Unforgettable [Frerard]

By Tylerthepunkie

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¿Cuántas veces se hace algo con una intención y termina al revés? Con él no fue la excepción. Nadie contaba c... More

I. Brain Damage
II. Skulls
IV. People Are Strange
V. What A Wonderful World
VI. Dream A Little Dream Of Me
VII. The Killing Moon
VIII. Faithfully
IX. Let Me Put My Love Into You
X. Miserable Lie
XI. I Sometimes Wish I Was Dead
XII. The Final Countdown
XIII. I Want To Break Free
XIV. At Night
XV. Day Of The Lords

III. Nervous Breakdown

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By Tylerthepunkie

- ¡Gerard! - Escuché a Mikey gritar mientras me sacudía.

- ¿Ah? - Estaba bastante confundido y mis ojos no se acostumbraban aún a la fuerte luz.

- ¿Qué haces ahí? Luces espantoso - Me restregué los ojos y noté que me había quedado dormido al lado de la ventana, que al menos no había olvidado cerrar, y mi ropa, que constaba de una pantaloneta y una camiseta sencilla estaba llena de tierra junto con mis piernas y mis manos.

- Eh... salí al tejado y me caí - me encogí de hombros y Mikey rodó los ojos. Me ayudó a levantar y me indicó que me fuese a bañar rápidamente.

No me detuve a preguntar por qué él estaba despierto, solo me dirigí rápidamente al baño y limpié la ropa un poco.

- ¿Mejor? - Dije luego de cambiarme. Mikey asintió frenéticamente.

- Tienes suerte de que nuestros padres no hayan venido a mirar - se cruzó de brazos y se dirigió al baño.

Recordé entonces que ese día ya llegaría a la otra casa y me dio un sentimiento extraño de nostalgia, pero a la vez de esperanza, ya que en el otro lugar podría olvidar las cosas malas que me atormentaban cada vez que ingresaba a mi habitación, ya en mi mente vista como un lugar de horror.

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Todo el día transcurrió con normalidad, incluso la clase de música, ya que había llegado sobre el tiempo a la clase y Martin ya estaba, más nuevamente se tradaron por mí y Frank me invitó a sentarme en el parque al lado de la academia con él mientras llegaban por mí.

Me gustaría decir que fue algo fabuloso, más no lo fue, puesto a que estaba hundido en mis pensamientos de la noche anterior. Solo agradecía que mis padres no hubiesen notado nada.

- ¿Qué te sucede? - me había preguntado aquel chico de ojos hermosos varias veces durante nuestra pobre charla.

- Nada, solo estoy preocupado porque me cambiarán de escuela a mí y a mi hermano, ya que nos mudaremos hoy mismo - en parte no era mentira, por lo que no sentí remordimiento al decirle eso.

- ¿Queda cerca a este lugar? - preguntó repentinamente.

- Algo así - respondí y luego le dije por qué calle quedaba la nueva casa.

- No es muy lejos de donde yo vivo - se recostó sobre el césped y agregó - algún día debería llevarte y jugaremos con mi atari toda la tarde - Ese comentario fue lo único bueno del día, podría decir.

- Me encantaría - dije mientras me recostaba junto a él y luego de eso el silencio reinó entre nosotros, más no fue algo incómodo. Podría decir que a pesar de que estaba hundido en mi mente y no tenía nada por decirle al chico, me sentía tranquilo junto a él.

Mi padre supongo que nos divisó desde su auto, ya que se dirigió hacía nosotros y nos miró con desaprobación, más era una imagen graciosa teniendo en cuenta que al estar en el suelo mi padre se veía extremadamente alto y largo.

- Gerard, sube al auto - dijo sin más y me levanté del suelo junto con el más bajo - Nuevamente, gracias por cuidar a mi hijo, creo que se toma muy a pecho las órdenes - no pude descifrar el mensaje detrás ya que su tono de voz fue extremadamente neutro.

- Creo que su hijo es un buen chico - mi progenitor hizo una mueca que Frank ignoró - Más allá de que me hayan pedido supervisarlo, aunque no suelo conversar con mis estudiantes, he logrado convensar con él y me agrada, así que no hace falta que me agradezca, hasta luego señor Way - luego de esto se retiró, no sin antes hacerme una seña de despedida.

Donald no dijo ni una sola palabra al respecto, lo cual agradecí.

Al llegar a la nueva casa, ya habían varias cosas organizadas, por lo que ya no lucía tan fría. En la tarde me limité a organizar mi cuarto y a repasar lo visto en clase de guitarra, pero me terminaba desviando, estaba desconcentrado, y ya no era por lo de la noche anterior, sino porque me encontraba pensando en el chico de tatuajes y personalidad extremadamente amable. Esto me desconcertaba, ya que me llevaba 5 años, prácticamente 6, ya que me había dicho que en unos meses cumpliría 21.

Aunque lo deprimente del asunto es que, de todas las posibilidades, lo más probable es que no se fijaría en alguien menor, y mucho menos un chico, más me prometí que por más horrible y raro que yo fuese, no me rendiría.

Tenía claro que era muy pronto para que me gustara, pero era encantador, bello y bastante amable. No hacía falta conocerlo más, ya había caído completamente y estaba seguro que al conocerlo a profundidad, caería hondo, enamorado y me sentía patético por ello.

Pensé en esos ojos hipnóticos hasta dormir, ni me inmuté en el momento por el hecho de que Mikey hubiese estado tan distante ese día; ni le dediqué un segundo aquel día a pensar en que mi pequeño hermano se estaba hundiendo, porque bueno, los hermanos Way éramos un completo desastre.

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Los días transcurrían con velocidad, probablemente porque me sentía feliz de ver casi diariamente al tatuado.

En tres semanas más, como había pronosticado, ese chico me había hechizado, y fuera de eso, nos habíamos vuelto amigos, lo sentía cecano y sentía que podía confiar plenamente en él.

Me aterraba que cada día que pasaba me acercaba más, me enamoraba más de él, pero también me acercaba más a la fecha de entrar a la escuela, lo que implicaría que vería a Frank solo los fines de semana, si es que tenía suerte, por supuesto.

Por suerte, mis progenitores depositaron su confianza en Frank, supongo que sintieron que tener un amigo me ayudaría a dejar toda mi mierda atrás, y que al ser adulto me ayudaría a centrar, así que me dejaban ir y venir con él, incluso me dejaron ir a su casa a jugar con el famoso atari. Ese día había sido fantástico y casi a diario esperaba tener una nueva invitación a jugar con él.

Yo estaba descubriendo la felicidad con aquel chico bajito, finalmente sentía algo fuera de desprecio y tristeza, ese chico era mejor que cualquier antidepresivo y temía perderlo a pesar del poco tiempo que llevábamos conviviendo, pero ese no es el punto, el punto es que mientras mi ciclo autodestructivo se frenaba, Mikey empezaba a conocer la miseria, y no me di cuenta hasta un domingo en la tarde.

- No puedo creer que solo nos quede un día de vacaciones - dije irrumpiendo en el cuarto de mi hermano - ¡Hasta ya nos dieron los horarios! -

Mikey estaba recostado en su cama y no decía nada. Dejé la hoja con sus asignaturas y salones en su mesa de noche y me acerqué a él.

- ¿Gerard? - dijo bastante confundido, ni podía enfocar su vista en mi cara.

- ¿Qué mierda te pasa? - Él no respondió, luego noté que sus ojos estaban completamente rojos y tenía la ventana abierta. - ¿Te drogaste? - aunque eso último había salido de mis labios sin pensar - Carajo, ¡¿Mikey, qué hiciste?! - me tomé el cabello y me maldecí, no había estado pendiente de mi hermano.

- Me dio esto un hippie que estaba en la calle - dijo tendiendome una bolsita, la cual estaba casi vacía indicando que no era la primera vez que lo hacía.

- Malditos hippies de mierda, ¿no ven que eres un pequeño niño? - bufé sonoramente y le quité la bolsa. Arropé a mi hermano que estaba en medio de una especie de viaje astral y deseché el contenido.

Luego de eso, miles de enigmas se formaron en mi mente. ¿Yo había causado eso? Es decir, Mikey era bastante ansioso y al contarle todo lo que yo hacía, probablemente había jodido a mi hermano más y ni me había dado cuenta.

Me sentía culpable y realmente mal al respecto, y aunque no estuviese seguro de que hubiese sido por ello o solo por experimentar, ayudó a que mis pensamientos autodestructivos volvieran a aparecer.

Mis progenitores habían salido aquella tarde, por lo que tomé el teléfono que estaba en el muro de la cocina y busqué entre mis pantalones el papel con el número de Frank. Rápidamente lo llamé y él a los pocos minutos llegó jadeando a mi puerta. Ese día me di cuenta de que ese chico valía mucho más que oro, y que no lo merecía en absoluto.

No le dije específicamente por qué me encontraba mal, pero de igual manera él se esmeró en distraerme, jugando conmigo toda la tarde a Calabozos y dragones, logrando su cometido y haciéndome sonreír a pesar de las circunstancias. ¿Cómo no quererle?

Me aseguré de que Mikey estuviese dormido y luego el tatuado se aseguró de que todo estuviese bien antes de retirarse. Luego caí en brazos de morfeo cuestionandome por qué yo debía estar tan jodido, por qué no podía ser mayor para tener una mínima posibilidad con el oji avellana y cómo podría asegurarme de que mi hermano estuviese bien.

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Regresé con un capítulo corto, espero que sea de su agrado, saben que los primeros capítulos de todas las historias son una especie de introducción a la historia en sí, por lo que espero que no se aburran.

~ Adrenaline Gun ~

No olviden comentar algo sobre el capítulo para dejarme saber si les agrada o no y así saber en qué puedo mejorar.

¡Gracias!

~ Tyler ~

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