así como te sientes – la habitación se volvió silenciosa cuando el alfa soltó aquello. Sus ojos se agrandaron cuando de su garganta salió aquello, pareció sorprendido por haberlo dicho.
Yo era alguien miserable y lo volvía miserable a él.
– entonces deberías dejarme solo, así no te volvería miserable – él entreabrió sus labios, quería decir algo pero al final quedó callado.
Pasaron unos cuantos minutos, ninguno decía nada, hasta que al final el alfa habló.
– no quise decir eso...– su voz era muy baja.
– sí quisiste decir eso, ahora sólo te enfriaste y por eso te arrepientes, pero en el fondo sí querías decirlo, no te equivocas, soy miserable y te hice sentir igual – mi voz se quebró al final de la oración y el alfa se acercó queriendo consolarme, pero tomé distancia – soy miserable desde hace tres años y tu lo sabes muy bien – la habitación era tan silenciosa, el alfa pareció dejar de respirar cuando dije aquello.
– ¿que quieres que haga yo, para que dejes de ser miserable? – cuestionó haciendo que mi pecho se presioné como si estuvieran aplastando mis pulmones – ¡dime Jin! ¿¡que hago?! – gritó con fuerza.
– hay que... – ni siquiera pude terminar la frase, no quería separarme de NamJoon, pero no quería discutir con él cada vez que nos veíamos .
– No – dijo con la voz temblorosa – lo que dijiste en la tarde, ¿no era cierto verdad? – preguntó con los ojos brillosos. No pude seguir sosteniendo su mirada, lo que había dicho en la tarde era cierto pero no quería hacerlo – no te hare caso – negó con la cabeza, su comentario me sorprendió – por estas fechas, siempre... te vuelves extraño – su declaración me golpeó, había golpeado un punto sensible.
– ¿me vuelvo extraño? – sonreí apretando los labios – ¿ me volví loco por querer llorar a mi hijo? Yo sí lo esperaba, no como tu, que no le importo perderlo – lo empujé – ¡a mí, sí me duele! – grité histérico, mientras el alfa apretaba la mandibula y se dejaba empujar por mí – tu... – comencé a llorar con la vista borrosa. El alfa me abrazó y a mí se me doblaron las piernas, caímos en el suelo, aun abrazados.
No era eso... yo sé que también sufres, perdón.
– deja de culparte – comentó con la voz temblorosa – tu cuerpo no esta mal – acarició mi espalda – tu cuerpo no tiene nada de malo – intentó reconfortarme.
Eso era lo que pensaba, yo había gritado cosas horribles sobre mí, cuando lo perdí y él siempre las negó, siempre decía que yo estaba bien, que no había problemas conmigo.
– ya han pasado tres años ¿cuanto más piensas seguir llorando? – aquella pregunta se clavo en mi pecho. ¿Cómo podía cuestionarme eso? Me alejé de él en ese momento, él parecía estar cansado, su vista estaba en el suelo, su expresión era triste. Él estaba cansado de esta situación, de mí. Me daba mucho enfado que no estuviera triste pero también quería comprenderlo, él quería dejarlo ir, y yo era el único que seguía aferrado al recuerdo de algo que nunca fue.
– esta bien NamJoon – sequé mis lagrimas – nos conocemos desde hace mucho tiempo, tu eres el amor de mi vida – acaricié su mejilla y sus ojos color café me observaron – esta bien estar cansado de todo esto – lágrimas nuevas cayeron por mi rostro – te entiendo amor, también entiendo que... esto ya no funciona – cuando esas palabras salieron de mi boca, el moreno se mordió el labio, aguantando las ganas de llorar, suspiró y se levantó del suelo.
– eres la persona mas hermosa del mundo Jin, pero también eres la mas cruel – caminó hacia la puerta y se detuvo nuevamente, quedó allí un momento antes de irse definitivamente.
Había tomado una decisión muy grande en mi vida y aunque amara a NamJoon con todo mi corazón, sabía que esto era necesario, yo le estaba haciendo mal, porque no podía dejar de mirar al pasado.
Me detengo, me detengo ahora, tengo que dejar de publicar. 🤣🤣🤣🤣