Mundos Paralelos

By IzunaKamikaze

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El entrenamiento con Killer Bee no ha tenido exito. Pero Naruto siempre cumple sus promesas. el mundo ninja a... More

Capítulo 1
Capítulo 2
Capítulo 3
Capítulo 4
Capítulo 5
Capítulo 6
Capítulo 7
Capítulo 8
Capítulo 9
Capítulo 10
Capítulo 11
Capítulo 12
Capítulo 13
Capítulo 14
Capítulo 15
Capítulo 16
Capítulo 17
Capítulo 18
Capítulo 19
Capítulo 20
Capítulo 21
Capítulo 22
Capítulo 23
Capítulo 24
Capítulo 25
Capítulo 26
Capítulo 27
Capítulo 29
Capítulo 30
Capítulo 31
Capítulo 32
Capítulo 33
Capítulo 34
Capítulo 35
Capítulo 36
Capítulo 37
Capítulo 38
Capítulo 39
Capítulo 40
Capítulo 41
Capítulo 42
Capítulo 43
Capítulo 44
Capítulo 45
Capítulo 46
Capítulo 47
Capítulo 48
Capítulo 49
Capítulo 50
Capítulo 51
Capítulo 52

Capítulo 28

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By IzunaKamikaze

A Pesar de que Sakura cortó camino entre los bosques para regresar antes al campamento. No pudo evitar delatarse al regresar sin la leña que "supuestamente" había ido a buscar. Al rato Naruto y Shigure regresaron con la cena. Mientras se esperaba con impaciencia por la cocción del ciervo vigilado por Yuri. Los papeles se invirtieron en la pareja. Sakura se sentó junto al rubio. Intentando entre susurros, sacarle su opinión sobre la Mizukage y Shigure. Seguidamente le consultó sobre el entrenamiento que le tocaría realizar. Finalmente, lo perdonó por lo que supuestamente había hecho. Sin embargo todos los intentos de Sakura, encontraron igual respuesta en Naruto. Sentado de piernas cruzadas y ojos cerrados. Silencio sepulcral. Naruto conversaba con el Kyuubi en su interior sobre formas de entrenamiento para el futuro. Sin siquiera proponérselo, si bien podía esperarse respuesta similar, le estaba pagando con la misma moneda. Sakura estaba en una encrucijada. ¿Cómo admitir que se había equivocado? ¿Cómo hacerlo, cuando lo había descubierto espiándolos? ¿Tenía real derecho a golpearlo como lo hizo?

La Mizukage le dedicaba picaras miradas al Shinobi rubio. Sakura enloquecía de celos de solo verla. El fuego de los leños y las penumbras adornaban un duelo callado de miradas fugaces. Naruto no era parte de esto. Pero era ciertamente una especie de "premio" para la ganadora. Lo que más irritaba a Sakura era la certeza de que la Mizukage pensaba en ella, como se piensa en un estorbo.

Naruto se pasó todo el trayecto del día siguiente, en completo silencio. Sakura intentó por todos los medios restablecer el dialogo. Incluso Yuri, se dispuso ayudarla. Pero el rubio parecía sordo a cualquier comentario. Luego de todo un día de viaje. El grupo arribó a la aldea de las olas. El puente de "Naruto" había incrementado fuertemente el comercio de esa aldea. El lugar era mucho más grande desde la última visita de Naruto y el antiguo equipo 7.

Alquilaron habitaciones en un pequeño hotel. Para que no se repitieran viejos acontecimientos. Cada uno obtuvo una habitación separada. Como consecuencia de la creciente tensión que reinaba entre Naruto y Sakura, la Mizukage no cabía de felicidad. Una vez más apelaría al Sake para dejar el camino libre a un ataque "nocturno". El muchacho era atractivo. Y no se le había tirado encima como casi todos los hombres que anteriormente había dominado. Lo cual lo convertía a los ojos de la mujer, en alguien aún más apetecible. En tanto Shigure se mantenía al margen de todas estas disputas. Había olvidado la "ofensa" de ser descubierta por el rubio en Konoha. Ahora sentía camaradería hacia Naruto. Aunque se moría de curiosidad por saber, que tan poderoso era. Después de todo, ser nombrado Sannin de la hoja era para muy pocos ciertamente.

El grupo decidió pasar la noche en la aldea. El plan era esperar la mañana para tomar un barco directo hacia país del agua. La Mizukage tomó del brazo a Naruto y le pidió que la acompañara a recorrer una pequeña feria que se situaba casualmente, en el centro del pueblo. Sakura se enrojeció de furia. Quería darle otro puñetazo por dejarse agarrar del brazo por la pelirroja. Pero Yuri también le rogó a Naruto recorrer la feria. La peliazul daba saltitos alrededor de Naruto pidiéndole algún peluche de los juegos o una "manzana acaramelada". Era como si fueran padre e hija. Sakura sonrió complacida de que la Mizukage no pudiera sacarse de encima a Yuri. La pelirroja le lanzó un par de puñetazos cuando Yuri repitió a viva voz lo de "viejita". Yuri los esquivó casi naturalmente y se aferró al otro antebrazo del rubio casi arrastrándolo hacia la parte de los juegos.

La divertida escena saco por unos minutos a Sakura de su enojo y depresión. Se dispuso a esperar para que la Naruto la perdone. Seria dulce, atenta, amable. No permitiría a la pelirroja la oportunidad de tenerlo. Así que sin decir palabra acompañó todo el grupo a la feria. Shigure se mantuvo dos pasos detrás de su líder de aldea. No emitía palabra ni gesto. Solo los acompañaba y sondeaba la zona tratando de prevenir cualquier cosa fuera de lo normal.

La noche cayó en la aldea y el grupo ingresó a un restaurant en busca de cenar y concluir la velada para esperar el nuevo día. El lugar al que entraron estaba bastante concurrido. Había entre 20 y 30 mesas redondas con espacio para grupos de 6 integrantes. En el centro del lugar, una pequeña tarima con una silla en el centro, era el lugar donde artistas de todas partes se reunían para demostrar sus habilidades. El local se había hecho bastante popular por su causa. Cantores viajeros y músicos de varios países se citaban en cada noche del restaurant para deleitar al público con canciones, poemas o historias fantásticas.

Naruto y las mujeres pidieron comida y Sake. Cenaron, disfrutando de varias presentaciones de artistas diferentes. Sin embargo nadie jamás hubiera esperado que un cantor pudiera emocionar tanto como lo haría un hombre que llegó sobre el cierre de la velada. Media 1,80 y su edad podía calcularse entre 60 y 70 años. Tenía ojos color café y barba blanca espesa. Su humildad al vestir hacia perfecto juego con una mirada cargada de sencillez. Parecía inofensivo, parecía a punto de caer por el cansancio o los años. El anciano saludo con amabilidad al público. Cantó varias canciones de amor que arrancaron suspiros y lágrimas entre las mujeres en el lugar. Era un gran artista que tocaba su guitarra como nadie. Su música era melodiosa y llena de armonía. Conforme iban pasando sus temas, iba bebiendo de una botella de sake cercana. Comenzaba a emborracharse. Pero su voz cargada de sentimientos, era aún mejor que al principio.

Sakura le susurró a Naruto que quería hablar con él a solas. El rubio bastante "alegre" por la bebida, asintió y le pidió que esperara a que ese hombre terminara de cantar. En ese momento, el anciano agradeció los elogios y decidió despedirse de una manera particular:

-Me siento honrado de sus aplausos enormemente… –sonrisa de borracho- Pero mi último tema de esta noche es especial. Es una canción de amor eterno. Amor no correspondido por el destino. Ella es una mujer que ya no está presente. Ella ya no vive entre los mortales… -suspirando- y sin embargo el aun la extraña profundamente. El hombre que canta solo puede decir: "No te puedo olvidar".

El cantante comenzó a tocar su instrumento en tristes y pesadas notas de dolor. Aun antes de que empezara a adornar, la música con su voz. Pudo notarse claramente el dolor del corazón. El silencio en todo el establecimiento dio la pauta que cada hombre y mujer en el lugar. Esperaría hasta el final de la canción para volver a respirar:

"No te puedo olvidar.
Cada tarde tus ojos tristes,
vuelven a mí.
Y lejanos se van,
por la calle donde miramos,
herido el cielo crepuscular.

Alumbraba tu voz,
nuestro paso en la noche clara,
llena de ti.
Y la niebla del mar,
nos rodeaba de un leve sueño,
y era infinita la soledad.

Yo busco un olvido,
¿Dónde lo hallaré?
Si lo encuentro… ¡Qué triste!
¡Ay! con mi sombra me quedaré…

Siempre vas junto a mí.
Cada cosa que miro,
ya la vimos los dos,
cuando en lento vagar,
se quedó el lucero en tus manos,
en el dorado tiempo de amar.

No te puedo olvidar.
Ando solo en la noche,
siempre nombrándote.
A la orilla del mar,
dice el viento que oye tu nombre:
¡Amor que nunca regresarás….!

Yo busco un olvido,
¿Dónde lo hallaré?
Si lo encuentro… ¡Qué triste!
¡Ay!, con mi sombra me quedaré…

Si lo encuentro… ¡Qué triste!
¡Ay!, con mi sombra me quedaré…"

Cuando por fin la guitarra apagó su música. Un cerrado aplauso y lágrimas en los presentes despidieron al anciano cantante como se lo merecía. Naruto se fue del lugar. Pagó por una botella de Sake que se llevó con el rápidamente. La canción había escarbado en lo más profundo de sus recuerdos. En el fondo del corazón. Usó la técnica Hiraishin no jutsu para trasportarse a su habitación. El paquete que le había dado Kakashi aún no había sido abierto.

-Sirve para la soledad –repitió para sí- Veamos, si me sirve.

Bebió un largo trago y sentándose en su cama abrió los sellos dentro del paquete. Sus lágrimas cambiaron por risas al momento de comprobar que una colosal colección de novelas ICHA ICHA estaba presente. No pudo evitar pensar que Kakashi-sensei era el heredero de las perversiones de Jirayja. Comenzó a leer algunos libros. Más aburrido que curioso. De pronto encontró interesante las lecturas, entretenidas por que no. Comprendió que al leer olvidaba sus problemas, sus dolores. "ayuda a concentrarse" había dicho Kakashi. Una manera de lidiar con los malos pensamientos. Una manera de olvidar por el momento.

En tanto Sakura había salido tras Naruto, preocupada. Lo había visto desvanecerse en su técnica de trasporte. Malos recuerdos le traían la combinación de Naruto con Sake. (La tormenta perfecta). Comenzó a correr al hotel suponiendo que podía estar en su cuarto. Su corazón estaba desbocado. ¿Qué le diría al verlo? ¿Cómo terminarían esta noche?

Yuri, la Mizukage y Shigure salieron del lugar con tranquilidad. Todas pensaron que Naruto solo se había ido para esquivar a Sakura. Cosa que creyeron confirmar con la salida de la pelirosa tras él. Yuri no estaba acostumbrada a estar despierta hasta muy tarde y afirmada en el brazo de Shigure le comentó que sería bueno irse a dormir. La morocha se dejó conducir por la niña. Era extraño su proceder. Nunca se dejaba tocar por nadie. Ni le caía en gracia ninguna persona. Pero Yuri Nagumo tenía la grandiosa virtud de agradarles a todos. Y Shigure comenzaba a comprender que ella no sería la excepción a esa regla universal.

La Mizukage fingió estar de acuerdo con la peliazul. Debía irse a su dormitorio para quitarse de encima la pegajosa presencia de Shigure Kousaka. Ya que se tomaba muy a pecho su papel de guardaespaldas. La morocha de filosa katana no parecía que le importarle el plan de los demás. Sin embargo se sentía cansada y quería dormir. Así que no puso demasiadas objeciones a las demás mujeres y todas fueron a sus respectivas habitaciones del hotel.

Sakura llegó a la habitación de Naruto y golpeó su puerta. El rubio sintió los golpes y al oler la fragancia de los cerezos supo de quien se trataba. En completo silencio guardo las novelas ICHA ICHA en un cajón y tomando su botella de sake (ya por la mitad) se dispuso a fugarse por la ventana. No quería ver a Sakura. No quería amarla más. No quería que esos ojos verdes de la Kunoichi dictaran su destino. Escapó por la ventana y se dirigió a las afueras de la aldea. Visitando las tumbas de Zabuza y Haku. Bebió abundantemente y maldijo su suerte al enamorarse. El zorro tuvo mucha culpa en esa maldición. Le hablaba sobre la pelirosa atacando justo donde dolía. Desconfianza y desesperanza. El zorro tenía sus razones y no dudaba en trazar su plan con la eficiencia que le daba su astucia.

-(vamos Naruto admítelo de una vez. –hablaba suavemente, casi como un susurro- Esa tonta no te conviene)

- ¿Por qué….es tan….difícil?

- (¿Que importa? Estamos en guerra amiguito. Te lo repetiré hasta el cansancio)

- yo….soy fuerte –tomando de la botella

- (Pero por supuesto que lo eres. ¿Crees que me uní a ti porque me agradas?)

- te caigo bien…¡Hip! , admítelo ja ja ja.

- (¡SI COMO NO! Te dije que me comenzarías a caer bien cuando mataras a Madara.)

- estoy…¡Hip!... en eso –sonriendo

- (estas borracho, y dando lastima en un bosque junto dos sucias tumbas)

- pero puedo invocarte je, eso ni Killer Bee puede hacerlo.

- (sin embargo Madara nos aplastara por tu culpa)

- ¿Por qué? –Intrigado- acaso el ojo loco en taaaann fuerte

- (si yo solo pudiera con él. No estaríamos aquí)

- relájate y disfruta el paisaje. Después de todo, esa rata se esconde porque es un cobarde ¡Hip!

- (cuando pueda manejar el poder de los 7 Biju que tiene. Será un gran problema.)

- podemos vencerlo. –Sonriendo- tranquilo que para eso entreno.

- (como alguna vez te dije. Tu "debilidad" no la tienes en tu cuerpo. Y créeme que Madara la usara)

- ¿te refieres a Sakura-chan? ¿Por eso la odias tanto?

- (sabes bien que me refiero a la pelirosa "insulsa". Y la odio porque no puedo dejar de odiar a lo que nos pone en peligro de muerte)

- ella no nos pone….

- (¡Y UN CUERNO! Estoy cansado de ver cómo te arrastras por ella. Cansado de sentir lo que tú sientes cuando ella está cerca. Harto de imaginar lo que nos ocurrirá cuando Madara la asesine de una buena vez)

- Madara no se le acercara ni a un kilómetro de Sakura-chan. –Serio- tú no debes odiarla por eso. Los sentimientos no pueden elegirse. Y si he llegado a ser fuerte ha sido gracias a sus sonrisas, a sus miradas y a la ilusión de poder ganar su corazón definitivamente.

- (¡ENTONCES DEJA DE ESCONDERTE COMO UN MALDITO PUSILANIME, Y VE A LIGARTELA DE UNA VEZ!)

- ¿Qué quieres decir?

- (digo que si voy a tener que soportarla, –Gruñido- que así sea. Pero deja de esquivar lo que como macho tienes que hacer)

- pero yo…..y si ella no quie…

- (al menos te sacas la duda y me das la razón a mí, para así ponernos a entrenar con todo)

- al demonio con esta tontería de los silencios. Será mejor que termine de una vez con todo esto- Volviendo a la aldea

-(mejor será que te duermas la borrachera antes que cometas una estupidez)

/*/*/*/*/*/*/*/*/*/*/*/*/*/*/*/*/*/*/*/*/*

Mientras tanto la Mizukage salió de su cuarto y enfiló hacia el de Naruto con sigilo. Había sobornado al encargado del hotel para obtener una llave extra del cuarto del Shinobi. La mayoría de las personas estaban durmiendo a esa hora. Solo quedaban escasas luces en los pasillos adornando la caminata de la pelirroja.

Sakura, que había golpeado la puerta de Naruto con insistencia. Pensó que tal vez el rubio no había vuelto a su habitación y se escondió en un árbol del traspatio, que daba a la ventana del rubio para espiar su regreso. Estaba ansiosa. Quería aprovechar el estado otorgado por el sake para aclarar las cosas con Naruto y pedir perdón. Pensaba que tal vez al otro día, podían empezar de nuevo una charla más que necesaria sobre su "situación". Pero sus dorados pensamientos se desplomaron al ver a la Mizukage dentro de la habitación del rubio. Sakura enfureció. Esa mujer estaba con Naruto. Y a pesar que ella no lograba distinguir en la oscuridad del cuarto al rubio. ¿De qué otra forma estaría esa mujer irritante allí? Sus impulsos de llorar fueron demasiados para ella. Descendió de su escondite en el árbol. Y deprimida regresó a su propia habitación. ¿Qué derecho tenia de interrumpir esa "reunión" con la Mizukage? Tenía que admitir la belleza de la pelirroja y también que le estaba dando algo que ella misma no había podido darle.

-Al fin y al cabo de mí, solo recibe golpes –pensó con tristeza- que deseabas Sakura, ¿Qué aun te siga esperando?

Sakura sintió el dolor de la derrota. Esa maldita canción despertó en Naruto el recuerdo de Tenten. Era obvio para Sakura, que el rubio había comparado el trato de su novia perdida con los arranques de furia y los puñetazos que se le escapaban a la Kunoichi pelirosa. Volvió a su propia habitación y se dijo que si no podía estar con él como pareja. Al menos estaría como amiga. Sería como cuidarlo mientras se repone. Además, para Sakura era claro que si bien ella no era perfecta, sin dudas era mejor persona que esa perversa Mizukage. Que seguramente solo lo usaría y luego lo tiraría como descarte.

Sakura abrió la puerta de su propia habitación suavemente, oscuridad y algunas filtraciones de luz de la luna. Solo la ventana abierta y la briza que entraba. Un oscuro presentimiento la asalto. Susurró el nombre del Shinobi como esperándolo. Lo llamó suavemente, no había respuestas. Pero la pelirosa sentía que él estaba allí. Su pie chocó con un objeto en el suelo. Observó un instante y pudo notar la botella de sake vacía. Se fue adentrando en la habitación sin poder identificar en donde encender la luz. De pronto detrás suyo, el viento cerró la puerta de golpe. Ella contuvo la respiración. Él estaba detrás suyo. Naruto pegaba su cuerpo al de ella. Respiraba pesadamente en su cuello. Ella no se atrevía ni a moverse. El rodeó la cintura de la chica con sus brazos. Ella se sobresaltó al sentir las manos de Naruto penetrar entre sus ropas. Giró en un impulso sobre sí misma, tratando de interponer sus brazos entre ellos. La sensación salvaje de sentirse atrapada la obligó a defenderse. Pero rápidamente quedo embrujada por los ojos del rubio. La mirada azul repleta de deseos incontenibles. La devoraban sin piedad. Hubo silencio entre los dos. ¿Qué podrían decirse que esas miradas no dijeran?

Los verdes orbes de la Kunoichi reflejaban la duda eterna. Estaba entre la espada y la pared. Quería a Naruto, lo deseaba. Pero el rubio estaba borracho. ¿Acaso seria real hacerlo con él, en esas condiciones? Moría por decirle algo justo ahora, que pudiera aplazar el inevitable momento que ocurriría esa noche. Pero las manos de Sakura en ese fornido pecho. Notaban la contante presión del corazón del rubio.

El usó una de sus manos para apartar la "defensa" con suavidad. Sin nada que separe los cuerpos Naruto se acercó lentamente a los labios de la chica. Sin dejar de mirarla a los ojos ni un instante. Fue extraño para Sakura como el rubio bebió de sus labios. Suaves besos, caricias en el rostro. El calor del sake se mesclaba en sus alientos. Pero no los asustaba o reprimía. Repitieron los besos como aquella primera vez.

En el departamento de Naruto ella había llevado las intenciones y el fuego. Sin embargo la química era la misma. Los besos y caricias no importan desde donde vienen. Simplemente están hechos para el otro. Sakura sin poder reprimir los suspiros ante cada beso, dejó de pensar y comenzó a disfrutar. Rodeó con sus brazos el cuello de Naruto y se entregó a los apasionados arranques de calor que cada contacto le generaba en el cuerpo. Sus lenguas jugaron el juego al que estaban destinadas desde siempre. Naruto la elevó suavemente hasta recostarla en la cama. Ambos lanzaron sendos manotazos despojando al colchón de almohadas y frazadas que estorbaban. El atacó su cuello con ansiedad, arrancándole gemidos a la pelirosa. Toda la chica se estremecía por causa de las manos del rubio que no cesaban de explorar cada centímetro del cuerpo deseado:

-nunca voy a querer más que este cuerpo –susurrando

-Na…ruto –gimiendo- Debemos parar…estamos ebrios.

-no me importa, –comenzando a desnudarla- ya nada me importa.

Ella pareció resistirse, solo al comienzo. Pero Naruto atrapó los brazos de Sakura subiéndolos por sobre su cabeza y continuó excitándola con un concurso de besos que pasaban por los labios, seguían por el cuello y comenzaban a llegar a los pechos. Pronto pudo desocupar una de sus manos (por que Sakura ya no ofrecía resistencia) y abrió el cierre del chaleco de la chica. Comenzó a estimular los pequeños pechos de ella con su mano y su boca. Intercambiaba el proceso de seno en seno, provocando en la Kunoichi gemidos agudos que ya no podía disimular o contener. Poco tiempo paso, para que ambos sintieran la necesidad de quitarse la ropa uno al otro totalmente.

Naruto ardía de deseos. Siempre la había amado. Pero el dolor molesto de esa canción le hizo entender que no había tiempo que perder. Quería poseerla, quería que fuera suya. Sabía que moriría al no tenerla. Sabía que podía morir en cualquier día del violento mundo Shinobi. Pero decidió no irse sin haberla tenido. Ese valioso obsequio único. Ese recuerdo imborrable seria eterno en su corazón.

Sakura lo amaba, estaba decidida por él. Al principio del intercambio de besos se sintió insegura. ¿Acaso era el Sake, el que actuaba? ¿Era correcto hacer cosas que en la mañana olvidaría? Pero al mismo tiempo se preguntaba: ¿Cómo olvidar? ¿Cómo hacerlo si su piel se quemaba al contacto de su amado? Si ambos lo desearon desde aquella unión en el departamento. Esa vez frustrada por Tsunade. ¿Qué pasaría en la mañana? ¿Serian de nuevo peleas y conflictos? ¿Habría olvido y rechazo? No podía pensar demasiado que ya Naruto la enloquecía. Era su primera vez. Si bien había escuchado las perversiones de Ino. Poco podía articular por los nervios.

Él se despojó de su remera oscura. Su marcado físico era una delicia a los ojos de la chica. Entre besos y caricias de fuego la fue despojando de cada prenda. Era excitante para el rubio ver la blanca piel de Sakura brillar perlada a la luz de la luna. Ella sentía algo de vergüenza al verse así frente a él. Pero Naruto no podía despegarse de ella. No podía y no quería.

Luego de desnudarla completamente, Naruto continúo lamiendo los pechos de Sakura logrando un sinfín de gemidos. Las manos de Sakura, antes inmóviles por la timidez, ahora presionaban la cabeza del rubio obligándolo a continuar lo que tanto placer le causaba. La excitación de Naruto era volcánica. No podría soportar mucho tiempo esa tortura. Subió su rostro hasta quedar cara a cara con la pelirosa. Se miraron a los ojos profundamente. Ella sintió el movimiento de las manos de su pareja despojándose del pantalón. En los ojos de Sakura pudo verse un leve temor. Él sonrió suavemente.

-Na….ruto –dudando

-Nunca te dañaría, -sonrisa- sería como… lastimarme a mí.

Ella asintió y balbució: -Con cuidado…..Onegai.

Él pudo finalmente guiar su miembro a la entrada y presionó suavemente. Ella arqueó su espalda al sentir el comienzo de la invasión. Cerró sus ojos esmeraldas solo un momento. Él la tomó por la cintura con una mano impidiéndole escapar del dulce dolor. Pronto el dolor comenzaría a desvanecer. Por reflejo o por instinto, Naruto esperó el tiempo necesario antes de comenzar a moverse. Ella abrió sus ojos experimentando el comienzo del placer. Aunque buena parte del dolor no remitía todavía. Comenzaron a moverse, rítmicamente; y él empezó a introducirse más y más en el cuerpo amado. Sin siquiera saberlo, ella sintió su primer orgasmo. Como una explosión surgida de su cuerpo. Pero Naruto seguía, quería estar así para siempre. El continuó varios minutos bombeando, besando los labios con los que había soñado siempre. No se había dado cuenta de la diferente presión acaecida en el interior de Sakura.

Ella se aferró a la espalda del rubio. Quería evitar toda posibilidad de separación. Clavaria sus uñas en ese cuerpo musculoso de ser necesario. Por fin luego de algunos minutos, les llegó el tiempo de terminar juntos. Esta vez la explosión producida por la fricción de los cuerpos fue extraordinaria. Ambos solo pudieron gritar el nombre del otro:

-¡Naarutoooo!

-¡Sakura-channn!

Luego de eso, y tomando algo de respiro por la emoción de su primera vez, pudieron continuar por más tiempo. Buena parte de la noche se la pasaron explorándose mutuamente. Ya no estaban sedientos del otro. Se habían acabado los nervios y la voracidad. Solo quedo excitación, lujuria y suavidad. Se acariciaban, se tocaban, como queriendo a cada paso comprobar que esa reunión en la cama no era un tonto sueño.

Finalmente Naruto se desplomó junto a Sakura. Ambos respiraban agitados. Sus mentes y corazones eran torbellinos de sentimientos. En ese momento, sucedió algo muy extraño. Algo mágico, carente de sentido con lo ocurrido hace algunos minutos atrás. El rubio se apoyó en su codo derecho y quedo mirando cara a cara a una recostada Sakura.

Ella se sorprendió, por un momento pensó que Naruto quería, "aún más" de ella. Pero se equivocó. El solo la miraba. En sus ojos no había ya deseo. No había la profunda necesidad de posesión con la que atacó al comienzo de la noche. Solo la veía como siempre la había visto. Con amor, perfecta para él. Una mujer por la que daría gustoso la vida.

Sakura primero se sorprendió, luego se sonrojó suavemente ante los ojos azules llenos de adoración. Finalmente acaricio el rostro zorruno que le quitaba hasta el sueño. Ambos se cubrieron con la blanca sabana para dormir juntos. No querían separarse, no querían rendirse al sueño que ya cobraba su precio. Pero al menos, dormirían abrazados y juntos el resto de la madrugada. Por fin lo habían hecho. Habían tenido sexo. O más correctamente dicho…

Habían hecho el amor.

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