(Cambio de narrador)
La veo tumbada encima de mí con esa cara de tranquilidad y sonrío. Es la mejor forma de amanecer que existe en mi vida. He echado de menos su pelo en mi rostro haciéndome recordar el placer que sentí la noche anterior teniéndola en mis brazos y haciendo lo nuestro en la cama. Me siento el Pablo desahogado y enamorado que he sido todo el tiempo con ella. Pero solamente con ella.
- No fue un sueño-. Me dice llevando sus manos a la comisura de mis labios, para rozarlos después.
- Definitivamente, no-. Murmuro. -No veía el momento de hacértelo. Te juro que si no hubieran estado los niños ayer, cuando llegué, te hubiera acorralado en el sofá y te hubiera desnudado enterita-. Confieso.
- Qué raro en ti-. Se ríe. -Yo estaba igual. Necesitaba verte y abrazarte-. En ese momento, nuestra niña, que llora desde la cuna. -Ponte algo de ropa e iré por ella-. Sugiere levantándose de mi cuerpo y quedándose a cuatro patas con una sonrisa. Le beso levantándome de un salto.
- Venga, ve-. Le dejo finalmente y gatea por la cama para llegar al otro lado y alcanzar nuestros pijamas.
Cuando abre la puerta, es Coco la que me vence y me tira al colchón para luego chuparme entero.
Esto es una interrupción de amanecer perfecto digno de mi familia...