El, con sus cortos recién cumplidos. Y ella, con un año menos.
Siempre fueron tan unidos... Pero los sueños tenían que volar alto, de eso se trataba la vida. Y eso quería hacer Ross, junto con sus hermanos, partían para volar alto. Y Emi tenia fe en ellos, siempre fue su fan numero uno.
Iba a dejar cualquier cosa para que su mejor amigo volara lejos, alto y cumpliera ese sueño con el cual le taladraba la cabeza desde que tenían 3 años. Y estaba dejando lo mas importante para ella, eso era buena amistad.
"Si amas algo, dejarlo libre", dice el dicho.
«¿Pero que estupidez es esa? ¿Que clase de persona dejaría siquiera que algo que ama se valla lejos, sin hacer nada?» Pensaba la pequeña y terca Emilie.
- ¿Realmente te tienes que ir? - Fruncio el ceño, apretando los ojos, tomando al pequeño rubio por la espalda.
- ¿Realmente vas a volver a preguntarmelo? - Fruncio el ceño el niño, luego sonriendo. - Emi, te llamare ¿Si? Eres mi mejor amiga... No te dejaría por nada. - Abrió los brazos.
- ¡¡Ross!! - Chillo la pequeña castaña miel abrazandolo con tanta fuerza, que casi podía dejarlo sin aire. - ¡¡No me dejes sola!! ¡No me dejes en Littleton! - No quería llorar, aunque siempre lloraba, era una pequeña llorona. Y esa no era una excepción, ya estaba llorando.
- Ya, Emilie... ¿Realmente vas a llorar? ¿Acaso podrías ser mas tierna? - El pequeño rubio la estrujó mas fuerte, como hacia a menudo.
- ¿Vas a volver? Puedo llamarte desde el celular de mi mama... ¿Con quien me sentaré en la escuela ahora? - Se fregó los ojos, ahora molesta.
- Estoy seguro de que vamos a volver a vernos, ¿Ok?. Además, te aseguro que apenas seamos mayores, vendrás a Los Ángeles conmigo, viviremos todos juntos! - Junto las manos con emoción Ross. Emi asintió.
- Solo... No me dejes estancada aquí, por favor.
- ¡¡Ross!!¡¡Ya vamos!! - Gritaban sus hermanos desde la camioneta que los llevaría al aeropuerto.
- Ya me voy. Te quiero. - Comenzó a correr en dirección al transporte, no sin antes darse vuelta y saludar con la mano a su mejor amiga...
- Y yo a ti... - Susurro ella. - Solo... - Junto aire.- ¡¡No me dejes en Littleton!! - Grito, para que el chico la escuchara. Él asintio, con emoción notable.
- No para siempre. - Respondió en otro grito.
- Ya vamonos. - Lo tironeo del cuello de la camisa su hermano un año mayor.
Y la pequeña niña de cabello castaño miel, y ojos color esmeralda, espero. Espero a que la camioneta desapareciera en la esquina, y se fregó los ojos. Ella espero, espero por que sabia algo: Los sueños se cumplían. Y a Emilie no le importaba como, ella quería estar cerca de Ross, ya no aguantaría un minuto mas en las calles tranquilas de Littleton.