Taehyung
Por alguna razón todo se volvió gris y mis pensamientos no dejaban de maquinar cuan patética podía llegar a ser mi vida. Ser tratado como una cosa, como si de verdad no importara, cómo se supone que se debe tratar a un Omega.
Absolutamente todo estaba de cabeza, pues a pesar de que traté de alejarme de aquél alfa. Éste no se conformó y casi que fuí obligado a estar todo el día con él.
Por alguna razón, mi madre estaba más distante de lo normal, por alguna razón, mi día se basó en ser observado por toda la manada de una manera tan indescifrable que solo bastó la amenaza de aquél alfa para en la noche ponerme a llorar. Por alguna razón Jungkook no fué en la noche y mi pecho ardió ante tantas probabilidades, entre ellas, el ser engañado otra vez.
Aquél alfa tenía una actitud prepotente, casi que narcisista y tenía muy en claro que al ser alfa, su trato hacia mí sería como con cualquier otro Omega. Seguir la cadena donde él es el más fuerte y yo el más débil y por ende tengo que obedecerlo.
La felicidad no dura, o tal vez, yo no estoy hecho para ser feliz. Justo ahora, estoy con un tipo con complejo de alfa, caminando por la aldea para dar a conocer a la manada, que el hijo del alfa por fin se comprometió. Que estupidez.
Desde anoche, sentí que iba a morir, no recuerdo la hora exacta, pero me levanté tan asustado y ancioso, que no tuve de otra que restregarme en la sudadera que recientemente Jungkook marcó con su aroma. Tanto calor, tanto miedo, tanta desolación. Mi Omega aullaba por su alfa y no yo también.
Siempre soñé con encontrar al amor de mi vida, ir feliz de la mano, mientras todos nos ven alegres por la grandiosa pareja que se ama mutuamente. Sin embargo, estoy aquí, queriendo huir de todo el mundo, sus miradas me ponen nervioso, algunas sonrisas falsas así como aquellas felicitaciones vacías. Entre la multitud me encuentro con los ojos de Hoseok y a su lado Minseok observan todo tristes.
La mano de Minho está bien sugetada a mi cintura, incluso creo que aprieta un poco fuerte. Por más que intente alejarme, no puedo. Todo es tan incómodo, no pasaron ni dos horas, cuando se anunció sobre el asqueroso alfa que me tiene agarrado.
Juro al cielo, que a la primera oportunidad que me dé, voy a morderlo y golpearlo. Éste pendejo va a pagarmelas, incluso el maldito de Jin Hwan, aún no sé cómo hacerlo, pero lo haré pagar.
—No te muevas, aún no termina el recorrido—Susurro entre dientes el alfa, mientras daba una falsa sonrisa a la manada.
Bufé ante su comentario, me sentía como si verme fuera la mejor maravilla del mundo. Como una atracción de circo.
—Te lo advierto Taehyung, pórtate bien, no quieres molestarme.— El agarre se intensificó y ahora sí estuve seguro que las marcas serían muy notorias en un rato. No dije nada, solo me dejé arrastrar hasta que la tortura acabara.
En la manada, era una tradición que los hijos del alfa cuando obtienen pareja, éste salga y dé un recorrido, para hacerle saber al pueblo que aquél Omega ha sido tomado. En caso de que el primogénito sea alfa, cosa que no entiendo, no soy alfa, no tengo porqué estar aquí, yo no debería ser expuesto ante tantas miradas.
¿Acaso todo tiene que terminar mal? Jungkook no vino la noche siguiente y así por toda la semana. Mis esperanzas de salir de éste lugar se van a cada momento, Jin Hwan se ha empeñado en mantenerme pegado a aquél petulante, Nara no se ha aparecido últimamente y no me gusta, no entiendo, no entiendo, aquella ansiedad que sentí el otro día ha vuelto con más fuerza y el dolor no ha disminuido, creo que voy a volverme loco en cualquier momento.
Estoy solo en mi habitación, esperando a que en un rato, el alfa acomplejado venga a tocar la puerta, tengo puesta la sudadera, no me he tomado la molestia de lavarla desde hace mucho, pero tampoco es como que valla a hacerlo.
La puerta se abre escandalosamente y yo pego un brinco desde la ventana. Volteo con el ceño fruncido al causante, y veo como Minho escanea mi cuerpo con su mirada, aquello me hizo sentir casi que desnudo, no me mal entiendan pero éste tipo me da tanta mala espina como miedo.
Sin embargo, su vista se posa en mi sudadera y siento miedo. A ningún alfa le gusta el olor de otro, y mucho menos en un Omega que está "Tratando de cortejar". Instintivamente cubro mi torso con mis brazos al sentir aquella penetrante mirada, cada vez me hacía más pequeño y la cola la tenía prácticamente entre las piernas.
—Quitate eso— Demandó con una voz mucho más grave de la habitual.
No respondí nada, el miedo me tenía preso frente a cualquier acción. Sus pasos firmes y su mano cogiendo el cuello de la sudadera me hicieron temer lo peor.
—He dicho que te la quites.
—S-Si.
Acciones torpes y descordinadas hicieron que el simple acto de sacarse una sudadera, se volviera frustrante. Pero, cuando el miedo controla tu cuerpo, es difícil no sentirse casi que atacado.
Cuando la tuve entre mis manos, me arrebató la prenda con brusquedad. A pesar del miedo, no iba a permitir que hiciera lo que quiera con mis cosas. Intenté quitársela, pero el degenerado terminó por gruñirme en modo de advertencia.
Cuando pensé que solo se la iba a llevar, casi grito y mi corazón latió con fuerza, al ver como la prenda era desgarrada frente a mis ojos. Lágrimas de rabia caían por mi rostro y el cuerpo temblaba por querer morderlo y golpearlo.
—¿¡Que diablos te ocurre!?—Minho tenía una sonrisa socarrona mientras sostenía la prenda ya rota en dos.
—Que no se te olvide Omega, ahora eres mío te guste o no.
Tragué grueso ante aquella insinuación, con cada paso más cerca, me sentía morir, su mano se posó en mi mentón y lo agarró con fuerza obligandome a verlo.
—El baile de luna de otoño será perfecto para que toda la manada vea mi marca en tu cuello.
Mi Omega se crispó ante aquella declaración. Mis pequeños colmillos salieron a flote y mis garras se pusieron en posición de ataque. Todo por querer parecer un poco intimidante, aunque claro, su risa me hizo entender que no me tomó enserio.
—Sobre mi cadáver.
Volvió a sonreír de manera burlona.
—Eso lo veremos primor.
Dándome un último asqueroso beso en la mejilla, salió de la habitación, donde justamente, Nara hacía su aparición por primera vez en casi una semana. Pude ver cómo mostraba su desagrado ante el alfa que salía de la habitación dando una gran risotada.
Yo solo observaba la prenda que recientemente fue destrozada. Con ojos acuosos y el coraje a mil, levanté los dos pedazos de tela bajo la atenta mirada de Nara. No pude contenerme cuando las lágrimas empezaron a salir, tan, tan frustrante.
—Cariño...
—Que sucede.— Contesté parándome del suelo con los trozos en mano.
—Por favor ya no llores—Se acercó rápidamente a mí y me envolvió en sus brazos, no es igual como los brazos de Jungkook, pero sirve un poco.
De igual manera sigo llorando aferrándome a aquella prenda como si mi vida dependiera de ello.
—No llores mi vida, no dejaré que nada te pase.
—Ya no quiero estar aquí, quiero a Jungkook— Solté llorando importándome poco que mamá no entendiera a quien me refería.
—No te preocupes cachorro, el vendrá, el no va a dejarte.— Contestó mi madre, tratando de tranquilizarme, acariciando mi cabeza y dejando salir su aroma para tratar de calmarme.
—El no va a volver, no ha venido desde hace una semana.— Dije escondiendo mi cabeza en su cuello.
Ella suspiró, por un momento la sentí tensa y no fue hasta que habló, que el incómodo silencio se disipó.
—Debemos ir por tu traje.
—¿Traje para qué?
—El baile de luna de otoño es en dos días. Tu padre quiere que te veas bien para la ocasión.
—¡Que se valla al demonio ese maldito alfa y todos los restantes en éste maldito mundo! No voy a hacerlo.
—Por favor Tae, de verdad, solo aparenta por un momento, sabes los protocolos.
—Me vale una mierda.
—Esa boca.
—¡No mamá!, no voy a hacerlo, ese alfa petulante que se cree mi compañero, me tiene hasta aquí. Juro, juro, que voy a golpearlo.
—Taehyung, no puedes retar a un alfa, va contra las normas y sabes que saldrás perdiendo.
—Perderé, pero al menos habré logrado mi cometido.
—Solo por un momento, después, haré que ese tipo se despegue de tí.
—Jin Hwan no va a dejarte.
—Te dije que no voy a dejar que te pase algo malo, y definitivamente, no quiero que ese sujeto te muerda.
—¿Lo escuchaste?
—Gran parte. No me cae bien y es un maldito arrogante, toda la semana me trató como su sirvienta. No tiene respecto por los Omegas.
—¿Estuviste toda la semana a su servicio?
—En gran parte, de no ser por mis deberes y el baile, aún estaría al pendiente de ellos.
—Eso no explica porqué estuviste tan distante desde que esos alfas llegaron a la casa.
Lo pensó un momento hasta que decidió hablar, su semblante se apagaba a medida que decía todo.
—Aún tengo miedo, sigo siendo débil y muy sumisa.
—No tienes que hacerlo mamá. De seguro yo puedo encargarme solo.
—No, quiero que estés con la persona que amas, y por lo que escuché, ya tienes una.
—Ya no estoy tan seguro de eso.
—¿Porqué lo dices?
—Porqué me abandonó. No lo he vuelto a ver y me desespero cada día más, el dolor en el pecho no me deja en paz y a veces es tan insoportable que terminó llorando.
Un jadeó salió de los labios de mi madre y se separó de aquél abrazo solo para mirarme directamente a los ojos. Sus ojos se aguaron y no entendí ¿porqué?.
—¿Quien es Jungkook querido?
🐺🦊
El rubio no dejaba de dar vueltas y morderse el dedo. Los nervios y la desesperación lo consumían poco a poco.
Con enojo se volteó al peli morado que se encontraba sentado en una de las sillas, sin darle la mirada.
—¡Exijo que me digas qué pasó!—Habló furioso el Omega, parado en frente del alfa.
—Ya te lo dije, Yoongi lo trajo cuando lo encontró tirado en su casa.—Habló con cansancio el alfa.
—Deja de mentir Namjoon. Lo conozco, y no sería capaz de algo así.—Las lágrimas se acumulaban lentamente en los ojos del Omega, dispuestas a ser liberadas con el menor aliento.
—¡Ya cállate Seokjin! ¡Yo tampoco lo sé! ¿Feliz?—Explotó el peli morado, ante la insistencia del rubio.
—¿C-Como, c-como que no sabes nada? ¡Tú estabas con él!
—No, el dijo que iría a otro lado antes de encontrarnos. No sé, no sé. Algo no cuadra.— Namjoon se estaba hundiendo en sus pensamientos, mortificándose y culpandose por aquello.
—Creo que debes calmarte, más bien, calmarnos. Todo estará bien Namjoon.— Finalizó Seokjin sentándose al lado del alfa, mientras una de sus manos iba a su espalda en señal de apoyo.
—¡Seokjin hyung!—Se escuchó una voz a lo lejos.
El rubio volteó y vió como el pelirrojo y su pareja entraban a la sala. Jimin venía corriendo y Yoongi atrás, aunque ésta vez, su expresión era una más dura a la usual.
Al momento de llegar, el menor se lanzó al rubio en un abrazo cuidadoso.
—Namjoon— Llamó Yoongi. El alfa alzó la vista para centrarla en el otro alfa— Tenemos que hablar, es importante.
El alfa solo asintió y se levantó, dejando a los dos Omegas, a uno más confundido que al otro.
Estando a una distancia considerable, Yoongi se recostó en el muro y dejó salir todo el aire que estuvo conteniendo.
—¿Que ocurre? Al grano Yoongi.—Dijo Namjoon un poco fastidiado.
—Ellos volvieron.
Las manos de Yoongi fueron a su pecho, y bajo la cabeza en modo pensativo.
—¿Que? ¿A qué te refieres?
—A que el que debería estar casi muriéndose ahora mismo debería ser yo. Jungkook se encargó de casi todo cuando nos atacaron.
—¿Qué? Diablos, Yoongi, no entiendo.
—Rompieron el acuerdo, y quieren al alfa para acabar con todo de una vez. Ellos lo saben.
🐺🦊
Holi.
He vuelto con otra parte de esto.
Por cierto, la última parte, la denominé como un salto en el tiempo. Ósea, quisieran que le prestaran atención a ese pedacito. Gracias por su comprensión.
Casi no había tenido tiempo, pero aquí está. Amenme.
Gracias por las 6k de estrellitas y los casi 40k de vistas. Se les ama muchísimo.
Sí tengo algún error, por favor díganme.
Y, nos leemos en el próximo capítulo.
Saludos.💜💜