Inteligencia diseñada

By diegogrispo

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¡Ganadora Wattys2020! ¡TERMINADA!: Novela corta: 33 capítulos, 52.000 palabras. Naves alienígenas comandadas... More

En la Patagonia
Lanzamiento
Emma
Marte
Doris
Protocolos Post-Detección
Arribo
¡A trabajar!
¡Te veo!
¡Están aquí!
Lluvia de ideas
Análisis
El profesor
¡Dios mio!
El significado
Desengaño
Los idiomas
Los diálogos
Despliegue
Salgan de aquí
La huida
En camino
Clara
PEM
El padre Ángel
Empieza otro tiempo
Reiniciados
El solita
Doris, siempre Doris
La respuesta
Somos lo que somos
Al mando

Reclutamiento

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By diegogrispo

Málaga, España.

13 de febrero de 2026.

11 días Antes del Evento.

Año del Evento.

El aforo del aula magna del campus de Teatinos estaba completo. Emma era una de las profesoras mejor valoradas y su "Introducción a las Teorías Lingüísticas" se convertía, año tras año, en uno de los seminarios de divulgación más buscados antes de empezar el segundo semestre lectivo.

—Resumiendo, entonces, si hay algo que está totalmente claro es que no sabemos cómo surgió el lenguaje.

Emma recorrió el escenario mirando a los concurrentes. Caminaba despacio, en una velocidad incompatible con su forma de ser. Ella era todo dinamismo. Electricidad y movimiento, solía decir su abuela. Sin embargo, sabía que al estar al frente de un escenario hay que controlarse. El auditorio no debía distraerse con sus movimientos. Sus dichos debían ser los que atrajeran toda la atención.

—De hecho, hay una competencia, cabeza a cabeza, que nos permite poner en la línea de partida a tres actores: la comunicación, el lenguaje y la inteligencia.

Durante la enumeración de cada actor, acompañó el conteo con los dedos de una mano levantada. Se preguntó si el vestido blanco, recto y con la falda a la altura de la rodilla había sido una buena elección. La manga tres cuartos le molestó un poco en la maniobra. Definitivamente, concluyó, no era el adecuado. "Debo recordarlo para la próxima".

—Tres actores sobre los que, aún partiendo juntos, no sabemos quién fue el primero en llegar a esa línea de partida. ¿Apareció primero la inteligencia y luego el lenguaje? ¿Es el lenguaje el precursor del desarrollo de la inteligencia? ¿O lo es la comunicación?

Emma hizo una pausa para ver si contaba con la atención del auditorio y aprovechó para inspirar profundamente.

Se recordó que frente al espejo le había parecido un vestido ideal. El par de delicados rectángulos rojos, largos y delgados, estratégicamente colocados uno sobre la pierna izquierda y el otro desde la axila hasta la cintura del lado derecho, sin dudas estilizaba su figura.

Emma se consideraba una de las personas más seguras de su generación y dudar sobre como presentarse en público no era parte de su personalidad.

"Quizás llegar al ecuador de la treintena te hacer replantear la vida". "No, que va". "Estoy segura de que no es así". "Tal vez a los cincuenta".

—De lo que sí estamos seguros, es de que no inventamos el lenguaje.

Un murmullo envolvió la sala. Emma saludó con una inclinación de la cabeza a Fernando, el jefe de ordenación académica, que acababa de entrar y se apoyaba en la puerta elevando el pulgar como aprobación mientras recorría con la mirada el aula magna.

—Quiero decir: imaginemos la siguiente situación, la siguiente escena: un grupo de cavernícolas sentados alrededor de una primitiva hoguera. ¡Recordemos que el lenguaje no existe todavía! —dijo levantando el índice— Sin embargo, uno de ellos dice "¡Hey! ¿Cómo le ponemos a esto que quema?", mientras que otro responde "crucuktako" y otro "ertrigoc" y otro "fuego". Y el primero dice "Esa me gusta. Levanten la mano los que opinen que «fuego» queda bien para esto que quema".

Un gran silencio. Luego murmullos. Emma abre los brazos e inclina su cabeza. El auditorio rompió en una carcajada.

—¿Verdad que no? Estamos seguros de que esto nunca ocurrió. Entonces ¿Cómo nació el lenguaje? No lo sabemos a ciencia cierta.

»En el análisis relativo a la aparición del lenguaje tenemos variados problemas por resolver. Nos preguntamos muchas veces si no estamos poniendo los caballos delante del carro. Esto es: pensamos en el lenguaje, su nacimiento y evolución desde el paradigma lingüístico. Queremos poner en palabras cosas que sucedieron antes de que la palabra existiera o tuviera la misma significación que tiene ahora. Estamos influenciados por nuestra interpretación lingüística de todo.

»De alguna manera vivimos en la cárcel del lenguaje —y agregó después de una pausa— y no podemos hacerlo de otra forma. Lo que necesitamos es alguien que salga por encima de la cárcel, por encima del laberinto y nos marque el camino a seguir.

Emma hizo un silencio y pulsó el botón que visualizaba la última imagen con un inmenso "Gracias por su atención", y agregó.

—Como se dice normalmente, necesitamos a alguien que piense fuera de la caja. En este caso, fuera del lenguaje. ¿Es acaso esto posible?¿Podrá hacerlo algún ser humano? ¿O necesitamos de la inteligencia artificial para que algún día sea realidad? ¡Vuestra generación tiene esa tarea!

Emma apagó el proyector con su mando a distancia y levantó la otra mano saludando.

—Gracias a todos por venir.

El auditorio aplaudió a rabiar y los asistentes se fueron poniendo de pie poco a poco.

Mientras Emma acomodaba sus papeles y saludaba a los alumnos que se acercaban a felicitarla, vio por el rabillo del ojo como se acercaba Fernando. Sus ojos terminaron por cruzarse y ambos intercambiaron sendas sonrisas en forma de saludo.

El aula magna siguió vaciándose poco a poco. Fernando se paró frente a Emma diciendo:

—¿Seguro que no te has planteado dejarnos para montar una gira como monologuista?

Emma se rió con ganas.

—No, que va. Lo mío está aquí. No te digo que no me gustaría. La adrenalina de hablar en público, las risas... No sé, tienen un magnetismo difícil de esquivar, pero... ¡No! ¡Aquí me quedo! Por cierto, ¿A qué debo la visita?

—No, no—dijo Fernando, negando también con un dedo—. No es una visita, es un secuestro. Una abducción. Vamos, nos esperan en la sala cuatro de la biblioteca.

—¿Que pasa? —preguntó Emma intrigada.

—Ya lo verás. Ya lo verás. ¡Te va a encantar!

—¡Venga! No me hagas ilusionar que me desilusiono con facilidad y el golpe es peor ¡Por favor, eh!

Fernando se mantuvo firme en su negativa y le señaló la salida con un brazo a modo de invitación.

La pareja cubrió la distancia entre el aula magna y la biblioteca charlando de forma animada e intercambiando besos y abrazos con cuanta persona se acercaba a saludarlos.

Faltaban menos de diez días para el comienzo de las clases y el aire de alegría y nerviosismo lo invadía todo.

Cuando Emma traspasó la puerta de la sala cuatro se encontró a un joven sentado leyendo un libro.

Este se levantó precipitadamente, pero con agilidad. Vestido de forma casual, con vaqueros y camisa, estuvo de pie en un solo salto.

—Este es Franco Reinhardt ¿Lo conoces? Lleva la cátedra de inteligencia artificial en la Facultad de Informática.

—Creo que nos hemos visto alguna vez en el comedor, pero no habíamos hablado nunca ¡Hola!—saludó Emma tendiendole la mano derecha

Franco se la estrechó mientras sonreía. Ya había pasado la época en que Emma consideraba a la gente "guapa o no" y hacía más de una década que el "me gusta o no me gusta" era su forma de calificar a las personas. Y eso valía para cualquier concepto, desde lo físico hasta lo espiritual.

—¿Qué pasa? ¿Ya no se estilan los 2 besos entre colegas? —preguntó Franco sin perder la sonrisa..

—Sí, claro. La próxima vez —contestó Emma respondiendo con otra igual— ¿Argentino? ¿Uruguayo?

"Definitivamente: me gusta", pensó.

—Argentino. Del sur de Argentina.

—¡Ah! Pues mira, y yo del sur de España —afirmó ella agregando, al tono de la frase, toda la jovialidad que pudo.

Volvieron a reír mientras el nerviosismo se evaporaba del ambiente.

Franco devolvió el libro a una estantería.

—¿Esperamos a alguien más? —preguntó.

Emma no tenía ninguna predilección especial por el acento sudamericano. Pero siempre le pareció que al dejo rioplatense lo cubría un halo de ternura.

—No. Podemos empezar. Siéntense, por favor —dijo Fernando señalando las sillas—. La cosa es así: nos han pedido una colaboración... ¿Cómo decirlo?... En estricto secreto. Cláusulas de confidencialidad y todo eso. Si aceptan el trabajo ...

—¡Huy! ¡Como en esas películas antiguas! ¡Qué emoción! ¿El mensaje se autodestruirá en cinco segundos? —preguntó Franco interrumpiendo.

Todos rieron de forma nerviosa esta vez.

—No, pero casi —aceptó Fernando sonriendo a regañadientes..

—¿Es un trabajo para el gobierno? —quiso aclarar Emma.

—Si me dejaran terminar... —se quejó Fernando.

—Perdona —dijeron los dos al unísono, lo que motivó nuevas risas.

—Veo que se van a llevar muy bien. Es una colaboración para el gobierno, en un trabajo conjunto que se está haciendo entre Inglaterra, China y nosotros. No está involucrado ningún otro país y...

—¡Pero él es argentino! —dijo Emma señalando a Franco con la risa escapándose de sus labios—¡Perdón! —agregó rápidamente cuando se enfrentó a la mirada de Fernando.

—¡Si, listilla!, pero califica porque tiene la doble ciudadanía. También es español.

—Soy Reinhardt Lopez, mi madre es gallega. Y mi padre, vasco, aunque mi abuelo es alemán.

Franco y Emma cruzaron una mirada. Ella reconoció la intención y pensó "La química funciona ¿habrá tiempo para ver cómo se comporta la física?".

"Piensa en otra cosa", se reprendió.

—Bueno, el trabajo es operar como un equipo de consulta.

—Un backup, un respaldo —apuntó Franco.

—No, en realidad nos convocan más como a factoría de ideas originales que no se vea influenciada por las conclusiones del equipo principal. Una lluvia de ideas en un ambiente relajado.

—¿Tres personas para una lluvia de ideas? ¿Algo pobre no? Una llovizna de ideas, por expresarlo mejor —señaló Franco.

—Nada de tres. Más pobre aún. Solo sois vosotros dos. Yo no califico. Y lo de la lluvia de ideas fue solo una forma de decir. A ver, llegará documentación de Madrid, de Londres y Beijing, en crudo, sin interpretar, sin opiniones ni consejos, vosotros la analizáis y preparáis vuestras propias conclusiones. Y las enviáis de vuelta a Madrid.

—Me parece bien —dijo Franco encogiéndose de hombros— ¿Hay dinero de por medio?

—Lo hay, y mucho. Será un mes en esta primera etapa. Hay posibilidad de re contratar si están conformes con el trabajo realizado.... Y cobrareis 5 veces vuestro sueldo.

—Es una broma ¿Verdad? —dijo Emma.

—No. Y Hay otro tanto de libre disponibilidad por si tenéis que contratar horas de algún experto para consultas puntuales.

—¿Y por qué nosotros?—quiso saber Franco.

—Tampoco es que seáis "vosotros" exclusivamente —dijo entrecomillando la palabra con los dedos— Sabemos que se han contratado otras universidades en la misma modalidad. Parece que es algo muy importante.

—Recapitulemos. Un mes de trabajo. Cinco veces nuestra paga. Posibilidad de consultores extra. Y escribir unos informes que tal vez nunca serán revisados —intentó resumir Emma.

—Exacto —dijo Fernando mirándolos alternativamente mientras sonreía.

—¿Hay que firmar con nuestra sangre o con un boli normal también vale? —preguntó Franco.

Fernando ignoró las risas contenidas.

—Estos son los contratos —dijo Fernando extendiendo una carpeta a cada uno— Firmen en la línea punteada, por favor. Empiezan mañana en esta sala. Firmen de una vez y salgan de aquí.

—Mañana es sábado— se quejó Franco.

—Son treinta días de trabajo ininterrumpidos. Empiezan mañana.

Emma cogió el boli y firmó rápidamente.

—Espera. Ellos no nos eligieron a nosotros, pero tú sí, específicamente, quiero decir: tú nos elegiste a "nosotros" —dijo entrecomillando la palabra con los dedos en una clara burla a Fernando.

Fernando solo la miró, esperó a que Franco terminara de firmar, recogió los contratos y señaló un portátil que estaba sobre el escritorio.

—Mañana comienza a llegar el material. El material no puede salir de ese notebook. Los email se reciben allí y se envían desde allí. Toda la actividad del ordenador está monitorizada.

Fernando se dirigió a la puerta y la abrió.

—Gracias por venir. Y yo tampoco los elegí. —dijo mirando a Emma— Nadie lo hizo. Pidieron un equipo formado por un lingüista y un especialista en inteligencia artificial. No había otro requisito. Y en esta universidad sois vosotros. Felicidades por el nuevo curro y lamento no poder engordarles el ego diciendo que "fuisteis elegidos por vuestra valía o experiencia". Lo siento, fue casi un sorteo. Tendréis que vivir con la desilusión.

Emma no pudo contener la risa y Franco la acompañó con la suya.

—¡Fuera! Ya me habéis hartado, de verdad, tíos. ¡Que os den por saco! ¡Fuera!

Fernando salió y cerró la puerta con impaciencia. Aunque les daba la espalda, todavía podía escuchar sus risas.

"¡Me tenéis hasta los huevos con las risitas, joder!" pensaba Fernando mientras se alejaba de la pareja.

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