Ya había pasado una semana.
Una lenta y triste semana en donde Jungkook no había podido vivir su vida corriente de siempre.
Con tantos cambios bruscos no muchos se acostumbran, de repente, acostado en el húmedo colchón se puso a pensar en qué harían otras personas en su situación. Seguramente muchos gritarían hasta el cansancio, otros se hundirian en una depresión penosa de las que es difícil salir, hay otro tipo de personas que intentaría escapar a toda costa, pero en todos los casos terminarían muertos.
En ese momento le tenía un rencor muy malo a su padre, él sabía que era degradante tener esos sentimientos, pero el causante de ese encierro no era él mismo, le daba una rabia tremenda al pensar en que estaba secuestrado inocentemente.
Jungkook cerró los ojos para que por lo menos su mente sea libre, que viajara por los lugares que más le gusten y que tratase de ser positivo.
En su cabeza apareció la imagen de su madre, su tan querida madre, por la cual él daría todo, le vino el recuerdo de cuando tenía siete años y la Sra. Ha neul hacia galletas para la once, era verano y la brisa fresca llegaba desde la ventana abierta de la cocina. Las famosas galletas de su mamá eran famosas en todo el barrio, las hacía con chips de chocolate, como le gustaban a su hijo.
Esa tarde, por empezar a jugar a una guerra de cosquillas, las galletas se habían quemado y el semblante tierno y alegre de Jungkook había cambiado a unos ojos cristalizados y rojos.
Su madre le había prometido hacer otras y le había abrazado fuerte para que se calme, y funcionaba siempre, los abrazos cálidos de un ser querido no se comparan con nada en el mundo.
Sin quererlo una lágrima bajó por su rostro, los recuerdos felices iban y venían, no había como evitar embriagarse en la terrible desesperación de no saber con exactitud cuando volvería a ser libre.
El sonido de las motos- qué últimamente se le hacía tan familiar- lo sacó de sus pensamientos abrumadores, al parecer el Sr. Min había llegado sin avisar, ya que Yoongi se veía frustrado, tenso y malhumorado al escuchar lo mismo que el castaño.
- No esperaba que venga ahora- Yoongi se sentó en su banco y se colocó serio, Jungkook se recosto en la pared, aún en el colchón, esperando a que el padre del rubio entrase.
- Ya estás despierto!- El Sr. Min entró dando un portazo, seguido de su séquito de brabucones, no había tenido un buen día, o una buena semana, su expresión era seria y algo airada.
Jungkook no quiso responder, simplemente se dignó a mirar de reojo a su secuestrador principal.
Yoongi se sintió tenso y enojado al ver a su padre, no esperaba a que le saludase, obviamente no lo haría, nunca había recibido alguna muestra de cariño por su parte.
Pero aún seguía doliendo...
- No se que pasa! Tu padre no ha hecho ni siquiera un movimiento por ti, ¿Será que eres tan estúpidamente inútil?- el corazón de Jungkook se oprimio, ya lo sabía, a su padre le importaba un comino su condición- Pero todavía hay tiempo! Sólo ha pasado una semana, ¿Extrañas a tu familia? Espero que no, porque no la verás en bastante tiempo- El hombre se rió sólo, sin un poco de piedad, mientras se sentaba cerca de su rehén.
- Ya se ha dado cuenta, mi padre no me rescatará, ¿No me puedo ir acaso?- El castaño estaba conteniendo las ganas que tenía de gritarle todas las mierdas posibles a la cara, no podía creer que existiera una persona más mala que su propio progenitor.
- Lamento decirte que no, niño, todavía me sirves, y si a tu padre no le importas...- colocó una sonrisa perversa en el rostro- Supongo que te suena el nombre Park Jimin.
Jungkook sintió su corazón latir más rápido, la furia hizo que su cara se ponga roja, no podía ser tan cruel y malvado, Jimin no merecía sufrir, no tenía culpa de nada.
"Tu tampoco"- le recordó su conciencia, y era verdad, el único culpable ahí era su padre.
Nadie más.
- Con él no, me escucha bien?! Si le hace algo lo mataré con mis propias manos!!- Jungkook se levantó y empezó a gritarle y escupirle en la cara todas las palabras que ya no podía retener en el pecho.
Necesitaba desahogarse, la rabia podía con él, la impotencia podía con él, la injusticia hacía que las lágrimas quisieran caer libres por su tierna cara.
- Escuché que él está muy esmerado buscandote, es un muy buen detective después de todo- el hombre sonrió más, mientras disfrutaba el dolor en la mirada de Jungkook.
Por su parte, Yoongi estaba confundido, suponía que ese tal "Park Jimin" debía ser otro amigo del castaño. Lo que le atemorizo fue el hecho de sentir pena por Jungkook, sus ojos, tan lindos, pero tan decaídos y sin brillo, su cuerpo, a penas cicatrizando por las heridas hechas anteriormente, y su sonrisa..
Ya casi no sonreía, y era por el hecho de no querer sonreír falsamente, Jungkook era real y eso le impedía fingir.
- Imbécil!- En un arrebato el castaño le pegó seco en el rsotro al Sr. Min, con el puño; haciendo que éste cayera al frío piso.
El rubio se sorprendió por la fuerza y la rabia de Jungkook, sus ojos pedían justicia, y hasta la paciencia tiene un fin.
Los perros falderos del hombre le ayudaron a levantarse, el Sr. Min tenía sangre en la nariz y la ropa sucia por las condiciones de la cabaña.
- Te vas a arrepentir toda tu vida- los ojos del caballero eran fuego, un fuego que quemaba lento y con tortura.
Los fortachones empezaron a golpear al instante al castaño, que esta vez se opuso y empezó a pelear con ellos, pero estos tenían más puntos a favor, ya que tenían unas varillas, sogas, pistolas, cuchillos, y toda clase de armas.
Yoongi le ofreció por obligación un pañuelo a su padre, quien lo aceptó bruscamente y con enojo todavía en su mirada, luego, todo herido sonrió sin pena, viendo como Jungkook ya no se resistía a los golpes.
El rubio se obligaba a no ver nada de lo que sucedía, no quería sentirse estúpidamente culpable de nuevo.
Jungkook tosía sangre, algunas heridas no sanaban del todo, y los otros le habían hecho unas cuántas más.
- Detenganse!- gritó con autoridad el Sr. Min, luego se acercó a Jungkook y lo miró con desprecio- Arrodillate y pideme perdón- sonrió suponiendo que éste le obedeceria, pero al contrario, el castaño se paró con debilidad al frente de él y sonrió con tristeza.
- J-jamás c-caería tan b-bajo- Jungkook tenía el orgullo antes de todo, y el hombre mayor igual, ya que se indignó totalmente con la negativa de su moneda de cambio.
Entonces asintió a uno de sus hombres, el cual sacó una pistola y estaba dispuesto a dispararle al castaño. Yoongi abrió de sobremanera los ojos, no iba a presenciar la muerte de Jungkook.
- Alto!- el estruendoso sonido de la bala se escuchó a varios kilómetros, Yoongi alcanzó a desviar la bala para que ésta a penas roce la pierna del castaño, totalmente asustado.
- Mierda! ¿Pero qué les pasa?- Yoongi se dio cuenta de que estaba metiendo la pata, no debía responder a su padre- Es decir, si lo matan nunca tendrás tu dinero, de nada sirve un rehén muerto- la voz del rubio bajó varios tonos hasta ya casi no escucharse.
Su padre asintió no muy convencido, luego les dio la señal a sus brabucones de que se marchen.
- Hablaremos luego- sentenció con seriedad el Sr. Min para después desaparecer por la entrada de la habitación.
Jungkook cayó en el colchon a penas se fue su contrincante, le dolía absolutamente todo.
- ¿Cuántas veces más tendré que salvarte?- Yoongi preguntó con sarcasmo y una sonrisa burlona en su rostro.
- N-no lo sé, pero g-gracias por salvarme- El castaño sonrió con tristeza, no podía hacer nada más.
Yoongi buscó entre sus cosas el botiquín de primeros auxilios dándose por enterado de que lo utilizaría más de ahora en adelante.
Jungkook sintió un escalofrío cuando la mano de su secuestrador se posó en su cuerpo malherido, era electrizante el sentimiento que tenía.
- T-te lo di...dije- Jungkook sonrió dolido- M-mi padre no vendrá- luego se dio vuelta para que Yoongi continuara con la tarea de curarlo.
Éste sólo se limitó a mirar con una expresión vacía la cara herida y triste de Jungkook, no se merecía eso, estar ahí era de lo más injusto.
Después de todo los dos tenían algo en común, sus familias estaban separadas y no había vuelta atrás, el daño ya estaba totalmente hecho, no había nada que cambiar...
" ¿Cuántas veces más tendré que salvarte? "
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Pucha la custiom, lamento las faltas de ortografía, voy a corregirlas al terminar la historia :') (Dije eso de la otra historia y todavía no hago ni pío jsjhdjs)
Besos :3
- La Pandicornio♡