El trono era suyo.
Era lo que pensaba cada vez que su hombro la molestaba, cada que le punzaba de dolor, Daenerys se repetía esas palabras. Se había ganado una herida pero el trono era de ella.
La reina estuvo intentando ignorar el dolor que sentía en el hombro, se había retirado la flecha cuando estuvo segura de que había ganado la batalla, la atendieron inmediatamente y ahora se encontraba descansando en la habitación del rey en la Torre de Maegor. El Gran Maestre le limpió la herida y la dejó estable en sus nuevos aposentos.
Tocaron la puerta y al abrirse, Sansa entró. A Daenerys se le escapó una sonrisa cuando la vio. La pelirroja se acercó a la cama en donde Dany estaba acostada y le sonrió de vuelta.
—¿Cómo estás? —Le preguntó.
Daenerys intentó sentarse pero el movimiento de sus brazos hizo que su hombro volviera a doler. Cerró los ojos ante la punzada y con su otra mano se sobó sobre los trapos que hacían presión en su brazo izquierdo.
—Estaré bien —asintió la reina.
Sansa se había acercado con una expresión de preocupación y trató de ayudarle a poder sentarse.
—Debemos pedirle a Gendry que te haga otra armadura —dijo Sansa sentándose en la orilla de la cama.
—Espero no tener que usar armadura de nuevo —negó Daenerys.
Sansa le sonrió.
—Nunca se sabe.
—Bueno —dijo Dany—, necesitaré que se la pidas a tu futuro hermano ante la ley, entonces.
—Arya rechazó la propuesta de Gendry —Sansa suspiró—, pero no hay que descartar la posibilidad.
Daenerys levantó ambas cejas, podría apostar a que Arya aceptaría casarse con Gendry porque cuando estaba con él se volvía un poco menos molesta.
—¿Por qué lo hizo? —Quiso saber mirando a la pelirroja.
—Le parece que es muy joven para casarse —Sansa se encogió de hombros—, recuerdo tener catorce años cuando me casaron con Tyrion.
Daenerys le sonrió.
—Yo tenía exactamente esa edad cuando me casé con Drogo —dijo—. ¿Cuántos días del nombre ha celebrado Arya?
—Para ahora serían dieciocho —respondió Sansa suspirando—. Como sea, admiro su decisión.
Dany asintió estando de acuerdo, sabiendo que si a ellas les hubieran preguntado si querían casarse, ambas hubieran contestado lo mismo que Arya.
—¿Así que Gendry se quedará en Invernalia mientras Arya estará ahí? —Preguntó Daenerys—. ¿Cómo resolverán su tensión?
—No necesitas estar casado para resolver eso —respondió Sansa.
—No creo que me haya explicado bien...
—Entiendo a lo que te refieres —asintió la pelirroja—, y mi respuesta es igual.
—¿Crees que estén enamorados? —Dany preguntó luego de un silencio pequeño.
—Estoy segura —rio Sansa—. Pero no necesitan casarse para que se sepa que están enamorados... Lo que sería horrible es que se casaran sin estar enamorados.
La mirada de Daenerys cayó en la de Sansa, la reina tragó saliva y parpadeó muchas veces.
—Jon y yo...
—No estaba hablando de ustedes —Sansa rodó los ojos—. Los matrimonios suelen ser distintos, puedes casarte y nunca amar a tu esposo o casarte sin amor al principio y luego lo vas construyendo mientras pasan los años... Mis padres, como ejemplo.
—No creo que pueda amar a Jon nunca.
Las palabras de Daenerys flotaron en el aire. Ni Sansa ni ella dijeron nada, la menor se dedicó a mirar por la habitación, intentando no poner atención en lo que Dany acababa de decir.
—No he hablado con él —finalmente Sansa habló—, ha estado ocupado y no sé si nos haya visto cuando bajaste de Drogon.
—Si no te lo menciona, no le digas nada —Daenerys se encogió de hombros, aunque cuando lo hizo sintió otra punzada en el hombro izquierdo y tuvo que reírse por no haberse acordado de su herida.
—Ten cuidado —dijo Sansa—. ¿Y qué hago si me lo menciona? ¿Qué debería decirle?
—Nada, no le digas nada, si nos vio espero que venga directamente conmigo —respondió Dany—. No me puede cuestionar nada.
Sansa solamente asintió.
—Aún así, no debe estar tan molesto, me iré al Norte en cuanto pueda y ustedes se quedarán aquí —habló la pelirroja—, no tendría de qué preocuparse.
La reina suspiró. No quería pensar que ya no volvería a ver a Sansa de nuevo, pero esa era la decisión que se había tomado desde el principio y no se podía romper.
—Y te convertirás en reina —dijo Daenerys—. Si el Norte es independiente, me alegra que seas tú quien lleve la corona.
—Eso lo decidirá el pueblo del Norte —Sansa le sonrió—. Todavía hay posibilidad de que Bran o Arya sean elegidos.
—Apostaría por ti —Dany le regresó la sonrisa.
La menor escondió su sonrisa y dejó salir un suspiro. Daenerys tomó sus manos con dificultad y se inclinó un poco hacia ella.
—Me avisaron lo que pasó... Sobre Theon —dijo Daenerys—. ¿Te encuentras bien?
Sansa levantó la vista y sus ojos azules la miraron con tristeza.
—Lo estoy —asintió la pelirroja—. Murió por mí. Intentó protegerme.
Daenerys sintió su pecho oprimirse, había recordado a Jorah.
—Te amaba, si yo hubiera estado en su situación...
—No digas eso —Sansa negó con la cabeza—. No soportaría pensar que moriste intentando salvarme.
—Sansa, todo lo que he hecho desde que llegué a Poniente es intentar salvarte de uno u otro enemigo —se dibujó una sonrisa en el rostro de Daenerys.
—Has hecho suficiente —dijo Sansa—. Ahora estás aquí y tu corona te espera.
—Debes quedarte para mi coronación —insistió Daenerys—. Me gustaría verte ahí.
—Lo haré —aceptó Sansa, una sonrisa formándose en las esquinas de sus labios—. Pero no podría asistir a su boda, mandaré a Arya y Bran en mi representación.
Una sonrisa triste se formó en el rostro de Daenerys.
—Aceptaré eso —le dijo.
—Debo irme —Sansa avisó—. Tengo que ver cómo está Brienne y necesito enviar un cuervo a Invernalia.
—Me parece bien —asintió la reina.
Sansa se inclinó cerca del rostro de Daenerys, la reina también se acercó a la pelirroja e hizo que sus labios se juntaran en un beso. Dany sintió cómo ese sentimiento de preocupación se estaba escurriendo por su cuerpo, desapareciendo. Con su mano derecha tomó a Sansa por la nuca e hizo que no se despegara de ella, la menor envolvió el pequeño cuerpo de Daenerys con sus brazos y la rubia platinada pudo saborear una sonrisa en los labios de Sansa. Unos momentos largos después, la pelirroja rompió el beso y juntó sus frentes, su respiración estaba irregular, como la de ella. Al final Sansa se levantó de la cama de Daenerys y abrió la puerta para desaparecer cuando la cerró. Dany sintió una ola de melancolía cuando ya no la pudo ver. Sansa apenas se había ido y Daenerys ya la extrañaba.
***
Una semana después de que Daenerys al fin conquistara el Trono de Hierro, había llegado el día de su coronación.
El salón del Trono de Hierro estaba lleno de señores y señoras de casas mayores y sus abanderados. Daenerys también había dejado entrar a los comunes para que no se perdieran la coronación y celebraran con ella.
Daenerys entró vistiendo una capa larga color rojo brillante, pero el rojo que llevaba en su vestido era tan oscuro que parecía negro. La capa estaba detenida por su broche de las tres cabezas de dragón y cruzaba su cuerpo hasta llegar a otro broche que pasaba su cintura. Su cabello platinado estaba sujetado en una gran trenza formada por otras trenzas más pequeñas.
Cuando Daenerys comenzó a caminar entre ellos, todos se inclinaban ante ella. Su estómago estaba brincando de la emoción que sentía al saber que finalmente había cumplido su cometido, el Trono de Hierro estaba enfrente, esperando por ella para sentarse en él. La mirada de Daenerys no se apartaba de la silla gris, pero un destello a su lado derecho tomó toda su atención, apartó la vista del trono y al mirar de qué se trataba pudo ver a Sansa parada entre los demás señores, su sonrisa calmó el corazón de Daenerys. Sus miradas se cruzaron por un instante hasta que Sansa se inclinó también cuando Daenerys pasó frente a ella.
Al subir las escaleras, se dio media vuelta para ver a todos sus súbditos observándola. Ni siquiera se había dado cuenta que Jon estaba parado a un lado de Sansa, su mirada simple estaba dirigida a Daenerys, pero ella decidió ignorarlo. Seguía sintiéndose incómoda por lo que había pasado en su barco antes de llegar a Desembarco del Rey. Formados detrás de ella habían llegado siete Inmaculados liderados por Gusano Gris, todos tomaron sus posiciones una vez que Daenerys se paró frente al trono.
El Archimaestre Ebrose se acercó a un lado de Daenerys, en sus manos estaba la corona que habían mandado a hacer para ella. Estaba hecha de la más fina plata del continente, tenía la cabeza de un dragón al frente y las puntas eran las alas de la criatura. Los ojos, las garras y las puntas de los cuernos eran incrustaciones de rubíes. Por otro lado, los cuernos blancos estaban hechos de hueso de dragón sacado de Pozo Dragón. El Archimaestre levantó la corona y dijo:
—Ahora proclamo a su alteza, Daenerys de la Tormenta, de la Casa Targaryen, la primera de su nombre, reina de los Ándalos y los Rhoynar y los Primeros Hombres, señora de los Seis Reinos y Protectora del Reino.
Daenerys sintió cómo la corona descansaba en su cabeza, era más ligera de lo que se veía.
—Largo sea su reinado —dijo el Archimaestre en tono alto.
—¡Largo sea su reinado! —Gritaron los súbditos al unísono.
Luego Daenerys dio un paso hacia atrás y se sentó finalmente en el Trono de Hierro. El asiento estaba frío y no mentían cuando decían lo incómodo que estaba. Los presentes se formaron en una fila y uno a uno comenzaron a jurarle lealtad frente a Tyrion, Varys, Missandei y Gusano Gris.
Las horas pasaron mientras la gente conversaba con Daenerys sobre diferentes planes a futuro que tenían sobre sus tierras con ella sentada en el Trono de Hierro. Muchos le dijeron que habían esperado por ella para que tomara el trono y otros aseguraron que los veranos serían más largos con ella mandando el continente. Sin embargo, Daenerys esperaba que se terminaran las conversaciones repetitivas, aun cuando le gustaba escuchar a su pueblo, ya había escuchado suficientes elogios.
Daenerys por fin se levantó del trono y decidió caminar entre sus súbditos, cada que alguien la miraba ella le sonreía. Pero el verdadero objetivo que tenía Dany era llegar hasta donde estaba Sansa, reunida con Brienne, Davos y Jon.
—Lady Stark —habló Daenerys haciendo que Sansa y su compañía le prestaran atención—, no hemos tenido oportunidad de hablar, no se acercó a mí luego de la coronación.
—Estoy segura que su coronación no ha terminado, majestad —le sonrió Sansa.
—Aún así —Dany sonrió también-—, me gustaría que habláramos sobre la alianza que le ofrecí de vuelta en Invernalia.
Sansa miró a su compañía y les asintió permitiéndoles irse para que las dejaran hablar. Brienne y Davos se inclinaron alejándose de ellas, pero Jon ni siquiera las miró, se fue persiguiendo a Davos entre la gente.
—¿Has hablado con él? —Preguntó Daenerys.
Sansa negó con la cabeza.
—No me ha dicho nada —respondió.
—Busquemos un lugar más privado para hablar —dijo Dany.
La pelirroja asintió y ambas salieron del salón del Trono de Hierro. Daenerys había pensado en ir directamente a sus aposentos para que tuvieran más privacidad, pero Sansa entró en una habitación que luego la reina supo que era la sala del Consejo Privado.
—De camino a la ciudad —comenzó Daenerys—, Jon y yo conversamos sobre ti, sobre los hermanos y sobre la batalla... Todo estaba normal hasta que... él... intentó... tocarme. Por supuesto que no se lo permití, pero creo que su reciente cambio de actitud ha sido por eso.
Sansa dejó salir un pequeño suspiro y volvió a asentir.
—Theon me besó —dijo Sansa y Daenerys levantó las cejas sorprendida—. Fue antes de que Euron me capturara, ni siquiera lo pude evitar porque pasó muy rápido. No te lo quise decir cuando hablamos de su muerte porque no me parecía importante, pero siento que te lo debo.
—Está bien —Daenerys asintió y se acercó a la pelirroja para tomar sus manos—. Sé que te amaba, quizás pensó que no se verían de nuevo y te besó, pero ya no importa, ya está hecho, no pasa nada.
Dentro de ella, muy en el fondo, Daenerys había sentido celos al escuchar a Sansa confesarle eso, pero el remordimiento la atacó. No podía ponerse celosa de un hombre que estaba muerto.
Sansa se mantuvo en silencio, Daenerys entendía por qué últimamente se encontraba tan triste. Y a decir verdad, Dany también guardaba algo de tristeza en su corazón sabiendo que en los próximos días Sansa ya no estaría ahí y ella tendría que casarse con Jon.
Un momento después, Dany se paró en las puntas de sus pies y dejó un suave beso en los labios de Sansa. La más alta cerró los ojos y suspiró, sus manos tomaron las mejillas de Daenerys y se tuvo que inclinar para besarla, esta vez con más profundidad. Daenerys rompió el beso y tomando la mano de Sansa la dirigió a la larga mesa del Consejo Privado y se subió en ella. Sansa le sonrió entre su expresión de tristeza.
—Ven —le dijo la reina y Sansa volvió a besarla.
La guerra había terminado, ella ya había sido coronada como la legítima reina y el Trono de Hierro era suyo finalmente. Pero sabía que en su corazón quedaría un vacío cuando Sansa se fuera de regreso al Norte. Sin embargo, Daenerys quería aprovechar hasta el último momento que tuviera para estar con Sansa.
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*Quiero darle los créditos a mi mejor amiga Fernanda por haber dibujado la corona de Daenerys que ven en la imagen al empezar el capítulo. Gracias por usar tu talento para complementar este fanfic. Tqm.