Annie había bajado aquella mañana dispuesta a hacerse un desayuno, tenía mucha hambre y no se explicaba porqué.
La noche anterior se había quedado hasta tarde hablando con Theo y Blaise, les mostró lo que era la televisión y el walkman por el que ahora se peleaban. Ambos chicos estaban fascinandos con las cosas muggles, y le preguntaban a Annie acerca de cada cosa que veían.
Alex estaba que brincaba de felicidad, pues tenía a más personas para jugar con él, y los obligaba a jugar sus juegos o ver sus caricaturas, cosa que a Blaise y Theo los tenía fascinados, pues miraban casi sin parpadear el televisor.
Al llegar a la cocina, observó a su madre haciendo el desayuno, que olía muy bien.
-Buenos días -saludó Annie sentándose en la isla.
-Buenos días. ¿Y los chicos?
-Dormidos, supongo. Ayer estaban discutiendo por el walkman, así que mejor me fui a mi habitación.
La madre de Annie le colocó un plato con huevos, tocino y tostadas.
-¿Y Alex? -preguntó mientras comía.
-Dormido aún. Iré a despertarlo -su madre se perdió escaleras arriba dejando a Annie pensando en todo y a la vez en nada.
Alrededor de quince minutos más tarde, Blaise y Theo también bajaron a desayunar, sorprendiéndose por como se encendía la estufa y cómo sacaban la comida del refrigerador.
Al terminar, fue el turno de Annie de lavar los platos usados, por lo que los chicos se quedaron a hacerle compañía, puesto que no tenían nada más que hacer. Estaban riéndose acerca de cuando Ron había tropezado con un árbol y se cayó colina abajo, cuando Maya entró por la ventana de la cocina.
-Hola Maya -la saludó Annie secándose sus manos. Se dio cuenta de la hoja que tenía atada a su pata- ¿de quién es?
Se acercó al ave y desató la carta, frunciendo el ceño al ver que era de papel normal, no de pergamino.
-¿Quién es? -preguntó Blaise. Annie abrió la carta.
Annie.
No quería molestarte o preocuparte, pero es que tengo mucho miedo.
Hace días que he visto a las mismas personas rondar por el orfanato, mirando a todos los niños, como buscando algo. Siempre usan ropa negra y creo que vi la varita de uno, pero no estoy muy segura. Todos los días vuelven a la misma hora y se quedan durante mucho tiempo, tengo el presentimiento de que son mortífagos.
Me he estado quedando en la habitación lo más que puedo, pero aún así siento que me vigilan, es algo muy extraño. ¿Debería avisar a alguien? Maya llegó a visitarme y decidí que era buen momento para enviarte esta carta.
Issa
-Tengo que ir por ella -musitó asustada. Blaise y Theo leían la carta mientras fruncían el ceño en señal de preocupación.
-Iremos contigo -dijeron ambos levantándose de sus asientos.- Y no importa si nos dices que no.
Annie entrecerró los ojos pero asintió.
-¿No le dirás a Harry? -preguntó Blaise mientras subían las escaleras.
-Se volverá loco si le digo -dijo Annie entrando rápidamente a su habitación. Buscó entre su ropa y se colocó lo primero que encontró.
Alrededor de quince minutos después, Annie, Blaise y Theo caminaban casualmente por las calles del vecindario. Era un buen día, el clima estaba muy bien y todo se veía muy pacífico, lástima que para los del mundo mágico, no fuera así.
-¿Sabes donde está el orfanato? -preguntó Blaise.
-Sí, cerca del parque. Harry y yo nos encontramos a Issa el año pasado ahí -dijo mirando atentamente a su alrededor. Caminaron unas pocas de cuadras más, y se ocultaron tras unos arbustos, pues había probabilidad de que los mortífagos siguiesen ahí.
-¿Ven a alguno? -murmuró Annie.
-Parece que todo está despejado -murmuró Theo- vamos.
Cruzaron la calle aparentando tranquilidad, sin embargo, estaban tensos y en alerta. Al llegar al portón principal, soltaron un suspiro. El lugar no se veía del todo bien. El jardín estaba descuidado y los ladrillos se caían aveces. Annie suspiró y acompañada de Theo y Blaise, entró.
Al principio, estaba un pequeño recibidor sin muchos muebles, sólo dos sillas y un escritorio donde estaba una señora con aspecto de aburrida mortalmente mientras pintaba sus uñas.
Annie se acercó lentamente.
-Buenos días -saludó vacilante y sonriendo.
La señora levantó la vista.
-¿Qué vienen a hacer?
-Visitar a una amiga -se apresuró Theo, entrando en modo educado- su nombre es Annissa Carter. Le prometimos visitarla en estas vacaciones.
-¿Son de su escuela esa rara?
Ellos asintieron.
-Puerta 34. El horario de visitas es hasta las siete.
Y volvió a bajar la vista a seguir con su trabajo. Los tres agradecieron vacilantemente y caminaron por el pasillo.
-Qué agradable -masculló Blaise. Siguieron caminando hasta que llegaron a una gran sala, donde se veía una gran cantidad de niños. Habían juguetes, crayolas, y hasta ropa por algunas partes. Había niños desde dos a cuatro años, y Annie no pudo evitar morir de ternura.
-Son tan bonitos -chilló observándolos con una sonrisa. Había algunos gateando, otros jugando con sus manos, juguetes o lo que encontraran, y algunos más grandes observaban a los pequeños.
Alguien que llamó la atención de Annie, fue una niña de dos años aproximadamente, rubia y una sonrisa muy bonita.
-Percy.. ¿qué te dije de las crayolas?.. -la voz conocida los hizo voltear. Issa estaba con las manos en las caderas y ojos entrecerrados, mirando a los niños, se agachaba a quitarles cosas probablemente peligrosas y las cambiaba por juguetes aptos para ellos.
-Bueno.. al parecer no vas a venir a saludar a tu cuñada, ¿no?
La Hufflepuff levantó la vista rápidamente y sonrió con emoción al verlos.
-¡Annie! -caminó rápido con cuidado de no pisar a algún niño y al llegar, abrazó a los tres, emocionada.- ¡Blaise, Theo!
-Hola rubita -saludó el moreno dándole un abrazo.
-Me alegra que estén aquí -dijo bajando el tono de voz. Echó una ojeada a las ventanas- vayamos a mi habitación.
Los tres asintieron y siguieron a la rubia por otro tramo de pasillos con puertas, salas y más niños. Era increíble la cantidad de niños y las diferentes edades.
Llegaron a una puerta algo maltratada e Issa abrió la puerta.
Era un cuarto como el de Harry o más pequeño, según recordaba Annie. Sólo había una cama, una ventana, un ropero y el baúl de la chica.
-No es mucho, pero es algo -dijo Issa sentándose en su cama y palmeando a su lado. Annie se sentó junto a ella, mientras Blaise y Theo optaron por mantenerse de pie- gracias por venir.
-Me hubieras dicho antes -la regañó Annie.
-Lo sé.. pero pensé que eran suposiciones mías.. aunque ahora no lo creo..
-Lo importante es que estás bien -sentenció Annie.
-¿Porqué estaban con Annie? -preguntó con curiosidad a Blaise y Theo.
-Las cosas se están complicando -respondió Theo- ya no era seguro estar en nuestras casas.
-Ah.. -murmuró. Se sumieron en un silencio, donde se escuchaban a los niños deade lejos.
-Bueno, lo importante es sacarte de aquí -dijo Annie haciendo que todos la miraran.- ¿Tienes alguna idea acerca de como te dejarían salir?
-Lo he pensado, y sólo diré que este año tengo que hacer algunos cursos de verano por haber reprobado unas materias -dijo convencida- McGonagall hizo parecer que voy a un colegio muggle, así que espero no haya problema.
-¿Tienes tus cosas listas? -preguntó Annie levantándose.
-Si, todo está en el baúl -dijo levantándose también- pero.. necesito ayuda con una cosa.. ¿tienen bonita letra?
-Theo y Annie sí -dijo Blaise.
-¿Podrían hacer una especie de carta donde diga que reprobé materias y hoy comienzan los cursos de verano? -preguntó Issa sacando papel muggle y una pluma.- La directora se lo creerá, McGonagall la aduló hasta lo que no para que me dejara ir.
-No veo a McGonagall adulando a alguien -dijo Theo divertido.
-Fue divertido -dijo Issa riendo.
-Yo la haré -dijo Theo- ustedes empaquen la ropa que está en el ropero, para poder irnos cuanto antes.
Annie e Issa asintieron mientras se ponían a ello.
(...)
-Annie.. me alegra que traigas a tus amigos.. pero se nos están acabando las habitaciones -dijo su
madre divertida.
-Mamá.. sabes como está todo.. -dijo Annie suspirando- a Annissa la conocimos en cuarto año.. ella estaba muy sola y..
-Annie, cariño, está bien.. -dijo su madre abrazándola. Su hija estaba muy alterada en algunos momentos, por lo que intentaba calmarla- no me molesta que estén aqui.. Annissa es muy linda y entiendo que quisieras ayudarla a salir del Orfanato.. se ve que te tiene mucho cariño..
-Es como si fuera mi hermana -dijo sonriendo un poco- aunque es un poco más apegada a Harry..
-Pueden quedarse todo lo que quieran.. -dijo su madre sonriéndole- al parecer a Alex le gusta que haya más gente.
Annie rió. Alex había estado de lo más feliz desde que Theo y Blaise llegaron, y ahora sumándole a Annissa, parecía explotar de felicidad.
-Papá disfruta enseñarles el fútbol -dijo Annie al recordar como Blaise y Theo estaban junto a su padre enfrente del televisor para ver un partido.
-Esa noche se durmieron a las cuatro de la mañana y tu padre debía ir a trabajar al día siguiente -dijo su madre riendo.
-Parecía zombie -rió Annie.
Aquellas pláticas con su madre le gustaban a Annie. Sentía que la tensión se liberaba de ella, que remontaba en el tiempo y que aún era una niña que le contaba a su madre acerca de la nueva caricatura que había visto en el televisor. Las tardes en las que observaba a su madre haciendo galletas o pasteles. Le recordaba en los mejores momentos, poniéndola nostálgica, al saber que ya tenía dieciseis, que su etapa de niñez había terminado y que necesitaba madurar para poder enfrentarse a la vida por ella misma, ser independiente.
Una parte de Annie quería volver a ser una niña sin preocupaciones, que tenía lazos en el cabello y que le encataba pintar, pero aquello no era posible, y era hora de madurar.
Porque el mundo apesta, pero es la realidad que nos toca vivir, momentos buenos y malos, que te harán como persona y guiarán, dependiendo del camino que elijas, y para eso, Annie tenía que ser independiente y lo sabía, sólo que no estaba preparada para serlo.
hoy es dos de mayo :(
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