Mil Tormentas

By AYGarcia55

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"Una tormenta por cada vida que quiero vivir a tu lado" Cuando su Padre decide alejarla de todo lo que Los Án... More

Prefacio
Sombras nocturnas
Otro primer encuentro
Visitas inesperadas
Invitados no deseados
La primer aventura
Secreto de confesión
Soñemos en California
De regreso al pasado
El sabor del pecado
Caminamos juntas
Huyendo
Música ligera
Extraño su alma
Rumba
Sin palabras
Relámpagos
Tumbas separadas
Natural
Piedra y mármol
¿Un Lugar Diferente?
Todo
Un sueño real
Su hermana
Locuras de ocasión
Cartas
Abrazos que deberían ser eternos
Mil Tormentas
Las razones de un hombre
Donde debo estar
Abuela
Sueños antes de un adiós
Una partida anunciada
Mil vidas
¿Fue el?
Energía
Esperanza
Huyendo
La siguiente vida
Mi historia sin final
La Casa
Texas A&M
Nadaremos
Caprichos del Destino
Epílogo
Nuevo

Una Fotografía

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By AYGarcia55


Non sei solo la mia tempesta, sei anche il mio arcobaleno


Colombia 1984


Dani, Dani, Dani ¿estás bien? ¿me escuchas? —el sonido ahogado de la voz de Santiago sonaba en mi cabeza.

Me sentía aturdida y mareada al momento en que recuperé la conciencia aparentemente me había desmayado algo, sentí estar acostada en algo blando mientras poco a poco pude abrir los ojos. Me di cuenta que estaba en una habitación que no conocía y Santiago estaba justo frente a mí.

—¿estás bien? —preguntó asustado

—¿Dónde estoy? —

—En mi casa, no, no te levantes —me advirtió cuando intente ponerme de pie

—me siento mejor —alegué, pero era una completa mentira. Mi cabeza estaba por explotar de la confusión que sentía en ese momento.

Simplemente al recordar todo lo que había pasado en las últimas horas volví a cerrar los ojos. ¿Qué clase de broma me estaba jugando esa chica? ¿Quién diablos es? ¿Dónde está?

—Santi, ¿Qué le pasa a tu novia? —escuche la voz de la hermana de Santiago

—la acompañare a casa, ¿puedes quedarte sola un momento? —preguntó Santiago con la voz la tierna que yo no le había escuchado nunca.

—pedo no taddes —respondió la chica

Tan pronto sentí como mi cuerpo se había recuperado las fuerzas y estaba bien para caminar decidí abrir los ojos y sentarme, ahora solo quería regresar a casa. Escuché como la lluvia había cesado un poco y no quise esperar más.

—tengo que regresar a casa —le dije a Santiago que seguía mirándome confundido

—te acompaño, parece que dejo de llover y es demasiado tarde —respondió el muchacho ofreciéndome su mano para ponerme de pie.

No dije nada más, solo dejé que me guiara a la salida, sonreí tímidamente a la chica que nos veía divertida antes de salir de la casa.

Santiago parecía no solo confundo sino también enojado durante todo el trayecto de su casa a la mía, el frio aire de la noche se adhería a mi ropa mojada haciendo que el frio que sentía se incrementara, pero simplemente no me importo. Él no habló hasta que estuvimos frente a mi casa.

—¿a qué fuiste? —preguntó severamente

—Santiago yo... lo siento...—no sabía ni siquiera como explicarle.

—¿Qué es lo que querías? ¿Quién te dijo de Sofí? —preguntó ahora visiblemente enojado

—¿Qué? —

—¿Porque tenías interés en ella?, no crees que ya tiene suficiente con están enferma como para que tú quieras ir a mi casa y burlarte de ella también —

—Santiago yo no...—

—por favor, lo sabias desde hace tiempo si no te dije de Sofí es porque me enferma lo que la gente dice de ella —

—yo no sabía de ella, yo no fui por ella fui por... yo solo buscaba a alguien —respondí con lo poco que mi mente me dejaba pensar, pues en ese momento era difícil enfocarme en Santiago.

—¿Qué a quien buscabas? —

—a nadie, una chica, sabes que olvídalo quieres... —respondí queriendo deshacerme de él lo más rápido posible.

—¿Qué? ¿Una chica? Todo porque pensaste que estaba con otra chica —sonrió de pronto— entonces fuiste por estar celosa

De pronto el ego de Santiago subió a las nubes y si eso me ayudaba a que se fuera no lo iba a bajar.

—no estoy con nadie Dani —dijo tomando mi cara entre sus manos— no lo vuelvas a pesar ¿de acuerdo?

—de acuerdo, ahora tengo que entrar tengo frio —dije liberándome de él.

—bien, ve a dentro mañana vendré, tenemos exámenes que revisar y cosa que platicar —aseguró antes de dejar un beso corto en mis labios.

No me negué solo porque mi mente estaba a mil revoluciones por segundo, pero no gracias a Santiago.

—y Dani —habló el chico justo antes de que yo entrara haciéndome girar al sujetarme del brazo.

—¿sí? —

—lo de mi hermana, te agradecería no le comentaras a nadie —dijo casi en tono de suplica

—de acuerdo —accedí

Tan pronto me liberó entre a la casa cerrando la puerta de tras de mí, el vestíbulo estaba completamente iluminado y la enorme casa estaba completamente en silencio.

Supuse que era tarde ya, pero no quería subir a mi habitación. Recordé que mi abuela se había sentido mal y quise ir a ver como se encontraba ella, solo para despejar mi mente pues es obvio que no encontraría respuestas esa noche.

El silencio de todo el lugar me permitió escuchar fácilmente lo que ocurría en la habitación de mi abuela. Al caminar por el pasillo solo escuchar ese sonido se me erizo la piel. No supe distinguir que es lo que era o mejor dicho quien, solo distinguí lo que para mí sonaban como susurros provenientes de la habitación de mi abuela.

Pensé en ella, en la chica que acababa de descubrir no sabía nada, no sé porque, pero si ella acostumbraba a entrar a mi casa a hurtadillas cabía la posibilidad de que estuviera con mi abuela, lentamente abrí la puerta topándome con la sorpresa de que el cuarto estaba vacío a excepción de mi abuela que estaba profundamente dormida.

Observé de arriba abajo la habitación pues estaba completamente segura de lo que había escuchado, un escalofrió recorrido mi columna vertebral y decidí que no quería dormir sola. Sin cambiar mi ropa que aún estaba mojada solo me metí a la cama de mi abuela abrazándola y acurrucándome junto a ella.

Me convencí a mí misma que esa chica estaba jugando conmigo que solo era una broma pues era la opción más lógica ya que hacer caso a los pensamientos en mi cabeza era simplemente una locura, no podía ser real no quería creer que fuera siquiera posible.


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La he buscado por cada rincón de mi propiedad, de día y de noche durante los últimos tres días sin éxito, ella simplemente no aprecia. Supuse que ella se había enterado de que describí su broma o su juego que en mi mente eso era lo que estaba pasando, una estúpida broma.

Aun así, mi corazón dolía, me costó demasiado poder aceptar que ella me gustaba y depsues de tanto tiempo que pasamos juntas, de sus detalles y de todo lo que era resultó ser una estúpida broma o al menos eso es lo que yo esperaba pues no encontraba otra explicación.

—estas muy callada —dijo mi padre desde el volante mientras conducía rumbo a Bogotá, iba a encontrarme con Ana y Mariana y recogeríamos algunos rollos fotográficos que había mandado a revelar un par de días atrás.

—solo estoy pensando —respondí con la vista en la ventana.

—no me agrada eso de la acreditación, Santiago me comentó que no era tu mejor opción y yo preferiría que enfocaras tus esfuerzos con cosas que sean un poco más viables —respondió mi padre, nuevamente con el mismo discurso de siempre.

—pa, no comiences nuevamente ¿quieres? Tú mismo fuiste a una de las mejores universidades de california —me justifique, pues que él no confiara en mi era algo que me afectaba cada vez más.

—Es diferente, para un hombre es diferente —comentó— estados unidos es diferente, solo te quiero más cerca de mí es todo.

—yo no decidí dejar california por venir a vivir a la mitad de la nada —me quejé sabiendo que estaba sacado toda mi frustración de los últimos días en mi padre.

—de cualquier manera, Santiago y yo estuvimos organizando una visita a una universidad en Bogotá, tienen el mejor departamento de arte y diseño...

—Santiago y tu deberían aprender que la que decide de su futuro soy yo —

Quedamos en silencio después de eso, sabía que Arturo no quitaría el dedo del renglón con ese asunto pues soy igual de terca que él, la cuestión es que ahora mas que nunca necesito salir de este pueblo.

No dije nada a mi padre al bajar del coche justo en la dirección que me había enviado Ana, solo me alegró ver que ella y su novia estaba ya esperándome. Después de un par de saludos entregué los documentos que me pidieron y entramos a las oficinas.

Un típico edificio de gobierno, con las típicas secretarias, máquinas de escribir, sillas y sala de espera. Pensé tardaríamos horas en ese lugar, pero en realidad solo tardamos 40 minutos en donde yo ya tenía toda la información necesaria.

Me encontraba emocionada, pues a pesar de no recibir noticias alentadoras sobre poder entrar a Yale tenia otras opciones para hacerlo en mínimo un o dos años mas adelante. Solo tenia que solicitar un examen al gobierno de estados unidos y mi mejor opción para tener los creiditos necesarios para ir a Yale era entrar a una pequeña universidad publica en estados unidos y tomar algunos cursos extras, con todo eso mis posibilidades de entrar a la universidad de mis sueños se incrementaban.

Estaba decidida a lograrlo y hace tiempo atrás había decidido que, si no era Yale, sería cualquier otro lugar de Estados Unidos que me llevara lejos de este lugar. Tengo sueños que merecen ser cumplidos, pues yo tengo la oportunidad de vivir a mi manera y de alguna u otra forma saber que en el pasado en mi propia casa un par de chicas no tuvieron oportunidad ni siquiera de soñar me ha hecho cuestionar absolutamente todo lo que pensaba de mi y de lo que quería para mí.

Entre risas y bromas caminamos hasta el centro comercial más cercano después de salir de las oficinas, no pude evitar darme cuenta de que la interacción entre estas mujeres cambiaba, en el centro comercial no se tomaban de la mano o tenían gestos como acariciarse el cabello eran solo como dos buenas amigas, no pude evitar pensar que la Daniela que llegó a Bogotá aprobaría esa clase de comportamiento, sin embargo, la Daniela de ahora se siente triste por esa realidad.

—te dije que seria algo mas sencillo de lo que pensabas —comentó Ana mientras entrabamos al estudio donde mi padre había dejado revelando mis fotografías.

—no sabes lo mucho que les agradezco —dijo sonriendo mientras entregaba mi recibo al chico del mostrador

—¿si te vas tu papá te ayudara con la universidad? —preguntó Mariana, quien, a pesar de quejarse todo el tiempo, yo sabía que le gustaba ayudar igual que a su novia.

—no lo sé, pero no es problema mi madre me dejo un gran fideicomiso con el que tengo los gastos cubiertos —expliqué mientras recibía un paquete cerrado con lo que eran mis fotografías, lo abrí solo para comprobar que era el correcto y solo al ver la cara desconcertada de mi padre en una fotografía supe que si eran mías.

—suerte de gomela que nace en cuna de oro—comento Mariana riendo mientras salíamos del estudio.

—me muero por regresar a tu casa, ¿supiste que mis padres le vendieron algunos caballos al tuyo? —me preguntó Ana emocionada— muero por visitar el lugar una vez tengan los establos listos.

—hace mucho ya había establos, seguramente solo los remodelaran —dije, pues lo establos estaban como un lugar sin acceso al público en un rincón de la propiedad.

Decidimos comer en un lugar de comida rápida del centro comercial pues yo tendría que esperar a que mi papá fuera a buscarme y era la mejor forma de matar el tiempo. Un par de minutos después saqué el sobre con el propósito de ver mis fotografías en aquel restaurante.

—déjame ver tus fotografías —comentó Ana quitándome el sobre de las manos— se que salimos en unas cuantas.

Efectivamente ellas salían en unas cuantas, junto con Vico, Ricky y Santiago. Había fotografías de la fachada de la casa, mi padre, los empleados, algunas mías y de mi abuela hasta que un par de cosas en las fotografías llamaron completamente mi atención.

—¿Quién es ella? —preguntó Mariana señalando una fotografía de la fachada de la casa de Santiago.

Había tomado esa fotografía el día en que fuimos al lago entre amigos, el mismo día que vi ese maldito lago completamente diferente a como yo lo conocía y recordaba que no había nadie mas que nosotras tres ese lugar. La fotografía mostraba perfectamente la arquitectura de la casa de Santiago, esa casa que tanto me había atraído, además de mi propia sombra en el suelo de graba se podía ver a una mujer de pie, de espaldas a la cámara mi mirando fijamente la casa a la que yo fotografiaba.

Mi corazón dio un vuelco pues su vestimenta era fuera de época y su cabello era negro justo como el de alguien que yo conocía y que sabia perfectamente no estaba presente cuando tomé esa fotografía.

—yo... —no puede articular palabra

—espera... —dijo mariana examinando esa fotografía— tu tomaste esa foto el día del lago

—no había nadie ahí —añadió Ana con una sonrisa en la cara —ahora con más razón quiero regresar a tu casa

Mi mente no estaba procesando lo que ocurría a mi alrededor, pues yo conocía a la mujer de la fotografía, aunque fuese algo imposible.

—es imposible —susurré para mí misma

Seguramente terminaría en un hospital psiquiátrico por pensar esa locura, por alucinar tal vez o por tener contacto con alguien que debiera tener mas de 150 años muerta, pero sabia que las respuestas a mis preguntas se encontraban en 1825 y si no era así estaba siendo victima de la mejor broma en la historia de las bromas.

En mi mente resonaron las palabras de la chica del árbol como me refería ahora a ella "Tú me conoces" "tú me conoces" y un nombre se materializo en mi cabeza. MARIA JOSE CARDONA.




@ Soymojito

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buenas noches,  solo paso a aconsejarles que a partir de aquí pongan mucha atención a los capítulos porque ya comienzan a llegar las respuestas a sus preguntas. Los detalles son importantes. Necesito que sepan que ocurrió en 1825 con urgencia. 

Gracias infinitas. 

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