Alex [En proceso].

By LaQueComentaTodo

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Mismo mundo, plano equivocado. Mismo lugar, pero muy distinto al real... ¿Tienes una idea de... More

Prólogo.
Capítulo 1 ✔
Capítulo 2 ✔
Capítulo 3 ✔
Capítulo 4 ✔
Capítulo 5 ✔
Capítulo 6
Capítulo 7

Capítulo 8

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By LaQueComentaTodo

8|La teoría p2.

Mamá, hemos vuelto.

Parecía que no había nadie en casa, pues ninguna voz respondió el llamado. Alex frotó sus manos y se quitó el abrigo de encima dejándolo sobre el perchero de madera justo a un lado de la puerta de entrada.

Los cuatro ingresamos a casa, Justin en último puesto cerrando la puerta detrás de él. De inmediato se quitó la chamarra que Alex le prestó y de igual manera la dejó colgada a un lado del abrigo oscuro del perchero.

—¿Mamá?

—Creo que no está —mencionó Dylan quitando de sus hombros su mochila y depositandola en uno de los sillones de la sala de estar —. De estarlo ella ya habría...

—Hey, chicos, llegaron.

Una figura humana salió por el pasillo dejando en vista un gran mandil rodeando su delgado cuerpo.

—Por eso decía que Cris si estaba, solo tardaba en aparecer  —dijo Dylan encogiéndose de hombros al ver la sonrisa plasmada en el rostro de la madre.

Cris llegó a nuestro encuentro, de entrada mirándonos a los tres que permanecemos de pie frente a ella. Luego de mirarnos se percató de la voz del cuarto, al ella girar su vista y detallar el cabello rubio y el delgado cuerpo que yacía en uno de los sofás de su hogar, su sonrisa creció. Esa sonrisa que conocía tan bien que incluso a kilómetros podría ver las intenciones que había en ellas.

—¿Dylan?

La rubia se levantó del sofá y fue a su encuentro.

—Hola, Cris —respondió ella devolviendole la sonrisa —. Que guapa se ve hoy.

—Gracias —respondió riendo.

Ambas se abrazaron en forma de saludo.

—¿Qué te trae por acá? —Cris cuestionó alejándose para poder hablar mejor con la chica de su frente.

—Usted verá —contestó Dylan —. Tenía muchas ganas de verla, y como su hijo nunca me invita a venir, no me quedó de otra más que invitarme yo sola.

—Mira, que sacrificada —respondió Alex.

—Que mal educado eres, Alex —contestó Cris con desaprobación —. Yo no eduqué así a mi hijo.

Alex blanqueó los ojos con aburrimiento y se adentró por el pasillo.

—Oh, es verdad —la mujer continuó —, es bueno tenerlos ya aquí —mencionó ella ahora dirigiendo sus palabras hacia mí —, tu habitación ya está lista, sigueme.

Su cuerpo giró en su propio eje y a pesar de solo habermelo dicho a mi los tres restantes le seguimos el paso.

Pensando que las recámaras estarían en la segunda planta, nuestros pasos pasaron de largo de las escaleras. A pesar de ser mi misma casa pero de otro universo, no recordaba en lo absoluto haber tenido más habitaciones. Y me pareció increíble el hecho de que ni con tantos años viviendo bajo el mismo techo de mi padre, él nunca fue bueno para contarme que mi abuela recibía y alojaba alumnos de intercambio en este mismo suelo. Literalmente tuve que perderme en un universo alterno para poder enterarme de ello.

Luego de dejar dos puertas atrás —las cuales ya no estoy segura de qué haya dentro — nos detubimos.

—No es lo mejor del mundo, pero esto es lo que puedo ofrecerte.

Cris abrió la puerta y entró en la habitación. Luego de ser ella quien ingresó primero Justin se adelantó en seguirle el paso seguido por Dylan dejándome a mi en el final de los puestos.

—Es muy grande esta habitación —dijo el rubio pasando su vista de un lado a otro.

Yo quedé atontada viendo que efectivamente había demasiado espacio en la habitación, incluso la cama lo tenía. No puedía creer que tanto tiempo mis padres me ocultaran esto. Aunque dejando ese pensamiento de lado, lo que más me indignaba era que esa habitación era muchísimo más grande que la mía.

Cuando vuelva a mi mundo definitivamente voy a mudarme al primer piso.

Si es que vuelves.

Cayé a mi conciencia sacudiendo mi cabeza.

—Esta es la habitación que desocupé hoy —mencionó Cris saliendo de la misma —, así que ya está, cada uno de ustedes tienen dónde dormir. Ustedes decidan qué habitación quieren tomar.

Justin pasó por cada rincón contemplando cada mínimo detalle como si fuera tal analista de algún concurso de habitaciones (si es que eso existe) o algo por el estilo.

—Este cuarto es más grande que el otro, no es justo —dijo Justin molesto —, yo pido esta.

—Bueno... —la rubia dio cortos pasos hasta llegar a la entrada. Alzó su mano derecha y con su dedo pulgar apuntó hacia su espalda —. Yo iré a buscar a Alex —no esperó a una respuesta, simplemente dio vuelta y se perdió por el pasillo.

—Alex... —mencionó Cris.

Al escuchar el nombre inmediatamente volteé la mirarla pensando que ella me dirigía su palabra. Evidentemente hablaba de su hijo pero siendo yo, —una persona que su cerebro aún no carburaba a la perfección —, era confuso. Y claro que lo era, aún no me acostumbraba a que me llamaran Alexa. Es solo una "a" luego del "Alex" lo que hacía la diferencia pero entiendanme, toda mi vida me habían llamado así, y, ¿quién no se confundiria siendo la única persona que se llama Alex en la habitación?

—A veces no entiendo a ese muchacho —continuó ella negando con la cabeza —. Supongo que es parte de la transición joven-adulto. Muy bipolares, ustedes —rió —. Dylan es una muchacha muy dulce y simpática, bastante jocosa y socarrona, pero a ser sincera jamás antes una chica de las que Alex me había presentado me ha caído tan bien.

Justin, que se encontrába aún analizando los muebles del lugar no perdió la opotunidad de reír ante el comentario de la madre de Alex.

Claro Cris, sigue alimentando el ego del maldito león ególatra que se encuentra junto a nosotras.

—Yo veo algo especial en Dylan, instinto de madre, supongo  —ella encogió sus hombros sin mucha importancia —. Podría apostar lo que sea a que ellos dos terminarán juntos.

Aquella conversación la habría tomado más a la ligera si no fuera por que Justin se enontraba presente. Él y su señor y estimado amigo ego. Yo sentía que ya no podía soportar más. Sin embargo, Cris parecía no verle el punto final a sus palabras.

—Alex debería de tenerle más consideración a mi futura nuera.

¿Nuera?

Ya, llegué al borde, amigos. Esta chica se retira.

—Así que para tu padre, yo ya soy su yerno, ¿eh?

En el momento en que miro a Justin fue inevitable no irritarme al ver su cara de satisfacción y su sonrisa de lo más descarada que nunca pude haber visto. Se notaba a miles y miles de kilómetros que esa conversación la estaba disfrutando como nunca antes lo había echo con alguna otra.

—¿Ante quién? —Cris se detiene mirando a Justin.

Carajo, Cris sigue aquí.

—Ante...

—Ante mi padre... tu padre —dije rápidamente repitiendo lo que antes Justin digo —. No el suyo, claro. Es una frase de una película que vimos días antes de viajar aquí —intenté explicar con una mentira que me saqué de la manga.

—¿Ah, sí? —mi mirada fue lo único que Justin necesitó para seguirme la corriente —Ah, sí —afirmó él mismo —. Es que Alex... Alexa, ayer me pidió recordar la frase de la película y en este momento justo la recordé.

—Oh —Cris sin preocupaciones giró hacia la puerta pero antes de salir nos lanzó una última mirada —. En díez minutos estará la comida, para que calculen tiempo y vengan al comedor.

Asentimos y ella por consiguiente se retiró.

—Eso estuvo cerca.

—Deberías de controlar tu bocota, Justin.

—Y tú deberías de tener más consideración a tu futuro esposo.

—Deberías callarte —terminé la converzación.

Después de nuestra pequeña discusión ante la poca discreción en las palabras de Cris —cabe destacar que esa decisión no estuvo en mí — , decidimos que la primera habitación sería mía y la segunda sería de Justin.

Minutos después nos encontrabamos sentados en el comedor, todos reunidos, incluyendo a Charlie, el padre de Alex. Su presencia seguía intimidandome, incluso más que la de mi madre en el otro mundo. Todos comemíamos silenciosos, escuchando la plática extraña que tenían ambos padres.

—Mamá —entre tanto silencio la voz de Alex sonó llamando la atención de todos, especialmente de la persona a quien le dirijió sus palabras —. Nosotros tenemos que irnos.

—Pero si no tienen ni una hora que llegaron aquí —ella respondió ceñuda.

—Bueno... es que, tenemos cosas qué hacer.

—¿Cosas qué hacer? —Interroga —¿Qué cosas tienen que hacer un cuarteto de adolescentes en un día que congela hasta los huesos?

Que buena pregunta.

Cosas como ir a una cueva en medio del bosque en búsqueda de un portal y partir hacia otro universo, cosas típicas de cualquier día.

Pff, me pasó dos días atrás.

Literalmente.

—Cosas... —ese fue Alex buscando dar una explicación —, cosas como...

—Estudiar —interrumpió Justin de repente.

Cris lo miró interrogante.

—Sí, estudiar —Dylan lo apoyó —¿Sabía que estudiar nos hace mucho más inteligentes?

—Sí, muuuuy inteligentes.

Ambos rubios complementaban sus respuestas con argumentos muy absurdos. Cris seguía con su mismo semblante, evidentemente no se tragaba la mentira que acaban de montar. Por otro lado estaba Charlie, quien segupia comiendo en silencio con la única diferencia que en su rostro existia un ápice de una sonrisa que se forzaba a ocultar.

—Sí, bueno, chicos —Cris infló su pecho llenándolo de aire —. Les creería su mentira hecha un show, de no ser por que tengo bien claro que el estudio no es un foco de atención para un adolescente como ustedes —ella tomó con sus manos la taza que permanecia frente a ella en la mesa y le dio un sorbo —. Yo también tuve su edad, así que ahora díganme, ¿a dónde se piensan fugar?

Ambos rubios miraron a Alex en busca de ayuda. El chico pelinegro tampoco supo qué hacer, se le notaba en su mirada y nerviosismo. El antes mencionado miró sus manos unos segundos antes de volver a mirar a su madre.

—Ah, nosotr...

El timbre de la casa sonó por todas las paredes interrumpiendo y rompiendo el ambiente tan extraño que estaba formándose.

—Ya voy.

Cris anunció levantándose de su lugar. Caminó a paso seguro directo a la puerta de entrada, misma que abrio tan solo unos centímetros dejando solo a su vista la posibilidad de detallar la persona del otro lado de ella.

—Hola, Cris —la voz es claramente masculina —. Que linda se ve hoy, ¿cómo está?¿se encuentra Alex en casa?

La voz del masculino me dejó en duda. Si esa persona me buscaba a mi... es decir, si esa persona buscaba a mi doble versión masculino, significaba que debia ser amistad mía y teniendo en cuenta el revés de lo que todo era ahí, en definitiva se trataría de una mujer.

Pero, ¿quién?

Bueno, creo que eso era relativamente fácil, teniendo en cuenta que mi larga lista de amistades solo se limitaba a una sola persona, probable y posiblemente se trataba de...

—¡Andy! Que gusto verte de nuevo por acá, anda pasa, debes estar congelandote ahí afuera —Cris se hizo a un lado permitiendo el paso de la persona que permanecía de pie fuera de casa —Alex se encuentra en el comedor.

Inmediatamente solté la cuchara haciendo que un sonido sordo se escuchara por las cuatro paredes que nos rodeaban. Mi boca parecía tocar casi la mesa y mis ojos se abrieron a un nivel que nunca jamás imaginé poder lograrlo.

El chico portador del mismo nombre de mi única amistad entró posicionándose a un costado de Cris permitiendo que ella puediera cerrar la puerta detrás de sí misma.

El cabello del chico era completamente idéntico al castaño que Andy —mi amiga —poseía, teniendo como única diferencia el largo de uno al otro. Andy ya dentro de casa miró hacia abajo y sacudió sus pies en el tapete yaciente en la entrada. Su mismo cabello sedoso meciendose con cada movimiento brusco de sus pies. Su piel tersa contrastaba con su gabardina beige que tanto le gustaba y que solía utilizar.

Ni siendo hombre dejaba atrás su elegancia. Típico de Andy.

El chico dirigió su mirada en nuestra dirección cayendo inmediatamente en la mía. No sé que expresión tenía en mi rostro, pero estoy casi segura que muy lejos de cómica no estaba, esto lo aseguré debido a la inevitable sonrisa que apareció en el rostro de Andy. Esa misma sonrisa se esfumó al instante en que se percató de la presencia de Charlie, en ese justo momento su semblante relajado y poco ivertido cambió a uno más tenso.

—Ah, hola señor... Charlie —su mirada recayó en Dylan —, hola Dylan —continuó —, Alex y... ¿amigos?

Andy volvió a mirar mi rostro y de no ser por Justin que pellizco mi pierna con fuerza brutal, salí de mi estado congelado. Lo más probable es que seguiría pasmada ante la imagen del chico de pie si él no lo huiera hecho.

—Yo... no sabía que estarías ocupado —explicó Andy dirigiéndose a Alex —. Recordé que en una de nuestras pláticas habías mencionado algo sobre que no llevabas tu proyecto muy bien —el proyecto, carajo —. Y quise venir a ayudarte, pero creo que no fue el mejor momento, así que yo... volveré, ammm... luego y...

—No —respondió Dylan de inmediato al ver la intenciones de Andy al querer retirarse —. Eso era justo lo que íbamos a hacer, ¿no es así chicos?

La mirada de la rubia pasó por la de cada uno de nosotros esperando a que le siguieramos el juego que momentos antes había iniciado ya.

—Oh sí, estudiar, sí —Justin asintió en varias ocasiones, bastantes a decir verdad.

—¿Lo ves, Cris? —la rubia llevó una de sus manos al pecho —. Nos juzgaste como unos locos.

—Pues aún sigo creyendo que los adolescentes están locos —respondió entre risas.

—¿Debería tomarlo como un cumplido? —la chica replicó enarcando una de sus rubias cejas.

Ella no obtuvo respuesta más que otra risa por parte de la madre.

—¿Por qué no te quedas, Andy?

—No, yo...

—Quedate a comer.

—Ya comí, pero de igual manera muchas gracias.

—Andy, vamos —Dylan lo animó —, iremos a avanzar el proyecto, ¿no es así, Alex?

Ella codeó a Alex para que por fin se dignara a decir alguna palabra. El pelinegro sin opción alguna no le quedó más que obligar a Andy a quedarse.

🍪

—Y... ¿qué haremos ahora?

Luego de terminar de comer todos nos dirigimos a lo que ahora era mi habitación. Obviamente sin la compañía de ambos padres, claro.

—Necesitamos salir de alguna manera —contestó Dylan a la pregunta de Justin.

—¿Salir? —respondió un Andy confundido —¿No iban a estudiar?

—Puff, claro que no —contestó Dylan al instante —. Necesitamos salir de aquí y...

—Y ya, eso es todo lo que tenemos qué hacer —cortó Alex antes de que a Dylan se le ocurriera revelar el objetivo de nuestra huida.

Andy nos miró con sus cejas enarcadas por el extraño comportamiento que todos manteníamos. Algo me decía que él ya sentía cierta desconfianza, principalmente por mi presencia y la de Justin, pues eramos dos personas que él jamás había visto en su vida.

—¿Qué carajos pretenden hacer? —el castaño se dirigió a Alex, mismo quien le devolvió la mirada al instante.

Conozcía su mirada. Solía contarle todo, —o la mayoría de lo que me pasaba— a Andy, por ende, Alex también debía de hacerlo, así que la actitud que el castaño mostraba era claramente por que estaba esperando una explicación de quién carajos son las dos personas desconocidas en la habitación.

También por el echo de que por lo general o como ley universal, debes presentar a tus invitados.

—Andy, te explicaré luego, pero nosotros necesitamos hacer algo importante —soltó Alex de manera lenta y pausada —. Ellos son amigos nuestros, llegaron aquí desde...

—Finlandia —ayudó Justin luego de ver que Alex estaba sufriendo por recordar dichoso país.

—Desde Finlandia —concluyó el pelinegro brindandole una sonrisa a Justin por la ayuda —. Son estudiantes de intercambio.

—¿Finlandia? —cuestionó Andy —¿Ustedes son finlandeses?

—Así es mi estimada, Andy.

Codeo a Justin luego de escuchar el grave error que cometió.

—¿Estimada? —respondió el otro chico con sus cejas casi a punto de tocarse.

—Ah... estimado, Andy, quise decir —Justin corrigió cerrando fuertemente los ojos.

—¿Cómo sabes mi nombre? —volvió a cuestionar Andy con desconfianza.

—Por que te conozco desde hace mucho tie... —Justin paró y por cuenta propia pareceió percatarse de que su bocota se encotraba a punto de hacer de las suyas de nuevo —. Desde hace muchos minutos, sí... Bueno, voy al baño —. Terminó dando la vuelta y marchandose de la habitación.

—¿Ok...? —Dylan miró al rubio hasta que desapareció de nuestras vistas —. Entonces, ¿usaremos a Andy?

—¿Usarme?

—Fuiste nuestra luz en la tormenta oscura. No nos culpes, culpate a ti por venir en el momento menos indicado.

—Que sea el momento menos indicado creo que me ha quedado bastante claro.

—Iré a hablar con mi madre —Alex caminó hacia la entrada de la habitación y se detuvo justo ahí —Le diré que iremos al refugio a adelantar el supuesto proyecto.

—Proyecto que por cierto no llevamos nada —le dije riendo.

Ustedes saben, reír para no llorar.

—Y no es refugio, es una casa del árbol —corrigió Andy.

—Cisi dil irbil, como sea —Alex se marchó dejándonos solos.

Dylan tomó lugar en el suelo y estando cómoda tamborileo sus dedos en el mismo moviendo su cabeza al ritmo de ellos.

—Y... ¿qué me cuentan? —preguntó ella rompiendo el silencio que se formó luego de quedar enserrados solos.

—No sabía que tú y Alex estaban juntos —se aprontó a responder Andy —. Lo sospechaba pero nunca me lo dijo como tal.

—Puff, ni en mis sueños Alex se digna a mirarme.

Observé la cara de la chica sentada en el suelo. Ella miraba sus dedos moviéndose aún con ritmo, la expresión de su rostro triste luego de su última frase. Hsizo una mueca extraña, llenó su pecho de aire y lo soltó de forma cansada. Se notaba... dolida. ¿Así se veía Justin cuando tocamos algo sobre este tema?

El susodicho entró de nuevo a la habitación y se quedó quieto en el momento en que vio a la rubia en el suelo.

—¿Qué hace este perro abandonado tirado en el suelo?

Dylan le lanzó una mirada despresiativa desde su lugar.

—Recuerda que este perro abandonado es idéntico a ti.

—¿Son familiares algo por el estilo? —preguntó Andy intercalando miradas de uno a otro. Justin y Dylan se miraron el uno al otro sin saber qué decir. Por supuesto que Andy lo notó así que se apresuró a explicar —. No lo digo por sacar platica, solo es que ambos me son muy parecidos y...

—Vamos chicos.

Alex asomó su rostro por la puerta haciendo un ademán para que lo siguieramos.

—¿Cómo hiciste para que tu madre nos dejara ir? —preguntó Dylan ya una vez todos estabamos abrigados y fuera de casa.

—Solo le comenté que iríamos al refugio a estudiar con ayuda de Andy, eso fue todo.

—¿Y no irán a estudiar? —cuestionó el castaño directo a Alex.

—No, gracias por tu ayuda, ya puedes irte a tu casa —respondió Dylan dándole unas palmaditas en la espalda.

—¿A mi casa? —preguntó incrédulo —. Pero ni siquiera me han dicho ni dado una pista de qué es lo que van a hacer.

—Es nuestro asunto.

Andy enrcó una ceja estando inconforme con la respuesta de la chica.

—¿Su asunto? Ustedes acaban de usarme para su propio beneficio, creo que tengo derecho a saber por lo menos a dónde van.

El chico se cruzó de brazos aún con su ceja bien inclinada hacia el cielo. Alex se giró en su dirección y sueltó aire por su boca dejando ver el vaho ocasionado por el frío del ambiente.

—Andy —comienzó —. ¿Recuerdas la cueva que te mencioné hace unos días?

—¿Cuando te dije que correría si me llegaba a encontrar alguna?

—Sí, esa.

El asientió dos veces antes de agrandar sus ojos y descruzar sus brazos del pecho.

—No, ¿van a buscar alguna?¿En el bosque?¿Están locos o que?

—Oye, calmado —comentó Dylan —. Una pregunta a la vez.

—¿Para qué querrían ustedes ir a una cueva en medio de un bosque?

—Haremos un ritual —respondió Justin encogiéndose de hombros.

—¿Qué carajos...?

—Ya anda, regresa a casa —Dylan volvió a dar palmaditas en su espalda provocando que Andy se alejara un paso de ella.

—No, voy a acompañarlos.

—¿Nos acompañaras a hacer el ritual? —preguntó Justin con falso asombro —. Bien, ya tenemos la ofrenda.

Blanqueo los ojos ante su comentario.

—Ya basta, solo iremos a investigar, eso es todo —expliqué.

—Pues los acompaño.

Luego de intentos fallidos por parte de Dylan para que Andy se retirara, terminamos siendo cinco nuevamente en el trayecto.

El camino no estuvo del todo silencioso. El castaño hacia preguntas muy frecuentes y constantes, como: ¿por qué van ahí?¿para qué?¿dónde está?¿es muy lejos? Y muchas más, a las cuales sí no era Alex que con paciencia las contestaba, era Dylan la que se encargaba en responder de forma rápida y cortante.

—Es aquí.

Todos nos detuvimos justo donde todo comenzó. Frente a esa misma cueva oscura en la que nuestro mundo fue sustituido por otro completamente diferente.

Estar frente a ella sigue causandome esa misma sensación tétrica y escalofriante que la primera vez, ese día que caí de la colina y terminé tirada frente a ella en medio de la lluvia.

Una corriente de viento recorrió todos los árboles pasando por nuestra estancia causandome a demás de un escalofrío de nervios, uno de frío por el congelado clima.

—Creo que va a nevar —comentó Alex temblando y abrazándose a sí mismo.

—Debemos apurarnos —Justin tomó de mi mano apresurandose a entrar.

—¿Qué van a hacer? No van a entrar ahí, ¿verdad? —se aprontó Andy a preguntar.

—Oh, es verdad —Justin volteó y estiró su mano hacia Andy —. Se nos olvidaba la ofrenda.

—Ni estando loco o borracho yo entraría a esa cueva —replicó el castaño retrocediendo un paso.

—Querías acompañarnos, ¿no? —la rubia lo miró haciendo un ademán con su mano como si le estuviera cediendo el paso a entrar a la susodicha cueva —. Los caballeros primero.

—Bueno, ya no perdamos más tiempo —froté mis brazos en un intento fallido de obtener calor. —. Esto cada vez se pone más helado.

—Bien —Alex aún con sus brazos abrazando su cuerpo se dirigió a mí —¿Traes todas tus cosas en tu mochila?

Yo intenté repasar en mi memoria si lo que alguna vez saqué en estos últimos días lo volví a meter dentro de la mochila tal y como debía ser. Asentí apretando las correas de la mochila puesta en mi espalda segura de que mi memoria no me fallaba.

—Bueno, entonces vayan con Dios —Dylan nos dio la bendición y con sus manos nos hizo señas para que ya nos alejaramos.

—¿Con Dios? ¿Ustedes creen que Dios está ahí? —Andy dijo incrédulo —. Aunque no los conozco y ni siquiera sé cuales son sus nombres, creo que lo más recomendable es que no entren ahí.

—Ellos van a estar bien, ya calla. —Dylan se dio la vuelta y se sientó en un tronco cercano.

—Fue un gusto conocer a mi doble. Oh, le dan las gracias a Cris de mi parte —mencionó Justin antes de irnos —. Es una muy buena persona... y coff suegra coff—eso último lo susurró para que solo yo lo pueda escuchar.

Idiota.

—Adiós —ambos nos despedimos haciendo ademanes de despedida mientras nos alejabamos de ellos y nos adentrabamos en la oscuridad de la cueva.

Escuché a Andy cuestionarle algo a Alex. Dylan por otro lado le respondía cosas que ya no logré entender por nuestra lejanía. Nuestros pasos resonaban en el suelo con mucho eco, cada mínimo movimiento,  nuestra respiración, hasta podría jurar que nuestros parpadeos podía escucharlos.

—Ya no veo nada.

—Pues prende la linterna de tu teléfono —le respondí al Justin de mi lado.

—Si claro, ahorita saco mi teléfono que se quedó encerrado en el casillero de la escuela junto mi mochila en el otro universo.

—¿Quién deja su teléfono en el casillero? —cuestioné.

—Deja de preguntar y saca tu teléfono.

A regañadientes me quité la mochila y la abrí tratando de tocar todo y dar con mi teléfono celular. Una vez que creí tenerlo en mis manos lo encendí y la pantalla brilló de una forma cegadora.

—Tiene dos por ciento de batería —le dije preocupada.

—Maldición Alex, ¿no pudiste haberlo cargado antes de venir?

—Es Alexa.

—¿Eso qué importa? Alex ni siquiera está ya aquí con nosotros.

Apurados comenzamos a caminar. No. A correr antes de que la batería de mi teléfono quedara en cero. Cosa que efectivamente pasó minutos después. Nos quedamos a oscuras otra vez.

—Si hubieras cargado tu teléfono, esto no hubiera pasado —el rubio me regañó.

—Pues si alguien no se hubiera tropezado y caído a medio camino no hubiéramos perdido tanto tiempo.

—No es mi culpa que no sepas aluzar bien.

No tenía caso que siguiéramos peleando por algo tonto como lo anterior, dimos por conclusión de que debíamos seguir a delante sin ayuda de iluminación. Debíamos de ser cuidadosos al caminar, intentar seguir en línea recta sin desviarnos por algún otro túnel que pudiéramos encontrar.

Los nervios empezaron a consumirme.
¿Y si encontrábamos algo aquí dentro y nos hacia daño? ¿Y si volvía a temblar y quedamos encerrados aquí de por vida? ¿Y si nos perdemos?. Lo que realmente perseguía mi cabeza todo el tiempo era... ¿Realmente encontraríamos el regreso a casa?

—¿Soy yo o el oxígeno aquí cada vez es menos? —preguntó Justin... o Dylan a mi lado con su respiración agitada —. Me está costando mucho respirar.

Eso anterior me trajo en recuerdos a los sueños que estos últimos días había tenido. Como un deja vú. Comencé a sentir miedo, ¿y s lo que soñaba era una predicción del futuro?¿nos quedaríamos encerrados ahí y jamás volveríamos a salir?

—No lo sé, creo que...

No sabía si alucinaba o realmente estaba viendo bien. Sonará cómico al decir que cuando alguien ve una luz la mayoría de las personas te recomiendan no ir hacia ella, o de lo contrario estarías yendo a tu propia muerte. Pero, ¿y si la luz que veía era nuestro regreso? No creo que estuviéramos muertos, ¿o sí?

—¿Ves lo mismo que yo? —preguntó el chico de mi lado, así confirmando lo que anteriormente yo me preguntaba.

Apurados comenzamos a caminar hacia la luz que cada vez se hace más grande conforme nos acercamos. Poco a poco mi vista se fue acoplando a todo. Por la iluminación ya comencé a ver las rocas dentro de la cueva, los árboles a la lejanía y mis esperanzas por que toda la normalidad esté de nuevo en mi vida.

Ver a mis padres, abrazarlos y decirles cuánto los quiero.

—¿Salimos?... ¡Salimos! —gritó Justin alzando las manos con emoción.

Su sonrisa realmente era contagiosa. Ambos nos miramos y nos abrazamos. Él me sostuvo fuertemente enterrando su cabeza entre mi hombro y mi cuello. Puedo escuchar su respiración agitada e incluso su corazón que palpitaba tan rápido como el mío.

—Te dije que lo haríamos —mencionó él tomando mi rostro con ambas de sus manos para que puediera mirarlo.

Sus ojos irradiaban felicidad, tanta que era contagiosa. 

Estaba a punto de contestar en el momento en que visualicé una cabellera oscura entre los árboles.

Alex, Dylan e incluso  Andy salieron entre los troncos.

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