Aidan volvió a tomar forma humana en mitad de las llamas de la plaza y observó sus manos, que a pesar de ser las mismas de siempre ahora se sentían distintas.
─ ¿Cómo has podido hacer esto?
Tania apareció entre las llamas sin ser dañada por estas. Aidan esperaba que la chica hubiese huido durante la conmoción. Sin darse la vuelta le dijo:
─ Puedes marcharte, nadie te seguirá
Los cuerpos calcinados de gente inocente alcanzadas por las llamas se veían retorcidos y con muecas de espanto.
Tania cerró los ojos y apartó la mirada, ver aquella escena le partió el alma, no intervino mientras dos bestias luchaban, solo dejó que ocurriera. La gente gritaba, lloraba y moría, y ella se mantuvo escondida.
─ ¡¿Cómo has podido?! ─ Esta vez abrió los ojos, brillando entre lágrimas, había rabia y culpa en ellos.
Aidan la miro de reojos y suspiro, se dio media vuelta y esta vez le dijo directamente:
─ No iba a permitir que Nil escapase.
─ ¡Eran personas!
Aidan observó su alrededor fijándose detenidamente en cada llama, en cada montón de ceniza, en cada piedra derrumbada, sin ninguna emoción dijo:
─ Ya no
Tania estaba atónita, el hombre ante ella no sentía la más mínima culpa después de lo que había hecho, la vida humana no significaba nada para él, era un monstruo.
Apretó los puños y tomó una decisión, una muy estúpida decisión.
─ Luchemos.
─ Deberías marcharte chica.
─ ¡He dicho que luchemos!
─ No es necesario ─ Ambos eran conscientes de que ella no tenía ninguna posibilidad, pero la insistencia de Aidan en que se fuera solo hizo incrementarse la convicción en los ojos de Tania.
─ No puedo irme, no después de ver lo que has hecho.
─ De acuerdo ─ Aidan suspiró profundamente. ─ Como desees, lucharemos.
Ninguno de los dos estaba contento con esta idea, pero ninguno iba a echarse atrás.
─ Adelante entonces.
Antes de que Tania se transformara, Aidan levantó su mano para que se detuviera.
─ Primero ¿Estas segura de que quieres luchar aquí en medio de la ciudad?
Tania miró a su alrededor recuperando la sensatez, si luchaban aquí se llevarían por delante lo que aún quedaba en pie, era mejor idea alejarse lo más posible y volver a los escombros del edificio abandonado.
─ Vale, volvamos a donde estábamos antes, allí no causaremos problemas a nadie, ve delante.
Aidan asintió y se transformó en dragón, estiró las alas y echó a volar, el viento que generó extinguió las llamas que aún quedaban por la zona.
Tania se quedó por un instante sobrecogida por la escena.
─ ¿Puedes volar?
─...Si ─ Tania también se transformó y aunque torpemente, consiguió volar.
Siguió a Aidan tratando de imitarlo, él era mucho más grande y fuerte, sin duda iba a perder, ya lo sabía incluso antes de empezar. La diferencia era clara a pesar de que ella devorase una pequeña parte del poder de Blauwel "Voy a morir y cuando muera ¿Devorara mi corazón?" Empezó a sentirse terriblemente angustiada, mientras miraba volar a Aidan ante ella.
Un pensamiento fugaz pasó por su mente "¿Y si le ataco ahora? Un ataque sorpresa, si golpeo bien puede que tenga ventaja, como hice antes." Preparó sus garras "...Pero si falló...sere asesinada brutalmente, seguro...atacar por la espalda, pero si fallo, si fallo..." Sin decidirse llegaron a su destino. Ambos descendieron, uno frente al otro.
─ Aún puedes retirarte.
─ ¡No! ─ Tania estaba temblando pero era demasiado terca y tonta como para echarse atrás.
Aidan la vio de reojo cuando volaba, vio como ella pretendía atacar por la espalda, como afilaba sus garras esperando el momento, si lo hubiera hecho él la habría aniquilado al instante, pero también vio como ella no fue capaz de atacar a alguien por la espalda, vio como aquella chica estaba aterrada sabiendo que iba a morir y aun así se negaba a marcharse y salvar su vida.
─ ¿Por qué?
Tania le ofreció una respuesta firme entendiendo perfectamente la pregunta.
─ Lo que hiciste... no puedo irme y fingir que las vidas de esas personas no valían nada, soy la única que puede luchar contra ti. Yo soy un Dragón.
Los ojos de Tania brillaban más que nunca, rojos como la sangre: miedo, culpa, pena, pero sobretodo certeza. Lo que hacía era lo que debía hacer, en sus ojos estaba grabado.
Aidan asintió comprendiendo que no podría convencer a esa chica de retirarse, y la pelea comenzó:
Tania se abalanzó contra Aidan que con un rápido movimiento de su cola la apartó golpeándola en la cara. Las púas no la llegaron a dar y el daño fue leve.
Se incorporó rápidamente y corrió por el lado izquierdo hasta alcanzar su espalda, esperaba tomar ventaja del hecho de ser más rápida pero Aidan se impulsó con sus cuatro patas y saltó girándose en el aire hasta volver a estar de frente a ella, no iba a dejar que tomara su espalda.
Esta vez el tomo la iniciativa, agito sus alas levantando una nube de polvo, Tania no sabía que pretendía, tomó distancia escapando de la humareda cuando varias bolas de fuego salieron del centro, las cuatro bolas se concentraron en su pata trasera, le dieron de lleno, a pesar de que eran pequeñas todas golpearon el mismo punto causándole que las escamas de esa zona dolieran, otra herida leve, pero está más molesta.
Aidan no tardó en reaparecer, desde arriba se dejó caer de lleno contra Tania, que le esquivó colándose entre sus patas traseras, pero antes de que pudiera alejarse, Aidan la golpeó nuevamente con la cola aplastandola contra el suelo.
Tania gritó y Aidan aprovechó para mover su serpenteante cuello y clavar sus dientes en la pata de ella, la arrastró frente a él y cuando la dio la vuelta, ella le propinó un zarpazo que por desgracia golpeó en las púas del cuello y se partió una garra. Tania furiosa, trató de generar una bola de fuego y disparala a bocajarro, pero de su garganta solo surgió un débil gorjeo ahumado.
Aidan chocó su cabeza contra la de ella empujándola lejos, Tania quedó tirada de medio lado en el suelo. En ese momento Aidan se colocó sobre sus patas traseras abriendo sus fauces, un rugido de llamas brotó de lo más hondo de su garganta, Tania lo vio a cámara lenta y logró apartarse por poco.
Aidan se mantenía sentado en la misma posición esperando que ella se acercarse para prenderle fuego. Por mucho que la piel de un dragón gozase de cierta resistencia, al final todo arde si eres lo suficientemente insistente.
Ella corrió alrededor esperando ser más rápida que el fuego, Aidan no reaccionó y Tania se lanzó de nuevo a atacar por la espalda vigilando la cola de su enemigo, pero lo que este golpeó fueron las rocas del suelo, levantando polvo y un aluvión de proyectiles contra Tania. Ella gimió por el escozor en sus heridas abiertas y las rocas de mayor tamaño la hicieron retroceder.
Al verla tratando de cubrirse inútilmente de un ataque tan mediocre Aidan tomó una decisión: si ella no quiere a huir y tampoco puede a ganar entonces que así sea. Se abalanzó clavando su garras en el torso de Tania y la dejó tirada de medio lado con una herida muy fea en el pecho.
─ Se acabó.
Mientras yacía inconsciente y desangrándose en el suelo, Tania volvió a su forma humana. Aidan también se transformó y se acercó a la chica con intención de arrancarle el corazón, pero se detuvo.
La chica allí tirada con su pequeño cuerpo torcido y lleno de golpes era lamentable, pero él la vio grande "Sabías lo que iba a pasar, daba igual que intentases y aun así elegiste luchas...preferiste luchar a pesar de que ello te mataría...Yo jamás lo haría" Se dijo a sí mismo al mirar sus propias manos "Casi..." Cerró los ojos y le hizo una leve reverencia al cuerpo moribundo de la chica. Respetando aquella muerte se negó a robarle el corazón y por un segundo en su rostro hubo culpa. Aidan se dio media vuelta para no volver a ver lo que había hecho y regresó andando a la ciudad dejando a Tania tirada sobre el frío suelo.
Pero alguien más acechaba entre los escombros de aquel ruinoso lugar. Una niña pequeña se aproximó hasta el cuerpo de Tania, con los ojos llenos de lágrimas cayó de rodillas, esperaba ayudar pero le faltó valor y ahora era tarde.
─ Lo siento, lo siento mucho Tania. Nunca hago nada, solo me quedo mirando ─ la niña sostuvo las frías manos de la pobre Tania mientras seguía disculpándose y entonces alguien tocó su hombro, ella se giró asustada y al mirar directamente a los ojos del encapuchado, se desvaneció. El hombre no pareció inmutarse por aquello, cargó el cuerpo de Tania como si nada.
Otro encapuchado apareció como un espectro en la niebla, este mas bajito que el anterior y se colocó junto al primero.
─ ¿Y bien? ─ Pregunto el que cargaba con Tania
─ Está todo quemado, vacío.
─ ¿Y qué pasa con el otro?
─ Hostil. No creo que sirva a la reina, aun así es peligroso en estos momentos.
El que cargaba con Tania se quedó en silencio mirando alrededor.
─ ¿Qué ocurre?─ preguntó el más bajito.
─ Había otra chicas aquí, una con la que no contábamos.
─ ¿Quién era? ¿Dónde está?
─ Se marchó, pero lo más curioso es... que no estaba entera.
Ambos guardaron silencio unos segundos, antes de desvanecerse.
Se marcharon, nadie los vio y nadie sería capaz sin su permiso.