Confía en mí (Pausada Tempora...

Por SaraMarnLpez

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Cinco años después de la guerra, por suerte o por desgracia los caminos de Draco Malfoy y Hermione Granger se... Más

1- La Madriguera
2-. El caso Malfoy
3- Una terrible elección
4- Aclaraciones
5- Momentos dolorosos
6- Momentos dolorosos II
7- Situación inesperada
8- En busca de testigos
9- Conocidos
10- Esto duele más
11- Visita en casa
12- El juicio y sus consecuencias
13- Veredicto y preguntas sin respuesta
14- Cumpleaños y ataques
15- Sueños y delirios
16- Todo tiene su fin
17- Surgen complicaciones
18- ¿Escapar o ser rescatada?
19- ¿Qué son un par de pasos?
20- despertar atormentado
21- Cuentos de niños... o tal vez no.
22- El doble de Harry
23- Sentimientos bajo el agua.
24-. Intercambio de mundos
25-. El regreso a Londres
26-. Tras los pergaminos.
27-. Primer encuentro con el pasado.
28-. Desandando lo andando.
Aviso importante

25-. El regreso a Londres

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Por SaraMarnLpez

Hola de nuevo chicas, vengo a avisaros de que el siguiente capítulo aún no lo tengo terminado. No se donde se encuentra ahora mismo mi imaginación, espero encontrarla pronto. Subo de nuevo el capítulo 25 porque bastantes me habéis dicho que no os aparece. Espero que ahora si os salga.

<<<>>>

- Hermione- susurró con voz ronca-, despierta solo es un sueño.

La muchacha abrió los ojos de sopetón, cogiendo todo el aire que sus pulmones le permitían. Miró aungustiada a su alrededor. Comprobó con ilusión que estaba tumbada en el suelo de su habitación. Pasó las manos por sus caderas. Llevaba su querido camisón, su suave y preciado camisón. Nada de estúpidos vestidos de época con el que tropezaba y le impedían respirar.

Que sueño más raro acababa de tener. Siete guerreros le hacían una única pregunta. ¿Quién eres? Que cuestión más estúpida. Como si ella no supiera quien es. Y no solo eso. Es que su respuesta era errónea. Errónea. Hermione Granger, la persona más inteligente, la que sabía todas las respuestas. Había respondido mal. Increíble.

Pero eso no era todo. Algo la perseguía por el bosque. Mejor dicho alguien. Al final conseguía alcanzarla. Podía ver su rostro, lleno de satisfacción, mientras la ahogaba. Se parecía mucho a Ron. Diría que podía ser su gemelo si no supiera que eso fuera imposible. También recordaba su último pensamiento. Un escalofrío la recorrió completamente de arriba a abajo.

- Fernando- susurró con voz queda intentando incorporándose, pero no pudo hacerlo porque unos brazos la sujetaban.

- No vuelvas a darme estos sustos, Hermione- imploró acunándola entre sus brazos, sin querer soltarla. Se estaba tan bien en esos momentos...

Esto era increíble, le pedía que no le diera estos sustos. ¿Con qué derecho le pedía eso? Estaba cien por cien segura que el sabía lo que pasaba antes de que ella recordara. ¿Qué por qué lo sabía? Muy simple. En sus recuerdos vio a Fernando. Rubio, paliducho, con pose arrogante e irradiando elegancia por todos los costados. Exactamente igual que el muchacho que tenía ahora mismo en frente que la miraba con preocupación ¿Por qué no se lo había dicho? Ahora entendía el por qué de tanto secretismo con Harry. Se soltó con un gesto brusco para levantarse y pasearse por la habitación como si de un león enjaulado se tratase. Y eso estaba muy cerca de la realidad.

- No me vuelvas a decir que es lo que tengo o no tengo que hacer, Malfoy- ordenó amenazadoramente. Estaba enfadada, mucho. No hizo caso a la mueca de disgusto que se adueñó de la cara del rubio durante la milésima de segundo que ella lo llamó por su apellido-. Tú, justamente tú. Llevas meses pidiéndome que confíe en ti y ahora me vienes con esto. Ocultándo información que me concierne. ¿Cómo quieres que lo haga? ¿Con qué derecho te atreves a pedirme nada?- sus ojos le escocían, estaba muy dolida, demasiado-. Mírame cuando te hablo, Malfoy.

- ¿Y cuando se supone que te lo ibamos a decir, Granger?- el corazón de la castaña se encogió por un segundo al notar la frialdad del rubio. Que la llamase por su apellido le dolió. A la mierda todo el avance que habían echo. Quería guerra. Pues bien, ella no se iba a quedar atrás-. ¿Cuándo estabas inconsciente en el hospital? Oh no, mejor aún. Te lo tendría que haber dicho ayer cuando llegué y te encontré borracha. Si, ese habría sido un buen momento. Tu capacidad de razonamiento estaba en todas sus capacidades.

Ese había sido un golpe bien bajo y él lo sabía. Al fin y al cabo siempre sería un Malfoy. Convivir durante tantos años con su tía pasaban factura. Hermione paró en seco cuando escuchó las últimas palabras del rubio. Se giró hacia el con las lágrimas a punto de desbordar. Pero no le pensaba dar el gusto de verla llorar. Le cruzó la cara con una sonora bofetada, que el rubio recibió impasible.

- Márchate, Malfoy. Acabas de dejar muy claro lo que piensas de mi. Coge a Scorpius y vete a casa. Vuelve a tu fantástica vida, lejos de mi y de mis problemas- hizo una pausa para respirar agitadamente-. Nadie te pidió que me salvaras. Yo no te he pedido que seas mi guardaespaldas. Te has metido en esto tu solo.

- Mierda, Granger. Esto ya no se trata solo de ti. En esta mierda estamos involucrados todos- explotó separándose de la castaña-. Tu vida no es la única que está en juego.

- ¡Por eso mismo!- gritó histérica-. Debistéis de habérmelo contado nada más os enterastéis.

- Por Merlin, Granger, eres la persona más terca que conozco. Primero te tenías que recuperar, asimilar todo lo que te ha pasado- intentó hacerla entrar en razón-. Te lo ibamos a decir cuando estuvieses preparada.

- Y según tú, ¿cuándo se supone que estaría preparada? Sorprendeme con tus conclusiones, oh gran Malfoy!- preguntó sarcástica.

- Cuando dejaras de comportante como una cría, Granger- contestó a voz en grito.

Latigazos. Eso era lo que sentía con cada palabra del rubio. Se sentía empequeñecer bajo su gélida mirada. Sabía que tenía razón. En parte, al menos. Pero no le iba a dejar ganar la discusión, esto era la guerra.

- Bien- gritó de nuevo-. ¿Algo más que quieras decirme?- se calló un par de segundos esperando una respuesta que nunca llegó-. Sigues siendo igual de despreciable que siempre. Solo era tiempo que sacaras a la luz tu verdadera cara- escupió con furia. Sabía que lo que decía no era cierto. Pero una vez hubo empezado no podía parar. Palabras hirientes se atascaban en la punta de su lengua discutiendo entre ellas cual es la que debería de salir antes-. ¿Sabes qué? Que tu opinión me importa una mierda. Nunca me ha importado y no lo hará ahora. Puedes seguir despreciandome como lo hacías antes. No me debes nada. No te debo nada. No hay ningún nosotros. Nunca lo ha habido. Puedes seguir con tu miserable vida de ex-mortigafo y dejarme en paz de una maldita vez.

¿Así que eso es lo que ella pensaba? Que no había cambiado. Que seguía siendo el mismo niñato caprichoso que en el colegio. ¿Acaso no le había demostrado lo diferente que era? ¿Acaso no le había demostrado lo mucho que ella le importaba? ¿Y para qué? Para nada. Para que a la primera de cambio ella le haga saber lo que de verdad piensa de él. Para ella siempre será la misma alimaña que fue hace años.

En el fondo de su ser sabía que esto iba a pasar tarde o temprano. La serpiente y el león jamás se podrían llevar bien. Ninguno saldría bien parado si mezclaban sentimientos. ¿Pero qué estaba pensando? Aquí el único que tenía sentimientos era él. Ella se lo había dejado muy claro segundos atrás. "No hay ningún nosotros" Esas palabras resonaban en su cabeza, hiriéndolo más a cada segundo que pasaba. Que estúpido había sido al imaginar un futuro junto a ella. Ella quería al antiguo Draco Malfoy, pues bien, no sería él el que le negara semejante petición. "No hay ningún nosotros" . Respiró hondo dirigiéndose a la puerta.

- Mañana volvemos a Londres- y sin dirigirle una última mirada cerró la puerta con un portazo que amenazó con tirar la pared.

Soledad. Ese sentimiento la invadió, seguido de culpabilidad y remordimientos. ¿Por qué no se podía haber mordido su estúpida lengua? Al contrario, tenía que haber dicho todo lo que en ese momento se le pasaba por la cabeza. Y no sabía ni porque lo había echo. Él solo había intentado ayudarla. Llevaba meses haciéndolo y ella se lo pagaba así. ¿Qué clase de persona era? Se sentía despreciable. Sentía que nunca había fallado tanto a alguien como lo había echo segundos atrás. Se dejo resbalar por la pared hasta acabar sentada en el frío suelo. Rodeó sus piernas en un gesto protector y dejó salir las lagrimas que se agolpaban en sus ojos. Nunca se había odiado tanto a si misma como en ese momento. ¿Por qué le había dicho esas cosas? Cosas que por supuesto no pensaba. Claro que Draco Malfoy había cambiado y mucho. ¡Qué estúpida era! Acababa de herir a la persona que más se había preocupado por ella. A la persona por la que sentía algo. No sabía que era, pero era algo. Se le cruzó por la mente ir a hablar con él. Pero sabía de sobras que no era un buen momento. Lo conocía demasiado bien como para saber que él no quería hablar con ella, no la querría ver.

Pasó la noche en vela, sumida en sus pensamientos. Llorando patéticamente. Bien sabía ella que se lo merecía.

El alba llegó con fuertes rayos de sol que amenazaban con dañar sus ojos. Más aún de lo que ya los tenía. Preparó a Rose y bajo a la cocina con ella en brazos. Allí ya se encontraban los Malfoy.

- Daros prisa en desayunar, el traslador sale en media hora- informó fríamente sin siquiera mirarla saliendo con su hijo de la cocina.

Los ojos de Hermione se humedecieron de nuevo. Su tren había pasado y sabía que sería muy difícil recuperarlo. Dio de comer a su hija a toda prisa mientras ella se tomaba su café mañanero. Cuando estuvo lista se reunió con ellos.

Draco sintió su presencia antes de que ella irrumpiera en el salón. No quería mirarla, suficiente había dicho ya el día anterior. Estiró la mano y tocó el despertador que había encima de la mesa.

- Tienes cinco segundos para tocar el traslador, a no ser que quieras quedarte en tierra- informó con voz fría.

Hermione se abalanzó sobre el despertador como alma que lleva el diablo. Colocando su mano encima de la de Draco. Disfrutando de aquel pequeño contacto. Por nada del mundo se quedaría en aquella casa. Echaba de menos a su gente. Rose se revolvió incomoda en sus brazos. La estrechó fuerte contra sí cuando sintió la sacudida precedida a la absorción del despertador. Cuando tocó suelo de nuevo, uno de sus pies no apoyó bien y estuvo a punto de caer. Draco la sujetó hasta que se estabilizó y la soltó rápidamente como si se hubiese quemado.

- ¡Hermione!- una muchacha pelirroja la abraza fuertemente-. Cuanto me alegro que estes bien.

- Hola Herm- saluda mi mejor amigo, revolviendome el pelo como si fuera un perrito abandonado-. ¿Qué tal, Draco?- Malfoy simplemente hace un inclinamiento de cabeza para hacerle saber que bien, para a continuación señalarle la cocina con los ojos, gesto que el moreno capta al momento-. Vamos a la coci...- señala la cocina pero ve como Ginny le lanza una mirada que dice "momento de chicas, piraté". Harry hace un gesto con las manos que indica que no hay quien entienda a las mujeres, una vez solos, pregunta-. Cuéntame, ¿qué ha pasado?

- Me preocupa Hermione- confiesa desganado.

- Pero eso no es nada nuevo- observa a Draco con detenimiento. Las ojeras oscurecían sus ojos-. Lo que quiero decir es por qué habéis venido sin avisar. Por qué parece que no hayáis dormido en días.

- Ha sido una noche muy larga- se sienta en la silla y apoya los codos en la mesa para dejar caer su cabeza sobre sus manos-. Blancanieves se hizo dueña del cuerpo de Hermione y viceversa.

- ¿Qué? Pero, ¿cómo?

El moreno se hundió en la silla que había frente a Malfoy. Se sobó la nuca pensativo. ¿Es qué nunca iban a poder dejar de jugarse la vida? Si no era por inestables mentales con ansias de aniquilar a media humanidad, era por brujas malvadas con el pecado de la abaricia escrito en la frente con el mismo proposito del anterior mencionado. No podían dejarlos en paz, no. ¿Es qué nunca iban a poder tener una vida normal?

- Pues, verás. A nuestra querida princesa- comenzó con sarcasmo-, se le ocurrió la maravillosa idea de mandar a Hermione a su mundo, sin varita he de añadir, para que recordara. Mientras ella se hacia dueña del cuerpo de Hermione. Pero eso no es todo.

¿Aún había más?

- Continúa, nada de lo que me digas podrá asombrarme. Estoy curado de espanto.

- Me dejo un mensaje. Mi prima vendrá a por mi. Cree que es la mejor manera de hacer que Hermione caiga en sus redes. También dijo que si Hermione falla, o dicho con otras palabras, ella muere, Blancanieves también morirá. Sus vidas están ligadas. Lo que eso significa que sin Hermione y sin Blancanieves la reina se hará con el poder en su época, pon ende también en esta y la vida de miles de personas, así como el transcurso de la historia cambiará. Sabes lo que eso significa, ¿no Harry?

Ahora mismo la boca de Harry podía hacer una competición con la de la momia, a ver cual de las dos se abría más.

- Podríamos no llegar a nacer. Y si tú no nacieras Voldemort se haría con el poder- informa señalándolo con el dedo.

Ya tenemos ganador! La boca de Harry había conseguido llegar al suelo. Y por mucho que se esforzaba no conseguía cerrarla.

- Pero, ¿qué me estas contando?- fue lo único coherente que logró pronunciar.

- Lo que escuchas, Potter. No me hagas repetirlo.

- Tenemos que avisar a los demás. Tenemos que comenzar a prepararnos- opinó Harry mientras servía dos copas de wisky de fuego. En este momento le hacía mucha falta.

Ginny arqueó las cejas, esperando algo.

- Bueno, ¿qué?- me preguntó con una sonrisa-. ¿Me vas a contar lo que ha pasado con el rubiales o te lo voy a tener que sacar con sacacorchos?

- ¿De qué estás hablando?- pregunté como si no supiera de que me estaba hablando.

- ¡Oh, vamos! No me tomes por tonta, Hermione- siguió insistiendo mientras cogía a Rose y le hacía carantoñas.

- Ginny, no insistas. No ha pasado nada.

- ¿Sabes una cosa? Nunca has sabido mentir- sentó a Rose en sus piernas y centró toda su atención en mí. Colocó una mano en mi rodilla-. Sabes qué puedes contar conmigo para lo que quieras, ¿verdad? No es bueno que te guardes todo para ti sola.

- Ginny...- supliqué.

- Hazme caso por una vez en tu vida. Me has ayudado muchas veces. Déjame devolverte el favor.

Suspiré resignada. Cuando algo se le metía en la cabeza a la pelirroja, no había quien se lo sacara.

- Te lo haré más fácil. Yo pregunto y tu dices si o no. ¿Te parece?- asiento, ¿qué remedio me queda?-. ¿Te gusta Malfoy? Bueno es obvio que si, no se porque lo pregunto. Y está claro que el está loco por ti. Hacéis una pareja perfecta. Y, por Merlin, ¿has visto lo guapo qué es? Bueno está claro que si lo has visto. ¿Y te has fijado como te mira? Te mereces ser feliz y él es ru razón...

- Para, para , para. Ginny lo nuestro es imposible.

- ¡O sea, que hay algo vuestro!- exclama dando brinquitos-. Lo sabía.

- No. No hay nada nuestro. Solo han sido un par de besos.

- ¿Qué? ¿Y porque no me lo has dicho antes?

- Lo estoy haciendo ahora- suspiro.

- ¿Y qué tal besa?- preguntó enarcando las cejas-.

- ¡Ginny! No te pienso contestar a eso.

- Oh, vamos no seas aburrida. Y a parte de besos, ¿ha habido algo más? Ya sabes...

- No- la corto antes de que siga con su explicación-. Nos hemos besado un par de veces. Fin de la historia. No volverá a pasar.

- ¿Qué? Pero, ¿porque?

- La he fastidiado. Ayer por la noche discutimos y le dije cosas que no debería de haberle dicho. Cosas que no se ni porque se las dije, porque no las sentía.

- ¿Y por qué no se lo dices?

- No es tan fácil- confieso pasándome las manos por la cara-. No me escuchará, ya sabes lo orgulloso que es.

- No pierdes nada por intentarlo.

- Lo pensaré, Ginny, lo pensaré- me levanté y me coloqué delante de mi amiga con los brazos en jarra-. Y ahora señorita cotilla, vamos a ver a tus hijos- ordeno con un deje de diversión.

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