capítulo cinco;
« 𝙪𝙣 𝙘𝙡𝙖𝙣 »
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Sus musculos se tensaron y sus dientes se apretaron, causando que su mandíbula se viera fuertemente fruncida. Podía sentir dolor en las palmas de sus manos debido a la fuerza que ejercía con sus dedos, apretando todo lo posible a causa de un sentimiento extremo que le acababa de invadir.
Se sentía... inefable. Liam ni siquiera podría explicar con palabras cómo se sentía realmente.
Tampoco sabría determinar si su actual estado de ánimos se debía a la escena que estaba contemplando a un extraño olor que había llegado hasta su nariz pocos segundos antes.
Ethan y Renesmee. Hablando animadamente; con risas, sonrisas y todo lo que se incluye.
Todo el mundo en el instituto de Forks era consciente de que Ethan Uley era un gran mujeriego. Con tan solo dedicarle unas palabras o un pequeño guiño a una chica, la podía tener a sus pies en cuestión de poco tiempo. Podía sonar un poco machista, pero era la verdad. Lo malo de la actitud arrogante y egocentrista de Ethan era que siempre conseguía lo que quería. Y si no podía ganarse a una chica por algún estúpido motivo, él no cesaba de insistir hasta conseguir su propósito; Liam sabía aquello de sobra.
Renesmee, al contrario que la mayoría de chicas de "su edad" (ya que ella realmente tenía dieciocho), era muy... Cullen. Pero no al estilo de Alice o de Emmett. Más bien como Edward y Rosalie: reservada para las personas más cercanas, atrevida cuando es necesario, formal en todas las situaciones posibles y, sobre todo, muy temeraria. Aunque este aspecto lo heredó de Bella.
El caso era que Liam nunca se habría esperado que su Renesmee -si, su Renesmee- hiciera algún tipo de caso a su egoísta y arrogante primo Ethan, que no sabía hacer otra cosa más que conquistar, abandonar y comer.
Y allí, sentado en un banco frente al instituto mientras escuchaba a Beatrice leer en voz alta un libro titulado Sobrenaturalidad: todo lo que se debe saber, Liam observaba de lejos cómo Ethan intentabla entablar conversación con Renesmee y atinaba completamente.
El melodioso sonido de la risa de Renesmee Cullen abandonó los labios de la muchacha justo a tiempo para que Liam pudiera escucharlo sin rebatir mentalmente sobre cómo pudo hacerlo. Unas pequeñas y hermosas arrugas se formaron en cada lateral de sus ojos, cosa que Liam presenció gustosamente. Su pelo, castaño y bastante largo, le caía sobre sus hombros de forma perfecta, como si tuviera algún tipo de código interno para hacerlo de una manera en específico.
Era hermosa.
Liam solo podía repetir esas palabras en su mente una y otra vez mientras la observaba. Podía sonar superficial pensar solo en el físico de una persona, pero él también pensaba en su carácter y su forma de ser; aquellas pequeñas pero grandiosas cosas que conformaban a Renesmee Cullen y que habían causado que Liam se enamorara de ella dos años atrás.
Pero ¿y si todavía seguía enamorado?
La otra teoría de su extraña actitud se debía a que un olor demasiado extraño y algo nuevo había llegado hasta Liam y Beatrice, causando estragos en el chico. Sin saber cómo, él conocía ese olor: olía a vampiro.
Podría ser Renesmee, pero ella era mitad mortal, por lo que su olor a vampiro casi no se apreciaba. Además este tufo era realmente fuerte.
Los ojos de Liam pudieron captar, justo antes de que atravesara la puerta del instituto, a una chica de tez morena y expresión firme. Casi no la pudo apreciar porque caminaba demasiado rápido, pero podría haber jurado que el olor venía de ella.
El timbre sonó como si fuese una llamada de los ángeles o una invocación del diablo. El caso es que Liam se colgó su mochila sobre los hombros y echó a correr hacia el interior del instituto de Forks, sin molestarse en despedirse de su prima y ganando que Renesmee le diera un vistazo al pasar a su lado.
Él siguió caminando por los pasillos, pero la chica morena se había perdido de vista. Su último recurso era que asistiera a su misma clase aquella hora, por lo que Liam comenzó a caminar hacia la clase de Lengua y Literatura.
Y... ¡Bingo!
Sentada en primera fila se encontraba ella con un semblante aburrido pero firme. Sus piernas estaban cruzadas debajo de la mesa, su cabeza siendo sostenida por su mano. Liam pudo apreciar su lengua divagando por su boca... por sus dientes... por sus colmillos.
-Señor Black, la clase está a punto de comenzar. Siéntese ya. -habló la voz de la profesora Beckham.
Espera un momento, ¿la profesora Beckham?
Se suponía que estaba de baja por depresión, todo por culpa del suicidio de su hijo de meses atrás. Pero había vuelto y no parecía deprimida. Es decir, Liam habría seguido triste si se encontrara en su lugar.
-Profesora Beckham, qué agradable placer. -la saludó Liam, una risa proveniente de Renesmee escuchándose también en primera fila.
-No empecemos, Black. -interrumpió la profesora. Liam tenía fama en todo el instituto por ser muy estúpido con sus profesores, a la vez que demasiado graciosillo y utilizando mucho sarcasmo.
Liam caminó hacia la cuarta fila de pupitres, que era donde se encontraba su sitio habitual.
-No, ahí no, Black. -dijo la profesora Beckham-. Quiero tenerte vigilado. Puedes sentarte en primera fila, junto a la señorita Cullen y a la señorita...
-Wilson. -respondió la sospechosa de ser sobrenatural. Liam incluso le había creado un póster en su mente de "SE BUSCA".
Una vez se hubo sentado y hubo olisqueado un poco el aire, Liam giró su cabeza hacia Renesmee, sus facciones llenas de pánico. La vampiro ya confirmada tiempo atrás, asintió con la cabeza dando a entender que había percibido exactamente lo mismo que Liam.
-¿Puede presentarse ante la clase, señorita Wilson? -preguntó la profesora Beckham, intentando utilizar un tono amable pero fallando estrepitosamente. Ella siempre había sido severa y exigente como para que después de la muerte de su hijo primogénito mostrara algún tipo de amabilidad o afecto hacia sus alumnos.
De tan solo volver a pensar en el difunto Stanley Beckham, a Liam se le venía a la cabeza sangre. Y con ello, colmillos. Lo que también atraía la atención de los vampiros surcando la mente del pobre muchacho. Todos esos pensamientos se acumulaban mientras la chica morena se levantaba de su asiento y miraba a la clase con una sonrisa de boca cerrada.
-Soy Laila Wilson. -dijo con simpleza. Se oyeron un par de comentarios groseros provenientes del final de la clase, que fueron callados por la profesora Beckham.
Y Liam no los culpaba de decir esas cosas. Laila tenía sin duda alguna buen cuerpo y era bastante guapa de rostro. Sin embargo, su belleza parecía excesiva; era como si fuese imposible que una persona pudiese ser tan bella. No era como Renesmee, que a pesar de tener sangre de vampiro corriendo por sus venas, su físico era completamente natural.
Liam suspiró.
-Vengo de... Nueva York y me mudé a Forks por trabajo de mis padres. -finalizó Laila Wilson tras ver que la profesora le pedía más profundización en su presentación.
Su mudanza le recordó a Liam a las historias que su madre Lily solía contarle: cómo, al haberse ido de Nueva York a Forks con Tom, había conocido a Jacob; cuando ella se transformó por primera vez y conoció el mundo sobrenatural; el momento en el que supo que era una bruja... Eso sí que era tener una vida entretenida. No como la de Liam, que tenía de sobrenaturalidad la misma cantidad de amabilidad que Lord Voldemort podía presentar.
Si, su madre también le contaba historias de un Mundo Mágico donde vivía un niño con la cara rajada.
Fue un alivio cuando el timbre sonó, dando por finalizada la clase de Lengua y Literatura. Liam se levantó con rapidez y le dio una breve mirada correspondida a Renesmee antes de salir corriendo por los pasillos del instituto.
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-Míralos ahí, comiendo probablemente manos de gente inocente y bebiendo su delicioso zumo de sangre. -dijo Liam mientras observaba a los hermanos Wilson tomar el almuerzo en una mesa apartada de la cafetería.
Beatrice negó con la cabeza mientras suspiraba en frustración.
-Es zumo de uvas, lo dan en la cafetería por un dólar. -dijo la castaña-. Y están comiendo un sándwich, cosa que el estúpido de mi hermano debería hacer en vez de coquetear con toda mujer que se aparezca en su camino.
Ethan desvió la mirada de una chica rubia que le ponía ojitos a una mesa de distancia.
-¿Qué me he perdido?
-Guau, es increíble la manera en la que cuando la licantropía llega a tus venas se produce un extraño estado mental dedicado a la estupidez mundana y al uso excesivo de hormonas con gente de tu sexo opuesto. -se oyó la melodiosa voz de Renesmee, apareciando por algún lugar de la cafetería y sentándose a un lado de Liam-. Si, Beatrice; no eres la única persona aquí que tiene conocimientos de sobrenaturalidad.
Liam vio cómo le daba un mordisco a su bocadillo antes de separar sus labios para preguntar:
-¿Qué haces aquí?
Renesmee ignoró su pregunta.
-Al parecer tiene un hermano y dos padres. Un clan.
Era cierto. Si Laila había venido con su... "familia" entera (incluyendo a su hermano, padre y madre), los Wilson eran un nuevo aquelarre en Forks. Eso solo podía traer problemas.
Por otra parte, Liam también lo veía como la explicación a tantas transformaciones en la manada de su padre: ellos significaban peligro, y cuando el peligro se acerca, los lobos se transforman. Pero él no, claro.
-Está buena...
-¡Cállate! -exclamó Beatrice, dándole un fuerte golpe en la cabeza a su hermano Ethan con su libro de sobrenaturalidad-. ¡Esto es serio, Ethan! ¿Es que no ves lo que tenemos delante?
-¿Y qué tiene de malo que... chupasangres -Ethan susurró la última palabra para que nadie más que ellos cuatro la escucharan- nuevos lleguen a Forks? Los Cullen también lo hicieron en su día, y el tío Sam lo permitió.
Liam sintió como Renesmee se ponía más rígida en su asiento ante la declaración de su primo.
-No los llames así. -pidió Liam. Le dio una breve mirada de advertencia a Ethan antes de dirigir su mirada nuevamente hacia Laila Wilson y su hermano.
La verdad era que Ethan tenía grandes cambios de parecer. En un momento podría encontrarse coqueteando con Renesmee y un par de horas más tarde se encontraba insultando a los vampiros. Hipócrita.
-Estamos jodidos... -murmuró Liam.
Después de unos segundos en silencio, Renesmee volvió a tomar la palabra.
-Deberíamos hacer algo al respecto. -los otros tres restantes la miraron con una mueca-. ¿Qué? Igualmente, la noticia no tardará en llegar a la manada Black y a la de Sam Uley. Y si creéis que ellos se entrarán rápido, imaginaos los Cullen; será ver a mi padre y ya me habrá leído la mente.
Esa teoría era completamente cierta y, si debían informar a Jacob Black del asunto, Liam quería ser la persona que lo hiciera.
De pronto, se escuchó un grito en medio de la cafetería que provocó que todos los estudiantes y profesores se quedaran en silencio, solo oyéndose los sollozos incontrolables de una chica rubia que aparentaba la misma edad que Liam. Él se levantó y surcó con sus ojos marrones la estancia hasta dar con la rubia en un rincón de la cafetería. Se tapaba los oídos con las mangas de su jersey rojo y soltaba fuertes gritos y patadas. Varios profesores se acercaron a ella y la ayudaron a levantarse para luego salir del lugar.
Parecía ser que los Wilson iban a traer más problemas de los previstos.
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NUEVO CAPÍTULO
Espero que os haya gustado y ¡gracias por seguir leyendo! No tengo mucho que decir, nada más que se vienen problemas en Forks...
Por cierto, el edit que justo encima de esta nota lo hice por placer. Ni siquiera sabía qué diálogos poner, pero da igual xd
*Hasta que el crepúsculo llegue al cielo*
- Aida ✨