Evanna:
—¿Dónde estabas?.—Me pregunta Mathew cuando entro a su casa, hice un par de compras después de abandonar la casa de Freddy.
—Me hice tarde en casa de Freddy.
No me responde, pero noto el fastidio en él, le doy la oportunidad mientras pongo agua a calentar y preparo el café.
—Si estás enojado solo dilo.—Comento desde la cocina.
—No estoy enojado.
Hago un nuevo intento.
—Es un amigo.
Silencio.
—No pedí una explicación.
Intuí que la querías.
—Lo sé, pero igual te la di porque eres mí...
Mierda..
Sus ojos me observan.
—No la acabes.—Me ordena.—No acabes esa frase.
Guardo silencio, aunque la decepción ya esta en mi.
Mathew me ignora y siento mi pecho apretarse.
—¿Por qué no?
Se vuelve hacia mí.
—Es solo una palabra, solo eso... ¿Tanto te incomoda que te llame "Mi novio"?
—Eva..
—¿Te incomoda, Mathew?.—Insisto tratando de que su Ryan Vance se equivoque.
—Si.
Auch..
—¿Por qué?.—Pregunto confundida.—Si eso es lo que somos... ¿No?
—Eva.
—Las parejas hacen lo que tú y yo hacemos..
Tener sexo..
Muchas personas tienen sexo sin ser parejas.
No quiero solo ser yo quien creía que eramos algo más.
—¿Por qué el interés de hablar de eso ahora?
—¿Por qué el tuyo de no hacerlo?.—Contraataco, un nudo se forma en mi garganta.—¿Por qué..?¿Por qué no puedes admitir que son celos?
Él se detiene y mis ojos se llenan de lágrimas.
—¿Por qué no puedes admitir que sientes algo...?.—Continuo.
—Porque no soy así.—Dice mirándome a los ojos.—Pense que con el tiempo lo habías entendido, yo no soy así, Evanna.
—¿Cómo lo sabes si no me dices lo que sientes ?
El no responde.
—No te pido que me ames, no ahora..—Hablo y sus cejas se alzan.—Solo quiero saber de vez en cuando qué es lo que sientes estando conmigo...y tal vez si podrías algún día..
Verme como algo más..
—No.—Me detiene.—No soy una persona que nació para amar, Evanna.
Eso me temía, finalmente salieron las palabras de su boca.
Mis ojos se llenan de lágrimas.
—No quiero que esperes eso de mí porque no vas a tenerlo.
Mi labio tiembla.
—Ni ahora, ni nunca.—Mantiene sus palabras.
—¿Solo eso y ya?.—Interrogo llena de dolor.
El baja la mirada.
—Yo te acabo de decir lo que siento y tú solo me dices que ¿No?
No puedes quererme, que nunca lo harás.
—Evanna..
—¿Por qué?.—Continuo.—¿Porque tienes miedo..?
—Eva, basta..
—Eres un cobarde.—Repito las palabras de esa noche.
Los ojos de Mathew me observan muy diferente, odia que le diga la verdad, pero eso es lo que es.
Estoy cansada de demostrarle que no soy igual que los demás, desde que lo conocí lo he hecho y estoy llegando al límite.
¿Qué más necesita Mathew Vance para entender que no soy igual que las personas que lo lastimaron?
Que yo jamás lo lastimaría.
¿Qué necesita?
La respuesta ya me la dio, no necesita nada porque eso seré para él, hoy y siempre.
Nada..
—No vuelvas a decir eso.—Me amenaza acercándose a mí.
—¿Por qué no?.—Pregunto con los ojos llenos de lágrimas.—No lo entiendo, haga lo que haga tú no..
—Evanna, basta.—Repite.
—No soy suficiente para ti.
El no me contradice, el silencio lo dice todo.
—¡Eres un maldito cobarde!
Todo resulta completamente diferente a esa noche.
Y jamás lo hubiera esperado.
Lo que sucede a continuación me hace retroceder involuntariamente, trato de perder el shock hasta que me giro hacia el con la mano sosteniendo mi mejilla viendo cara a cara quien es el verdaderamente.
El chico del que todo mundo me advirtió, el que tiene el puño apretado y la mirada llena de odio a pesar de lo que acaba de hacerme, a pesar de ver mi rostro bañado en lagrimas y el dolor, el pánico y el miedo en mis ojos.
No dejo de llorar porque ha habido otro, otro hombre además de papá, me ha levantado la mano.
Y es Mathew.
Mathew Vance me ha golpeado.
Hola...
Bueno, ya creo que saben lo que se viene.
Desde que cree este libro quise llegar a este capítulo.
Nos quedan solo cinco o quizás menos y el epilogo.
Nos leemos.
>>Yiemir.