—¡CAPÍTULO ONCE!
Vomitando el rojo de sus entrañas.
Harper había vuelto a su casa con muchas dudas esa noche, como
¿Porqué las voces de la nada hablaban en Irlandés? Había notado un patrón distinto en estas voces que en las que escuchaba normal mente. Estas eran susurros, muchos a la vez.
Charlie noto la seriedad en su hija cuando se subió a la patrulla de policía, Él también lo estaba, habían encontrado el cuerpo de una mujer destrozada horriblemente, de una manera inhumana. Faltaba el estudio forense de Dorothy McValler, pero Charlie Swan ya podía suponer que eso lo había hecho un animal demasiado grande y sadico.
Harper al llegar a la residencia Swan lo primero que hizo fue correr escaleras arriba, corriendo a la puerta del baño, azotando esta al entrar rápidamente.
No se sorprendió la chica de cabellos castaños cuando se encontró vomitando el rojo de sus entrañas, sangre. Harper solo pudo quitarse el cabello para un costado con la poca energía que le quedaba, sentía su garganta ardiendo, le costaba respirar.
No se dio cuenta cuando había caído de rodillas al lado de la taza del baño y tuvo que impulsarse de esta y con sus brazos para acercarse al lava manos, ahí se miró al espejo: pálida, con los ojos hundidos y ojeras grandes, demacrada, esquelética.
Harper sintiendo todavía el sabor metálico de la sangre en su boca, prosiguió a hacerse buches y lavarse las manos.
Luego de eso se retiró a su habitación, donde simplemente se tiró en la cama sin ganas y se dejó fluir.
Harper necesitaba ayuda.
* * *
Harper miraba la sala, todos estaban callados: todos sabían sobre la reciente muerte monstruosa de su compañera de terapia.
—Bueno... lo más seguro es que los policías encuentren al animal que le hizo eso a Dorothy.— Expresó el doctor Gilbert.
Harper no supo si se refería a «animal» por una persona con conductas salvajes o por un animal literalmente. No le sorprendería.
—¿Estas bien Harper?
Todas las miradas se posaron en ella. Su estado era deplorable, con el paso de los días había estado decayendo más en la miseria y el deterioró, al parecer lo habían notado, era fácil la verdad.
—Igual que siempre doctor Finniwen.
—¿Qué tal si nos cuentas de tu semana?-Preguntó interesado en sacarle algo a la británica.
Harper sabía que no le podía decir: «Si, mira normal, encontré un cadaver gracias a unas voces en mi cabeza, eso fue lo más interesante de mi semana.» Definitivamente no podía decirle eso.
—Mmm... nada interesante, desde que llegue a Forks no me he metido nada doctor, ninguna droga.— Fue sincera.
No es porque no quisiera, si no que no tenía droga, ni donde conseguirla. Y eso lo sabía Gilbert.
—Pero... ¿Por qué aún así te ves tan demacrada y enferma? Si no estas consumiendo nada ¿Qué pasa?
Todos prestaban atención a la chica que miraba el suelo como si fuera lo más importante en ese momento; no podía decirle que había sentido como una persona morir a metros de distancia. Que había gritado anunciando su muerte, que tenía voces que constantemente la tiraban par abajo en vez de actuar como conciencia positiva.
—Supongo que me estoy dejando ser yo en mi máximo esplendor.— Susurró con una voz más fina que encontró dentro de ella.
Gilbert y muchos en esa sala no evitaron pensar que era la respuesta más depresiva y evasiva que habían escuchado para decir: me estoy muriendo pero no me importa.
—Chicos se pueden retirar, faltan diez minutos para que termine el turno, terminaremos antes, menos tu Harper, quiero hablar contigo.
Harper se puso nerviosa al instante; ¿Habrá hecho algo mal? Se empezó a rasguear sus delgados y pálidos brazos nerviosa.
Cuando todos salieron se acercó al Doctor y se sentó no tan alejado de él, pero tampoco tan cerca, con dos sillas de distancia entre ellos.
Gilbert la miró de arriba a bajo, sin saber qué decir, hasta que cerró los ojos y dejó que las palabras salieran solas.
—No es la primera vez que escucho una respuesta tan similar a esa, eres la segunda persona que responde así. En mi otro trabajo tenía otra paciente, se llamaba Pandora, era muy parecida a ti.
—¿Por qué me cuenta esto?— Preguntó extrañada la Di Cleardio.
—Pandora era una chica especial, Pandora estaba muy mal de salud, escuchaba voces en su cabeza, tenía alucinaciones. Por eso reconozco a una persona que está así cuando la veo, porque yo vi poco a poco a Pandora morir.
Harper quedó paralizada, mierda.
Respira, Respira, Respira, tu puedes.
—¿Sabes que tengo que hablar con tu padre verdad? Pero lo primero es hablar contigo. Saber exactamente qué te pasa, entender que te pasa.— El doctor Gilbert tenía una mirada que a Harper no le gustó nada.
—No le diga nada a Charlie, ni a nadie sobre lo que usted cree saber.— Harper parecía que respiraba porque el aire era gratis.
—¿Qué ganó yo si no le digo a Charlie? Creo que podríamos llegar a un acuerdo ¿No te parece pequeña Pandora?
Harper abrió sus ojos al maximo ¿Como la había llamado? Lo había dicho con un tono tan asqueroso a su oído y que sonaba tan malvado y para nada inocente, con segundas intenciones. Pasaron unos segundos, quizá un minuto, en el que ella procesaba todo, ¿Acaso Él...?
La puerta de la sala fue abierta con lentitud por una mano pálida; Lukas Cullen la esperaba para llevarla al auto junto a su hermana y su cuñado como luego de todas las terapias.
—Disculpe doctor Finniwen, me tengo que llevar a Harper, su hermana y mi hermano la esperan.— Lukas parecía desinteresado, pero cambió eso al ver la atmósfera tensa en la habitación.
—Claro Lukas, luego seguimos hablando de ese tema Harper. Que tengas un lindo día.— Dijo como si nada de todo lo dicho hubiera pasado.
Harper no dudo en salir del consultorio a pasos rápidos, seguida de cerca por Lukas, quien como siempre vigilaba desde atrás sus pasos, evitando que se cayera.
Esta vez Lukas noto algo distinto en Harper, sus pasos torpes y sin coordinación, su mente en otra parte, además de sus ya usuales latidos acelerados y respiraciones al segundo.
—¿Qué pasó ahí adentro?—Preguntó al cruzar el pasillo de la primera planta.
—Mm... estábamos revisando el proceso.
—Mientes. Eso se hace con todos los demás en la cesión de terapia.
—Solo me vio un poco dispersa, no le podía decir lo qué pasó en el bosque, así que le inventé una excusa.— Mintió devuelta.
Como ya habíamos dicho antes: Harper era una perfecta mentirosa.
Esta vez Lukas no objeto nada. Pero se quedó viendo a la chica frente a él, ¿Cómo llegó a ser ese desorden? No podía caminar en línea recta.
—¿Bella y Edward están afuera?—Preguntó cuando estaban por salir.
—Si, quieren hablar de lo que averiguaron sobre la otra noche, además , mi familia quiere hablar contigo, tienen algo que decirte.—Contestó el sin mirarla a los ojos.
Cuando salieron del hospital, pudieron ver a la perfecta pareja recargada en su Volvo negro.
Harper se preguntó que tendrían para decirle los perfectos Cullen.
Harper también quería ser perfecta.
—¡Harper! ¿Como te fue?
Harper no podía decirle a Bella que su doctor se le había insinuado.
Sonríe.
—Como siempre.
—Hola Harper, sube, te llevamos a nuestra casa, Charlie nos pidió que te dejemos estar en casa para que no estés sola en la suya.— Comentó Edward, abriendo las puertas del auto.
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Pregunta: ¿De que casa de Hogwarts son? Yo soy orgullosamente de Slytherin ¿Y ustedes?
@RossieSFF