Amando la Muerte ✓

By gabbycrys

884K 77.2K 17.7K

Cuando sus mundos colisionan, la rareza de un ángel con alas negras y una humana que ve a los muertos se vuel... More

Advertencia
01
02
03
04
05
06
07
08
09
10
11
12
13
14
15
16
18
19
20
21
22
23
24
25
26
27
28
29
30
31
32
33
34
35
36
Seduciendo la Rebelión

17

19.9K 2K 445
By gabbycrys


SCOTT

El humano me examina de pies a cabeza, algo normal si tomo en cuenta que su apariencia es resabiada: ojos cafés atentos, cabello rubio como de querubín y piel perfecta. Muchas mujeres deben estar al asecho a su alrededor. Es bastante agraciado para ser un simple humano.

Alcanza el teléfono, todavía sin dejar de mirarme.

Nil Abramson, recepcionista. Leo el pequeño gafete que yace en el lazo izquierdo de su pecho, justamente sobre el corazón.

—Está aquí —susurra contra el aparato—. Ajá. Sí.

Cuelga y se inclina sobre el puesto de recepción, acercando su rostro al mío. ¿Acaso intenta intimidarme, o quiere que le dé un beso?

—Te lo dije claramente, tengo una cita con Raisa Berycloth —puntualizo con calma, pero en ningún momento deja de contemplarme con sospecha y cierto desagrado.

—¿Perteneces a alguna clase de secta satánica? —pregunta de mala forma, produciéndome una extraña fascinación, sobre todo cuando mira mis cuernos de cabra.

—No creí que se tomarían tan en serio el disfraz. —Quien dice disfraz, en realidad se refiere a la simbología demológica para cualquier humano que haya visto por lo menos tres películas de terror en su corta vida—. ¿Me dejarás pasar?

—¿Qué es lo que te atrae del infierno?

—Almas en pena, demonios, el fuego más ardiente que cualquier ser humano en vida pueda siquiera experimentar jamás y, por supuesto, las cabras locas—. Me rio cuando su cara no hace nada mejor que poner en evidencia mayor desapruebo cada vez—. ¿Qué clase de persona en su sano juicio hace preguntas como estas?

Mi nivel de ofensa se está divirtiendo mientras fijo visitarlos por vez primera.

—Un hermano sobreprotector.

Qué increíble coincidencia, yo también soy su hermano.

Me estoy divirtiendo.

—Creí que su hermano tenía cabello largo y un poco más de... curvas. —Repaso lo poco que puedo ver detrás del puesto de información. Es alto y bastante delgado.

—¿Por qué la invitaste a salir? —cuestiona. Más bien parece un padre sobreprotector.

—¿Seguirás con las preguntas, Nil? No tengo toda la noche.

Evidentemente mi forma de referirme a él le disgusta. Se me ha pasado por alto que los humanos no están acostumbrados a ser tratados con tanta familiaridad. No debí llamarlo por su nombre cuando ni siquiera lo he tratado hasta hoy, pero estoy seguro de que, por su forma de actuar, es bastante cercano a Raisa.

—Cuarto piso, habitación cuarenta y nueve —dice por fin.

Le doy las espaldas antes de que me pregunte sobre alguna otra tontería.

Una vez he llegado al piso indicado, me detengo en frente de su puerta y, para evitar otro encuentro desagradable, recurro a quitarme los cuernos y llamo a la puerta tres veces.

Espero alrededor de dos minutos.

Esto es absurdo.

La puerta se abre, y Raisa aparece ante mí. Me observa de una forma tan intrigante poco antes de fijarse en los cuernos de cabra que mis manos sostienen.

—Feliz día en el que naciste, humana.

Levanta una ceja.

La observo detenidamente. Aunque está usando el mismo vestido ceñido que alquiló días atrás y el collar que le di, luce diferente de alguna forma. Admiro su cuerpo hasta estancarme en su rostro. Está usando una capa muy sutil de maquillaje, su piel parece de alabastro y sus labios podrían ser la perdición de cualquier ser humano, si ella así lo deseara. Además, esta vez se ha peinado. Sus rizos enmarcados son otra cosa. Esta noche sacará a relucir sus mejores cualidades. Luce hermosa.

—¿Ese es tu disfraz? —pregunta, arrastrándome de regreso a la realidad.

—No empieces. —La rodeo y entro.

Antes de alcanzar la puerta de su habitación, otra humana aparece en frente de mí. Tiene el maquillaje corrido, viste pantalones cortos, y una camiseta negra que dice Metallica. Ese sí es un disfraz de terror. Incluso tiene mechones de cabello que han escapado de la maraña en su cabeza. Pero luce calmada, lo que para mí es una buena señal.

—Mis tacones están en el armario —le dice a Raisa, quien pronto desaparece de mi vista—. Tú debes ser Scott.

Se acerca y me tiende la mano.

—Y tú Leire. —Aprieto la suya. Si supiera que hemos convivido en esta misma casa durante varios días...

—¿Quieres beber algo mientras esperas?

—No, gracias.

Todavía no ha soltado mi mano, entonces la descubro contemplando con ojos absortos el tatuaje de la jerarquía celestial en mi brazo. Recurro a liberarme de su prorrogado saludo de forma no tan amable, y hay algo en su expresión que no me agrada.

—Es...

—Un tatuaje —finalizo por ella. Sus ojos se elevan hasta contemplar los míos con incertidumbre.

—No, es más que eso —asegura—. ¿Por qué Ellos te enviaron?

La sorpresa se hace de todo mi sistema, desencajando mi mandíbula y transformando mi fingida expresión de amabilidad, en una de escrúpulo inédita.

¿Acaso tiene conocimiento del reino celestial?

Imposible.

—Estoy lista. —Raisa en tacones está de regreso con un bolso grande entre sus manos. Al percatarse del mal ambiente, se frena totalmente—. ¿Sucedió algo?

—Nada. —Leire se apresura a contestar mientras se echa para atrás, distanciándose de mí con cierto pánico.

¿Qué clase de humana actúa de este modo?

—Entonces... ¿A las once? —pregunta Raisa, despidiéndose con un beso en la mejilla de su hermana y acercándose a la puerta principal un momento después.

—Sí. Pasaré a buscarte con Nil. —Leire se acaricia el brazo, como si fuera alguna clase de tic nervioso.

—Creí que solo sería Nil. —Raisa comenta extrañada.

—Ya. Pero sucedió algo y solo... —Intenta no mirarme—. Que no sean más de las once, ¿entendido? —advierte.

Puedo asegurar que ambos tenemos muchas dudas en referencia a lo que acaba de ocurrir.


LEIRE

Contemplo a Raisa mientras se marcha con aquel en un automóvil deportivo.

—No me da buena espina —comenta Nil, quien ha salido del puesto de recepción y observa con recelo al muchacho que yace en el asiento de piloto.

—Lo sé, pero no creo que debamos preocuparnos, o por lo menos, no demasiado. —Más que convencerle a él, lo que pretendo es persuadirme a mí.

—¿A qué te refieres? —pregunta.

—Es un novato.

Su expresión cambia por completo. Está más circunspecto de lo que siempre aparenta ser.

—Quieres decir que...

—Sí, ese chico forma parte de la jerarquía inferior de ángeles. Tiene la marca.


RAISA

Sus cuernos casi rozan el techo, y tiene la mirada de un demente.

El tiempo que le tomó conseguir el coche y los cuernos, es exactamente el mismo que necesité para arreglarme.

—¿De dónde sacaste este automóvil? Ni siquiera sabía que podías conducir. —Me aferro del cinturón de seguridad cuando Scott pisa el acelerador al entrar en la autopista. Considerando que es un deportivo, conduce como un maniático en alta velocidad.

Debería dejar de suponer que los ángeles no pueden hacer cosas que los humanos sí. Aunque tampoco puedo decir que es perfecto en todo lo que hace.

El obsequio de cumpleaños que me dio Leire esta tarde, después de retarme por haber faltado a clases el día de ayer, hace tiempo que resbaló de mis piernas y ahora yace junto a mis pies, pero no puedo levantar mi bolso nuevo, no cuando el auto se sacude como si de un toro salvaje se tratara.

—Lo tomé prestado, y no es tan difícil al ser automático. Por cierto, tu hermana, ¿es religiosa o pertenece alguna secta? —Me contempla de reojo a través del retrovisor.

—¿Qué? —suelto con ironía, su pregunta me resulta tonta, pero no lo suficiente después de que se contemplaran como lo hicieron momentos antes de salir—. Jamás hemos ido a una iglesia, si acaso eso te sirve de consuelo. Pero no entiendo, ¿por qué preguntas?

—Vio la marca celestial en mi brazo. Creo que sabe sobre nosotros, los ángeles.

—Imposible.

¿El tatuaje en su brazo es una marca celestial? Eso ni siquiera yo lo sabía. Pensaba que era un tatuaje sin más.

—¿Y qué significa? —pregunto.

—La jerarquía a la que pertenezco. Soy un guerrero en entrenamiento. Pero al caso, estoy seguro de que no esperaba verme aquí, de verdad que no lo esperaba —susurra y da un giro brusco con el auto, sacudiéndome los sentidos.

Puedo ver lo bien que se la está pasando, mientras tanto, estoy planteándome si acaso lo enviaron para cuidarme o matarme.

—Al menos dime que tienes permiso de conducir. —Aprieto los dientes.

—¿Eso es necesario? —Su pregunta me aturde.

—Es vital —revelo indignada.

—¿Y a quién debo pedirle ese permiso? —Presiona varios botones, hasta que el techo sobre nosotros empieza a recogerse y también consigue encender la radio.

—¿A quién? —Levanto la voz sobre la música que suena a todo volumen. Espero que no tropecemos con ningún coche patrulla. Eso, si no volcamos primero.

—Dijiste que necesito un permiso de Conducir. ¿Quién es ese? —Con el rabillo del ojo me contempla mientras sonríe con vileza—. Bromeo.

Ahora sé que se está burlando de mí.

—Dios mío santo... —Me aferro al cinturón con mayor fuerza.

—No, es el diablo al volante esta vez. —Cambia de marcha y pisa el acelerador a fondo, pegándome contra el espaldar.

¡Está loco!


Continue Reading

You'll Also Like

13.4K 1.3K 18
Rebecca se muda a su antigua casa en tailandia despues de tres años de estar viviendo en inglaterra. Su antigua casa es donde vivio junto a freen. B...
69K 5.4K 40
4to Y ÚLTIMO LIBRO DE A SAGA 'SECUESTRADA' Christian y Thomas regresan una vez más... y no de la manera que me gustaría. Esta historia fue idea de un...
3.7K 332 17
CD9 La Boyband Mas Famosa De Toda Latinoamérica... Pero No Todo Es Color De Rosa Para Los Chicos. Sus Fan's Llamadas "Coder's" Cada Vez Hacen Más Y M...
67K 7K 56
Él es salvaje, pero no sabe ni lo que es un beso. Marien va a quedar fascinada por su naturaleza y va a querer enseñarle. Un apuesto joven de ojos ve...