Mi pequeña diva-Albalia

By AlbaYNat235

65.2K 2.8K 59

Esta historia no es mia Adaptacion a la historia camren de @AngyePlata More

No eres bienvenida
¿Quien es Natalia Lacunza?
La mía es Natalia
Soy tu fan
Nueva York
Fiebre
Desayuno
Películas y comida China
Una cálida noche
Feliz cumpleaños, pequeña diva
Siempre, Albi
Noches Mágicas
Días Grises
No dejes que haya una segunda vez
Crudos, burdos y versátiles celos
¿Cobardes? Cobardes
Feliz Cumpleaños Nata Bebe
Friends shouldn't kiss me like you do
Am I Asleep?
Noche de Kabuki
Princesa Rosa
Ella es maravillosa
Hay demasiada vida en ella
Epílogo
Nota 2

Ese es el plan

2.2K 108 0
By AlbaYNat235

No supe en que parte exacta de la canción cerré mis ojos, tampoco en la parte exacta en que los abrí y todo lo que podía ver eran sus ojos, profundos, color avellana, brillantes, derramando lagrimas que surcaban caminos en su rostro. Pero su expresión y el ritmo de mi corazón parecían sincronizados en la misma emoción, esa en que yo sabía exactamente donde estaba y lo que tenía, con mi vida estando en el punto exacto de su clímax y si lograba mantener eso, entonces no necesitaría  nada más. Lo supe, entonces, que mi deber era mantenerla enamorada, mantener esa expresión en su rostro, mantenerla mía.

Sentía cada frase que cantaba, porque fue una canción creada por mis emociones para ella. Así que cuando la terminé y rasgué los últimos acordes en la guitarra, sentí cada parte de mí ajustarse, a gusto y reconfortándola por haberla finalmente tocado para ella, porque fue creada para mí y para que ella la escuchara. Sonreí.

Sus movimientos no fueron rápidos, pero la lentitud con que los hizo, arrancó latidos extraños en mi pecho. Quitar la guitarra y dejarla cuidadosamente en el piso sobre la alfombra, tomar mi mano y recostarme hacía atrás, colocarse más o menos sobre mí y mirar directamente a mis ojos.

—Gracias—dijo antes de besarme, lento y yo no tenía problemas con eso, porque amaba tomar cada segundo para mover mis labios en sincronía con los suyos. —Gracias por expresar lo que sentías de esa manera y por convertirlo en algo tan hermoso—dijo contra mis labios, yo estaba jadiando y queriendo seguir besando sus labios. Sentí su mano temblorosa buscar mi espalda, me arqueé un poco para ayudarla pero era difícil si seguía acostada, sin embargo era claro que ninguna de las dos quería moverse, así que sonreí cuando ella encontró el cierre del vestido. Fue ella la encargada de removerlo, arreglándoselas para no irse demasiado lejos, solo estirar suficiente los brazos. Sus dedos temblorosos se situaron en mi abdomen desnudo mientras sus labios volvían a besarme.

Sus labios eran una distracción y su lengua probablemente mi perdición, su aliento y ese dulce sabor que había dentro de su boca. Por eso me costó percatarme de sus dedos temblorosos en el broche de mi sujetador. Luchó por soltarlo hasta que lo consiguió, alejándose de mi boca para terminar de remover la prenda.

Yo podía ver como sus ojos me veían, pero también podía notar el nerviosismo y el miedo. Cuando la prenda voló y sus dedos volvieron a mi abdomen rozando ligeramente en un ascenso que estaba erizando mi piel, podía sentir el ligero temblor que no abandonaba de ninguna manera su tacto.

—Albi—exhalé todo mi aliento cuando sus dedos empezaron a recorrer la piel de mis pechos. —No tienes... no tienes que...—mi aliento estaba muy enganchado, principalmente porque ella nunca me había tocado demasiado.

—¿Tú no quieres?—oh por favor, su inseguridad la hacía lucir demasiado dulce, demasiado tierna y me estaba matando en diferentes niveles. Levanté mis manos para tocar sus mejillas, para acercarla a mi rostro.

—Dios sabe lo mucho que quiero que me toques—dije, tomando un poco de sus labios porque eran gruesos, rosas, húmedos, dulces y tentadores. —Pero no estas obligada a hacerlo—aclaré. —Yo sé que tú nunca...—

De alguna manera, ella estaba sobre mí y sus labios en mi cuello. Gemí bajo.

—Pero yo quiero, Nat—su voz susurró contra mi oído. —Deseo esto, mucho... he tenido un largo tiempo para imaginar esto, para querer esto. Y puede que tal vez nunca lo haya hecho, pero... bueno, tú, yo puedo guiarme por lo que tú...—podía sentir el calor de su vergüenza y eso me hizo reír un poco. Pero no era una risa de burla, yo solo estaba removida por todas las emociones que ella me causaba, era una risa llena de afecto.

—Está bien—volví a buscar su rostro con mis manos para levantarla un poco y atraerla hacía mi rostro, su frente contra la mía y ella tan cerca, preciosa y mía. —Está bien, cariño. Realmente puedes hacer lo que quieras, te amo, Albi—ella no me regaló una suave sonrisa como quizás yo esperaba, pero sus ojos me contaban otra historia diferente, porque ellos rebosaban emociones.

Cuando sus labios volvieron a entrar en contacto con mi piel, no en mis labios y un ruido ronco y largo salió de mi boca. Entonces ella sonrió.

—Realmente te amo, Nat. Y yo no esperaba amar a nadie en este momento. Yo no esperaba enamorarme como lo he hecho, yo no esperaba enamorarme de una chica—sus besos de mariposa, ligeros roces contra mi piel estaban saturando mis sentidos.

Podría describir las cosas que ella hizo, siendo tan tímida y nerviosa algunas veces, osada y absolutamente tentadora en otras. Pero yo realmente no quiero compartir algunas cosas, prefiero mantenerlas para ella, para mí y para esa habitación, su cuadro, nuestras fotos y la vida que estábamos construyendo.

Cuando ella se encargó de desaparecer el restante de mi ropa y se desnudó casi sobre mí. Tuve que sacar fuerza y sujetar las sabanas para no ir a por ella, mientras ella sonreía, engreída y feliz.

—Difícilmente alguien ha podido quitarte la mirada esta noche, con ese vestido que llevabas. Hiciste que mantuviera mis ojos en ti tanto como podía—dijo tocándome de formas que nunca imaginé ella estaría haciendo, o quizá sí, yo no estaba pensando muy bien en ese momento. Su gemido me tomó por sorpresa cuando tocó entre mis piernas y yo estaba luchando por mantener mis ojos abiertos. —Esto... tú—su cabeza cayó hasta que sus labios estaban rozando mi boca entreabierta intentando buscar aire, como si ella estuviese sintiendo las cosas que yo, como si ella, tocándome, estuviese tan perdida como yo. —Soy real y no voy a desaparecer para ti. No me voy a ir, no puedo mirar a nadie más, porque estoy muy ocupada enamorándome de ti, cada día—me ahogué prácticamente cuando ella entró en mí.

—Alba—mi voz apenas era audible.

—Aún tengo en mi mente tú cantando esa canción, tengo en mi mente cada letra—dijo mientras embestía dentro de mí. Agotando y tomando un poco de mí en cada segundo. —Yo difícilmente puedo responder con algo tan bonito, pero te juro que tengo tanto miedo como tú, pero es la clase de miedo que quiero tomar, porque estoy tan en ti que tomaría cualquier cosa—

—Alba—volví a susurrar.

—Te amo, de verdad—asentí. —Y quiero que seas mi novia, y quiero poder decirle a cualquiera, no quiero esconderme de la gente contigo, de nadie. Ya no, no me importa—

—A-Albi—gemí bajo cuando sus dedos tocaron un punto maravilloso dentro de mí. A través de mis ojos medio entreabiertos vi una sonrisa, vi sus labios descender hasta mi cuello. Sentí las succiones, los mordiscos, sus embistes.

Sentí su cuerpo y el cariño con el que me trataba.

Sentí lo dulce y lo cruel que ella podía ser tocándome.

Hasta que mi cuerpo decidió que la maratón llegaba a su fin alzándose y colapsando contra el colchón. Mis respiraciones irregulares, mi cuerpo agotado, transpirado y llenó de ella, extrañándola cuando ella ya no estuvo, amándola cuando me abrazo y estuvo dándome su calor a mi lado.

El silencio es agradable cuando en el tus emociones están a flote, no hay secretos ni tensiones. La paz, su calor y mi respiración rodean el aire a nuestro alrededor.

—Ven acá, pequeña diva—dije después de haber recuperado un poco de mi energía. Coloqué mis brazos en una posición donde sabía no la lastimaría y tire de ella hacía arriba, necesitaba ver sus ojos. Así que nos acomode de tal manera que su rostro estaba frente al mío. Contrario a mis pensamientos sus ojos me estaban rehuyendo y había cierto rubor en sus mejillas. —Hey—coloqué un dedo debajo de su barbilla. —¿Qué paso?—pregunté extrañada.

—¿Es...Estuvo bien?—oh... sonreí.

—¿Preguntas porque de verdad necesitas saber o preguntas porque quieres elevar tu ego?—jugué con ella.

—Oh por favor, idiota—reí y me acerqué para besar su mejilla.

—Deberías saberlo, Albi. Porque estaba en tus manos, amé cada segundo de lo que hiciste conmigo, fue maravilloso—intenté decir para ella. Su pequeña sonrisa en respuesta no me defraudo, no era engreída, pero por supuesto yo no esperaba que lo fuera. Era dulce y tímida. —Y... creo recordar que dijiste algo sobre ser tú novia—enarqué una ceja. Su cabeza se elevó casi de inmediato y esos preciosos ojos avellana estaban penetrando mi alma ahora. Ellos estaban brillantes.

—Si—sonreí.

—Pensé que iba a pedírtelo yo—dije.

—Bueno... siempre puedes, pero te gané—esta vez sí me dio una sonrisa engreída.

—De cualquier manera, como que ya lo era, lo soy, te dije que iba a ser lo que sea que quisieras, lo que sea que necesitaras—asintió y dejo un ligero beso en mis labios. Sus ojos se desviaron y volvieron a ponerse en aquel cuadro.

—Entonces ahora puedo decir que eres mi chica—dijo, de alguna manera, nuestras manos se buscaron hasta que sus dedos y los míos estuvieron entrelazados.

—Y yo puedo presumirte—dije riendo suave, sentí el movimiento de su cuerpo al reír.

—¿Crees que puedas reproducir el cuadro para yo tener una copia?—preguntó de repente, yo sabía que sus ojos seguían ahí.

—En serio te amas tanto que quieres verte cada mañana—volví a jugar. Ella bufó.

—Es más que eso—dijo.

Apreté su mano y volví a tirar de ella para que mirara.

—Lo sé, pequeña idiota—la besé. —Pero, no puedo hacer eso—ella hizo un ligero puchero, sin embargo yo estaba bastante fuerte en defender mi punto. —No puedo crear una copia del cuadro, porque es único, es como tú, no puede haber una copia de ti. Es como lo que sentí esa mañana, nunca va a ser igual. Es como lo que siento por ti, no tiene repetición—expliqué.

El puchero se borró y lo próximo que sabía es que estaba perdida en su boca. Podía perderme en ella para siempre.

—Dios, en serio, tú y las palabras hacen un equipo maravilloso—dijo, sonreí contra la textura de sus labios.

—En serio, tú, mis pensamientos y las palabras, hacen un equipo maravilloso—argumenté.

—Voy a enamorarme si sigues diciendo cosas como esas—

—Pensé que ya lo estabas—

—Si sigues así nunca dejare de hacerlo—

—Ese es el plan, Albi—nunca deje de mirar sus ojos, nunca deje de rozar sus labios.

—¿En serio quieres decirle al mundo que estas saliendo conmigo?—preguntó.

—No sé a qué te refieres con el mundo, pero para aclarar, no estoy interesada en decir que salgo contigo. Yo simplemente no quiero reprimir mis sentimientos por ti en público, o si quiero besarte en medio de una calle o en medio de un restaurante—expliqué. —Sin embargo, yo puedo entender que quieras mantenerlo en silencio aún, sé las consecuencias que eso puede tener para ti—casi al instante ella estaba negando.

—Hablare con Miki y Dave más tarde—dijo. —No para pedirles permiso, solo no quiero que les tome por sorpresa. Después de todo, ellos hacen todo el trabajo de la publicidad. Pero no me importa, Nat. De verdad no me importa—siguió.

—¿Y si vuelve a ocurrir lo de la otra vez? ¿Qué te acosen demasiado?—pregunté. —No quiero que solo por... por mis deseos, puedas tener problemas luego y... y quieras dejarlo—titubeé un poco en mi explicación.

—No son solo tus deseos, yo también quiero esto, Nat. Que no se te olvide—asentí. —¿Puedes cantar esa el sábado?—preguntó.

—Lo que sea que quieras—dije, demasiado embelesada como para negarle algo en ese momento.

—Bien—

—Le diré a mis papas—

—Probablemente les diga a los míos antes del sábado, espero que ellos sigan queriendo ir al club el sábado—

—Espero lo mismo—puntualicé. Ella bostezo e intento esconder su cabeza contra la almohada alejándose rápidamente de mí. Sonreí, porque en una acción tan sencilla e involuntaria, ella seguía pareciéndome la persona más extremadamente encantadora.

En mi cabeza bailaban cientos de elogios, frases, palabras. Yo podría escribir un repertorio de canciones en su honor, solo para ella, sobre cada pequeña cosa que ella hacía. Porque mis sentimientos eran ensordecedores, y de alguna manera tenía que expresarlos. Su mano libre, la que no estaba entrelazada a la mía, consiguió mi mejilla. Y con sus ojos en los míos y su manos en mi mejilla, nos quedamos dormidas aquella noche.

Continue Reading

You'll Also Like

7.7K 430 9
Natalia regresa a Madrid por primera vez desde que se fue a Londres a vivir .... Alba vive en Madrid junto a su hermana María, hace tiempo una mala d...
183K 9K 16
Natalia busca a alguien que le tatúe, pero encuentra mucho más que eso.
142K 8K 26
Luisita y Amelia se conocen en la actualidad... ¿será más fácil su historia?
43.9K 3.9K 43
Escribí está historia porque me inspire en un fanart de Deku villano.