Fui la última en terminar de comer. Y me tocaba lavar los platos.
Todo el mundo se fue a dormir y yo seguía lavando más de 70 platos, 70 cuchillos, tenedores, cucharas, y vasos.
Todo estaba apagado y en silencio. Así me gusta, la calma, el silencio y la oscuridad, una mezcla de bienestar para mi alma y mi cuerpo.
Al terminar de lavar y limpiar lo que me correspondía, apague las luces y quede sumida en la oscuridad, me quede parada a la espera de que mis ojos se acostumbraran a la falta de luz. Salí de la cocina directamente al patio que era iluminado por la luna. Subí las escaleras y hay estaban aquellos corredores que me parecían espantosos. Corrí lo que mis pies me permitían. Hasta que algo me detuvo, vi al final del pasillo una figura que parecía humana. Me quede allí parada tratando de descifrar que era aquello. No sentí miedo sino curiosidad. Sentía que esa cosa también me estaba mirando. Esa figura se movía hacia mi dirección, yo retrocedí y la figura desapareció, me gire sobre mis talones y me lleve una gran sorpresa... esa cosa estaba justo al frente de mí. Sentí un frió abrumador, me quede estática. Era una figura alta y delgada, no podía ver su rostro...
-oye ¿Qué haces hay?-escucho una voz susurrante.
Espabile repetitivamente y la cosa desapareció.
-responde.
-iba para el baño.-respondí.
-pero estas en el segundo piso.- la persona que me habla era un chico.
-bueno...disculpa, es solo que me confundí... ¿viste a alguien?- dije.
-si, a ti.-me responde con obviedad.
No dije nada y me fui.