La stripper - Luimelia

By PimPamLimpiando

408K 13.2K 4.8K

Con ese titulo mucha descripcion no creo que necesite, solo que es una adaptacion Luimelia de esta adaptacion... More

Capitulo 1
Capitulo 2
Capitulo 3
Capitulo 4
Capitulo 5
Capitulo 6
Capitulo 7
Capitulo 8
Capitulo 9
Capitulo 10
Capitulo 11
Capitulo 12
Capitulo 13
Capitulo 14
Capitulo 15
Capitulo 16
Capitulo 17
Capitulo 18
Capitulo 19
Capitulo 20
Capitulo 21
Capitulo 22
Capitulo 23
Capitulo 24
Capitulo 25
Capitulo 26
Capitulo 27
Capitulo 28
Capitulo 29
Capitulo 30
Capitulo 31
Capitulo 32
Capitulo 33
Capitulo 34
Capitulo 36
Capitulo 37
Capitulo 38
Capitulo 39
Capitulo 40
Capitulo 41
Capitulo 42
Capitulo 43
Capitulo 44
Capitulo 45
Capitulo 46
Capitulo 47
Capitulo 48
Capitulo 49
Capitulo 50
Capitulo 51
Capitulo 52
Capitulo 53
Capitulo 54
Capitulo 55
Epilogo Parte 1
Epilogo parte 2
Epilogo parte 3
Epilogo Parte 4 (Final)

Capitulo 35

7.1K 229 68
By PimPamLimpiando

POV Luisita

-Así que señorita Ordoñez, ¿cuál es su propuesta? – fui directa.

La mujer tomó una respiración profunda y sonrió cínicamente.

-Quiero comprar Industrias Gomez.

Por un instante imaginé haber oído mal, o haber imaginado esas palabras saliendo de su boca. Pero no. Lourdes Ordoñez realmente me hizo esa propuesta. Suspiré profundamente, todavía contemplando a la mujer y pensando sobre la situación de hace unos minutos. Miré a Amelia que parecía saber lo que esa propuesta me causaría. Con delicadeza, sus delgados dedos se posaron sobre mi mano acariciándome, como si me estuviera pidiendo que mantuviera la calma.

-Así que señorita Gomez, ¿Qué dice?

Brian, uno de los accionistas de Ordoñez preguntó bastante emocionado, con su pose de empresario importante cuando en realidad no lo era. Sólo era otro hombre interesado en sí mismo.

-Déjala pensar, Brian. No necesitamos una respuesta de inmediato, Luisita.

Lourdes habló tranquila, con una sonrisa triunfante en su cara, que fue directa a Amelia.

- ¿Puedo hacerle una pregunta, señorita Ordoñez? – Solté casi bruscamente.

-Si, por supuesto.

Sonreí con sarcasmo. Bajo la mirada de miedo de Amelia.

-Cuando pasó por enfrente de mi compañía, o cuando caminaste hacia aquí, ¿Viste algún tipo de cartel o documento en el que decía que queríamos venderlo?

-No, no he visto ninguno. Pero...

-Correcto. – Interrumpí – Entonces no puedo entenderlo. ¿De dónde sacaste esa idea tan absurda? ¿De verdad piensas que vendería la mejor compañía del país?

Los accionistas presentes nos miraban con temor. Lourdes arqueó la ceja y me sonrió cínicamente.

-Perdone, pero no veo la idea como absurda. Ordoñez está creciendo y prácticamente igualando a Industrias Gomez en las encuestas. Tengo suficiente dinero para comprar su empresa, señorita Gomez. Y hacer un imperio mucho más grande.

Arrogante, prepotente. Como siempre. Reí ante su respuesta sin ninguna pizca de humor, causando cierta sorpresa para todos los que estaban allí. La atmósfera no era una de las mejores, todos notaron rápidamente las miradas de odio entre nosotras.

-Señorita Ordoñez...Son estas ocasiones que veo su inmadurez en el negocio. Ordoñez todavía no ha alcanzado el nivel de mi compañía que actualmente es una de las multinacionales más exitosas, el dinero no compra nombres o experiencia, que de hecho tengo suficiente. Pero no se preocupe, yo también tengo suficiente dinero para comprar la suya y la de cualquiera que venga.

-Orgullosa de sí misma, ¿Verdad Luisita? ¿No tiene miedo que algo malo pase?

Ella provocó descaradamente.

-Tengo a la gente correcta a mí alrededor. Nada irá mal.

Dije rápidamente, sujetando la pequeña mano de Amelia. Amelia me miró algo nerviosa, Lourdes vio nuestro contacto y sonrió.

-Veamos hasta cuando la gente correcta estará de su lado.

Estaba contando hacia adentro de uno a cien. Controlando todos los impulsos animales gritándome que arrastrara por el pelo a la mujer fuera de mi compañía. Pero no actuaría así, aprendí muy bien cómo salir siempre ganando. El único problema es que en este caso Lourdes también tenía experiencia en esto.

-Las buenas parejas nunca fallan.

-Si, por supuesto. Pero, ¿Está segura que no necesita tiempo para pensar? Nosotros tenemos una propuesta maravillosa ¿Verdad Brian?

-Si señora, hemos revisado todo y...

Ya estaba impaciente, no soportaba a ninguno de ellos aquí. Además de Amelia, por supuesto, la única que me transmitía calma. Suspiré profundamente y dije:

-¡Suficiente! - Solté con fuerza, haciendo eco por toda la sala.

Las miradas fueron hacia mí con miedo.

-No tengo que pensar nada. No está a la venta ni hoy ni mañana ni nunca. ¿Entienden?

-Luisita...

Escuché la suave voz de Amelia cerca de mí.

-No necesita ponerse así, Luisita. Son sólo negocios. – Dijo Lourdes.

-Negocios que no me interesan ni un poco. No voy a dejar que el nivel de mi compañía caiga por vendérselo a usted. Todo esto es mucho más que dinero, señorita Ordoñez. Ahora si me perdona, la reunión ha terminado.

-Luisita...- Interrumpió Miguel.

- ¡Dije que la reunión ha terminado, Miguel!

Los miembros de la mesa empezaron a levantarse rápidamente, todos muy desenfrenados por mis palabras durante la reunión. Miguel saludó a todos los empresarios de Ordoñez con una de sus falsas sonrisas, quiénes empezaron a vaciar la sala.

- ¿Amelia?

Cerré mis ojos escuchando la voz de Lourdes todavía en la habitación.

-Vendré por aquí a verte, tenemos que hablar.

Me volví en la dirección de la mujer que dejo ver una gran sonrisa hacia la morocha de mi lado. Amelia asintió con una corta sonrisa. Mónica la guiñó y salió de la sala. Dejándonos solas.

-Organizaré los informes para entregarlos a los financieros.

-Vale, pero no te vayas sin hablar conmigo primero. Tenemos algo muy serio de que hablar, señorita Ledesma.

Amelia suspiró profundamente y asintió.

POV Amelia

Después de la reunión con Ordoñez. Luisita se quedó todo el tiempo encerrada en su oficina. Ella no se fue ni hablo con nadie. La ira y el mal humor eran notables a kilómetros de distancia. Simplemente no sabía la verdadera razón. ¿La propuesta de compra su empresa la habría irritado tanto? Tal vez sí. Industrias Gomez tenía un valor mucho más que comercial para Luisita. Comandar algo que fue construido por su padre era un deber que ella no podía abandonar.

- ¿Amelia, en qué planeta estas? ¿El beso de Luisita en el elevador temprano todavía está teniendo efecto en ti? – Ana preguntó mientras chocaba sus manos frente a mí.

- No seas idiota, Ana. Sólo estaba pensando.

- Sinceramente, no esperaba esa reacción.

Dijo Ana, sentándose en la silla al lado mío. Estábamos en la oficina de Mónica revisando algunos documentos importantes que Luisita solicitó.

- Yo tampoco. Nunca imaginé que Luisita te besaría enfrente de nosotras. – La más pequeña dijo mientras escribía en su libreta.

- Eso sí que silenció a Amelia. Tenías que haber visto la cara atónita de Mónica cuando Luisita te agarró.

Me reí.

- ¿En serio?

- Sí, estaba aterrorizada. -Ana dijo riendo.

- ¡Ana! ¡Yo solamente no me lo esperaba! La señorita Gomez no es de las que hace ese tipo de cosas. Casi se tragan la una a la otra en frente de nosotras. – no pude evitar reír por el pánico con el que Mónica habló.

- Ya basta ustedes dos. Yo estaba bastante enojada.

- Pero, ¿Te calmaste realmente rápido? ¿verdad? Qué es lo que tiene esa mujer, Dios.

- ¿Al menos te explicó por qué te dejo sola, Ameli? – preguntó Mónica ignorando a Ana.

Asentí mientras tecleaba los reportes en el ordenador de Mónica.

- Catalina la llamó muy temprano pidiéndole que la recogiera en el aeropuerto. Luisita dijo que no quería despertarme.

- ¡Awww! ¡Mira Ana, son tan tiernas!

- Mónica...

- Es en serio, Ameli, eso fue realmente tierno de su parte.

- Al menos ustedes dos están bien. Creo que esta noche te toca sexo salvaje.

- ¡Dios, no escuches esto! – exclamó Mónica rápidamente.

- ¿Qué? Mónica, no juegues de virgen. Tú tienes sexo también.

- ¡Ana! – Mónica y yo dijimos al mismo tiempo.

- ¿Estoy mintiendo?

- No voy a hablar de mis intimidades. -dijo Mónica seria.

- Necesitas soltarte un poco más. Manuel va a querer diversidad. ¿Has probado algunos accesorios?

- Dios. ¿Estás loca? ¡Has estado leyendo mucho de esos libros eróticos! Llenos de actos pecaminosos.

- Cincuenta sombras de Grey es todo lo que las personas hablan ahora... ¡Espera! ¿Cómo sabes de esos actos, Mónica?

Mónica pestaño varias veces como signo de nerviosismo.

- ¡Estuviste leyendo!

- ¿Qué? ¡Por supuesto que no!

Esto era demasiado divertido. Mónica y Ana eran mi diversión diaria.

- ¡Si estuviste, esa es la razón por la que lo encontré en tu cuarto! ¡Estás leyendo libros eróticos! ¿Tu iglesia permite esto?

La más pequeña camino de un lado a otro agonizante.

- No estaba leyendo tu maldito libro. Estaba abierto y por pura curiosidad vi una parte realmente fuerte.

- ¡Mentir también es un pecado Mónica! Es mejor asumir que estuviste leyendo el libro. Dime ¿Te gusto? ¿Cristian Grey es maravilloso verdad? Wow, podría amar a ese hombre.

- Misericordia, él golpea a la chica.

- ¿Ves? Te dije que ella estaba leyéndolo.

- ¡No, no, ya no discutiré más contigo! -dijo Mónica dándose la vuelta, causando una carcajada de parte de nosotras dos.

- Creo que se lo enviaré a Carlos.

- A él le gustara. -dije riendo.

- Por supuesto que le gustará. ¿No quieres enviarle uno a Luisita?

- Ella no lo necesita, Ana.

- Me imagino, después de la última vez que llegaste a casa luciendo como si hubieras sido secuestrada.

- Eso fue una discusión.

- Quiero que mis discusiones terminen así.

- ¿Amelia?

Me volví hacía la puerta, viendo entrar a Catalina.

- ¡Hola Catalina!

- Señorita Gomez. -dijo Ana sonriendo.

- ¡Oh! Estás son mis mejores amigas, Ana y Mónica.

Hablé presentándolas a Catalina.

- Gusto en conocerlas señoritas.

- ¿Necesitabas algo?

- No, sólo vine a preguntarte si sabes que paso con Luisita. Esta bufando y tiene un contagioso mal humor.

- La reunión no fue muy bien.

- ¿Qué paso?

- Vinieron con una propuesta para comprar Industrias Gomez.

- Oh Dios, Luisita tiene el temperamento de mi padre. Lo he visto realmente enojado cuando le hicieron la misma propuesta a él.

- Me imagino, a Luisita no le gusto para nada.

- ¿Quién vino con esta propuesta Ameli? – preguntó Ana sentado al lado mío, dándole el otro asiento a Catalina.

- Ordoñez Enterprise.

- ¡Ahora lo entiendo! ¡Competencia! Muy audaz de ellos venir acá con esa propuesta. - Refunfuñó Ana.

- ¡Ellos siempre han querido esta compañía! -habló rápidamente Catalina- Pero como sea, dado que ustedes son amigas de Amelia, me gustaría invitarlas a mi fiesta de cumpleaños en Cordoba este fin de semana. Y no tomo un "no" como respuesta, por cierto.

- Oh señorita Gomez, no lo sé... - empezó a hablar Mónica.

- Quítale el "señorita", por favor. Las amigas de Amelia son mis amigas también.

- Las fiestas son siempre bienvenidas. -habló Ana emocionada.

- No dejes que se pierdan. ¿De acuerdo Ameli? -Catalina dijo levantándose de la silla en la que estaba.

- Déjamelo a mí, Catalina.

- Bueno, chicas, me voy. Tengo que ir a invitar a Carlos también. Ese tonto me matará si no lo invito.

- ¡Mira que maravilloso, Ana! – dije mirando a Ana, quien para mi sorpresa se sonrojo.

Catalina sonrió maliciosamente.

- ¿Me perdí de algo?

- Ana y Carlos tienen algo.

- ¡Incluso mejor, los quiero a ambos en mi fiesta! Toma otra invitación Mónica para uno más. Imagino que Amelia no necesita una invitación extra.

La chica hablo mirándome directamente.

- ¿Tú crees?

- Por supuesto, tu extra ya estará ahí. Y hablando de ella, te está esperando en este preciso momento.

Catalina habló guiñándome para luego dejar la oficina.

- Ameli...trata de volver a casa con ropa en tu cuerpo.

Me reí cuando escuché el comentario de Ana y fui hacía la oficina de Luisita.

POV Luisita

- ¿Me llamaste, señora Gomez?

Escuché la dulce voz de Amelia llenar la sala. Tomé otro sorbo de Whisky y asentí.

-Sí, venga y cierre la puerta con llave, señorita Ledesma.

Amelia me miró durante unos segundos todavía procesando mi orden, pero pronto obedeció. Entrando en mi oficina, cerrando la puerta y caminando hacia mí.

-Toma asiento. Tenemos que hablar.

La morocha se sentó rápido en uno de los sillones delante de mí, mirándome con curiosidad por saber que quería. No me apure, me terminé mi vaso de Whisky que me acompañó desde el final de la reunión.

-¿Creo que sabe de lo que vamos a hablar, verdad?

La morocha tomó un suspiro, cruzando las piernas que estaban apretadas dentro de sus pantalones negros formales.

-No exactamente.

Sonreí, sintiendo mi cuerpo vibrar del enfado.

-Seré muy directa con usted, señorita Ledesma. ¿Qué tiene con Ordoñez?

La castaña frunció el ceño en confusión, y sonrió.

-No tengo nada con ella.

- ¿Desde cuándo la conoces?

- ¿Por qué tantas preguntas?

-Sólo responda.

Amelia se levantó de su sitio.

-No veo la necesidad. – Ella habló desafiante.

Me levanté rápidamente de mi sitio, caminando hacia ella, dejando nuestros cuerpos a unos centímetros la una de la otra. Podía sentir el cuerpo de la morena enfrente de mí tensarse sin ni siquiera tocarla.

-Respóndame.

Dije mirando fijamente a ésos ojos marrones.

-La conozco desde hace mucho tiempo, lo que no viene al caso. Sé que estás enfadada con la propuesta que te hizo, pero...

-No es exactamente con la propuesta por lo que estoy enfadada.

Interrumpí a Amelia que se quedó en silencio, aguantando su respiración.

-Quiero saber que pasó entre ustedes dos, ¡Esa zorra te estaba comiendo con la mirada sin ninguna vergüenza! – Solté enfadada.

- ¿Estás celosa, Luisita? – La morocha preguntó con una sonrisa, intentando retroceder.

Tome su brazo con fuerza y la acerqué otra vez.

-No me provoque, señorita Ledesma. Respóndame.

La mirada de Amelia bajó desde mis ojos hasta mi mano que la estaba sujetando con fuerza.

- ¿De verdad quiere saber?

Me quedé en silencio, dejándola que encuentre mi respuesta en mi furiosa mirada.

-Lourdes fue mi primera novia, Luisita. ¿Estás feliz ahora?

Apreté mis ojos, procesando esa información que me dejó completamente sorprendida. Imaginar a Amelia y Lourdes no fue muy placentero. Ordoñez y yo siempre nos enfrentamos en el tema de negocios, y saber que ahora ella quería enfrentarse conmigo en el tema emocional era difícil.

Controlé mi enfado en ése instante, supe que no tenía que enfadarme con Amelia. Todo lo que la mujer hizo antes de mí no era un problema. Pero desde ahora lo sería.

- ¿Estás de broma verdad?

-No, salimos durante el Secundario, pero nada serio.

- ¿Perdona? – Dije en la forma más sorprendida que pude.

-Exactamente lo que has escuchado Luisita. Lourdes fue mi primera novia. Ni siquiera sé si se puede llamar novia, sólo éramos curiosas con las mujeres. – Dijo cínicamente repitiendo las mismas palabras.

-¿Por qué nunca me dijiste que saliste con Ordoñez?

-No vi una razón para eso. Son sólo historias del pasado que no tienen importancia.

Negué con la cabeza en señal de frustración.

-Historias del pasado que salen a la luz ahora, ¿Verdad? A ella parece que le gustó mucho lo que vio. Te llamó Carol, ¿Sabe de tu vida? – Solté con sarcasmo.

- ¡Sí! Lourdes lo sabe, hace un tiempo nos vimos y acabamos recordando viejos tiempos, contando cómo nos iba todo. Pero han pasado ya un par de años.

-No me gusta, señorita Ledesma. ¡No la quiero cerca de ésa mujer!

-Me mareas con esos celos, ¿Sabes? – La mujer preguntó de broma.

Soplé con rabia.

-No estoy celosa.

Amelia sonrió, mordiéndose su labio. Poniendo cara de santa, pero sin tener nada de ella.

- ¿No? ¿Ni siquiera un poco?

- ¡No, Amelia! No estoy celosa. Sólo que no me gusta esa mujer. Es arrogante, prepotente y cínica.

-Ah Luisita. Piensa. Han pasado años desde que no la veo. Bueno, ha dejado de ser una niña desde hace bastante tiempo. – Amelia habló con la misma admiración que observé durante todo el día.

-Veo que te has fijado en la "niña" muy bien. – Si quería cinismo, lo tendría.

-Sí, Luisita. Me he fijado mucho. ¿Lourdes luce maravillosa, no crees? Se pone más guapa cada día. – Ella dijo muy cerca de mis labios.

- ¡¿Si ella es tan guapa, por qué no vas detrás de ella?! – Hablé seria.

- ¿Quieres que vaya?

Ella preguntó fingiendo inocencia. Miré profundamente a través de sus ardientes ojos. Sintiendo un ligero temblor por todo mi cuerpo. Amelia tenía un indescriptible poder sobre mí. Con unas pocas palabras y acciones la morocha activaba todos mis sentidos e instintos. Casi haciéndome perder el control.

-No, te quiero desnuda encima de mi escritorio ahora mismo.

Tomé a la morocha de la cintura con mi mano libre y junté nuestros cuerpos, quitando mi mano de su brazo para peinar su cabello oscuro y sedoso.

- ¿Por qué tengo la sensación de que estar cerca de esta mesa te hace más traviesa, Luisita?

Sus palabras salieron descaradas desde sus tiernos y mojados labios. Nuestras respiraciones se mezclaban, me sentía atraída a esa mujer de una manera inimaginable.

-Porque en esta mesa puedo hacer lo que me dé la gana contigo... - Le saqué el cabello hacia atrás de manera que su cuello estaba completamente expuesto.

Empecé a distribuir besos mojados y pequeños mordiscos en el área y subí hasta alcanzar su oreja.

-...Y aquí soy la señora Gomez. Su jefa. Tráteme como tal, y haga lo que ordene. ¿He sido clara, señorita Ledesma? – Terminé dándole un pequeño mordisco al lóbulo de su oreja, haciendo a la castaña jadear – Quite mi blusa.

-¡Oh! Si...Señora Gomez. – Amelia dijo en medio de una respiración entrecortada, poniendo sus manos en mi blusa y abriendo los botones de forma rápida y torpe.

Guie a Amelia hasta sentir sus piernas en el escritorio. Moví mi mano desde su cintura hasta su muslo, levantándola, haciéndola sentarse en la mesa. Sin parar los besos en su cuello, mi lengua se movió audazmente en su punto de pulso, haciendo a la castaña soltar gemidos bajos.

-No tiene ni idea de lo maravillosa que se ve gimiendo así para mí.

Paré los besos sólo para ver a Amelia de esa forma tan sexy con su mirada llena de deseo sólo con unos besos y algunas burlas.

-Mi deseo es hacerla gemir toda la noche justo aquí en esta mesa...

Podía sentir a Amelia rendirse lentamente. Mientras que sus manos se metieron debajo de mi blusa, casi sin ningún botón cerrado, evitándo tomar mis pechos, aun cubiertos por el sujetador negro.

-...Hacerla mía tantas veces como sean necesarias para que entienda de una vez quién es la jefa de éste imperio.

Y en ese momento, Amelia puso sus manos en mis hombros parándome.

- ¡Oh! Qué pena. Tendremos que dejarlo para otro día. – Dijo saliendo de mis brazos y bajándose de la mesa.

- ¿Qué? ¿Qué estás haciendo, Amelia? – Pregunté confusa y excitada.

-No, no, no, no, señora. Aquí usted es mi jefa. Es señorita Ledesma para usted. Así que tráteme como tal. – Dijo de una única manera, la de Carol.

-Bueno entonces, señorita Ledesma, ¿Puedo saber a dónde va?

-Sí, señora Gomez, creo que no hemos terminado nada de lo que íbamos a iniciar. Y no será aquí donde lo hagamos.

Amelia se estaba acercando mientras decía esas palabras. Se paró enfrente de mí y pasó sus manos por encima de mi blusa completamente abierta y arrugada. Cerró los botones con una mirada cínica.

- ¿Y asi lo terminaremos? – Susurré.

-En el mismo lugar dónde lo empezamos. – Cinismo, puro cinismo.

-Qué...- Iba a terminar, pero ella me interrumpió.

-Hoy es el día de Carol.

La maldita mujer lo dijo y me guiñó un ojo. Demasiado atrevida. Se estaba yendo, cuando la tome del brazo otra vez.

- ¿Y piensas que te voy a permitir que vuelvas a ése lugar?

-Oh, Luisita...No dependo de tu "permiso". - Sacó su brazo con fuerza.

-Sí, lo haces. Sabes que sin mí en ése lugar no es lo mismo. Me niego a dejarte ir ahí. Con o sin mí, no vas.

Vi fuego en los ojos de la morocha. Y no era un buen fuego. O puede que lo sea.

-Presta atención, Luisita. No te necesito ni a ti ni a nadie. Si no quieres ir, está bien. Tengo mucha gente que mataría por estar en tu sitio. Puedo encontrar fácilmente a alguien que pueda apreciar lo que tú estás rechazando. – Sabía que se estaba refiriendo a Lourdes. Ella dijo cada palabra de forma firme y enfadada.

- Voy a ir y se acabó. Tú no eres mi dueña. En mi imperio yo soy la jefa. Si aquí tú eres la jefa, ahí no intentes ser la reina. Tu reino se queda aquí. Buenas noches.

-Amelia...

Demasiado tarde. Ya estaba cerrando la puerta detrás de ella, dejándome completamente sola.

-Qué mierda...- Dije pensando en todo lo que había ocurrido.

Me apoyé en el escritorio, soltando un suspiro profundo. Pidiendo a mi cuerpo volver a la normalidad. No sabía exactamente lo que estaba sintiendo. Una mezcla de enfado, celos, amor y excitación. Me estaba volviendo loca. Las imágenes de Lourdes abrazando a Amelia se formaron en mi cabeza cada vez más fuerte. Pensar que en cualquier momento podría perder a la morena con Ordoñez me mataba. Pero no perdería, si hay algo que estaba acostumbrada en esta vida, era a ganar.

POV Amelia

Deje el edificio queriendo matar a Luisita. ¿Por qué demonios ella tenía que ser tan complicada? Ughh. Por supuesto que Carol no bailaría hoy, pero necesitaba hablar con Ascensión y no pude evitar provocar a Luisita.

Me detuve en la vereda para agarra el primer taxi que vi.

- Al "King's". – eso fue todo lo que dije, y fue suficiente para que el hombre entendiera a dónde iría. Conocía esas calles como la palma de mi mano.

Intente no pensar en Luisita, en su ausencia esta noche. Esa maldita mujer me las pagará si no aparece aquí esta noche. ¿Se resistiría a Carol? Estaba pensando cuando llegamos a mi destino.

Le pedí que me dejara en la puerta trasera. Y así lo hizo.

- Gracias. -dije entregándole el dinero.

Salí del auto en medio de un fuerte viento. Parecía que iba a llover. Y tal vez realmente llovería. Maldición.

Toque la puerta y pronto el bravucón la abrió para mí.

- Señorita Rovira ¿Baila hoy? – el hombre musculoso preguntó, saludándome de forma educada y amable.

- No, Max. Estoy aquí sólo para hablar con Ascensión. -El hombre asintió y me dio el pase.

Camine pasando todas las puertas. Incluso la mía. Y fui directo a las escaleras que sabía exactamente donde me dirigían. El fuerte sonido que venía escaleras abajo ya se podía escuchar.

Me detuve frente a la puerta que me separaba de aquella mujer. ¿Pero, por qué no podía entrar? Decidí ignorar mis presentimientos y toque a la puerta.

- ¡Adelante! – la voz de aquella mujer hizo eco en mis oídos y abrí la puerta.

- Bueno, bueno. La hija prodiga regresa a casa. ¿Te cansaste de ser la pequeña mascota de la mujer de negocios? ¿Qué estás haciendo aquí? Hoy no es día de Carol. – su tono de voz era sarcasmo puro.

- Vamos Ascensión. Para ya con el sarcasmo.

- Espera. ¿Sarcasmo? No lo entiendo. – se hizo la tonta.

- Sí, Ascensión. Está claro que no te gusta Luisita. Pero no necesitas seguir hablando así de ella.

- Carol ¿Hay alguna posibilidad de que lanzara un hechizo en ti? O ¿Es realmente buena en lo que hace? – podía sentir cierto desagrado en su voz.

- Ascensión, no vine acá para hablar de mi vida personal.

- Desde...

- No he terminado todavía. -dije interrumpiendo a la mujer que me miró con cierto enojo.

- Cierto.

- Vine para disculparme contigo por lo que paso. Creo que no volverá a suceder.

- Ah claro que vendrías a disculparte por tu amada. Ella me hizo ver como una idiota frente a Lorenzo.

- Escucha, vine a disculparme por haberme ido de esa manera. Pero no por su actitud. Sé bien que ella exageró. Pero tú provocaste eso.

- ¿Perdona? ¿Yo lo provoque? ¡Tienes que estar bromeando! – dijo levándose de la silla, dirigiéndose al bar de su oficina.

- Sí, Ascensión. Sabes bien de lo que estoy hablando. Estoy hablando de tu amigo italiano. ¿Qué querías lograr con eso?

Ella se volvió hacia mí, mirándome como si hubiera hablando sin sentido. Su mirada acusadora casi hizo que me retractara.

- Jesucristo, era sólo un amigo. Sólo quería que ustedes dos se conocieran. – la morocha tomó un sorbo de su bebida y volvió su atención hacia la gran ventana detrás de ella.

-Eso no fue lo que pareció. – dije dirigiéndome hasta ella, quedando a su lado. El ruido del piso de abajo sólo crecía.

Nos quedamos unos minutos sólo mirando las personas que deambulaban alrededor del lugar, como si estuvieran en el paraíso.

Ella se volvió hacia mí y sostuvo mi mano.

- Amelia... -ella era una de los pocos que sabían mi nombre real ahí. – Sabes que esa no fue mi intención. Nunca te compararía con una prostituta. No quiero que pienses que te estaba vendiendo. Sabes que eres mi gema en este lugar, y nunca te haría ningún daño.

Sus ojos me transmitían sinceridad, la misma mirada que tenía la primera vez que nos conocimos.

- Lo sé, Ascensión. Sólo no lo hagas de nuevo. No me siento cómoda con esas situaciones. Intenta recordar que ahora estoy intentando comenzar algo con Luisita, y ya es lo suficientemente difícil para ella aceptar que trabajo aquí. No me presentes con nadie más. Hazlo fácil para mí. – le guiñe y pronto una sonrisa amplia apareció en sus labios.

- ¿Qué no haría por ti, Carol? Sólo asegúrate que ella no te envié lejos de tu imperio. Estaría realmente herida si te vas. Sabes que eres como una hija para mí.

- Ella no haría eso. Te lo puedo asegurar. Carol Rovira no dejara su imperio pronto. No te preocupes. No puedo ser desagradecida contigo después de todo. – solté su mano, agarrando el vaso de su otra mano y tomando un sorbo de él.

- Seguro que ella no lo haría. -dijo para ella misma más que para mí, volviendo su mirada hacía la larga ventana. – Muy bien Carol, podrías darme una buena disculpa bailando esta noche. ¿Qué piensas?

- Hoy no, Ascensión.

- ¿Ella vendrá hoy?

- No lo sé.

- Buena suerte. – levantó su vaso en mi dirección.

Deje su oficina, descendiendo por las escaleras para ir hasta mi vestidor. Quería agarrar la ropa que había olvidado la noche anterior. Entre y cerré la puerta detrás de mí. Me miré a mí misma en el espejo y vi a Carol. Sí, ese era mi imperio. Ese era mi lugar. Luisita no podía simplemente negar esa parte de mí.

Hablando de Luisita. ¿Irá a venir? Mi mente rechazaba el dejar de pensar en ello.

Necesitaba que ella viniera. Necesito sus toques esta noche.

Me volví hacía el espejo y agarré la máscara que estaba en la mesa. Mis dedos tocaron cada detalle, no podía ver mi vida sin esa mascara.

Decidí esperar justo ahí mientras a que Luisita apareciera. Si mis sentidos estaban bien, ella aparecería en el momento que se diera cuenta que Carol no bailaría.

-------

Pasaron 40 minutos y no lo podía creer. Ella no vino. ¿Por qué creí que ella vendría?

Mis pensamientos fueron interrumpidos por un relámpago. Salté del sillón en el que estaba.

- Ahh vamos, no, no puedo creer que este lloviendo. Jodido infierno. Ni siquiera traje algo para protegerme de la lluvia. Maldición.

El cielo parecía caerse afuera. Ciertamente estaba en un problema.

Pero no podía quedarme allí para siempre. Tendría que afrontar la lluvia y abusar de mi pequeña suerte. Decidí que me iría justo así. Cogí mi bolso, dejé la máscara en el mostrador y fui hasta la puerta. Antes de cerrar miré atrás.

Ese definitivamente era mi lugar.

El bravucón ya no estaba allí, y ya estaba notando que mi suerte se estaba acabando en ese momento. Abrí la puerta viendo únicamente lluvia, tomé coraje y la cerré detrás de mí. No había vuelta atrás, tenía que irme ya.

Reuní valentía y me fui corriendo rápido. Mi cuerpo colisiono con una persona que venía desde la dirección opuesta. No me caí por los brazos de la persona que me sostuvieron.

Cuando levanté mis ojos la vi. Ella estaba ahí, esperando por mí. Sabía que vendría.

Nos quedamos mirando la una a la otra por varios minutos, debajo de la lluvia.

- ¿Qué estás haciendo aquí? – tragué grueso.

- No te dejaría aquí sola, Amelia. – Habló Luisita protectoramente.

- Gracias por venir.

- ¿No quieres salir de la lluvia? – preguntó. Simplemente asentí y dejé que me guiará.

Nos llevó hasta su auto y desbloqueó las puertas. Entré y me acomodé en el asiento. Esperando a que ella entrara. Tan pronto como lo hizo estaba a punto de hablar cuando ella habló primero.

- Quiero saber qué es lo que pretendes lograr con este pequeño juego tuyo, Amelia...- dijo quitándose su chaqueta.

- Luisita, yo... - Luisita me interrumpió.

- Imagina mi frustración cuando supe que no bailarías. ¿Simplemente tenía que aparecer por aquí hoy? – su parte arrogante y prepotente me causaba escalofríos, y ella lo sabía. Maldita sea. Me miró con aquella mirada que indicaba peligro.

Ella era tan sexy. Su blusa blanca estaba completamente mojada y transparente, dándome una vista perfecta de sus pechos ajustados por su sostén, el sostén que estaba muriendo por quitar pronto. Sus pantalones negros estaban ajustados a su cuerpo y su empapada chaqueta ya estaba en el asiento trasero.

Quería tener la fuerza para rechazarla, quería ser capaz de mantenerme alejada.

Pero ella no me dejaba otra opción. Entonces decidí que iba a provocarla de la misma manera que sabía ella me estaba provocando.

- Sabía que no te resistirías a venir hoy, Luisita. -dije quitándome el abrigo y arrojándolo al asiento trasero.

- ¿Lo sabías? – dijo volviendo su cuerpo hacia a mí en el asiento. Observando cada movimiento que hacía.

- Sí, lo sabía, Luisita.

- ¿Entonces por qué decidiste provocarme de todas maneras?

- Porque me gusta poner a prueba tus límites. – termine la frase casi en un susurro, mordiendo mi labio inferior enseguida.

La mirada de Luisita aterrizó en mis labios y sabía que ya la tenía atrapada. Volví mi cuerpo hacia ella también, y me acerqué recorriendo su brazo con mi mano, sentía sus estremecimientos por mis toques.

- Luisita, te necesito... - dije cerca de sus labios y casi tocándolos cuando terminé la frase. – no quiero que las cosas terminen mal.

Y casi en un instante. Sentí sus manos en mi cuello, atrayéndonos más cerca. Ella me llevó hasta su regazo, con una pierna a cada lado y una de sus manos fue a mi cadera.

Mientras nuestras frentes estaban apoyadas la una a la otra.

- No quería enamorarme, no quería necesitar a nadie, de hecho, no quería nada. Pero entonces apareciste... y maldita sea. Lo quiero todo. – dijo susurrando contra mis labios, para luego besarlos apasionadamente.

Luisita estaba ahí. Incluso después de todo, ella fue detrás de Carol. Ella fue detrás de mí.

- Te amo, Gomez.

- También te amo, Ledesma.

La lluvia caía afuera, y todas las incertidumbres estaban cayendo con ella.

Continue Reading

You'll Also Like

2.4M 249K 134
Dรณnde Jisung tiene personalidad y alma de niรฑo, y Minho solo es un estudiante malhumorado. โ โ”๐˜”๐˜ช๐˜ฏ๐˜ฉ๐˜ฐ ๐˜ฉ๐˜บ๐˜ถ๐˜ฏ๐˜จ, ยฟ๐˜ญ๐˜ฆ ๐˜จ๐˜ถ๐˜ด๐˜ต๐˜ข ๐˜ฎ๐˜ช๐˜ด ๐˜ฐ๐˜ณ๐˜ฆ๐˜ซ...
916K 96.7K 139
1era y 2da temporada โ™ฅ๏ธ Sinopsis: En donde Jimin es un Omega mimado y Jungkook un Alfa amargado, los dos se casan por sus propias conveniencias. โš ๏ธ...
313K 13.4K 60
Una historia de odio y mucho amor, una hace todo lo posible para no enamorarse y la otra ... la otra pelea para lograrlo. Adaptaciรณn Historia origina...
65.1K 5.5K 33
Hace 13 aรฑos t/n fue abandona por sus padres en un orfanato, creciรณ sola y sin amigos hasta que un dรญa vio a un niรฑo llegar al orfanato, su nombre er...