En Mis Sueños

By CNemiD

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2ª Parte de: «Entre Luces y Tinieblas» Sinopsis: No tengo recuerdos, no tengo pasado, ojalá supiera adónde pe... More

Nota Aclaratoria
Prólogo
Capítulo 1
Capítulo 2
Capítulo 3
Capítulo 4
Capítulo 5
Capítulo 6
Capítulo 8
Capítulo 9
Capítulo 10
Capítulo 11
Capítulo 12
Capítulo 13
Capítulo 14
Capítulo 15
Capítulo 16
Capítulo 17
Capítulo 18
Capítulo 19
Capítulo 20
Capítulo 21
Capítulo 22
Capítulo 23
Capítulo 24
Capítulo 25
Capítulo 26
Capítulo 27
Capítulo 28
Capítulo 29
Capítulo 30
Capítulo 31
Capítulo 32
Capítulo 33
Capítulo 34
Capítulo 35
Capítulo 36
Capítulo 37
Capítulo 38
Capítulo 39
Capítulo 40
Capítulo 41
Capítulo 42
Capítulo 43
Capítulo 44
Capítulo 45
Capítulo 46
Capítulo 47
Capítulo 48
Capítulo 49

Capítulo 7

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By CNemiD

—¿Qué es lo qué te pasa? ¡Puedes hablar conmigo, he visto como estás con Donovan! —pregunta Ana al ver la cara de su amiga.

—Estoy bien... solo es que te he echado de menos —contesta al ver la cara y la tristeza de Ana. 

Alma se acerca a ella y le da un gran abrazo, ella hace lo mismo, pero empieza a llorar y a perder el control.

Las dos perciben sus sentimientos, echan de menos a Sorcha y a Declan.

Estar otra vez en casa de Alma ha hecho que su corazón se encoja de dolor y de sufrimiento.

Alma sabe que su amiga no se perdona el haber perdido a su hermana por su culpa.

Desde que entró en el local se lo notó, pudo ver parte de esa culpabilidad, la desesperación en su ser.

Está rota, destrozada, es como si fuese una muñeca de porcelana, puede percibir cada grieta que se aloja en su corazón.

—Lo siento, lo siento mucho —le dice mientras le da besos en su cabeza sin soltarla de sus brazos.

Los recuerdos llegan a la mente de Alma haciéndola sentir peor de lo que está.

—Lo sé, sé cuanto lo sientes Alma. Puedo sentirlo en ti, estoy agotada, asustada —confiesa ésta llorando y apenas sin poder hablar.

Ella la mira y seca sus lágrimas —eres más fuerte de lo que imaginas, no tengas miedo, todo saldrá bien —asegura sin quitar su mirada de la de Ana. —La traeremos de vuelta, volverá con nosotras a casa, te lo prometo —vuelve a decirle para consolarla.

Observa como Ana cierra sus ojos llena de impotencia, pero también percibe a su dolor.

Un trueno suena cerca de ellas y comienza a llover muy fuerte.

—¡Quiero verla, tengo que verla! —grita sin parar de llorar.

La tormenta se ha desatado, está encima de su casa.

Alma corre hacia la ventana, puede ver perfectamente el cielo de la noche lleno de nubes cargadas de rayos y agua.

Se asusta al ver su estado, si Ana se descontrola, no podrá con su poder, es más fuerte que ella.

Solo es una simple guerrera, no tiene ese poder para apaciguar a un dios con tanta furia.

—¡Ana, escúchame! La veremos si te calmas, yo misma te llevo, pero relájate. ¡Estas empezando a asustarme, no puedo controlar a tu poder si no lo haces tú! —la agarra fuerte por sus hombros para que vea la cara de pánico que tiene. ¿Tengo qué llamar a Wings, o prefieres hacerlo tú sola? ¡Me estas acojonando tía! —grita para que vea lo que está creando ahí fuera.

Puede ver como sus ojos han vuelto a ser celestes, ya no está esa luz en ellos.

Alma se lleva la mano a la boca y se la muerde fuerte por la impotencia.

Sus lágrimas vuelven a rodar por las mejillas, jamás había visto a Ana así.

Una cosa era saberlo por Mack cuando se lo contó a Donovan y a ella, y otra era verlo en estado puro y salvaje.

No cree que esté preparada para vivir con ellos.

Ana es una bomba de relojería en estos momentos, podría desatar el caos y lo peor de todo, ser castigada por ello.

—¡Lo siento, no lo hagas!... ¡Me controlaré, te lo prometo! No puedo volver a ese castillo —admite llena de culpa por lo que acaba de pasar.

Se va directa al sillón mientras Alma comprueba desde la ventana que ha parado de llover.

—¡Me cago en la puta! ¡Me has dado miedo tía, no vuelvas a hacerme eso, estoy acojonada con tu poder! —exclama con temor en sus ojos.

—Otra palabrota más y te envío un rayo para que te queme esa lengua sucia que tienes —le dice Ana con una sonrisa en sus labios para que su amiga se relaje un poco.

—¡Joder, no vuelvas a hacer eso delante de mi! ¡En serio, casi me meo las bragas por el miedo! —le advierte sonriendo por sus cosas.

—No puedo con vuestras cosas, ¿de verdad, acabas de volver a hablar mal? ¡No me tienes tanto miedo cuándo vuelves a decir palabrotas bruja fea! —advierte ésta con su ceja levantada.

Las dos se miran y se empiezan a reír.

—¿Quieres salir esta noche? —la anima Alma— eso si, te lo advierto, nada de poderes, no vamos a ir por el local, solo una noche de chicas.

—¿Noche de chicas?... ¡Ya lo somos! —contesta Ana sonriendo.

—Me refiero a salir como hacen los humanos, iremos al Club Ice, nada de estar con personas como nosotras —le explica Alma como si su amiga no lo entendiera.

—Lo he entendido bruja fea, voy a darme una ducha para ir preparando lo que voy a ponerme. ¡Espero que no salgas con esas pintas y sabes a lo que me refiero! —le grita cuando va llegando al cuarto de baño.

Las dos están en la puerta mirando la entrada del local —¿Éste no es el local de Kellan? —pregunta Ana con cara de asombro.

—El mismo —contesta ésta.

—¿Pero a ti no te gusta esta música bruji? —advierte mirándola a los ojos.

—¡Eso da igual!, me tomo una par de cervezas y verás como bailo mejor que tú —apunta sin dejar de sonreír.

—¡Vale, veamos como mueves ese cuerpo!

Entran en el local y se quedan alucinadas con la gente que hay.

La decoración no tiene nada que ver con lo que Alma está acostumbrada a ver en el local de Mack.

Aquí todo es más sofisticado y moderno.

La gente está en la pista de baile dándolo todo.

Se dirigen a la barra para pedirse las cervezas y los tequilas.

—¡Estoy fuera de juego, me siento más perdida que caperucita roja en un centro comercial! —le grita Alma.

—¡Eso lo sabía yo desde que te vi en la puerta!, así que venga, vamos a brindar y a emborracharnos antes de que salgas corriendo —le advierte ésta para que esté tranquila y disfrute.

—¡Creo qué la música está muy alta! —vuelve a gritar Alma.

—¡No me líes con tus cosas que nos conocemos!, vamos a bailar bruja fea. ¡Me lo prometiste, tienes que cumplirlo!

Está sonando el tema de Dua Lipa, Be The One.

 —¡No me gusta esta música! —grita Alma desesperada.

—¿En serio? ¿Quieres qué te lance un rayo? ¡No me provoques bruji! ¡Tú eras la que querías venir!

Ana está feliz bailando, así que Alma se resigna, la observa y hace los mismos movimientos que ella, eso consigue relajarla un poco.

No es su tipo de música y no cree que vaya a morir por bailar una noche con tal de hacer feliz a su amiga.

Todos están igual de contentos que Ana bailando, no están haciendo daño a nadie.

La ha traído al local de Kellan por si se descontrolaba, no quiere tener problemas con Mack, ella tenía que haberse ido a la oscuridad hace un día, pero no lo ha hecho porque se sentía mal.

Por fin vuelve a verla sonreír a pesar de todo lo que ha pasado y eso es lo que más le importa en estos momentos.

No está bien con Donovan, pero ahora no es el momento para pensar en él, antes quiere recuperar a sus amigas.

Y si tiene que pagar un precio alto por hacerlo, pues que así sea.

Se ríen y observan como si fuesen cazadoras a los hombres que van entrando en el local.

—¿Has visto lo mismo que yo bruji? ¡Wow, ese si que está muy bueno! —grita Ana moviendo su cuerpo al compás de la canción.

El tipo se para y las observa con los ojos entrecerrados desde la barra.

Ellas siguen mirándolo como si fuesen dos colegialas que tuvieran quince años.

Es fuerte como un gran guerrero, bastante guapo, demasiado perfecto.

Todo en él es potencia, no puede ser un simple mortal.

Ellas pueden notar como desprende fuerza por sus cuatro costados.

—¿Ves lo mismo que yo? —pregunta Alma a su amiga asombrada por tanta belleza.

—¡Si, eso si qué es un hombre cómo Dior y Chanel mandan!

—No es un hombre, tú también lo puedes sentir como yo, Ana —confiesa Alma con los ojos entrecerrados.

Las dos siguen bailando sin quitar la vista del tipo.

Su amiga no dice nada, observa a la maravillosa escultura de ese dios y sigue bailando, moviendo el cuerpo al compás de la canción.

—¡Ésto tiene que ser una pesadilla! —vuelve a gritar Alma cuando empieza a sonar otro tema, llevando sus manos a la cabeza cómo si se estuviera enfermando por momentos.

Ana está dando saltos de alegría con esos tacones altos cuando ha empezado ha escuchar el tema.

—¡Venga bruji, tan solo es por una noche! —la anima ésta cantando a la vez.

Alma se da cuenta de quién entra por la puerta.

No le dice nada a Ana, ella sigue moviendo su cuerpo a la vez que canta delante de un humano muy atractivo.

El pobre está babeando la pista delante de ella, Alma no puede dejar de reírse con las cosas de su amiga.

"Sorcha y Ana son tan diferentes... la luna y el sol", se dice para si misma Alma.

Ella es una loca de la vida, todo lo contrario a su hermana, Sorcha ha tenido que ser la responsable, eran unas crías y ella ya cuidaba de Ana para quitarle la pesada carga a sus abuelos.

—Esas mujeres que están en la pista de baile, son diferentes, las he estado observando —señala el dios Taranis a Wings con su mirada hacia dónde está Alma y Ana bailando.

Cuando Wings ve a Ana bailando con el tipo tan pegado a ella, quiere morirse de celos.

Su cuerpo se revoluciona a mil por horas, se pone rígido, lo menos que esperaba era verla en el local de su hermano.

—¡Ahora vengo! —responde Wings dejando al dios Taranis en la barra observando toda la situación.

Wings le hace señales a Alma para que no le diga nada Ana.

Ella está de espalda a él, sigue bailando y disfrutando de la compañía de su nuevo amigo.

El tipo se da cuenta de que Wings está mirándolo con cara de pocos amigos, éste se va separando lentamente de ella hasta desaparecer de su vista.

Ana se queda alucinada, no lo puede entender, se da la vuelta para contarle a Alma lo que ha pasado, pero al hacerlo, se encuentra a Wings con mala cara.

—¡Vaya, tenías que ser tú! —lo mira de arriba abajo con una gran sonrisa. —Yo sabía que algo andaba mal Alma, porque ningún hombre se me puede resistir —le dice a su amiga como si Wings no existiera y riendo a carcajadas por la cara de éste.

Alma no sabe dónde meterse, algo de ellos no le cuadra, pero no puede leerles la mente porque no está autorizada para hacerlo.

Ellos están por encima de ella, solo lo hace con Ana, pero a solas y porque ella se lo permite.

—¿Puedes dejarnos a solas? —pregunta Wings sin quitar la mirada de Ana.

Alma no tiene que contestar, se va directa a la barra y observa la escena tomando otra cerveza.

—¿Qué haces aquí? —le pregunta éste mientras ella sigue bailando y cantando al compás de la canción.

—¡He venido a divertirme! ¿Y tú, dónde has dejado a tu séquito de tus amigas las fulanas? —destaca guiñándole un ojo. 

La contestación de Ana hace que a Wings le arda la sangre y suba hasta su maldita cabeza, ella sigue moviendo su cuerpo y todos en el local la están observando cómo si fuese un trozo de carne.

Está encima de una pequeña plataforma, sigue animando a todos a que se acerquen.

La desean demasiado hasta llegar a venerarla como diosa que es, sabe perfectamente que darían su vida por ella ahora mismo si hiciera una pequeña señal con su mano.

Los tiene bajo su hechizo, Wings no cree que sepa el error tan grande que está cometiendo al hacer eso.

Alma sigue observando el comportamiento de ésta, está alucinando en colores, hasta ella se acostaría con su propia amiga si se lo pidiera en estos momentos.

Tiene que hacer un gran esfuerzo para no tener pensamientos impuros con ella.

Los hombres se han puesto alrededor de Ana, siente el aire demasiado asfixiante, puede oler lo excitados que están, hasta las mujeres lo hacen, babean por ella.

No tiene que irse muy lejos para saber qué el dios que tiene a su lado está exactamente igual que todos los que están dentro del local.

Wings también lo hace, pero espera paciente a que Ana termine de tocarse con tres tipos que bailan con ella como si les hubiese tocado la lotería.

Alma se desespera y empieza a ponerse nerviosa, no tenía la menor idea de que tuviese ese poder de seducción, pero algo le dice que Wings si lo sabía.

Ella por momentos tiene que hacer un gran esfuerzo para no distraerse con los movimientos de ésta.

Vuelve a recobrar el sentido y se da cuenta de la repercusión que conlleva lo que su amiga está haciendo.

Busca una salida de emergencia, sabe que la va a necesitar cuando Wings le haga la señal.

Él ha dejado que lea su mente por un instante, así que desde que termine la canción, se la llevará con ella, lejos de todas las personas que hay dentro del local.

Alma se va acercando lentamente hacia dónde está su amiga, pero los humanos no la dejan llegar, siente como la empujan para alejarla.

Hacen una barrera para que nadie se acerque, Ana no se está dando cuenta de que los tiene bajo su embrujo.

Wings hace la señal al Dj para que pare la música, mira hacia donde está Alma y mentalmente le habla.

—Sal detrás de mi cuando te de la señal, no la toques, puede ser peligrosa —le advierte muy serio. 

Alma solo hace el gesto con su cabeza de que lo ha entendido, el Dj ha parado la música, pero los humanos siguen bailando cómo si se les fuese a terminar la vida.

La única que se da cuenta de que no hay música es Ana, es cuando Wings la agarra y la carga sobre sus hombros.

—¿Pero qué haces?, ¡suéltame o te mato! —grita ésta desesperada.

—¡Relájate Ana!, ¡te lo pido por favor! —suplica Alma llena de nervios al ver el estado de su amiga.

Las luces de la discoteca se han encendido, Alma sale detrás de Wings estupefacta en ver como los ojos de los humanos están teñidos de negro como la misma noche.

—¡Vaya, tu amiga es un encanto, casi caigo en su hechizo como todos esos humanos! —sonríe éste al decirlo cómo si fuese algo normal.

Alma escucha la voz de ese dios y se le remueven las tripas, lo mira mal al nombrar a su amiga de esa manera.

—¿Perdón?, ¿tienes descuentos para gilipollas? —pregunta ella a Taranis, lanzándole miradas envenenadas al terminar de insultarlo.

—¡No hagas eso Taranis, ya está bastante tensa la situación, no quiero tener un conflicto con Mack por tus absurdos chistes! —lo reprende Wings al meterse en el coche.

Ana está inconsciente y Alma va detrás con ella.

—Lo siento —se gira Taranis para pedirle disculpas.

Pero ella no le contesta, tiene la cabeza de Ana sobre sus rodillas, va acariciando lentamente su melena rubia.

—¿Cuándo despertará? —pregunta ella a Wings con preocupación.

—Voy a llevarla al hotel de Sorcha, quiero dejarla con mi hermano Feet, él podrá ayudarla —responde éste pensativo y con miles de imágenes de Ana sobre esta noche.

Es escuchar esas palabras y a Alma se le agrieta el corazón.

—No puedo estar cerca de ustedes, debes dejarme por aquí —le advierte ésta sabiendo en el problema que puede meterse con su clan por llegar demasiado lejos.

El dios Taranis no dice nada, pero mira hacia Wings, sabe que Mack tiene que hablar con su clan.

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