Annie y el Misterio del Prínc...

By -luxtomlinson

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La guerra ha comenzado y eso Annie lo tiene muy claro. Tiempos oscuros aproximándose, dejar la niñez atrás, p... More

C A S T
1. ¡¿Qué quien le dio un qué a Annie?!
2. Misión de rescate
3. Hola, razón de mi existencia
4. Te extrañé mucho, lobita.
5. You're the best brother in the world
6. Callejón Diagon
7. La mano de Dumbledore
8. No hace falta que me llame "señor", profesor.
9. Propiedad del Príncipe Mestizo
10. ¿Por qué Harry no puede ser feo?
11. El collar maldito
12. Eres un estúpido Ron
13. Estúpidos filtros de amor
14. ¡No ocupen la sala de menesteres!
15. El mini infarto
16. El bezoar
17. Las clases de aparición
18. Ron fue envenenado
19. El desastroso partido
20. La deducción de Harry
21. Los fantasmas son transparentes
22. Felix sabe lo que hace
23. Sea valiente, profesor
24. Por las miles de veces que pienso en ti
25. Deberían besarse para romper la tensión
26. Dumbledore está muerto
28. El funeral y el final

27. R.A.B

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By -luxtomlinson

Ambos llegaron a la enfermería. Obvios signos de pelea en sus rostros. Al entrar, Harry vio a Neville acostado en una cama cerca de la puerta; al parecer dormía. Ron, Hermione, Luna, Tonks y Sirius se apiñaban alrededor de una cama al fondo de la habitación. Todos se volvieron hacia la puerta. Hermione corrió hasta ellos y los abrazó. Annie no tenía fuerzas de nada.

Sirius corrió también hasta ellos y los apretó en un abrazo.

-¿Están bien?

-Sí. ¿Que pasa con Bill?

Bill tenía tantos cortes y magulladuras que costaba identificarlo. La señora Pomfrey le aplicaba en las heridas un ungüento verde de olor penetrante. 

-¿No puede curarlo con algún encantamiento? -le preguntó a la enfermera.

-Para esto no hay encantamientos. He probado todo lo que sé, pero las mordeduras de hombre lobo son incurables.

-Pero no lo han mordido con luna llena -objetó Ron, que contemplaba el rostro de su hermano como si creyera poder arreglarlo con la fuerza de la mirada-. Greyback no se había transformado, así que Bill no se convertirá en un… en un…

-No, no creo que Bill se convierta en un hombre lobo propiamente dicho -observó Sirius-, pero eso no significa que no exista cierto grado de contaminación. Esas heridas están malditas. Es poco probable que se curen por completo y… Bill podría desarrollar algunos rasgos lobunos a partir de ahora.

-Seguro que a Dumbledore se le ocurre alguna solución -insistió Ron-. ¿Dónde está? Bill peleó contra esos maníacos bajo las órdenes de Dumbledore, así
que el director está en deuda con él, no puede dejarlo en la estacada…

-Dumbledore ha muerto -dijo Annie sintiendo un apretón en su mano de parte de Harry.

-¡No! -Sirius, atónito, miró a Harry con la esperanza de que éste lo desmintiera, pero al ver que se quedaba callado, se desplomó en una silla, al lado de la cama de Bill, y se tapó la cara con ambas manos.

-¿Cómo ha muerto? -susurró Tonks-. ¿Qué ha sucedido?

-Lo mató Snape -declaró Harry-. Yo estaba delante, lo vi con mis propios ojos. Dumbledore y yo fuimos directamente a la torre de Astronomía porque ahí había aparecido la Marca. El no se encontraba bien, estaba muy débil, pero creo que sospechó que nos habían tendido una trampa cuando oyó pasos que subían por la escalera. Entonces me inmovilizó; yo no podía hacer nada, y además llevaba puesta la capa invisible. Luego Malfoy abrió la puerta y lo desarmó. -Hermione se tapó la boca con la mano y Ron soltó un gemido. A Luna le temblaban los labios-. Llegaron más mortífagos, y entonces Snape… Snape… lo mató. Con el Avada Kedavra. -Harry no pudo continuar. La señora Pomfrey rompió a llorar. Nadie le hizo caso excepto Ginny, que susurró:

-¡Chist! ¡Escuche!

La enfermera, con los ojos como platos, tragó saliva y se tapó la boca con la mano. Fuera, en la oscuridad, un fénix cantaba de un modo que Harry no había oído
nunca: era un triste lamento de una belleza sobrecogedora. Y el muchacho sintió, como ya le había ocurrido anteriormente al oír cantar esa ave, que la música estaba dentro de él y no fuera: lo que resonaba por los jardines y entraba por las ventanas del castillo era su propio dolor convertido, mediante magia, en música. Harry no sabía cuánto tiempo habían permanecido escuchando, ni por qué aquel
sonido que tan bien expresaba su desconsuelo reducía un poco el dolor que sentían todos los presentes, pero tuvo la impresión de que había transcurrido una eternidad cuando la puerta de la enfermería volvió a abrirse y entró la profesora McGonagall.
Ella, como los demás, mostraba huellas de la reciente batalla: tenía varios arañazos en la cara y desgarrones en la túnica.

-Molly y Arthur están en camino -anunció, y rompió el hechizo de la música: todos volvieron en sí de golpe, como si salieran de un trance, y, abandonando sus posiciones, miraron de nuevo a Bill, o se frotaron los ojos, o movieron la cabeza-. ¿Qué ha pasado, Harry? Según Hagrid, estabas con el profesor Dumbledore cuando… cuando ha sucedido. Nos ha dicho que el profesor Snape ha participado en…

-Snape mató a Dumbledore -dijo Harry. La profesora lo miró fijamente y se tambaleó como si fuera a desmayarse. La señora Pomfrey, que ya se había serenado un poco, se adelantó e hizo aparecer una silla que colocó detrás de la profesora McGonagall.

-Snape -repitió ésta con un hilo de voz, y se dejó caer en la silla-. Todos nos preguntábamos… Pero él confiaba… En todo momento confió… ¡Snape!… No puedo creerlo…

-Snape era un experto oclumántico -intervino Sirius con una voz más áspera de lo habitual-. Eso ya lo sabíamos.

-¡Pero Dumbledore nos juró que estaba en nuestro bando! -susurró Tonks-. Siempre pensé que el director sabía algo sobre Snape que nosotros ignorábamos…

-Sí, siempre insinuó que tenía un motivo irrefutable para confiar en él -musitó McGonagall mientras se secaba las lágrimas con un pañuelo con ribete de tela escocesa-. Claro, con el historial que tenía Snape… es lógico que la gente se hiciera preguntas. Pero Dumbledore me aseguró de manera muy explícita que el arrepentimiento de Snape era absolutamente sincero… ¡No quería oír ni una palabra contra él!

-Me encantaría saber qué le contó Snape para convencerlo -terció Tonks.

-Yo lo sé -dijo Harry, y todos se quedaron mirándolo-. Snape le proporcionó a Voldemort la información que provocó que éste emprendiera la búsqueda de mis
padres. Pero Snape le dijo a Dumbledore que no se había dado cuenta de lo que había hecho, que se arrepentía profundamente de haberlo dicho y que lamentaba que mis padres hubieran muerto.

-¿Y se lo creyó? -se extrañó Sirius-. ¿Dumbledore se creyó que Snape lamentaba que James hubiera muerto? Pero si lo odiaba…

-Y tampoco creía que mi madre valiera un pimiento -añadió Harry-, porque ella era hija de muggles… La llamaba «sangre sucia».

Annie dejó caer su cabeza en el hombro de Harry. Se sentía fatal.

Las puertas de la enfermería se abrieron de golpe y todos se sobresaltaron: los señores Weasley entraron en la sala precipitadamente, seguidos de Fleur, cuyo hermoso rostro estaba crispado por el pánico.

-Molly… Arthur… -dijo la profesora McGonagall; se levantó de un brinco y corrió a saludarlos-. Lo siento tanto…

-Bill -susurró la señora Weasley, y pasó por delante de la profesora, pues acababa de ver la maltrecha cara de su hijo-. ¡Oh, Bill!

Sirius y Tonks se levantaron y se apartaron para que los Weasley pudieran acercarse más a la cama. La madre de Bill se inclinó sobre su hijo y le besó la ensangrentada frente.

-¿Dices que lo atacó Greyback? -le preguntó el señor Weasley a la profesora McGonagall-. Pero ¿no se había transformado? ¿Y entonces? ¿Qué le va a pasar a Bill?

-Todavía no lo sabemos -respondió ella, y miró a Sirius con gesto de impotencia.

-Seguramente tendrá alguna secuela, Arthur -dijo Sirius-. Es un caso muy raro, posiblemente el único… No sabemos cómo se comportará cuando despierte…

La señora Weasley le quitó el apestoso ungüento de las manos a la señora Pomfrey y empezó a aplicárselo a Bill en las heridas.

-¿Y Dumbledore? -preguntó su marido-. Minerva, ¿es verdad que está…?

La profesora asintió.

-Muerto… Dumbledore… -susurró el señor Weasley, pero su esposa sólo tenía ojos para su hijo mayor. La señora Weasley rompió a sollozar y sus lágrimas cayeron sobre el mutilado rostro de Bill.

-Ya sé que no importa el aspecto que tenga… Eso no es… lo más…
importante… Pero era un chico tan guapo… Siempre fue muy guapo. ¡Mira que pasarle esto precisamente ahora que iba a casarse!

-¿Se puede sabeg qué significa eso? -saltó Fleur-. ¿Qué quiegue decig «iba» a casagse?

La señora Weasley la miró con los ojos anegados en lágrimas y gesto de asombro.

-Pues… nada, que…

-¿Cree que Bill ya no quegá casagse conmigo? -inquirió Fleur-. ¿Piensa que pog culpa de esas mogdedugas dejagá de amagme?

-No, yo no he dicho eso…

-¡Pues se equivoca! -gritó Fleur. Se irguió cuan alta era y se apartó la larga melena plateadaz. Paga que Bill no me quisiega haguía falta algo más que un hombgue lobo!

-Sí, claro que sí -dijo la señora Weasley-, pero pensé que quizá… dado el estado en que… en que…

-¿Creyó que no queguía casagme con él? ¿O quizá confiaba en que no quisiega casagme con él? -replicó Fleur; estaba tan enfadada que le temblaban las aletas de la nariz-. ¿Qué más da el aspecto que tenga? ¡Me paguece que tenemos de sobga con mi belleza! ¡Lo único que demuestgan esas cicatguices es la gan valentía de mi futugo maguido! ¡Y déme eso! ¡Ya lo hago yo! -añadió con fiereza al tiempo que apartaba a la señora Weasley de un empujón y le quitaba el ungüento de las manos. La madre de los Weasley tropezó, chocó contra su marido y se quedó mirando cómo Fleur le curaba las heridas a Bill con una expresión muy extraña. Nadie decía nada; Annie no se atrevía ni a moverse. Como todos los demás, esperaba que la señora Weasley estallara.

-Nuestra tía abuela Muriel -dijo la mujer tras una larga pausa- tiene una diadema preciosa, hecha por duendes, y estoy segura de que lograré que te la preste para la boda. Muriel quiere mucho a Bill ¿sabes?, y a ti te quedará muy bonita, con el pelo que tienes.

-Gacias -dijo Fleur fríamente-. Será un placer.

Y de repente ambas se abrazaron llorando. Annie sonrió y rodeó a Harry con un brazo. El azabache le devolvió el abrazo. En ese momento, Hagrid entró a la enfermería.

Tenía la frente empapada y los ojos hinchados; lloraba desconsolado y llevaba un pañuelo de lunares en la mano.

-Ya está… Ya lo he hecho, profesora -dijo entre sollozos-. Me… me lo he llevado. La profesora Sprout ha enviado a los chicos a acostarse. El profesor Flitwick está descansando, pero dice que se pondrá bien en un periquete, y el profesor Slughorn ya ha informado al ministerio.

-Gracias, Hagrid -dijo McGonagall, y se puso en pie-. Tendré que hablar con los del ministerio en cuanto lleguen. Hagrid, por favor, diles a los jefes de las casas (Slughorn puede representar a Slytherin) que quiero verlos en mi despacho de inmediato. Y me gustaría que tú también estuvieras presente.

El guardabosques asintió, se dio la vuelta y salió de la enfermería arrastrando los pies. La profesora se dirigió entonces a Harry:

-Antes de hablar con ellos desearía charlar un momento contigo. Si quieres acompañarme…

Harry suspiró y besó la frente de Annie, para después separarse y seguir a la profesora McGonagall.

Annie se sentó en una de las camas de la enfermería y suspiró. Estaba agotada. Las puertas se abrieron una vez más. Theo, Blaise y Daphne entraron.

Theo se apresuró a ir hasta Hermione, rodeándola y murmurando sobre su cabello. Habían creado una burbuja de la que nadie los iba a sacar.

Ron se apresuró hasta ir con Daphne e igualmente la rodeó con sus brazos.

-Genial, estoy solo.

Annie soltó una risita.

-Ven acá, Blaise.

El moreno se apresuró a ir hasta la castaña y se abrazaron, aliviados de estar todos completos.

(...)

Annie subió hasta la habitación de los chicos. Sabía que Harry necesitaría todo el apoyo, ahora más que nunca. Ron la acompañó hasta arriba. La castaña se sentó en la cama de Harry, mirando por la ventana. Ron tampoco habló.

Minutos más tarde, Harry entró a la habitación. No parecía sorprendido de verlos ahí. Se acercó a su cama, sentándose junto a Annie.

-Están hablando de cerrar el colegio -apuntó Harry.

-Sirius nos lo dijo -comentó Annie. Se hizo otro silencio.

-¿Encontraron otro horrocrux? -preguntó Ron.

Harry negó con la cabeza. Todo lo que había sucedido alrededor del lago negro parecía una remota pesadilla. ¿De verdad había ocurrido, y tan sólo unas horas atrás?

-¿No lo encontraron? -preguntó Ron-. ¿No estaba allí?

-No. Alguien se lo llevó y dejó uno falso en su lugar.

-¿Se lo llevaron?

Harry sacó el guardapelo falso de su bolsillo, lo abrió y se lo tendió a Ron. Annie miraba el objeto.

-R.A.B. -susurró Ron-. Pero ¿quién era?

-No lo sé.

Annie al ver que no dirían nada más, recostó a Harry junto a ella. El azabache se acurrucó a su lado, con su rostro en su cuello.

Ron les dio una última mirada y salió de la habitación, dándoles privacidad. Y fue cuando Annie sintió las lágrimas de Harry cayendo sobre su piel.




pENÚLTIMO CAPÍTULO

Sigo en mood AAAAAA

Maratón 6|?

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