Al despertar Jungkook sintió el cuchicheo de las tres personas a su cargo, el sol de la mañana le dio un golpe en los ojos, los cuales cerró y abrió repetidas veces para acostumbrarse.
Vió que Tae y Hobi se despedían con un movimiento de mano y se iban antes de ser correspondidos, ahí entendió que empezaba el turno de Yoongi.
- El Sr. Min va a llegar en unas cuantas horas- Jungkook hizo una mueca.
- Tu padre- la habitación se quedó en silencio mientras Yoongi escrutaba con la mirada a su rehén.
- Si, y bueno..- tosió un poco para aclararse la garganta- espero que no causes problemas o algo así, porque él no dudará en golpearte si es necesario- sonrió sin gracia y se sentó en una silla que habían traído ellos.
- Si, gracias por preocuparte- Jungkook sonrió ya que eso había entendido.
Era eso, ¿No? Yoongi le decía que no quería que cause problemas porque le podían pegar.
- Entendiste mal, yo no me p-preocupo- el rubio estaba estupefacto, no sabía como reaccionar a la ingenuidad del castaño.
Era una amenaza lo que él ha ia querido hacer, ¿No? Ya se estaba confundiendo.
Al parecer tenía muchas cosas en la cabeza.
- No lo niegues, ¿Ahora que hacemos? Estar encerrado aquí me aburre, y creo que estaremos juntos por mucho tiempo más así que..
- No, tu padre vendrá a sacarte, dudo que dures si quiera una semana aquí, mi padre ya le avisó al tuyo y..
- Él no vendrá- sentenció Jungkook tratando de ocultar su dolor al hablar. Yoongi no podia entender el pesimismo que había en sus palabras, ¿Qué a caso no se trataba de su padre?
Dudaba que el padre del castaño fuera igual de despreocupado que el suyo.
- Si vendrá- contraatacó.
- ¿Quién es el que lo conoce desde hace más de 20 años?- Jungkook no quería hablar más del tema, sus mismas palabras dolían como fuego, un fuego ardiente que trataba de llegar a su alma y consumirla.
- ¿Quieres desayunar?- el cambio brusco se tema desubico al castaño, en el fondo le agradecía a Yoongi- El Sr. Min dijo que sólo comieras una vez al día así que aprovecha.
El rubio se dio vuelta para empezar a preparar algo rápido en la pequeña mesa de la habitación.
No podía ver de nuevo los ojos angelicales y cristalizados del frágil chico a su cargo.
- Así como tu no tienes a tu padre, yo tampoco- la voz se volvió seca y las palabras duras, como una muralla que nunca podría ser derribada.
Yoongi solamente se quedó callado, no podía volver a atacar, no había algo más fuerte, y dicen que el silencio es la inteligencia.
Le entregó su desayuno, el cual fue devorado lenta y penosamente por el castaño.
Ninguno de los dos decía nada, Jungkook quería romper el incómodo silencio pero no sabía como, así que empezó a hacer los molestos sonidos con la boca, que provocaba inconscientemente cuando se aburría.
- Ya te dije ayer que eso molesta- musitó tranquilo y sin ganas de pelear el rubio.
Jungkook dejó de hacerlo y sonrió.
- Entonces hablemos, ya te dije que estoy aburrido- Yoongi miró de reojo a su rehén, ¿Cómo podía querer hablar con uno de sus secuestradores?
- Me prohibieron interactuar contigo- se dio vuelta para no ver sus facciones tristes.
- ¿En serio?- recibió un pequeño asentimiento- entonces solamente mueve la cabeza, te haré preguntas fáciles- sonrió con ternura.
Yoongi no sabía como resistirse a eso.
Entonces asintió, aceptando el juego.
- Genial!- aplaudió- ¿Te gusta la pizza?- El rubio rodó los ojos, era algo muy obvio.
Asintió.
Entonces Jungkook sonrió.
- A mi también, mi favorita es la italiana- luego empezó a pensar, rodando por el colchón incómodo en el que estaba- ¿Te gusta jugar videojuegos?
Yoongi negó, moviendo su cabeza de un lado a otro.
El castaño se hizo el ofendido.
- ¿Sabes jugar si quiera?- hizo una mueca rara que al rubio le pareció tierna, algo que nunca confesaria.
Negación de nuevo.
- Algún día te enseñaré entonces, si si, es inaceptable que no sepas!
- No tengo tiempo para esas cosas- Jungkook sonrió complacido por hacer que Yoongi hable.
- Ahora el juego seguirá diferente- aplaudió- ¿Cuándo es tu cumpleaños?- el otro no sabía si debía responder o no.
Pero no perdía mucho.
- 9 de Marzo- respondió secamente, con una mirada melancólica.
- Falta poco, el mío es el 1 de Septiembre- sonrió.
- Para el tuyo falta harto, ya no estarás aquí- Yoongi vio la suerte del castaño, que debía tener muchos lujos, amigos, unos padres increíbles, debía de tener libertad.
Todavía no se creía eso de la relación mala que llevaba con su padre.
- ¿Cuál es tu estación favorita?- y Ahí empezaba de nuevo el cuestionario.
Yoongi no se imaginaba cuanto llegaría a oír esa voz tan angelical.
O cuánto la extrañaría.
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- No me gustan- Jungkook abrió de sobremanera sus ojos y negó con euforia.
- Es imposible- intentó hallar algún indicio que le dijera que se trataba de una simple y mala broma, pero nada.
- La verdad no es imposible- sonrió ante la incredulidad del castaño.
- Pero si a todo el mundo le deberían gustar los doritos, son D- O- R- I- T- O- S, doritos!!
Yoongi intentó no reír, logrando su cometido, ningún mocoso raro le haría sonreír de verdad, ni siquiera su hermano lo lograba a veces.
En ese instante se escuchó el estruendo de varias motos que llegaban al lugar, el rubio miró su reloj de muñeca.
Las 3:58 p.m
No era su hermano acompañado de Hoseok.
Era su padre.
Yoongi se sentó y fingió mirar para afuera, Jungkook dejó de hablar al darse cuenta de que no lo tomarían en cuenta.
Se abrió bruscamente la puerta, entrando por ella el Sr. Min y tres hombres grandes y fuertes al cuarto.
- ¿Cómo amaneció el bello durmiente?- la voz siniestra y contenta del hombre le dio escalofríos al castaño, no sabía cuánto más la tendría que soportar.
- ¿Todavía no me puedo ir?- preguntó de mal humor, era increíble como había cambiado su esyado de ánimo de una persona a otra.
Hace unos momentos reía y se divertía con Yoongi, o por lo menos eso veía en el rubio, quien- si bien no se reía- parecía más animado que el día anterior.
- Lamentablemente por ti, tu padre no ha contestado mi comunicado, así que por lo pronto tienes unos cuantos días más aquí- sonrió con lástima fingida.
- No va a venir, ¡¿A caso no entiende?!- Yoongi abrió desmesuradamente los ojos, nadie nunca se atrevía a hablarle así a su "padre".
El Sr. Min enarcó las cejas.
- Te doy una oportunidad para pedir perdón por gritarme- se acercó a Jungkook- Aprovechala, no suelo ser tan bueno- sonrió con desdén y desprecio al joven castaño.
- Ni lo piense- respondió duramente tratando de contener las ganas que tenía de escupirle en esa cara enferma.
La sonrisa desapareció del rostro del hombre, siendo reemplazada por una seriedad oscura.
En ese momento Yoongi ya tenía los nervios de punta, ¿Tenía que hacer algo?
No, se obligó a sí mismo a no decir nada, ya había aprendido la lección.
Además no debía preocuparse por Jungkook, no debía quererle, no debía acercarse a él, no debía hablarle, ni siquiera mirarlo.
Ya había infringido reglas importantes, no contradiciría a su progenitor en nada.
- Yoongi, sal rápido- las palabras secas de su padre le interrumpieron sus pensamientos, sin decir nada abrió la puerta para irse, viendo primero los ojos enrabiados de Jungkook, quien miraba todo con pena, entendiendo lo que pasaría.
Luego de que se cerrara la puerta el hombre volteó para darle indicaciones a sus acompañantes, los cuales se acercaron rápidamente a Jungkook para golpearle.
Uno de los tres fortachones se acercó primero a Jungkook y le dio un golpe seco en el estómago, dejándolo sin aire por un segundo, luego otro le golpeó en la nariz, haciendo que sangreara rápidamente. Un tercero le tomó por el pelo y lo tiró de un movimiento al colchón, ya algo sucio por la sangre del castaño.
Era imposible luchar, tres contra uno, ya se sabía quien ganaría.
Total siempre es así ¿No? Los más fuertes ganan, los debo le pierden.
Nunca cambiaría.
" Él no vendrá "