¡ATENCION!
CONTENIDO ADULTO.
ME GUSTARIA QUE ESCUCHARAN ESTA CANCION MIENTRAS LEEN EL CAPITULO.
TAMBIEN ESTÁ EN SPOTIFY: THE QUEST DE BRYN CHRISTOPHER.
Cerró la puerta detrás nuestro, y antes de que esto se volviera incomodo, me acerqué a él para besarlo. Sé que no se arrepentirá a estas alturas. No cuando me abraza muy fuerte y mete su mano debajo de mi blusa para acariciar mi espalda. Yo no le dije que era virgen, él lo dedujo. Y es cierto.
No somos más que un par de mojigatos que han esperado tanto tiempo. Porque ambos rondamos la edad de veinticinco. ¡par de patéticos! Así que sí, estamos un poco desesperados y muy calientes como para pensar en esperar al matrimonio. Al menos él ya se casó y puede hacerlo, sin embargo, no lo va a hacer con la misma mujer de su boda.
No. Yo tomaré ese lugar. Y es gracioso pensar que después de tres meses él tendrá al fin su noche de bodas.
Para ser honesta, me siento un poco incomoda. Hago una lista mental de lo que debería estar en orden. Depilación, sí. Esta mañana tomé un baño largo y lo hice solo por ocio. Por suerte. Desodorante, sí. Aliento, bueno... un poco a vino, igual que él. ropa interior... no me acuerdo.
Él se sienta en la cama y yo me siento a horcadas sobre él. coloca sus manos sobre mis muslos, me abraza y me presiona contra él mientras se gira para recostarme. Levanta mi barbilla y comienza a recorrer mi cuello a besos. Las cosquillas que su barba provoca al recorrer mi piel se vuelven demasiado placenteras que, cuando él se detiene, casi lo obligo a continuar.
Meto mis dedos por entre las hebras de su cabello. Su abundante cabello negro. Mis manos bajan para subir su playera y jalarla por encima de sus hombros. Se separa de mi para deshacerse de esta. Mis manos recorren su pecho y descubro que tiene una delgada capa de vello corporal que me pone al borde de mi propia excitación.
Mientras me sigue besando, asienta un poco de su peso sobre mí. La presión de su cuerpo sobre el mío no me impide moverme, en todo caso, solo complica mi respirar. Pero es algo que puedo sobrellevar. Siento como vuelve a meter su mano por dentro de mi blusa y acaricia mis costillas esperando subir poco apoco. Sus dedos masajean por encima de mi sostén, pero no pasa de ahí.
Sube mi blusa para que me la quite. Y ya sin esta, besa más por debajo de mi cuello. Hasta donde empiezan mis pechos. Vuelve a subir para besarme otro buen rato mientras una de sus manos caricia un costado de mi mejilla, tiene la otra sosteniendo su peso para no aplastarme por completo.
Besos y más besos. Acaricia mis brazos solo con la yema de sus dedos hasta llegar a mi clavícula. De entre las cortinas, se fuga una pobre cantidad de claridad de fuera. No necesito más luz que esta. Mantiene la habitación con un toque de nostalgia y vejez. La clase de ambiente que incita a los secretos. Hacerlos y guardarlos.
Podría partirme en una carcajada sonora. La victoria de mi vida. No es el mayor triunfo, no, yo no me limito a un hombre. La gloria de mi vida no es acostarme con él, o con quien fuera. Es más bien, la victoria de mi empoderamiento intimo femenino. ¡gané! Tengo al premio mayor de todos los hombres en el mundo.
Es un pensamiento egoísta y repulsivo, lo sé, pero no puedo evitar sentirme orgullosa de mi misma. Que cada ámbito de mi vida obtenga el mayor rango, ese es mi objetivo. Y en la intimidad de mis sabanas un chico tremendamente sexy se encontraba retorciéndose, y a mí, de paso.
No sé en qué momento lo único que nos vestía era nuestra piel misma. Lo último de lo que fui consiente es de que él bajaba mis bragas con un par de dedos solamente. Me sujetaba cuerpo a cuerpo. Con plena desnudez. Sin el menor pudor posible.
En mis años de adolecente, fantasee con el día en el que esto pasaría. El estar con alguien así, en esta situación. Y en ese entonces, el solo hecho de pensarme desnuda, con un extraño, me causaba el mayor rubor posible. Me decía a mi misma que yo no sería capaz de semejante hazaña.
La antigua _________ adolecente debe estar debajo de la cama muerta de la vergüenza mientras observa a su nueva versión sujetar la mano de este hombre e introducir uno de sus dedos dentro de mi boca. Escucharlo gemir activó de forma involuntaria la puerta de la humedad allá abajo.
En recompensa él baja a mi cuello y poco a poco lo muerde. Despacio y agresivo.
—hueles delicioso. Espero que no te importe...— lo escuche decir en mi oído.
Puedo enlistar cada una de las cosas que siguieron a continuación. El vello erizado de mi nuca al escuchar su repentina enronquecida voz, la excitación de mi entrepierna, y el placentero dolor en el cuello. El enterrar de sus dientes en mi piel, marcando su territorio. Y mi voluntad rindiéndose a sus pies.
Ya no podía esperar más. Lo quería todo de él, y lo quería ya. Entré a la habitación, con un repentino pánico, y no sé dónde quedó porque se ha esfumado totalmente. Esta mañana ni por error imaginé que este día seria aquel en el que perdería mi virginidad. Pero no me arrepiento. Me siento verdaderamente de acuerdo con esto.
Sé también, que, si no fuese así y se lo dijera, él lo entendería, como buen caballero que es. Pero esta noche no quiero que sea un caballero, quiero que sea un patán. Un desgraciado que me tome descaradamente.
Sé lo que viene mientras coloca mis piernas a sus costados. También sé que va a doler. Pero no me acobardo.
Él se detuvo a mirarme un momento.
—pídeme que me detenga en el momento que quieras—
Perdí mi voz en ese momento. Solo asentí.
El pasó su lengua por sus enrojecidos labios y bajó su mano lentamente. Apreté las sabanas dentro de mis puños mientras permitía que él tocara mi entre pierna. Sentí (y escuché) la humedad de mi intimidad. Y experimente una clase de vergüenza que no conocía antes. Pero no lo detuve.
Uno de sus dedos formaba círculos alrededor de mi entrada intima. Como preparándose para el camino. Como pidiendo permiso. Bajé mi mano también, sujeté la suya y entonces, levantó la mirada hacia mí. Quería mirarlo, en serio que sí. Pero no pude. Cerré los ojos y disfruté esto bajo la obscuridad de mis parpados.
El cómo entraba dentro de mí, despacio. Mientras daba pequeños besos en mi hombro, recostado de lado. Sintiendo como estaba más que lista para él. Solté el aire que aguataba desde hace rato en forma de suspiro. Y tomando valor, lo bese. Con ambas manos lo sujeté para traerlo de nuevo hacia mí.
Colocándolo sobre mí. Abrí un poco mis piernas y entonces vi un poco de nerviosismo en su expresión. Tocó un poco más mi intimidad y luego se tocó él mismo. Acercó su miembro cerca de mí. Literalmente sentía que me tocaba con él. Pero antes de meterlo, lo talló sobre mí clítoris. Utilizando la humedad de mi cuerpo como lubricante.
Pensé que me avisaría cuando lo hiciera, pero me tomó por sorpresa cuando finalmente me penetró. No pude evitar cerrar los ojos con fuerza. Y morderme los labios. Nunca he sido muy resistente al dolor. A mi cuerpo le cuesta un poco acostumbrarse a la invasión, y se cierra ante el intruso.
—no... tranquila...solo tienes que relajarte un poco...—
Se había dado cuenta de que mi cuerpo lo estaba rechazando. Traté de relajar los músculos y respirar más tranquilamente. Él no se ha movido ni un centímetro, no ha forzado nada.
—¿quieres que siga? —
Lo miré preocupada. No quería asustarlo. Pero no me sentía físicamente capaza de hablar.
Así que asentí.
—no. quiero que me lo digas— él también estaba agitado un poco—quiero escucharte pedirlo.
—no quiero que te detengas. Estoy bien y quiero continuar...— apenas dije.
Repentinamente él me besó. Tan pasionalmente que sus manos sujetaron mis muslos con fuerza mientras salía de mí despacio, aún sin salirse completamente. Después, un poco más rápido volvió a entrar. El dolor no se detuvo, solo que se sintió distinto. En un momento sentí como algo de rompió. Pensé que había sido una especie de calambre interno.
Pero supe exactamente que era.
—¿estás bien? —
—si... continua—
Y así lo hiso.
—¡oh, _______! Esto se siente bien... —
El dolor se volvió entumecimiento, así que se volvió soportable. Y mejor aún, disfrutable.
El levantó el torso de su cuerpo con el apoyo de sus antebrazos y ambos miramos la unión de nuestros cuerpos mientras se unían y separaban. Mientras más abría las piernas, mejor se sentía.
Él me tomó y nos dio la vuelta. Para que yo estuviera sobre él. Traté de acomodar un poco mi estorboso cabello. Me levanté un poco y me quedé sentada sobre él.
En esta posición lo podía sentir más profundo en mí, así que, con la ayuda de mis rodillas, subía y bajaba. Mientras él tomaba mis pechos. Y bajando ambas manos a mis caderas, apretó mi piel, arañándome un poco.
El mordía su labio. Creo que estaba evitando gemir. No sé si por pena. O para evitar terminar más rápido. La idea de pensar en su placer me hiso inclinarme un poco, sujetándolo por los hombros como punto de apoyo, mientras que golpeaba mis caderas contra las de él, aumentando el ritmo.
Yo estaba sintiendo algo ahí abajo, no sé cómo describirlo, él tiene un hueso en la pelvis que servía de estimulante para mí. no lo sentí mientras él estaba arriba, pero ahora, que nos hemos cambiado de posición, soy consciente de lo que hace. Y me gusta su función. Porque puedo compararlo a las cosquillas, pero mejor. Porque me llena de placer desde dentro.
Entonces lo entiendo, yo tampoco quiero hacerlo explotar y termino mordiéndome el labio también. Pero no puedo más, así como tampoco puedo evitar hacer una cara extraña mientras todo ese placer emerge y me azota y solo quiero seguir sintiéndolo que por un momento me olvido de con quien estoy.
No quiero que él se contenga, quiero que experimente eso también. Es lo mejor de todo esto. Siento como toda la adrenalina quisiera disiparse. Pero no me puedo quedarme dormida sin antes verlo terminar. Así que lo aparto de mí y confieso que mi cuerpo siente un ligero alivio mientras el sale de mí.
Lo tomo de brazo para que se coloque de rodillas sobre la cama mientras yo le doy la espalda y me inclino hacia delante. No escucho ni siento nada por un momento. Solo nuestras respiraciones agitadas. Después una de sus manos sobre mi cadera y con la otra se ayudó a colocarse de nuevo dentro mío.
De nuevo dolor, pero en menor cantidad. Y entonces, su otra mano en mi otro costado para sujetarse bien. Esta posición en específico se siente extraña. Pero placentera a la vez.
Lo escucho más agitado. Presiona sus manos sobre mi piel. Gime, gruñe. Y en un momento de sorpresa, me da una nalgada.
Lo escucho reírse un poco cohibido.
—perdón... —dice con una risita.
—no te preocupes—le contesté—dame otra.
Masajeó mi otra nalga y la golpeo levemente mientras me embestía cada vez más rápido. Acarició mi espalda un poco y yo abrí más las piernas y me incliné con el pecho sobre la cama con las caderas levantadas. De esta forma no sentía tanto dolor. Es más, ya casi era imperceptible.
A él pareció gustarle, en un momento sentir como gimió un poco más alto de una forma tan varonil, que me provocó tocarme a mí misma mientras el terminaba su éxtasis, no sin antes jalarme el pelo un poco. Mientras acababa, sus embestidas se volvieron lentas y suaves.
Me ayudó a incorporarme y me acomodó junto a él. Volvimos a recostarnos, juntos. Cubiertos solamente con nuestro sudor.
—¿estás bien? — me preguntó casi al punto de un infarto.
—si... —le dije—como nueva... podría empezar de nuevo. —
Él se rio. Y contestó con ironía.
—no por favor... casi me matas con eso ultimo...—
No sé si él siguió despierto por mucho más rato, yo no supe de mi mucho tiempo después. Caí dormida casi de inmediato. Y pude haber continuado así entre sus brazos, hasta el amanecer, de no haber sido por la carta.
GRACIAS POR LA ESPERA.
GRACIAS NUEVAMENTE POR LA ESPERA Y POR TODO EL APOYO QUE LE HAN DADO EN ESTA NOVELA.
honestamente traté de no sonar tan vulgar en el cap. espero les haya gustado.