Pasé toda la tarde hablando con Jeff y analizando las posibilidades que había para ingresar al castillo de Zalgo y robar ese libro.
Y destruirlo.
No íbamos a vencerlo de esa manera, pero existen otras soluciones. Como que Slenderman me controle al igual que sus Proxys, pero no es fácil. Y tampoco permitiría que me manipularan a sus ganas.
Mucho menos Slenderman.
Jeff se hundió en el sofá, su brazo descansaba en el apoyabrazos y otro detrás del respaldo. No teníamos muchas ideas, ni ganas de pensar.
Bueno, a él le costaba.
-¿Tan bloqueada está tu pobre cabeza?-Pregunté con una sonrisa pequeña.
Él me miró y enarcó una ceja, divertido y sonriente.
-Claro que no, hermanita. Brotan muchas ideas, como aplastar tu cabeza con las patas del sofá, por ejemplo.
-Bien, bien-reí y regresé mi vista a la mesa ratona-. Veamos, podrías ir tú primero y exigir ver a Nina. Tu impulsividad no sería algo raro de tu parte.
-Puede ser, ¿pero qué haría con eso? ¿Llevarme a Liu y a Nina conmigo?
-¿Por qué Liu? Estará esperando a la banda entera, sabe que sólo Slenderman puede llevarnos hasta allí.
Jeff lo pensó un momento y volvió a mirarme.
-No lo sé, es listo y le extrañaría el verme allí solo, pero también podría acompañar a Nina solo para hacerme enojar.
-También... Hay que tener dos planes, ¿no crees?
Nos miramos un momento, nerviosos. Bueno, yo lo estaba pero Jeff no daba indicios de nada. Era difícil adivinar lo que pasaba por su cabeza... Nina lo entendía a la perfección.
Qué desgraciada. ¿Cómo pudo alejarse luego de lo que él le había enseñado?
-¿Extrañas a Nina?
Mi pregunta lo tomó por sorpresa, pues se acomodó con los codos sobre sus rodillas y sus manos sosteniendo su mentón.
-¿A qué viene esa pregunta? Extraño molestarla, solo eso.
-Parecían más que compañeros, o al menos eso dejaban ver.
Una sonrisa se dibujó en su rostro, ampliando los cortes.
-_____, los asesinos podemos sentir. Pero de allí a tener una relación con alguien... Es imposible. Imagíname a mí atado a alguien-y la simple idea le hizo soltar una carcajada-. No sería lo mismo la diversión, el sufrir, y debes entenderlo.
Asentí levemente, al menos supe que pueden sentir esas emociones. Pero de allí a una relación estable... Vamos, esto no es un cliché.
-¿Por qué preguntas esas cosas?-Insistió. Yo suspiré.
-Nada de que preocuparte, solo me equivoqué con Toby y quería ver cómo eran las cosas aquí respecto a... Ya sabes.
-¿El sexo?-Preguntó con cierto humor en la voz.
-¡Jeff!
Y le di una patada en su rodilla, haciéndolo estallar de risa. Suspiré y me hundí en el sillón donde estaba, hasta que mi hermano dejara de reír. Y sí, seguiré llamándolo hermano.
Pasado un momento, suspiró también y su rostro se volvió serio.
-Escucha, tú igual puedes llevarnos hasta el castillo, ¿verdad?-Preguntó y alzó su vista, esperando una respuesta.
Eso me tomó por sorpresa.
-No...no lo sé-susurré-. Apenas descubrí esto y fracturé parte de la Tierra.
-Puedes decirle a Slenderman que te ayude con tus poderes.
-No lo creo, Jeff. No conoce sobre mí, ni yo tampoco le sirvo para otra cosa que no sea ese puto sacrificio...
De repente se me ocurrió una idea, sorprendiéndome a mí misma.
-¡Eso es!-Exclamé y me incorporé del sillón-Entraré al castillo por mí misma, sola.
Jeff se inquietó en el asiento y se puso de pie seguido de mí.
-¿Por qué? Sin alguien que te resguarde será peligroso, _____.
-Luego irás tú con los Proxys. Mira, ellos sospecharán que no estaría sola allí, y bajarán la guardia, al menos un poco, cuando vean que nadie me acompaña.
Se quedó en silencio, mirándome con esos ojos inquietantes. No sé qué le veían las chicas a él, siendo un asesino. Es jodidamente escalofriante su presencia, su altura y su cuerpo. Todo de él.
Suerte que es mi hermano, sino ya habría sido presa fácil.
-Tiene sentido, ¿pero qué harán contigo allí? Tienen el libro, y te tendrán a ti también.
-El ritual no servirá conmigo, ya no soy alguien pura. Puedo hacerles perder el tiempo intentando el ritual, pero jugaremos contra reloj...
Cuando se den cuenta, simplemente debían matarme allí mismo. Jeff sonrío brevemente.
-Me gusta jugar a esos juegos...
-Entonces, ¿qué dices? Hay que avisarle a Slenderman.
Asintió y ambos subimos las escaleras, Slenderman estaba arriba con sus Proxys, para hablar a solas con ellos. Lo normal, luego se irían de aquí.
-Y recuperaremos a Nina.
Jeff sonrió.
-La mataré luego de esto.
×
×
×
×
Esa noche comenzaría el plan y debía prepararme. Aún era temprano, a medianoche iría al castillo de Zalgo.
Al castillo de mi padre.
Me dispuse a ordenar un poco mi habitación y a vestirme con ropa más cómoda para moverme, debía estar preparada para lo que ocurriría. Acordamos algo con Slenderman; iría yo primera y el resto después. Pero a matar a Zalgo y a sus cómplices. Si el maldito de mi padre llegaba a completar el ritual con el sacrificio y me rebelaba ante mis compañeros, Slenderman me mataría.
Todos estuvieron de acuerdo, para mi sorpresa. Claro, excepto Jeff.
Un pantalón cómodo, mis zapatillas y ahora buscaba el chándal más cómodo que tenía. En el ropero no, bajo la cama tampoco... ya lo encontraría.
Me sujeté el cabello en una coleta y ya casi estaba lista para irme y acabar con esta misión, algo inesperada para mí.
Slenderman no sabía cómo ayudarme con mis poderes, ya que yo tampoco sabía cuáles eran. Por lo que él me transportará hacia el castillo de Zalgo y así empezará el plan, no tengo que equivocarme en nada o todo se irá a la mierda.
Lo recordé, ¡el baño! Fui hasta allí dentro y mi chándal estaba doblado en la tapa del retrete y mi cuchillo sobre él. Qué maldita torpe, debo estar más atenta.
Sentí una sensación rara recorrer mi baño y la habitación, como si alguien además de mí hubiese entrado sin permiso, alguien no bienvenido. Guardé silencio y respiré más lento, oyendo cualquier cosa que pudiera ayudarme. Eran pasos suaves... casi silenciosos, y parecían ir de un lado a otro, como si buscara algo.
O alguien.
Tomé mi arma y pegué la espalda a la pared, a un costado de la puerta entreabierta del baño. Los pasos dejaron de oírse y tragué saliva, esperando que sea Jeff el que quería darme un susto de los suyos. O Ben.
Suspiré para relajar mis nervios que brotaban cada vez más con los segundos de tensión. Miré por el baño, buscando algo que puediese servirme para ver quién se encontraba en mi habitación...
Los pasos volvieron a sonar, esta vez más cerca del pequeño cuarto. Y miré, sorprendida el espejo frente mía. Este estaba dando hacia el ropero de mi cuarto, solo tenía que esperar a que el maldito o maldita pasara por allí. Esperé y esperé, hasta que una figura se asomó, negra y grande, en el espejo. Apreté el mango de mi cuchillo y abrí el resto de la puerta, haciéndome ver frente a esa persona oculta.
-Quédate allí y muéstrame quien eres, antes de que te entierre el cuchillo detrás de tu cabeza-le dije en un tono firme y autoritario, el que me había salido mucho mejor de lo esperado.
La persona dejó de merodear, lentamente giró hacia mí y pude ver el rostro de Toby debajo de esa manta negra.
Esto no es normal.
-¿Toby?-Pregunté, atónita-Me has dado un susto horri-...
Rápidamente se acercó y me cubrió la boca con sus manos, evitando que siguiera hablando.
-Shh...
Asentí y aparté su mano de mi rostro, intrigada y a la vez molesta de que hay entrado a mi habitación así por las buenas.
-¿Qué ocurre? ¿Por qué andas así vestido?-Susurré.
-Al pa-parecer el p-p-plan se pasa-rá... Algo ha-ha salido m-m-mal...-y sus ojos se fijaron en mi cuchillo- Deja de-de apun-tar-tarme, ___-_____.
Sí parecía ser Toby, y sin embargo no podía bajar la guardia. Estaba sudando frío, era raro que él viniera de la nada a avisarme algo así.
-¿Y no debes estar con Slenderman? Puede necesitarte ahora.
Él negó varias veces y suspiró tomándome las manos.
-Ten-tenía que a-a-visarte y ver q-que estuvieras b-bien... L-lo si-siento, d-de verdad.
Quise mirarlo a los ojos pero apartó el rostro y me dio la espalda, dejándome más intrigada que antes. ¿En serio se había preocupado por mí, luego de lo que hablamos hace unas horas...?
Claro que no, este idiota no sabe qué ha ocurrido con Toby.
Acto seguido amagué a hacerle tres cortes rápidos, uno en la espalda y dos en su nuca. Pero el impostor se lo veía venir y se giró con una rapidez anormal y pude ver sus ojos a través de los googles; sus ojos no eran castaños. Fruncí el ceño y lancé el cuchillo en dirección a su nariz, la cual atravesé con éxito. El cuerpo se desplomó y yo quedé pálida, fue como si hubiese matado a Toby...
Me acerqué temblorosa a ver de quién se trataba realmente. Sin embargo, la figura comenzó a desintegrarse en el suelo de madera, derritiéndose y así desapareció de mi vista. Muda, tantee la madera para percibir alguna pista, o algo...
Pero no había nada.
Rápidamente entré razón, debía avisarle a Jeff sobre esto. Alguien sospechaba de un posible plan y quería tomarme desprevenida.
-¡Jeff! ¡Ven aquí, ahora!
El miedo pudo notarse en mi voz. Comenzaba a ver muy real esta situación, como si recién cayera en la cuenta de lo que estaba viviendo, de lo que haría. Mi pecho subía y bajaba de los nervios, sin saber qué más hacer...
Pude notar una neblina ligera invadir las esquinas de mi cuarto, con total naturalidad. No tenía voz para hablar, no lograba salir... Pero unas manos largas y de piel grisácea me envolvieron los hombros, provocándome un escalofrío en toda mi columna vertebral...
-Papá te salvará, pequeña _____.
Y luego de eso mi cabeza comenzó a dar vueltas. Pude oír como si fuese un eco la voz de mi hermano gritando mi nombre constantemente, y luego un golpe en la puerta. Me balancee sobre mis pies, perdiendo el equilibrio...sentí un golpe seco en mi nuca, y caí desplomada al piso. Todo se volvió negro, percibí la niebla fría rodear mi cuerpo y no recuerdo qué más ocurrió.