Reclutamiento

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Málaga, España.

13 de febrero de 2026.

11 días Antes del Evento.

Año del Evento.

El aforo del aula magna del campus de Teatinos estaba completo. Emma era una de las profesoras mejor valoradas y su "Introducción a las Teorías Lingüísticas" se convertía, año tras año, en uno de los seminarios de divulgación más buscados antes de empezar el segundo semestre lectivo.

—Resumiendo, entonces, si hay algo que está totalmente claro es que no sabemos cómo surgió el lenguaje.

Emma recorrió el escenario mirando a los concurrentes. Caminaba despacio, en una velocidad incompatible con su forma de ser. Ella era todo dinamismo. Electricidad y movimiento, solía decir su abuela. Sin embargo, sabía que al estar al frente de un escenario hay que controlarse. El auditorio no debía distraerse con sus movimientos. Sus dichos debían ser los que atrajeran toda la atención.

—De hecho, hay una competencia, cabeza a cabeza, que nos permite poner en la línea de partida a tres actores: la comunicación, el lenguaje y la inteligencia.

Durante la enumeración de cada actor, acompañó el conteo con los dedos de una mano levantada. Se preguntó si el vestido blanco, recto y con la falda a la altura de la rodilla había sido una buena elección. La manga tres cuartos le molestó un poco en la maniobra. Definitivamente, concluyó, no era el adecuado. "Debo recordarlo para la próxima".

—Tres actores sobre los que, aún partiendo juntos, no sabemos quién fue el primero en llegar a esa línea de partida. ¿Apareció primero la inteligencia y luego el lenguaje? ¿Es el lenguaje el precursor del desarrollo de la inteligencia? ¿O lo es la comunicación?

Emma hizo una pausa para ver si contaba con la atención del auditorio y aprovechó para inspirar profundamente.

Se recordó que frente al espejo le había parecido un vestido ideal. El par de delicados rectángulos rojos, largos y delgados, estratégicamente colocados uno sobre la pierna izquierda y el otro desde la axila hasta la cintura del lado derecho, sin dudas estilizaba su figura.

Emma se consideraba una de las personas más seguras de su generación y dudar sobre como presentarse en público no era parte de su personalidad.

"Quizás llegar al ecuador de la treintena te hacer replantear la vida". "No, que va". "Estoy segura de que no es así". "Tal vez a los cincuenta".

—De lo que sí estamos seguros, es de que no inventamos el lenguaje.

Un murmullo envolvió la sala. Emma saludó con una inclinación de la cabeza a Fernando, el jefe de ordenación académica, que acababa de entrar y se apoyaba en la puerta elevando el pulgar como aprobación mientras recorría con la mirada el aula magna.

—Quiero decir: imaginemos la siguiente situación, la siguiente escena: un grupo de cavernícolas sentados alrededor de una primitiva hoguera. ¡Recordemos que el lenguaje no existe todavía! —dijo levantando el índice— Sin embargo, uno de ellos dice "¡Hey! ¿Cómo le ponemos a esto que quema?", mientras que otro responde "crucuktako" y otro "ertrigoc" y otro "fuego". Y el primero dice "Esa me gusta. Levanten la mano los que opinen que «fuego» queda bien para esto que quema".

Un gran silencio. Luego murmullos. Emma abre los brazos e inclina su cabeza. El auditorio rompió en una carcajada.

—¿Verdad que no? Estamos seguros de que esto nunca ocurrió. Entonces ¿Cómo nació el lenguaje? No lo sabemos a ciencia cierta.

»En el análisis relativo a la aparición del lenguaje tenemos variados problemas por resolver. Nos preguntamos muchas veces si no estamos poniendo los caballos delante del carro. Esto es: pensamos en el lenguaje, su nacimiento y evolución desde el paradigma lingüístico. Queremos poner en palabras cosas que sucedieron antes de que la palabra existiera o tuviera la misma significación que tiene ahora. Estamos influenciados por nuestra interpretación lingüística de todo.

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