Reinas de Poniente

By soynogard96

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La reina Daenerys Targaryen llega a Poniente con su ejército de Inmaculados y Dothraki y sus tres dragones. E... More

Sansa (1)
Daenerys (1)
Sansa (2)
Daenerys (2)
Sansa (3)
Daenerys (3)
Sansa (4)
Daenerys (4)
Arya (1)
Sansa (5)
Daenerys (5)
Sansa (6)
Daenerys (6)
Sansa (7)
Daenerys (7)
Sansa (8)
Daenerys (8)
Aclaración sobre los capítulos siguientes
Sansa (9)
Daenerys (9)
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Daenerys (14)
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Sansa (16)
Arya (3)
Daenerys (16)
Sansa (17)
Epílogo
👑
Cronología
Agradecimientos
Despertar al Lobo (1)

Sansa (11)

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By soynogard96

Arya estaba caminando por el recinto de Sansa como si quisiera hacer un gran hoyo en el suelo de piedra, ella se retorcía las manos una con la otra mientras escuchaba las palabras que su hermana le decía. Pero la mayor no estaba prestando atención.

La noche pasada se había enterado de que Jon había besado a Daenerys antes de la batalla de Invernalia y se había puesto triste, pero para agregar a la lista de las cosas que la molestaban, vio cómo Yara Greyjoy le robaba un beso a la Reina Dragón. Y lo peor había sido que Daenerys le permitió besarla.

—No sé cómo puedes seguir insistiendo en dejarle el Norte a Jon después de eso —Arya comentó—, ella ni siquiera es honesta contigo ahora, imagínate en el futuro.

Sansa le tuvo que contar a Arya lo que había pasado puesto que su hermana menor la encontró llorando la noche anterior cuando se dirigía al Gran Torreón. Entre que quería y no quería decirle, pero realmente Arya era la única a la que podía acudir porque ella ya sabía lo que pasaba entre Sansa y Daenerys, así que finalmente le habló sobre lo que vio.

—No le dejaré a Jon el Norte —afirmó Sansa—. Ya me ha quedado claro que se van a casar.

—Bien —Arya hizo un asentimiento con la cabeza—, mientras ellos continúan con su boda puedes declarar al Norte como reino independiente y luego daremos cabida a tu coronación.

—No voy a hacer eso tampoco —dijo Sansa haciendo que su hermana la mirara con el ceño fruncido.

—¿Qué? —Preguntó juntando las cejas tanto que a Sansa le parecía que se le harían una sola.

—Ahora no puedo pensar en una coronación —negó Sansa.

—Es justo el momento en el que deberías —Arya dijo.

Sansa no dejó de ver a su hermana pequeña. Le parecía raro ese comportamiento en Arya, realmente ella nunca ponía demasiado interés en nada relacionado con las políticas desde que había llegado y se dejaba llevar por lo que consideraba correcto, pero ahora estaba actuando raro, no conforme a su actitud.

—¿Por qué estás haciendo esto? —Le preguntó con cautela—. ¿Quieres ser la heredera del Norte?

Las cejas de Arya se arrugaron nuevamente, su mirada gris cayó en la azul de Sansa y luego rodó los ojos.

—No —respondió—, pero pensé que esto es lo que Robb quería desde que le cortaron la cabeza a padre.

La voz de su hermana había temblado en la última frase, Sansa sintió un escalofrío al pensar en ese recuerdo, en la muerte de su padre.

—Robb fue a la guerra y le cortaron la cabeza también —replicó Sansa.

—¿Y tú no irías a la guerra por tu gente? ¿Ellos volverán a obedecer al Trono de Hierro?

—Jon se va a casar con Daenerys y pasará a ser Rey de los Siete Reinos —dijo Sansa—. Los norteños lo eligieron como su rey antes que a mí.

—Lo hicieron pensando que Jon era hijo de padre, pero no lo es —Arya negó con la cabeza.

—Ellos lo eligieron, Arya, antes que a mí —debatió Sansa—, él era un bastardo y aún así lo pusieron antes que a mí.

Arya suspiró, le echó una mirada de pena a Sansa, la voz de la mayor había temblado también y sentía que su lengua se enredaba.

—Pero ahora es diferente —dijo Arya.

—Como sea —terminó Sansa—. Ya no quiero hablar más del tema.

La menor de las Stark asintió y se dio la vuelta para salir.

—Mi lady —dijo dando una reverencia a su hermana mayor.

—No dije que podías irte —avisó Sansa.

—¿Para qué otra cosa me necesitas? —Le preguntó Arya.

—¿Qué has pensado contestarle a Gendry? Me refiero a su propuesta de matrimonio.

Arya miró al suelo de piedra, Sansa no sabía si era prudente hacer esa pregunta, pero quería hablar de algo que no fueran Jon y Daenerys, y mucho menos quería que su hermana pequeña se fuera y la dejara sola con sus pensamientos porque la escena del beso de la Reina Dragón y la Reina Kraken le martillaban la cabeza.

—No creo que eso sea de tu incumbencia —contestó Arya, el tono de molestia había reinado en su voz.

—Eres mi hermana y me gustaría saber con quien piensas pasar el resto de tu vida, debo asegurarme de que sea alguien digno —le replicó Sansa—. No quiero que padre y madre vengan a regañarme donde sea que estén.

Una sonrisa burlona se escapó de los labios de Arya.

—Ellos estaban más preocupados sobre tu compromiso que por el mío —negó.

—Solo porque yo era mayor y tú parecías nunca poder comportarte como una dama —Sansa hizo lo mismo.

—Es verdad —Arya suspiró—. Pero no aceptaré la propuesta de Gendry.

Sansa frunció el ceño. Le tomó por sorpresa aquello, pensó que Arya finalmente se había enamorado y tendría el final feliz que Sansa siempre quiso: enamorarse de un joven apuesto y poder casarse con él, o ese había sido su sueño antes de que la comprometieran con Joffrey y quisiera convertirse en reina.

—¿Es porque es un bastardo? No pensé que eso te importara a ti —le dijo Sansa.

—No es por eso —Arya negó con la cabeza—, ni siquiera me considero a mí misma una lady así que en eso no somos diferentes.

—¿Entonces?

—No quiero casarme todavía —Arya se encogió de hombros—. Supongo que soy muy joven y él también, no creo que casarnos nos haga bien.

—Yo me he casado dos veces —rió Sansa.

—¿Y cómo te fue con eso? —Arya la miró a los ojos.

Sansa solamente asintió y se acomodó en su silla.

—Pero, ¿más tarde podría pasar? —Quiso saber—. Ya tenía listo su regalo de matrimonio.

La mirada divertida de Arya se encontró con los ojos azules de Sansa. La Dama de Invernalia no pudo evitar sonreír.

—¿Qué?

—Supuse que sin padre, y debido a que Jon es un Targaryen y Bran pasa más tiempo como cambiapieles que asistiendo a los banquetes familiares, yo debía buscar un presente para los novios... Más para ti, claro.

—¿Y qué es?

Sansa negó rápidamente y frunció el entrecejo a su hermana.

—No te diré. Es una sorpresa.

—¿Y qué pasa si no nos casamos nunca? ¿Me darías el regalo igual?

—No —contestó Sansa—, es un regalo de bodas, no de soltera.

—Pero dijiste que era más para mí —argumentó Arya—, debes dármelo de todas formas.

—Ya veremos —sonrió Sansa—. Aunque si te casas es un hecho que te lo regalaré.

—No caeré en tus trampas —Arya gruñó—. Además, ¿por qué tanta presión en esto? Sinceramente creí que te opondrías.

—No sé si me vuelva a casar —explicó Sansa—, pero si pasa seguramente será con un lord con algún apellido que llevarán mis hijos. Y como sabes, Jon no les pondrá Stark a sus hijos, Bran no puede tener herederos y...

—Si me caso con Gendry él pasa a tener el apellido Stark —interrumpió Arya.

—Y los hijos que tengan también —Sansa asintió.

—¿Me ves como una madre? —Preguntó Arya.

—Te veo como una Stark —respondió Sansa—. Por favor, no robes mis ilusiones de ver a un montón de niños de ojos grises y cabellos negros correteando por el castillo.

Una pequeña sonrisa volvió a escaparse de los labios de Arya, pero inmediatamente hizo que se fuera.

—Lo pensaré —solo dijo la menor.

Llamaron a la puerta y Arya se levantó para abrirla. La menor miró a su hermana, como advirtiéndole sobre algo, luego Sansa adivinó quién estaba afuera de su recinto. Y acertando, vio entrar a Daenerys, venía sola.

—¿Puedo hablar con tu hermana a solas? —Daenerys le preguntó a Arya.

La más pequeña miró a Sansa, quien no sabía cómo reaccionar, ni siquiera podía articular palabra alguna.

—¿Quieres que me vaya? —Arya se dirigió a Sansa—. Puedo quedarme si lo deseas.

—Es algo privado lo que quiero que hablemos —intervino Daenerys.

Antes de que Arya pudiera contestarle, Sansa le asintió a su hermana y ella salió tirándole una mirada cautelosa a Daenerys. Se escapó un suspiro de los labios de Sansa, Daenerys esperó a que Arya cerrara la puerta tras ella y luego posó sus ojos violeta en los azules de Sansa, pero la Dama de Invernalia desvió la mirada.

—Sé que aún estás molesta —comenzó—, supongo que no es fácil dejar de pensar en lo que te dije ayer, pero en verdad quiero disculparme, Sansa. No era mi intención hacerte sentir así.

Sansa se irguió en su silla y le lanzó una mirada incrédula a Daenerys. La reina tomó asiento frente a ella, con el escritorio de Sansa entre las dos, las manos de Daenerys intentaron alcanzar la única que Sansa tenía sobre el escritorio y cuando lo hicieron, la menor las miró rápidamente, sin creer todavía la audacia que tenía Daenerys para actuar como si nada hubiera pasado.

—Déjame compensártelo —suspiró Dany y apretó su agarre de las manos—. Sé que te gustó subir a Drogon la última vez, ¿quisieras acompañarme de nuevo?

La mirada de Sansa regresó a sus manos, ambas estaban sujetadas a la de ella y en un movimiento brusco las separó. Daenerys se sorprendió por el inesperado acto y volvió a mirar a Sansa.

—¿Qué pasa? —Le preguntó Daenerys.

Sansa puso los ojos en blanco, no había podido hablar porque no encontraba las palabras para decirle, y cuando lo hacía, se estancaban en su garganta.

—Te vi —articuló en voz baja la Dama de Invernalia.

Daenerys arrugó las cejas. Para Sansa era verdaderamente un chiste mirarla hacer aquello, como si no se le viniera a la mente lo que había hecho apenas la noche anterior.

—No te entiendo —dijo Dany.

El labio inferior de Sansa comenzó a temblar sin que ella pudiera pararlo, cada vez que miraba los ojos confundidos de Daenerys sentía las lágrimas ardiendo por salir y un nudo le crecía en el fondo de la garganta.

—Te vi con ella —finalmente pudo decir, su voz sin dejar de temblar.

Cuando vio el entendimiento crecer en los ojos violetas de Daenerys, Sansa ni siquiera podía seguir observándola. Se sentía mal. Se sentía triste.

—Sansa, nosotras... —Decía Daenerys mientras se trababa—. Nosotras no... No pasó nada. Nada.

—Te vi —repitió la más alta—. Ella te besó, y tú le respondiste.

Daenerys quitó las manos de su escritorio sin dejar de ver a Sansa. La menor estaba sintiendo que el aire no podía llegar a sus pulmones, pero comenzó a respirar lentamente para calmarse un poco y no romperse a llorar frente a Daenerys.

—Estaba... No me sentía bien, nosotras acabábamos de discutir y me sentía mareada con toda la situación —Daenerys habló—. Fue sólo por un momento, la aparté después.

—Estuve parada viéndolas, esperando que la rechazaras y cuando no lo hiciste yo... Me cansé de esperar.

—Sansa, por favor, ese beso no significó nada. Lo prometo.

—¿Así como cuando Jon te besó?

—Cariño —comenzó Daenerys, pero Sansa la interrumpió de inmediato.

—No me llames así —pidió, unas lágrimas estaban comenzando a salir.

Los labios de Daenerys se cerraron antes de que pudiera decir otra cosa, y Sansa se levantó de golpe.

—No quiero verte ahora —Sansa le insistió—, vete.

—No me puedes hablar así —negó Daenerys levantándose también—. Soy tu...

—Mi reina —asintió Sansa—. Lo eres, pero este es mi castillo, y te pido que te retires de mi recinto.

Daenerys apretó los puños, se dio la vuelta y abrió la puerta para salir finalmente de ahí. Sansa se dejó caer en su silla y sin más se echó a llorar.

La noche anterior no había podido dejar de pensar en lo sucedido, pensó que había sido todo un malentendido y que Daenerys iría a explicarle. Pero esa noche su reina no la había visitado y la cabeza le daba vueltas al intentar justificarla, al final no pudo encontrar una razón fiable y se quedó dormida pensando en eso. Pero en ese momento sintió que su corazón se rompía, más que nada porque Daenerys ni siquiera había ido a verla para contarle, así que supuso que no pensaba hacerlo y eso le dolía más. Era tan estúpido que llorara por una simpleza como esa, sin embargo se encontraba ahí, sollozando por una reina platinada a la que todo el mundo le apetecía besar últimamente. Sansa se había enamorado de Daenerys, tanto que llegó a romperse el corazón ella misma para que Daenerys no la dejara. Cada vez que hablaban sobre casarse con Jon se le rompía, cada que le negaba dejar a Jon se le rompía, cuando supo que su hermano la había besado se le rompió, y ahora que Yara también la besó y Daenerys le correspondió, se le rompió aún más. Pero ella se había buscado eso, sabía todos los problemas que traería enamorarse de Daenerys Targaryen, y aún así, lo hizo.

Cuando Sansa pudo dejar de llorar por la Reina Dragón unas horas después, decidió comenzar a hacer los preparativos para regresar el grano que las casas abanderadas les habían mandado por la Gran Guerra que pasó. Al cabo de unos momentos volvieron a llamar a la puerta y ella dejó entrar a Jon a su recinto. Su hermano estaba tan preocupado que ni siquiera se fijó en los ojos hinchados de Sansa. Le dejó un pedazo de papel en el escritorio y al abrirlo, Sansa leyó:

“Euron Greyjoy ha saqueado Desembarco del Rey y se ha proclamado Rey de los Siete Reinos.”

Sansa miró a Jon, los ojos casi negros de su hermano estaban alarmantes.

—Daenerys está reuniendo a todo su ejército y planea partir a Desembarco del Rey en la mañana.

Sansa suspiró, dejó el papel enrollado en el escritorio y continuó con los papeles que estaba leyendo antes de que Jon la interrumpiera.

—El Norte es un reino independiente —sentenció.

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