Evanna:
—También me da gusto verte.
¿Ah?
—Sawyer.—Se lo dice al esposo de mi prima y luego pone los ojos en ella, quien se pone detrás de Sawyer.—Y puedo ver que sigues con tu gata.
—Mathew...
—Ya no juzgas a las personas por su género, pero sigues siendo la gata asustada que se esconde detrás de Sawyer.—Le suelta a Abril.
—Ella es mi esposa ahora, Mathew.—Pronuncia Sawyer con autoridad y por un momento lo sorprende.—No te atrevas a hablarle así.
—Sawyer..—Pronuncia Abril.
—Mathew si no te vas ahora.—Advierte y yo trato de procesar que está pasando.
—¿Vas a golpearme, amigo?
¿Golpear?
¿Amigo?
—Ya dejaste que una gata nos separe, no me sorprende que me golpees.
—Ya te golpee una vez, Mathew y antes de que seguridad te saque, te pido que te largues.
—¿Así trata a todos tus invitados, Sawyer?.—Vuelve a mirar a Abril.—¿Gatita?
—Tú no eres un invitado.
—Y saco las garras la gata.
—Mathew.. retírate ahora.
—Si él se retira yo me voy.—Por primera vez hablo y los tres pares de ojos me observan.
Abril sale detrás de Sawyer.
—¿Qué estás diciendo, Evanna?
—Yo lo invite.
—¿La has involucrado?.—Suelta Sawyer.
—¿Involucrado, qué?
—Sí, me he estado divirtiendo mucho con ella.
Mi rostro se gira hacia él y mi corazón se aprieta.
—No puedo creerlo.
¿Qué está diciendo?
—Evanna..
—Ya termine de jugar con ella.—Añade y me mira con frialdad.—Solo quería llegar hasta aquí.
—Eres horrible.—Pronuncia Abril.
Me quedo sin habla.
—Felicidades por la boda, gata.—Añade y antes de que seguridad lo saque, él se marcha.
Y yo no me detengo.
(*)
—¡Espera!.—Grito y los pies de Mathew se detienen de camino a su coche, en el jardín.—por favor, espera.
—¿No has oído lo que acabo de decir, Evanna? El juego se acabó.
—Sé que no ha sido un juego.
Su espalda e endereza y no agrega, ni insiste más.
—No te creo, has sido así desde el inicio, siempre tratando de alejarme.
—Porque es lo correcto.
Un nudo se forma en mi garganta.
—Aléjate de mí, Evanna.
Da un solo paso, pero vuelvo a detenerlo.
—¡¿Eso es lo que quieres?!.—Le grito antes de que se marche.
Mathew se vuelve hacia mí, largos segundos de silencio me llenan de angustia.
—No importa lo que yo quiero.—Dice mirándome en rostro, sus palabras suenan más frágiles que de costumbre.—Es lo que debes hacer.
—No sé qué ha pasado entre ustedes y no quiero saberlo, no a menos que tu decidas decírmelo, antes no ... y quiero hacerlo... ya deja de intentar en esforzarte de alejarme de ti.
"Y tu deja de forzar que se quede".—Me dice mi conciencia.
Los latidos de mi corazón acelerado los escucho en mis oídos, laten muy fuerte como si me exigieran que decir y las palabras terminan brotando de mis labios por si solos.
—Me gustas.
Rayos.
Sus ojos se abren.
—Me gustas, Mathew.—Digo sonriendo, a pesar de que tengo lágrimas en los ojos.
El no responde, simplemente se va y mi corazón queda roto, aunque ese solo fue la primera vez en esa noche.