La Magia En Ella [#1]✔️

By ACryBaby1661

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Lillai, Puede que ser la persona más buscada y famosa en el mundo no sea el mejor de los casos, ya que no me... More

Capítulo uno: El nacimiento de Lillai.
Capítulo dos: La historia de Leander.
Capítulo tres: La Virréa.
Capítulo cuatro: Sigue la orden.
Capítulo cinco: El plan.
Capítulo seis: ¡CORRE!
Capítulo siete: El descubrimiento.
Capítulo ocho: Dos cuerpos.
Capítulo nueve: Sus demonios.
Capítulo diez: La chica del cabello extraño.
Capítulo once: Lionides.
Capítulo doce: ''Drako.''
Capítulo trece: ''¿No crees que es atractivo?''
Capítulo catorce: Recuerdos que salen a flote.
Capítulo quince: "Lo único bueno en esta vida es el sexo."
Capítulo dieciséis: Reflejo en el agua.
Capítulo diecisiete: Mamá.
Capítulo dieciocho: Cicatrices.
Capítulo diecinueve: ''¿No te gustaría usar algo más ceñido al cuerpo?''
Capítulo veinte: Hormonas.
Capítulo veintiuno: Otro rostro.
Capítulo veintidós: Miedo.
Capítulo veintitrés: Corazón frío.
Capítulo veinticuatro: Fuego.
Capítulo veinticinco: Agua.
Capítulo veintiséis: El encuentro con la Virréa.
Capítulo veintisiete: El hombre sentado en el trono.
Capítulo veintiocho: Controla tu magia.
Capítulo veintinueve: Pesadillas.
Capítulo treinta: ''¿Tienes tanto miedo brujita?''
Capítulo treinta y uno: Sucia.
Capítulo treinta y dos: ''Buena chica.''
Capítulo treinta y tres: Su majestad.
Capítulo treinta y cuatro: Camino morado.
Capítulo treinta y cinco: Sanadora.
Capítulo treinta y seis: Amatista.
Capítulo treinta y siete: Otra madre.
Capítulo treinta y ocho: Enjaulada.
Capítulo treinta y nueve: Su salvadora.
Capítulo cuarenta: Un baile.
Capítulo cuarenta y uno: ''Lo prometo.''
Capítulo cuarenta y dos: El motel.
Capítulo cuarenta y tres: Fiebre.
Capítulo cuarenta y cuatro: Regreso.
Capítulo cuarenta y cinco: ''Mía.''
Capítulo cuarenta y seis: Calidez.
Capítulo cuarenta y ocho: No abras la puerta.
Capítulo cuarenta y nueve: Negro.
Capítulo cincuenta: ''¿Qué hemos hecho?''
Capítulo cincuenta y uno: ''No podría.''
Capítulo cincuenta y dos: Peón.
Capítulo cincuenta y tres: No sé.
Capítulo cincuenta y cuatro: Un niño.
Capítulo cincuenta y cinco: Sonrisa amarga.
Capítulo cincuenta y seis: Amalia.
Capítulo cincuenta y siete: ''Lo vi todo.''
Capítulo cincuenta y ocho: Ligero cambio de planes.
Capítulo cincuenta y nueve: ''Maté a mi padre.''
Capítulo sesenta: Gruesa pared.
Capítulo sesenta y uno: Trato.
Capítulo sesenta y dos: Susurro de la destrucción.
Capítulo sesenta y tres: Balizia
Capítulo sesenta y cuatro: La frontera.
Capítulo sesenta y cinco: El río.
Capítulo sesenta y seis: Disparo.
Capítulo sesenta y siete: Te amo.
Capítulo sesenta y ocho: Tocar.
Capítulo sesenta y nueve: Armas.
Capítulo setenta: Debajo del árbol.
Capítulo setenta y uno: Peligroso.
Capítulo setenta y dos: Final.
Agradecimientos y Nota de la autora

Capítulo cuarenta y siete: La iglesia del sexo.

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By ACryBaby1661

Narra Leander:

Lalo continúa traspasando mi cráneo, pienso en cada una de sus palabras como si estuviera resolviendo un acertijo. El viejo ya debe de saber lo que quiero lograr y a cuales lugares quiero llegar para escondernos y ahora debo de hacer un pequeño cambio de planes. Necesito acercarme más a lugares en donde viejos compañeros, que no tienen ninguna relación con Lalo, se encuentran. Dibujo un rápido mapa del lugar sobre la densa arena y sonrío al recordar un lugar en donde tendremos la oportunidad de quedarnos más de un día. El prostíbulo de Mark.

En uno de mis muchos viajes conocí a Mark en un bar medio vacío, entablamos conversación y nos llevamos mejor de lo que pensábamos. Ese día estaba en busca de una puta buena con quién acostarme y en ese momento fue cuando me dijo que era dueño de un prostíbulo. Cuando me fui dos días después, Mark me aseguró que podía regresar cuando quisiera. Después de ese encuentro nos hemos visto un par de veces, ya que Mark siempre se mete en problemas y yo lo he salvado de cada uno de ellos. No lo he visto desde ese entonces. Puede que me arriesgue a encontrarme con personas desfavorables en el prostíbulo, pero también tengo una buena estadía asegurada; con baño, prostitutas y comida incluida.

Unos pies se colocan frente a mí, pero se aseguran de no pisar el mapa que he creado en el suelo. Levanto la cabeza y coloco mi mano sobre la frente para que mi vista no sea interrumpida por el molesto sol de verga. Lillai permanece inquieta frente a mi, saca de uno de los bolsillos de su capucha el arma que le ha robado a Lalo. Esta parece que quema sobre sus manos—. Quería entregártela —recibo el arma con todo gusto.

El diseño personalizado le da un aire poderoso al arma, es pesada y la inscripción con el nombre de Lalo en letras plateadas descansa sobre la superficie metálica. El arma brilla y puedo ver mi reflejo distorsionado sobre ella. Es curioso como estoy sosteniendo una de las primeras pistolas que usé cuando era un chamaco y ahora la tengo de nuevo en mis manos, Lalo no permitía que cualquiera la tocara y yo, en ese entonces, me sentía especial cuando me permitía dispararle a cualquier animal con ella—. ¿No la quieres tú? —la vuelvo a mirar con sarcasmo, ella solo niega con la cabeza.

—Déjame verla —Eliza sale de la nada y arrebata el arma de mis manos—. Pero mira que es asombrosa —suspiro con fuerza—. ¡Y tiene el nombre del hombre sobre el arma! ¿La puedo utilizar?

—No —demando que me entregue la pistola—. No quiero que un disparo tuyo alerte a todo el vecindario idiota —le quito el arma y la guardo, Eliza me da un empujón y Drako gruñe a la distancia; ya hasta el Lionide hediondo se cansa de ella. Me coloco de pie, bajo la cabeza para mirarla a los ojos. Aunque le gane en altura ésta aún se cree más opulenta que yo—. ¿Por qué no te vas a hacer algo útil por todos?

Una pequeña sonrisa burlona se planta en sus labios, ésta se cruza de brazos y dice—: Ya hice algo que nos puede beneficiar a los tres —el lionide vuelve a gruñir al escuchar que no lo ha contado a él como parte del grupo—. ¿Cuatro?

—¿Y qué es lo que has hecho? No vengas a decirme que existir ya que ni eso sabes hacer bien —comienzo a revisar los bolsillos para asegurarme de que todo está en su lugar.

—Miren —me desconcentro de mi revisión y vuelvo a ver lo que sea que tiene entre sus manos. Sostiene un montón de ramas con aspecto mísero, están llenas de espinas y parecen crecer hongos.

Hago una mueca—. ¿Qué demonios es eso? —la miro con poca paciencia.

Pero Lillai tiene una reacción contraria a la mía, ella corre y toma las extrañas plantas entre sus manos—. ¿De dónde las has sacado? Estas plantas son imposibles de encontrar afuera ya que tienen propiedades mágicas gracias a mis ancestros.

Eliza, con rostro triunfante, dice—: Un verdadero mago nunca revela sus secretos.

Pongo los ojos en blanco instantáneamente—. No te pongas a decir mierdas y responde —la amenazo con mi mirada, ésta solo se encoge un poco.

Me empuja con poca fuerza y en su mirada puedo ver como le gustaría clavar sus uñas en mis pupilas, pero no lo hace gracias a que Lillai la toma por la muñeca. Y eso que tiempo atrás querías que te cogiera y probablemente aún lo quieras—. ¡Bien! Suéltame —se zafa—. Ayer por la noche Drako estaba oliendo la arena y me miraba con insistencia, así que las arranqué del suelo y las guardé. No se los dije antes porque estaban muy ocupados charlando —nos mira, a ambos, con intriga. Un picor por saber sobre nuestras conversaciones privadas le recorre el semblante, yo permanezco de manos cruzadas observándola con aburrimiento.

—Pues ahora no solo tengo que seguir desarrollando mi magia, también debo de comenzar a investigar las propiedades que tienen estas plantas y en que nos pueden ayudar.

(...)

Tres meses después...

—Creo que los perdimos de vista... —Eliza cae con fuerza sobre el suelo, levantando polvo con su repentino movimiento. La arena llega a mis ojos, aparto mi mirada con molestia y limpio la suciedad que me previene de ver con claridad. Lillai llega a mi lado y se sostiene de mi cuerpo para que el de ella no colapse como el de su retardada hermana. La bruja se gira rápidamente y con su magia levanta una pila de madera para bloquear la puerta. Eliza abre su boca llena de mierda por segunda vez—: Si no hubiera sido por mí estaríamos muertos.

Lillai mueve con rapidez la cabeza hacia ella y yo comienzo a sentir como la vena en mi cuello comienza a palpitar con ímpetu, cuando decido que es mi turno para hablar Lillai presiona levemente mi brazo—. Eliza... Hermana ¿Qué dices? —suelta aire por su boca y la mira con sorpresa. No me impresiona su repentino cambio de humor, nuestra escapada fue culpa de la idiota de Eliza y su estúpida manera de meter su nariz en donde no la llaman.

La hermana menor aparta un mechón de su cabello y nos mira a ambos con cara de pocos amigos—. ¿Qué? —reclama—. No me mires así —se coloca de pie torpemente—. Leander ha sido el que quebró todos los jarrones de la tienda, no yo —señala a Lillai con su dedo índice, ésta sigue creyéndose su madre y ya es hora de que conozca su lugar—. Se muy bien con tu mirada que me estas culpando a mí —da un paso al frente y su ceño se frunce con más fuerza, mostrando arrugas—. ¡AH PUES CLARO! —grita—. ¿¡Cómo se me ha podido olvidar que siempre estás del lado del demente!? Maldita sea Lillai soy tu hermana —su rostro se torna rojo por la furia—. ¡No ha sido mi culpa! —antes de que Eliza pueda jalarle el cabello blanquecino a su hermana, ella la paraliza en el acto con su magia.

—Eliza no te atrevas —ya no duda en defenderse de una injusticia, la del cabello negro agranda los ojos cuando ve que su hermana por fin tiene las agallas suficientes para defenderse—. Si no hubieras estado viendo cómo esa pareja peleaba por cosas insignificantes no hubieras empujado a Leander y si lo recuerdo muy bien solo los veías porque pensabas que el chico estaba apuesto —suspira—. Ya está, es la tercera vez en la semana que tenemos que escapar de esta manera —se aleja de nosotros y se acerca a la pared—. Y te recuerdo que cuando siempre causamos estos alborotos dejamos pistas para que nos encuentren con más facilidad —levanta la tela de su vestido roto dejando expuesta la piel de sus piernas—. Y cuando saben que la bruja está presente siempre van a atacarme solo a mí —limpia el rastro de sangre y sana la herida con sus manos, la luz brillante desaparece con rapidez. Lillai continúa sanando su piel, la de sus piernas y brazos, ésta vez nos han atacado con flechas; era un pueblo de arqueros al parecer. Eleva uno de sus dedos y con poco esfuerzo logra que Eliza deje de parecer una estatua, me hubiera parecido de maravilla si se hubiera quedado como estaba.

Eliza gruñe—. ¡Claro! Todo es culpa de Eliza —golpea el suelo con su pie—. Pero cuando Leander va por ahí a matar a quien se le ponga al frente ¡NO DICES NADA!

—Te equivocas —llamo su atención, me pongo el gorro de la capucha y coloco mi espalda sobre la pared contraria—. No te he matado aún —señalo con obviedad, ésta pone los ojos en blanco y se traga un insulto que solo me hubiera hecho reír.

—Es que no me has dejado terminar hermana —Lillai se cruza de brazos—. Quiero que sigamos sin interrupciones como la que ha acabado de suceder —me penetra con sus ojos claros, yo consumo los colores reflejados en sus iris con gusto—. Y también quiero seguir sin asesinatos.

—No puedes asegurar que haya matado a alguien si ni siquiera los ves caer muertos.

—Tengo suficiente con escuchar los disparos y saber que eres lo suficientemente ágil como para no fallar un tiro —se aleja de la pared—. Y jamás fallarías uno, lastimaría mucho tu ego.

Eliza nos interrumpe—: Bien ya, creo que hemos entendido ¿No Leander? —ignoro su comentario, ella bufa. La veo de reojo y analizo su expresión corporal, Eliza nunca admite su derrota o errores. Si no me equivoco, la pequeña criatura del demonio está celosa, le causa poca gracia que Lillai esté de mi lado la mayoría de veces... O tal vez sea algo aún más interesante, algo que hace que me muerda la lengua para evitar mostrar mi evidente descubrimiento.

Me acerco a Lillai, la cercanía es peligrosa. No para mí, sino para ella. Sus pupilas se expanden y aparta ligeramente su mirada, aunque nuestros cuerpos no se toquen puedo sentir su energía contra la mía, oler el aroma que desprende su pálida piel—. ¿Nos vamos? ¿No necesitas más tiempo para hablar sobre las estúpidas acciones de tu hermanita? —la fuerza magnética de mis ojos hacen que me mire de nuevo, aprieto ligeramente la quijada esperando la respuesta que yo quiero escuchar.

—¿Fue una orden? —mi quijada se relaja y mi piel se ensancha para formar una sonrisa cínica. El lado inadaptado de Lillai sale a la luz más rápido de lo que pensé—: Bien vamos... —comienza a caminar, su hombro roza el mío ligeramente y me deja atrás.

Si, sigo trabajando en ella, pero aún tengo muchas cosas pendientes... Saco de mi bolsillo un afilado cuchillo que he usado hoy para asesinar a unos cuantos bastardos—. Lillai —me giro y lo lanzo hacia la bruja, mis sentidos se agudizan cuando ésta se gira con fuerza; atrapa con éxito el cuchillo. El objeto flota en el aire, pero no dura mucho ya que ahora es ella quien lanza el filo hacia mi. La diferencia es que yo lo atrapo sin magia. Sostengo la daga con fuerza entre mi palma, siento la sangre tibia comenzar a caer, la sensación no borra la sonrisa; solo la agranda más. Buena chica, quiero decirle cuando veo su rostro determinado. Hace unos meses atrás no hubiera lanzado el arma de esa manera y menos pensando que la daga podría matarme. Guardo el cuchillo y ésta no tiene que moverse de su lugar para sanarme la herida.

Niega con la cabeza, quiere acercarse para limpiar la sangre pero yo la detengo con mi severa mirada. Tampoco quería que curara la herida causada por la daga, era algo que podía soportar y hubiera creado una nueva cicatriz. Comienzo a caminar y me acerco a las dos—. ¿Podemos seguir? —Eliza se queja, toma a Lillai del brazo y la aleja de mi—. Ya ustedes pueden practicar esta noche cuando lleguemos al prostíbulo ¿Qué les parece?

—Odio cuando lo llamas así —Lillai aparta su mirada, sus mejillas toman un leve tono rosado.

—¿Y entonces cómo quieres que lo llame? —la mira con expectativa—. ¿La iglesia del sexo? —Eliza se gana por mi parte una pequeña carcajada y solo los ojos en blanco de Lillai—. Bien, por lo menos lo intenté —se encoge de hombros y salimos de la bodega para seguir con nuestro camino, el sol ya no pica contra mi piel bronceada y el aire frío de la noche comienza a avecinarse.

Lillai crea un pequeño campo de protección a nuestro alrededor que nos hace invisibles por al menos unos minutos. Aún no puede cambiar nuestro aspecto físico, porque aunque esté practicando y sea más fuerte eso sigue siendo difícil. La invisibilidad sirve por el momento, el prostíbulo no está muy lejos... Mi entrepierna se despierta al pensar que hoy me acostaré con unas cuantas putas y podré deshacerme de la acumulada tensión, suspiro con satisfacción al tan solo pensarlo. 

Dejo que la hechicera y Eliza caminen un paso frente a mí, tomo el momento para observar a Lillai. Su cabello está unos centímetros más largo, mientras que Eliza hace unas semanas atrás ha decidido cortárselo y ahora lo lleva por la mitad de la espalda. En comparación con Eliza, el rostro de Lillai no se ha endurecido y tampoco muestra tantas señales de cansancio como el de su hermana. Es como si Lillai estuviera creciendo como persona, su piel tiene más brillo que antes... Eliza solo luce demacrada.

El prostíbulo de Mark.

Llegamos de noche y justo a tiempo, ya que el campo de invisibilidad se ha agotado. Lillai ha terminado sudando más que Eliza y yo he sido el único de los tres que no ha derramado ni una gota, no las culpo por no tener las mismas capacidades físicas que yo. Observo que Mark le ha hecho unas modificaciones al lugar, el título del prostíbulo ahora está escrito con letras rojas y tiene a una mujer semidesnuda dibujada al lado. Las puertas son vigiladas por dos guardias de seguridad llenos de grasa, estos intimidan a las mujeres a mi lado. Camino con tranquilidad y dejo que el gorro de mi capucha caiga, no será necesario cubrir nuestros rostros gracias a la oscuridad... Además, Mark es un gran amigo mío y se asegurará de que nuestra estadía sea placentera.

—No pueden entrar sin reservación —dice el que tiene un parche en el ojo.

—Leander —digo mi nombre en alto y los empujo a un lado para que me dejen pasar. Los tipos no se atreven a detenerme, saben quien soy y que si se meten conmigo no les vendrá muy bien... Probablemente el amigo sin ojo terminaría con un segundo parche.

—¿Es enserio seguro? —Lillai pregunta sobre la música.

Caminamos por el pasillo iluminado tenuemente por una luz roja—. Estamos más que seguros en este lugar —las paredes de color morado están llenas de cuadros con mujeres exponiendo sus partes favorables y desde aquí el olor a cigarro y marihuana es increíblemente fuerte. Aparto de un manotazo la puerta de madera dejándonos ver el cielo sobre la Tierra. El lugar está lleno de tubos de metal que usan las bailarinas, prostitutas usando poca ropa se balancean de un lado a otro; complaciendo a cada hombre y mujer que se les pongan al frente. No puedo evitar sonreír y mirar todo con más detenimiento—. No podría elegir un mejor lugar para esta noche... —digo para mí mismo.

Destello a Mark sentado en una de las mesas más alejadas del burdel, le indico a Lillai y a Eliza que me sigan y ambas obedecen. Mark, un hombre moreno, con un corte estilo militar, traje entero que deja expuesto un poco su pecho y una sonrisa en donde puedes ver en sus dientes un diamante o dos incrustados, nos ve acercarnos. Cuando estamos frente a la mesa deja a la mujer que estaba toqueteando y nos sonríe mostrándonos sus perlas blancas—. ¿Les puedo ayudar en algo? —ve a las mujeres tras de mi—. ¿La vas a vender? ¿Cuánto quieres por ellas?

—¿Qué no me reconoces? —cuando hablo se coloca de pie de un salto—. Vaya Mark, estaba esperando que me estuvieras ofreciendo un Martini.

—Hijo de tu madre Leander —se acerca a darme un abrazo amistoso, siempre tan lleno de su miel de mierda. Me observa por unos instantes y luego dirige su mirada a la bruja y su hermana terca—. Acompáñame a mi oficina —se vuelve a las mujeres y los otros dos hombres desnutridos que estaban sentados con él—. Regreso en unos minutos muñecas —me mira—. Sígueme por aquí.

Pasamos entre la multitud apestosa de personas, le indico a Lillai que no se separe de mi y que vigile a Eliza porque en cualquier momento ésta se puede desaparecer. La música se cala dentro de mi cabeza, pero no pone mis sentidos menos alerta. Entramos por un pasillo que está iluminado por luces azules y verdes, poco a poco nos alejamos del escándalo y terminamos dentro de la oficina bien iluminada de Mark. Me aseguro de tener mi pistola favorita cerca en caso de una emergencia y observo a la bruja de reojo, una señal para que esté preparada para cualquier traición por parte de Mark. La oficina es amplia, de suelos y paredes blancas. No tiene nada en las paredes y ésta solo está decorada con un simple escritorio y dos sillones blancos, tanta iluminación me está dando migraña.

—¿Hablas tú o quieres que empiece yo? —llamo su atención, ya que sus ojos no dejaban de escanear a Lillai de arriba a abajo. Me siento sobre uno de los elegantes sillones, llenándolo de tierra.

—Creo que ya sé el porqué estás aquí —asiento con la cabeza para que hable—. Tienes todo mi apoyo y seguridad en lo que necesites Leander, te debo este favor gracias a todo lo que has hecho por mi en el pasado carajo —se desata la corbata de su traje y la deja caer con despreocupación sobre el suelo—. Explícame con más detalle ¿Qué los trae por aquí?

Observo bien el lugar y después vuelvo mis ojos a él con intimidación—. He venido a ti ya que eres una de las pocas personas en las cuales confío ahora Mark, quiero que sepas que en el caso de que nos entregues al estúpido Rey o nos vendas al mercado negro caerá todo tu negocio y tu con el ¿Queda claro? —asiente rápidamente, coloca los brazos sobre el escritorio de cristal y entrelaza sus manos. Todos sus movimientos demuestran su nerviosismo—. Bien, dicho esto, necesito que nos otorgues una habitación por lo menos por dos o una noche, no quiero traerte problemas tampoco en el caso de que nos aceptes.

—Sin duda camarada —comienza a rebuscar entre los cajones que permanecen a un lado del escritorio y saca una llave, la desliza por la mesa hasta que queda frente a mi—. Habitación 322, está en el tercer piso —lanza otra llave en caso de que perdamos la primera que nos ha dado—. No se preocupen por la comida yo me encargaré de eso muchacho, ya saben que pueden usar todas las instalaciones del lugar —me mira con picardía—. También puedo recomendarte algunas de las mejores chicas para que puedas deshacerte de todo ese estrés acumulado —mira a Eliza que permanece sentada en el otro sofá y después a Lillai que está de pie detrás de nosotros—. Al menos que —alarga la última vocal—. Quieras una habitación especial si quieres tener...

—No me acuesto con ninguna de ellas —las señalo, veo de reojo como Eliza se tensa al escuchar mis repentinas palabras.

—Entonces... —las mira—. Aún no tengo muchos chicos en la industria, pero puedo llamar a los que se encuentran más cerca del prostíbulo; al menos de que se interesen más por las chicas.

—No gracias —Lillai se niega inmediatamente.

—¡Claro! ¿En dónde están mis modales? —se coloca de pie y se acerca a nosotros—. Mark, mucho gusto.

—Eliza.

—Lillai.

—Fascinante —me coloco de pie—. Que muchachas tan hermosas —vuelve a mirar a Lillai—. Es un placer completo conocer a alguien con tanto poder, permítame ¿Necesita algo en específico? ¿Un cambio de ropa? ¿Un masaje? ¿Una habitación personal? Lo que necesite estoy para servirle... —mira a Eliza—. A ambas —sonríe débilmente al recordar que no solo Lillai está presente en la habitación, si no que nosotros también.

—No, muchas gracias... —escucho por su voz que se encuentra incómoda, la miro. Ella juega con sus manos tras su espalda y mira a Mark con cierto aire de inseguridad.

—Claro claro, bien Leander ya sabes, si quieres tomar algo solo diles que Mark invita. Se les será servida la cena en la habitación ¿Necesitan algo más?

—¿Qué tipo de servicios tiene este lugar? —pregunta Eliza con los ojos abiertos de par en par, su curiosidad está más despierta que mi entrepierna.

—¡Es una maravilla que preguntes! —Mark sonríe como idiota—. Puedo darte un recorrido personal por todo mi establecimiento si deseas, puedes sorprenderte todas las cosas qué hay.

—¿Además de sexo? —pregunta Eliza.

Mark espeta una carcajada que llena la habitación entera—. Si, si.

—Me encantaría el recorrido Mark —Eliza da un pequeño salto sobre su lugar. Lillai cierra uno de sus puños y niega con la cabeza.

—No Eliza, vamos a la habitación después podemos conocer más a fondo todo esto...

—Tranquila señorita Lillai, Eliza está en buenas manos —Mark entrelaza su brazo con el de Eliza. La mocosa sonríe de oreja a oreja como si fuera una niña en un parque de diversiones. La bruja me mira en busca de ayuda, pero yo niego con la cabeza asegurándole que puede ir.

—Toma —le doy la extra llave a Eliza, la niña me sonríe cuando ve mi aprobación. La verdad es que no solo lo hago porque confío en que Mark no será lo suficientemente idiota como para traicionarme, pero también lo hago porque necesito deshacerme de las dos solo por esta noche. Quiero acostarme con muchas prostitutas.

—¡Ah pero Leander! ¿No vienes? —tomo entre mis manos la mochila de Eliza, para de paso, dejarla en nuestra habitación.

—Pueda que baje en unos minutos —digo cortamente—. Quiero ducharme primero.

Mientras hablo con Mark, Lillai toma a Eliza de la mano y le entrega algo, no llego a ver lo que era ya que Mark me interrumpe de nuevo—. Bueno, de todos modos tenemos todo el día de mañana y la noche en el caso de que te quedes más tiempo amigo —me da una palmada en el hombro, vuelve hacia Eliza y Lillai regresa a mi—. Entonces como te estaba comentando Eliza...—ambos salen de la habitación.

—¿Por qué confías tanto en que no nos hará daño? —Lillai pregunta mientras salimos de la habitación y comenzamos a caminar entre los pasillos hasta encontrar las escaleras—. No confío mucho, le he tenido que dar a Eliza un poco de la cabellera de Drako en el caso de que la tenga que buscar —así que eso era lo que le estaba dando...

Suspiro—. ¿Sabes cuantas veces le he salvado el culo a ese imbécil? —la miro seriamente—. Más de mil veces Lillai, si éste nos hace daño o se atreve a hacer cualquier estupidez no dudaré en implantar una bala en su cabeza ¿Y sabes a qué más le teme el cobarde? A la muerte —chasqueo la lengua—. Y si yo digo que estamos bien debes de confiar en mis palabras, yo sé lo que hago.

—Como tu digas entonces... —comenzamos a subir por las escaleras. Mis pasos son pesados, siento el peso de mi cuerpo en cada uno de ellos. Al llegar al segundo piso detengo la velocidad de mi caminar al reconocer a dos hombres, con los que no he hecho muy bien las paces. Ambos hablan en el otro extremo del pasillo mientras se fuman un cigarro. Al ver que en los pasillos hay más iluminación, con brusquedad estampo a Lillai contra la pared haciéndola chillar—. ¿Qué? —le cubro los labios con mi mano para que se calle.

—Esos hombres que ves allí no son mis mejores amigos Lillai, no vayas a usar tu magia porque solo creará un alboroto más el día de hoy y aunque yo siempre esté con el humor de matar a alguien, hoy no quiero perder la oportunidad de tener que dejar este maravilloso escondite para ir en busca de otro—coloco ambas manos al lado de su cabeza y me acerco más a ella, ésta automáticamente se aleja golpeando su cráneo contra la pared—. Me encargaré de ellos más tarde con la ayuda de Mark, pero por el momento necesito que hagas lo que te voy a pedir porque si no, todos nos vamos a la mierda —puedo saborear la poca adrenalina sobre la punta de la lengua, el sabor ácido se expande por mi cuerpo al pensar en las palabras que le diré a Lillai.

La bruja se encoge en su lugar como una rata de laboratorio y me observa con terror. Su mirada va de mi a los hombres que están unos pasos lejos de nosotros, mis ojos se pierden unos segundos en sus labios entreabiertos. Cuando habla regreso a sus ojos—. ¿Qué quieres que haga? —sus palabras son torpes y su respiración irregular.

—Necesitamos ahuyentarlos —lamo mis labios—. Espero que no te moleste que te haga gemir.

—————————————————
*Salta sobre su lugar con emoción*
¡AHHH! Hola 7u7 ¿Cómo están? Yo aquí un poco atrasada con el capítulo de hoy, pero siempre emocionada porque ya quería que lo leyeran....
¿Qué pasará después? 🤔
😏
😟
No me miren a mi, yo no sé nada *se hace la despistada y comienza a alejarse*
¡Los amo y gracias por leer! 🤍 También quería recordarles que me pueden seguir en Instagram, mi usuario es a_cry_babyyy. Estaré subiendo pequeños posts de la historia y consejos de escritura <3
Los espero en el próximo capítulo
🤍

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