Jimin no había visto a Jungkook en dos semanas, puesto que éste no fue a visitarlo y Jimin sabía el por qué.
Aprovechó ese espacio para hablar con su madre y comentarle acerca del embarazo. Jimin sabía que era muy joven para tener hijos de igual manera le dijo a su madre que se haría cargo y qué no abandonaría sus estudios. Su madre –ya enterada de la situación– le abrazó y le dijo que no había problema, ella ya había aceptado qué iba a ser abuelita.
Luego comenzaron a hablar de la vida, hasta que su madre le preguntó a Jimin cuántos meses de embarazo llevaba. Jimin le dijo tranquilamente que llevaba cuatro meses y su madre sorprendida se espantó diciéndole que debía comenzar a comprar cosas y Jimin río. Realmente no se notaba por la ropa algo holgada que llevaba Jimin además de que gran parte de ella era de Jungkook. Le gustaba tener el olor de Jeon impregnado en la ropa.
Amaba eso.
A la semana siguiente gguk le llamó.
Jimin contestó y se horrorizó por la voz quebradiza al otro lado de la línea. Jungkook estaba mal y Jimin lo sabía. Inmediatamente colgó y tomó un taxi lo más rápido que pudo. Debía visitar a su Jungkookie.
Tocó tres veces la puerta y la madre de Jungkook abrió, le explicó a Jimin que Jungkook estaba mal y sus hormonas tenían un olor algo desagradable y diferente a su propio olor. Le agradeció a la señora Jeon y con rapidez subió las escaleras y golpeó la puerta de Jungkook. Cómo nadie abría, Jimin recordó la vez en la qué Jungkook forzó la puerta para entrar. Así que lo intentó.
Al no tener fuerza suficiente, Jimin comenzó su otro plan.
—Me duele mucho la manito. –se quejó con un tono dulce emanando fermonas más fuertes. –¿Alguien puede ayudarme? Creo que me duele muchito, ¿Kookie?
Inmediatamente un alfa abrió la puerta de su habitación preocupado pensando en qué Jimin se había lastimado.
—¿Bebé?, ¿Cuál de tus dos manitos? – Jungkook observó con sus ojos oscuros los orbes azules de Min y Jimin pudo ver las ojeras que llevaba Jungkook, producto de que Jeon no dormía bien y eso le preocupaba bastante a Park.
—E-estoy bien Kookie – le sonrió y puchereo. – Pero tú no lo estás y eso no me gusta.
Jungkook sonrió y besó a Jimin algo lento. Durante toda su vida se habían sentido cómodos con los besitos que se daban, para el par de amigos era normal y a ambos les agradaba ésto.
Segundos después, Jeon acarició la cintura de Jimin y se acostaron en la cama del alfa. Jungkook se recostó en el pecho de Jimin recibiendo las caricias que él le daba.
Antes de qué Jungkook cayera profundamente dormido, Jimin preguntó.
—¿Por qué estás así?
Y luego, Jungkook besó la coronilla de Jimin, sus labios y finalmente cayó dormido.
Nuevamente estar con Jimin era su hogar.
Al estar con Jimin de sentía protegido y seguro.
Amaba esos cálidos sentimientos.