La Magia En Ella [#1]✔️

By ACryBaby1661

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Lillai, Puede que ser la persona más buscada y famosa en el mundo no sea el mejor de los casos, ya que no me... More

Capítulo uno: El nacimiento de Lillai.
Capítulo dos: La historia de Leander.
Capítulo tres: La Virréa.
Capítulo cuatro: Sigue la orden.
Capítulo cinco: El plan.
Capítulo seis: ¡CORRE!
Capítulo siete: El descubrimiento.
Capítulo ocho: Dos cuerpos.
Capítulo nueve: Sus demonios.
Capítulo diez: La chica del cabello extraño.
Capítulo once: Lionides.
Capítulo doce: ''Drako.''
Capítulo trece: ''¿No crees que es atractivo?''
Capítulo catorce: Recuerdos que salen a flote.
Capítulo quince: "Lo único bueno en esta vida es el sexo."
Capítulo dieciséis: Reflejo en el agua.
Capítulo diecisiete: Mamá.
Capítulo dieciocho: Cicatrices.
Capítulo diecinueve: ''¿No te gustaría usar algo más ceñido al cuerpo?''
Capítulo veinte: Hormonas.
Capítulo veintiuno: Otro rostro.
Capítulo veintidós: Miedo.
Capítulo veintitrés: Corazón frío.
Capítulo veinticuatro: Fuego.
Capítulo veinticinco: Agua.
Capítulo veintiséis: El encuentro con la Virréa.
Capítulo veintisiete: El hombre sentado en el trono.
Capítulo veintiocho: Controla tu magia.
Capítulo veintinueve: Pesadillas.
Capítulo treinta: ''¿Tienes tanto miedo brujita?''
Capítulo treinta y uno: Sucia.
Capítulo treinta y dos: ''Buena chica.''
Capítulo treinta y tres: Su majestad.
Capítulo treinta y cuatro: Camino morado.
Capítulo treinta y cinco: Sanadora.
Capítulo treinta y seis: Amatista.
Capítulo treinta y siete: Otra madre.
Capítulo treinta y ocho: Enjaulada.
Capítulo treinta y nueve: Su salvadora.
Capítulo cuarenta: Un baile.
Capítulo cuarenta y uno: ''Lo prometo.''
Capítulo cuarenta y dos: El motel.
Capítulo cuarenta y tres: Fiebre.
Capítulo cuarenta y cinco: ''Mía.''
Capítulo cuarenta y seis: Calidez.
Capítulo cuarenta y siete: La iglesia del sexo.
Capítulo cuarenta y ocho: No abras la puerta.
Capítulo cuarenta y nueve: Negro.
Capítulo cincuenta: ''¿Qué hemos hecho?''
Capítulo cincuenta y uno: ''No podría.''
Capítulo cincuenta y dos: Peón.
Capítulo cincuenta y tres: No sé.
Capítulo cincuenta y cuatro: Un niño.
Capítulo cincuenta y cinco: Sonrisa amarga.
Capítulo cincuenta y seis: Amalia.
Capítulo cincuenta y siete: ''Lo vi todo.''
Capítulo cincuenta y ocho: Ligero cambio de planes.
Capítulo cincuenta y nueve: ''Maté a mi padre.''
Capítulo sesenta: Gruesa pared.
Capítulo sesenta y uno: Trato.
Capítulo sesenta y dos: Susurro de la destrucción.
Capítulo sesenta y tres: Balizia
Capítulo sesenta y cuatro: La frontera.
Capítulo sesenta y cinco: El río.
Capítulo sesenta y seis: Disparo.
Capítulo sesenta y siete: Te amo.
Capítulo sesenta y ocho: Tocar.
Capítulo sesenta y nueve: Armas.
Capítulo setenta: Debajo del árbol.
Capítulo setenta y uno: Peligroso.
Capítulo setenta y dos: Final.
Agradecimientos y Nota de la autora

Capítulo cuarenta y cuatro: Regreso.

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By ACryBaby1661

Narra Leander, cinco días después:

Me termino el tequila y lanzo la botella de cristal contra un montón de basura, tuve que contenerme y no tomarme todo el líquido estos días y justo hoy me lo he terminado todo. Debería de regresar a la casa de la mujer desconocida, cogérmela de nuevo antes de que llegue su marido y robarle más alcohol. Pero la sombra de Eliza hace que detenga mis pasos, estaba muy decidido en regresar. Ésta se coloca de brazos cruzados y me mira con cara de pocos amigos. Lleva el cabello suelto y ha cortado la tela de su falda para hacerla más corta—. ¿A dónde vas? —se digna a preguntarme.

—¿Por qué debería de responderte? —ésta evita mi mirada y revisa sus uñas, arqueo una ceja. La niña finge que sus cutículas son más llamativas que mi gloriosa presencia, me cuesta mucho creerle.

—Lillai quiere verte —señala con la cabeza el interior de la pocilga en donde nos estamos quedando, sus ojos se posan sobre cualquier otro rasgo físico menos mi mirada.

Estoy a punto de ignorar sus palabras e ir a buscar a aquella mujer de escasas curvas, pero el rostro de Lillai se pinta en mi cabeza. Hemos decidido, o yo lo he decidido, no acercarnos mucho a ésta, no quiero que nos enfermemos; solo sería una mera mierda ya que la fiebre de Lillai ha sido difícil de eliminar. Desde hace cinco días dejé a Lillai sobre esa cama, cerré la puerta y no he entrado para asegurarme de que se encuentre bien. La única que ha entrado es Eliza y solo para darle de comer y gotas de medicamento—. ¿Qué necesita? —no necesito saber la respuesta salir de la boca sucia de su hermana, sé que solo ocupa verme. Ha estado durmiendo por su cuenta y sus gritos son respuesta a las evidentes pesadillas. La bruja nunca lo admitiría, pero me necesita.

Se encoge de hombros—. Solo quiere verte, de todos modos ya se siente mejor desde ayer por la noche, no creo que nos enfermemos —sale y se sienta en el suelo—. No seas un imbécil con ella —una sonrisa sarcástica se forma en sus labios—. Su alma es pura y no merece tus maltratos.

—Nunca dije que la trataría como lo hago contigo.

La dejo con la palabra en la boca y entro a la casa. Juro que si sigue hablando la dejo sola en el medio de la nada, ésta inepta me ha estado volviendo loco y más que no está Lillai para detener nuestros argumentos. Eliza ni siquiera me agrada cuando está en silencio, solo me gusta cuando no está dentro de mi campo de visión.

Los tablones de madera crujen bajo mis pies, chillan con vehemencia, anunciando mi llegada. Me quito el gorro dejando expuesto el lío que es mi cabellera y abro la puerta de la diminuta habitación. Todo el lugar se ha llenado de su olor y tan solo ha estado cinco días encerrada. Ésta observa tranquilamente la ventana que tiene al lado de la cama, pero cuando siente mi presciencia vuelve sus ojos a mi, es como si yo fuera más interesante que esa ventana; cosa que es cierto.

Su expresión facial se ilumina cuando me mira. No sonrío y tampoco la observo con el mismo entusiasmo, me mantengo con el semblante neutro. Cierro la puerta detrás de mí, el olor dulce que desprende su piel comienza a ser tóxico; evito pensar mucho en el y lo cambio por el olor metálico de la sangre.

No hay palabras que salen, solo el maldito silencio y su mirada intensa. Sus ojos claros parecen agrandarse más cuando doy pesados pasos hacia la cama—. ¿Qué quieres? —coloco mi hombro contra la pared, la superficie se mueve con mi peso pero no se derrumba. Miro a la bruja con atención y con facilidad hago que ésta no sea capaz de leer mis pensamientos a través de mis ojos.

Traga saliva con dificultad y se incorpora, el tono de su piel luce más pálido—. Ven —palmea el colchón gastado. Yo la observo con incredulidad—. Por favor —susurra, su voz perdiéndose entre la brisa que se cuela por la ventana. Me alejo de un empujón de la pared y caigo sentado sobre la coja cama. Lillai vuelve a sumirse en un profundo silencio y la impaciencia comienza a nacer en mi organismo—. Ya no me siento tan mal... —juega con la sábana.

La miro con ojos pesados, ella sabe que me gusta que me digan las cosas directamente y que no me dejen esperando como un idiota—. Eso no es lo que me quieres decir ¿Qué es? —no aparto mis ojos de su semblante. Su nerviosismo es evidente y el nudo en su garganta es vívido. Puedo escuchar su corazón, oler su sangre y detectar la potencia con la que corre por sus venas. No puede esconder nada de mi.

Se le es difícil verme directamente a los ojos, adopto una posición más relajada y ésta suelta el aire contenido, su aliento caliente choca contra mi piel—. Leander... —sus ojos se cristalizan, ella batalla para no llorar. Aprieto la quijada esperando lo que tanto quiero, que se trague las lágrimas y cambie su semblante, que se olvide de su dolor y lo guarde para que no sea visible. No aparto la mirada, la clavo con más intensidad. Cuando cierra las ojos, los vuelve a abrir  y no veo humedad en ellos es como si una explosión de victoria explotara en mi interior. Puede que sea algo pequeño, pero es un diminuto avance de un enorme cambio. Todavía veo tristeza en su mirada, pero iré trabajando en eso poco a poco—. No puedo dormir —dice con un hilo de voz.

Su necesidad hacia mi hace que me trague una sonrisa. Al crear un vínculo más fuerte con la bruja tengo más capacidad de sumergirme en su cabeza, tengo la posibilidad de que me deje entrar con más profundidad. Cuando lo haga, seré yo quien mueva los engranajes de su cerebro, yo seré su conciencia y sus pensamientos. Mi interior se remueve cuando la adrenalina comienza a brotar, si mi plan no falla Lillai será más poderosa y peligrosa que su magia.

Ladeo la cabeza con lentitud, obligo a la mujer a que mantenga su mirada sobre la mía—. Quiero escucharte decirlo —el sonido de mi voz es parecido al de las balas cuando atraviesan el aire hasta impactar contra la piel de mis objetivos.

Aprieta sus labios, yo los observo y luego paso mi mirada a sus ojos. Mi mirada insistente y oscura la hace hablar—. ¿Podrías dormir conmigo esta noche? —se remueve incómoda y sostiene con fuerza la sábana de la cama entre sus manos. Sus nudillos toman el color blanco y aparta la mirada.

—No responderé si lo haces con tanta debilidad—el sonido seco de los látigos llega a mis oídos, el dolor se expande por mi espalda y abraza mis hombros. La sangre tibia era lo único que me reconfortaba—. Mírame y repítelo —el látigo vuelve a ser lanzado y mi respiración agitada hace que se me sea difícil hablar. Escucho como arrastran el mortal látigo por el suelo, eso solo significaba una cosa; si respondía incorrectamente impactaría contra mi espalda desnuda una vez más.

—Quiero que duermas conmigo esta noche —no es una pregunta, es una pequeña orden que me hace sonreír. Los látigos se detienen cuando el agresor logra lo que quería.

—Era lo que quería escuchar —espero que la seguridad que ha usado para responderme la utilice en el mundo exterior contra toda esa gente. Quiero que su carácter crezca tanto que pase de hablarme con fuerza a ser capaz de quitarle la vida a alguien para defenderse. Lillai mantiene su mirada fija en la mía, mi sonrisa flaquea e inesperadamente ella envuelve sus brazos alrededor de mi cuello. Mi ceño se frunce.

—Gracias.

Siente mucho, sus sentimientos es otro punto con el que tengo que trabajar. En combate, sus emociones no sirven de nada y lo más que hacen es atrasarnos, aturdirme y hacerla más débil. Ésta mujer será un trabajo difícil, pero la dificultad solo lo hace más emocionante y divertido.

(...)

La forma en la que el sol quema a través de mi ropa, hace que sude de manera excesiva. No solo el calor me molesta, pero también como Lillai camina; que es extremadamente lento. Su fiebre no se ha ido completamente y las altas temperaturas hacen que su cuerpo se agobie. Busco con párpados pesados un lugar en donde Lillai pueda tomar agua, refrescarse y comenzar a caminar de nuevo. Me centro en un local abandonado, tomo a ambas inútiles de los brazos y las llevo a la parte trasera del local.

—¿Qué haces? —Eliza es la que pregunta por los dos.

Suspiro con satisfacción cuando veo que hay una llave de agua contra la pared. Me coloco de cuclillas, la giro y cuándo el líquido brota las miro a ambas—. Tomen agua —observo a Lillai—. Tu principalmente, no quiero que te mueras en el camino —me coloco de pie—. Hagan lo que quieran, las espero —comienzo a caminar.

—¿A dónde vas? —Eliza me reclama.

La veo sobre mi hombro—. Las voy a esperar en el pasadizo —giro a la derecha y coloco mi espalda contra la pared. Aveces me arrepiento de llevarlas conmigo a todas partes, extraño mis momentos hermosos de soledad y estar lejos de ellas aunque sea solo por un minuto será mi único momento de paz. Solía irme por meses a otros lugares, como la frontera. En una de mis muchas misiones como asesino logré conocer el mar, subí a un barco y me acosté con las tales ''piratas.'' Las malditas sabían muy bien lo que me gusta y eran buenas en la cama. Era joven cuando fui a cometer mi gran tarea de asesinar a un viejo que le gustaba pudrirse en nuestro dinero que se robó. Ese día mientras olía el espantoso olor a pescado, supe que estar solo era una de las mejores cosas que podía hacer. Cuando maté al viejo me fui de fiesta toda la noche, me acosté con su esposa y también con su bastarda hija. También me hice uno de mis tatuajes favoritos, engranajes que descansan en un costado de mi abdomen.

La sombra de una persona hace que despierte del trance lleno de agua salda. Levanto la cabeza con aburrimiento y veo a un chico, no tiene que tener más de diecisiete años. El animal indefenso me mira con una mirada patética, sus manos tiemblan y en una de ellas sostiene una arma de fuego. Una glock, con la capacidad de cargador estándar de solo diez balas—. ¿Pero a quién tenemos aquí? —hablo con fuerza para que Lillai y Eliza estén al tanto de lo que sucede sin que tengan que observarme—. ¿Vas a disparar amigo? —cuando me río, levanta su brazo y me apunta con extrema torpeza. Pero que idiota.

Me alejo de la pared con una sonrisa ladeada—. ¡T-tienes q-ue MORIR! —grita con poca fuerza, solo me hace sonreír con más fuerza que antes. Saco la pistola que descansa en mi bolsillo trasero y también lo apunto, éste se encoge ¿Cómo demonios se atreve a apuntarme de esa manera?

—¿Dónde quieres que acabe la bala? —me quito el gorro de la capucha y penetro mi mirada en su alma—. ¿En la cabeza? ¿En tu estómago? ¿En el corazón? También tengo más opciones si no te parece ninguna de las anteriores —observo con atención como coloca su dedo sobre el gatillo y dispara. Por la posición de su temblorosa mano, la bala ni siquiera logrará rozar mi piel. Con mucha confidencia no me muevo y cuando el chico ve que ha fallado, exclama un jadeo—. Respuesta equivocada —con rapidez le disparo en la cabeza. El fracasado cae en seco contra el suelo, levantando arena con su peso. La muerte ha sido inmediata y casi silenciosa.

Varios aplausos me hacen fruncir el ceño y quedarme tieso. Es imposible que alguna de las pendejas estén aplaudiendo, no soportan escuchar el disparo de un arma; jamás aplaudirían. De las sombras salen dos hombres a los cuales no me esperaba ver tan pronto Lalo y Tony salen de entre las sombras. Ambos van bien vestidos y portan sonrisas psicópatas en sus labios, Tony escupe un cigarro al suelo y lo aplasta con su zapato que ahora está lleno de sangre.

Lalo se coloca de cuclillas y se acerca al cuerpo inerte del chico. Tony no deja de observarme, no tienen que hablar para saber porqué están aquí. Aprieto la quijada cuando veo detrás de Tony a más hombres, entre ellos identifico el cuerpo flacucho de mi antiguo compañero Rick. Lalo toma la cabeza del chico y analiza el impacto, chasquea la lengua—. El disparo ha sido perfecto —deja caer la cabeza y le da crueles palmadas a la espalda del mocoso—. Gracias por la ayuda —se coloca de pie y toma de su bolsillo un pañuelo blanco que utiliza para limpiarse las manos, deja caer el pedazo de tela—. Un buen disparo para un buen asesino —mi respiración se acelera—. André estaría orgulloso —sus palabras llenas de veneno me hacen hablar con fuerza.

—Maldito hijo de puta —el enojo comienza a crecer—. ¿Crees que quería que se muriera Lalo? —alzo la voz, aunque muy bien sé que no debería ya que es ''mi superior''—. André era como mi puto hermano —imágenes vivas de su muerte hacen que se me congelen las tripas, detengo cualquier sentimiento de dolor hacia el difunto.

—Pero su muerte ha sido tu culpa Leander —Lalo comienza a caminar hacia mi—. Sabes muy bien nuestras reglas —alza ambas cejas, su caminar me está desesperando y ahora sudo, pero no es gracias al sol—. Si asesinas o eres la causa por la cual un miembro de nuestro grupo muere tu también debes de morir.

Lo miro con seriedad—. Vamos ¿En serio vas a matarme? ¿A mí? —guardo mi pistola. Los hombres caminan hacia mí y me rodean. Mi corazón no se digna en acelerar—. ¡SI QUIERES QUITARME LA PUTA VIDA DE MIERDA HAZLO! —pero sé que no es capaz de hacerlo. Lalo da unos pasos hacia atrás, levanta su mano y se muy bien lo que se viene. Mueve dos de sus dedos, la señal para que brutalmente me golpeen. Alguien me golpea los pies y hace que caiga de rodillas, no saco ninguna de mis armas; no sería capaz de asesinar a otro de los hombres que me aceptaron en su clan.

Mis ojos no abandonan los de Lalo, el hombre no demuestra ninguna emoción. Me coloco de pie y giro para observar a cada uno de los tipos listos para hacerme sangrar. Muevo mis hombros en círculos, me sueno los huesos de los dedos y me coloco en posición defensiva. Sostengo mi aire con fuerza, tengo que alejar a todos estos hombres de la parte trasera del lugar; Lillai y Eliza deben de estar escondidas por ahí y si las encuentran Lillai no tendrá más que otra opción que dejar su fiebre de lado y usar su magia. Pero no quiero que suceda, no hay nada peor que una bruja sin energía.

—A ver, acabemos con esto —soy yo el que lanza el primer golpe, dije que no era capaz de asesinar, pero si de golpear. Mi acción solo hace que todos se abalancen hacia mí. Solo respira y disfruta del viaje.


————————————————————
Hola queridos adictos a los libros 🥺 los extrañé. He tenido una semana exageradamente cansada y difícil, pero nada es imposible y tal como lo hace Leander al final del capítulo 😂 solo respiro y disfruto del viaje.... vaya que lo intento, seguir con la corriente 🥴 ¿Cómo han estado ustedes?

Yyyy ¿Qué les pareció el capítulo? 🤭 ayyyyyyy se puso intenso el asunto 😅

¡Gracias por leerme! Los quiero con todo mi kokoro 🤍

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