TREINTA Y UNO : ❛ SOLO NOSOTROS DOS ❜
la orden del fénix !!
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TERMINÓ DE ESCRIBIR LA última palabra de la oración y dejó el bolígrafo púrpura a un costado.
¿Quién diría que el diario que Tía Petunia le "regaló" cinco años atrás serviría de algo? La mujer se lo había dado de mala gana con tal de que dejara de escribir en los cuadernos de Dudley.
Rœle se mordió el labio inferior y releyó todo lo que había escrito hasta el momento.
Juntó sus manos y apoyó su mentón sobre ellas, preguntándose cómo estaría Ronald. No supo nada de él en casi todo el verano, y que Harry tampoco haya recibido noticias del pelirrojo solo tornaba la situación en algo más extraño. Para ese punto, Rœle ya casi no tenía fe en que las cosas fueran a mejorar, pero de todas formas rogaba que Harry tuviera mejor suerte que ella, sabía que lo merecía.
Un molesto chirrido le hizo eco en los oídos, esfumando su concentración y tranquilidad. Rœle miró por sobre su hombro para encontrarse con Harry parado a unos metros, con esa mirada perdida que le ponía los pelos de punta. La Slytherin se estremeció, observando al azabache en silencio. Otra cosa que debía destacar de él era lo callado que se había vuelto. Pasaba días enteros sin dirigirle la palabra a nadie, ni siquiera a ella, su propia hermana.
Los mellizos se sostuvieron la mirada hasta que finalmente Harry decidió adentrarse en el dormitorio. Se dejó caer sobre la cama de Rœle, girando sobre sí mismo para darle la espalda, quedando cara a cara con la pared.
-Todo se volvió tan raro... -murmuró el de gafas.
-Siempre fue raro-dijo Rœle, recostándose por el respaldo de la silla. Suspiró con pesadez y cerró los ojos.
-Lo sé, pero ahora nos damos cuenta. ¿Me entiendes? -inquirió haciendo una mueca.
-Sí -se limitó a contestar.
Harry estaba en lo cierto. Desde aquel fatídico día de junio la vida de ambos se sumió en oscuridad absoluta. No existía nada ni nadie que no fueran ellos.
Harry estaba para Rœle, así como Rœle estaba para Harry, pero por primera vez no era suficiente. Por primera vez les estaba resultando imposible encontrar respuestas en el otro.
Rœle seguía negándose a creer que sus vidas jamás volverían a la normalidad pero... ¿alguna vez su realidad fue normal? Todos y cada uno de sus recuerdos contenían algo fuera de lugar. Era ridículo esperar que todo regresara a la normalidad cuando dicha normalidad nunca existió.
-Son las vacaciones más aburridas que hemos tenido -dijo Harry a la par que cambiaba de posición, recostándose boca arriba.
-No sé nada de Ron ni de Hermione. ¿Tu si?
El rostro del azabache se contrajo en una expresión de confusión. Rœle supo que la respuesta no sería confortable.
-Maldita sea -susurró con creciente molestia. Echó la cabeza hacia atrás sin dejar de maldecir.
-¿No recibiste ni una sola carta de Ron? -inquirió asombrado.
-Ni una -contestó, acompañando sus palabras con un movimiento de cabeza que indicaba negación.
Harry hundió la mitad de su cabeza en la almohada, restándole importancia a que los lentes se le hayan desacomodado. Últimamente ya nada le importaba, a no ser que se tratara de Rœle. Ella era su hermana, la única persona que lo había acompañado en cada paso, estando presente en sus mejores y peores días. Incluso una vez, durante una de las tantas madrugadas en que el insomnio le arrebató el sueño, llegó a la conclusión de que la palabra "hermana" no era suficiente para explicar su lazo con ella. Rœle era la otra mitad de su alma. Sufría cuando ella sufría, y podía jurar que también sentía su dolor.
El azabache mantuvo la mirada fija en la chica, esperando que lo mirara de vuelta. Cuando finalmente sucedió, Rœle rió débilmente ante aquella extraña acción. Harry solía quedarse viéndola en silencio, casi siempre para asustarla o ponerla nerviosa, pero en esa ocasión parecía ser por otro motivo.
La pequeña sonrisa de Rœle se desvaneció frente a los atentos orbes esmeraldas, que seguían sin mostrar señales de vida. El Gryffindor estaba demasiado inmerso en sus propios pensamientos como para percatarse de la creciente preocupación en Rœle.
-Parpadea, Rayo. Se te van a secar los ojos y ya se terminaron las gotas -habló mientras que movía las manos frente a Harry para llamar su atención.
Dándose por vencida, decidió utilizar el último método que tenía en mente. Le sopló directo en el rostro, provocando que Harry cerrara los ojos con fuerza para luego echarse hacia atrás.
-¡Odio cuando haces eso! -bramó por lo bajo, frotándose los ojos con expresión de molestia.
-Por eso lo hice -dijo en tono burlón, encogiéndose de hombros.
Harry arrugó la frente, bufó y luego se sentó en la cama. El reloj en su mesa de luz indicaba que faltaba poco para la cena, lo que significaba que, como todas las noches, Rœle debería bajar a ayudar en la cocina. Por diversos motivos que Harry prefería no mencionar, tía Petunia le había prohibido cocinar o permanecer cerca de (casi) cualquier artefacto doméstico, razón por la cual debería estar separado de Rœle durante al menos una hora, soportando las estupideces de Dudley o tratando que los comentarios malintencionados de tío Vernon no lo distraigan de los quehaceres restantes.
-¿Te sientes mejor? -preguntó Harry.
La pelinegra asintió lentamente, esbozando una pequeña sonrisa para hacerlo más creíble, aunque Harry no se sentió muy convencido.
Rœle era buena ocultando cosas, sobre todo si se trataba de sus emociones, pero en ocasiones olvidaba lo expresivos que eran sus ojos. Ese par de orbes grisáceos eran capaces de helarle la sangre a Harry, así como también lograban transmitirle su tristeza.
La muerte de Cedric marcó un antes y un después en la vida de ambos, generando un vacío arrasador en sus almas. ¿Cómo se suponía que siguieran con sus vidas luego de ver morir a un inocente? No es como si la palabra "normalidad" fuera algo común para ellos, pero sin duda no jamás podrían volver a ser lo que fueron, no sabiendo que Voldemort estaba de regreso y que se había cobrado su primera víctima.
-Tía Petunia compró carne molida, verduras y pastel de vainilla para el postre -habló Rœle-. Trataré de colocar comida extra en tu plato, así que disimula cuando lo ponga frente a ti -le avisó señalandolo con su dedo índice.
Harry esbozó una sonrisa ladina.
-De acuerdo... Tuviste que avisarme la última vez, pude haber disfrutado ese filete durante más tiempo -le dijo sin intención de hacerla enojar.
Rœle le dio un golpecito en el brazo y se levantó de la silla, tomando la chaqueta sobre el respaldo para deslizar las mangas por sus brazos.
Harry la miró en silencio, deseando con todas sus fuerzas que Tía Petunia decidiera que Rœle no la ayudara esa noche. Siempre que las charlas con la pelinegra se tornaban profundas y parecía que por fin hallarían una respuesta, su tía aparecía y se llevaba a Elle.
-En fin, es hora de cocinar. Más te vale no despreciar mi comida esta vez.
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Ató el delantal de tela verdosa alrededor de su cintura, haciendo un esfuerzo extra por anudarlo. Pensó en pedirle ayuda a Tía Petunia, pero la idea murió en cuanto dicha mujer ingresó en la cocina apurándola. Ni siquiera oyó lo que le dije, solo la vio moviendo los brazos y la mandíbula. Rodó los ojos disimuladamente y se giró hacia las ornallas dispuesta a comenzar con su labor.
-Recuerda no poner más de dos pizcas de sal a la carne. La última vez casi matas a tu primo -le dijo Tía Petunia.
Rœle sonrió de lado al recordarlo. Su tía siempre exageraba. Esa vez se refería a la noche que saló demás la carne, elevando solo un poco la presión arterial de Dudley. El chico ni siquiera había presentado síntomas graves pero eso fue suficiente para culparla de intento de asesinato.
Terminó castigada por dos semanas, con prohibiciones que iban desde no cenar cuatro días a la semana, no desayunar los fines de semana y no almorzar durante una semana entera.
La mataron de hambre, pero pudo llegar al final del castigo con vida.
Teniendo esos pensamientos en mente, Rœle terminó de cortar el primer tomate, colocando las rodajas en un plato. Tomó otro y repitió la misma tarea.
Harry se sentó en la mesa junto a Dudley y tío Vernon, quien veía la televisión junto al antes nombrado. Ambos estaban hipnotizados por la programación. Harry no sabía qué veían, pero supo que se trataba de algún pomposo programa de chismes.
Por alguna razón el ambiente le deprimía.
Eran poco más de las siete, afuera oscurecía y sin embargo ya faltaba poco para cenar. En Hogwarts dicha comida se servía a las diez de la noche, casi tres horas más tarde que en su hogar. El azabache miró por sobre su hombro, encontrándose con Rœle. La pelinegra tenía su atención enfocada en cortar algo que él no llegaba a ver con claridad. Estaba casi seguro de que a pesar de lucir concentrada en realidad solo estaba tarareando alguna canción o soñando despierta.
Ciertamente eso era lo que hacía. Pero sus pensamientos se encontraban lejos de ser reconfortantes.
La pelinegra colocó la última rodaja junto a las demás y dejó el cuchillo sobre la mesada. Sus zapatillas púrpuras azuladas produjeron un molesto sonido en cuanto la suela chocó contra el suelo, llamando la atención de Tío Vernon. El susodicho giró sobre su asiento y frunció el ceño.
-Estás haciendo un escándalo, niña -la reprendió en tono autoritario.
Rœle asintió repetidas veces.
-Perdón.
Harry por poco elevó una ceja al oírla. ¿Debía lavarse los oídos o acaso había escuchado a Rœle pedirle perdón a su tío? Observó a la ojigris continuar como si nada, picando la carne en el otro extremo de la cocina, en completo silencio. Tío Vernon también regresó a su programa, un tanto confundido por la actitud de la chica.
Harry se sentía igual de desconcertado, pero a diferencia de él mantuvo su atención puesta en Rœle durante unos segundos, los suficientes para comprender cuánto había cambiado desde... desde ese día.
Era como si cualquiera pudiera gritarle libremente a sabiendas de que ella no respondería.
Parecía que Rœle Potter perdía esa chispa a medida que pasaban las semanas, y a Harry no le gustaba para nada.
━━ AUTHOR'S NOTE: capítulo nuevo después de meses ಥ⌣ಥ perdón por desaparecer todo el tiempo. no tenía inspiración para escribir, y ahora que pude retomar un poco espero no volver a ausentarme.
perdón x2 por el capítulo aburrido, quería introducirlo al fanfic para explorar un poco más la vida de rœle fuera de hogwarts, así como las secuelas que dejó el ataque de voldemort y la muerte de cedric unu.
voy a tratar de hacer un maratón en estos días así de paso avanzo con el fic, que ya bastante abandonado está :((