Just Good Friends (Michael Ja...

By KatGGP

158K 9.4K 5.5K

••Ganadora de los MJ AWARDS en Categoría Romance•• Novela/Fanfic inspirada en Michael Jackson y en la serie d... More

Sinopsis
Presagio
1. "Nosotros"
2. "Primer Encuentro"
3. "Interrogatorio"
5. "Problemas"
6. "Sin Retorno"
7. "Perdida"
8. "Nada Más"
9. "La Misma Discusión"
10. "Emily" (Parte 1)
11. "Emily" (Parte 2)
12. "Herida"
"..."
13. "Falsas Esperanzas"
14. "Insinuaciones"
15. "Nuestra Historia en Minutos"
16. "Lo Lamento"
17. "Nada más que Amigos"
18. "Neverland"
19. "Mi Abismo"
20. "Rostros que ya conocía"
21. "Confianza"
22. "Con Promesas y Lágrimas"
23. "Londres, 1988"
24. "Seguir Esperándole"
25. (Parte 1) "Nuestra Destrucción"
25. (Parte 2) "Nuestra Destrucción"
26. "Junto a Ella"
27. "Prisas, Pesares"
28. "Susurro Involuntario"
29. "Simple Impotencia"
30. "Su Mundo"
31. "No Sin Ella"
32. "Un Juego"
33. "Hayvenhurst"
34. "Deseo"
35. "Encuentros"
36. "Realidad"
37. "Un Invierno Diferente"
38. "June"
39. "Mentiras"
40. "Colisión"
41. "Maldad"
42. "Ojos Verdes"
43. "Algo Más"
44. "Un Sólo Recuerdo"
45. "Posibilidad"
46. "Dudas y Propuestas"
47. "Incierto"
48. "Sin Voluntad"
49. "Odio"
50. "Esperanza Extinta"
51. "Olvido"
52. "Incompleta"
53. "En un Sueño"
54. "Alma Rota"
55. "Destruida"
56. "Una Salida"
57. "Extrañar"
58. "Por Amor"
59. "Vacío"
60. "Nostalgia"
61. "Sentencia"
62. "Su Luz"
63. "Ella"
64. "Delirio"
65. "Universos Diferentes"
66. "Amigos"
67. "Ángel"
68. "Como Antes"
69. "Cambio de Planes"
70. "Equivocado"
71. "Obsequio Perfecto"
72. "Miedo"
73. "Alma Gemela"
74. "Sin Secretos"
75. "Frágil"
76. "Increíble"
77. "Papá"
78. "Un Destello"
79. "Eterno" (Epílogo)
Agradecimientos
Soundtrack de la Historia
Ediciones
Aún hay más...
¡Ayuda a JGF!

4. "Confiar en ti"

3.3K 206 30
By KatGGP

                 

Maldije otra vez. ¿Quién diablos era a esta hora? ¿Por qué Monica no se ocupaba esta vez? El sonido volvió a aparecer. Y otra vez, y de nuevo. Maldición.

Me incorporé y salí de mi habitación, con cuidado de no caer de bruces contra el suelo por la escasa vista que tenía por esa oscuridad. El sonido se volvió diez veces más insistente y corrí cabreada a atender. El suelo perdió sentido bajo mis pies, y fue precisamente el café de sus ojos lo que me arrebató de una el sueño. "¿Michael?" le llamé, pero mi voz no hacía presencia alguna. No podía creerlo, no podía ser la realidad, no era posible que él estuviese varado en mi puerta en este preciso momento; pero fuese cual fuese la razón, no quería que se esfumara. Volví a llamarle, pero ahora con deseo de que por fin terminara de acercarse hacia mí. Me miró, y de repente podía encontrar calma en sus ojos, podía sentirme liviana, podía olvidarme de cada error, de los retazos e inapetencias, sus ojos eran mi abrigo para esta soledad. Se fue acercando poco a poco hasta que nuestras pieles se tocaron, nos miramos a los ojos, y sin darme cuenta sentí su mano invadiendo mi nuca, y su mirada descender a la altura de mis labios. Y ni por poco, me iba a atrever a detenerle.

Abrí los ojos, y mi sueño se desvaneció con la mañana.

Perfecto, una cosa más que agregar a mi –enorme– lista de problemas. Había visto –sin quererlo, la mayoría de las veces–, ese sueño una y otra y otra y otra y otra vez. Quizá incluso más veces. La verdad, tuve que dejar de contar luego de la tercer noche seguida en la que se había proyectado en mi mente. Y si aquello parecía ya bastante problemático, después aparecía otro par de ojos en mi mente. Inmediatamente después de haber repasado aquel sueño, los enfurruñados, molestos e inseguros ojos de Ross invadían mis pensamientos. Se levantaba el telón y aparecía entonces la culpa.

Todo era un desastre dentro de mí.

Esta mañana había sucedido de nuevo; Michael, Ross en mi mente, y un pequeño detalle –insignificante, en realidad–, que me recordó que tenía que trabajar. Y la idea de dejar la calidez de aquella cama y dirigirme a Central Perk para "trabajar", no me resultaba en absoluto atractiva. Pero, en fin. Quizá, si alguien en el Cielo se compadecía de mí, un meteorito gigante destruiría Central Perk en su totalidad... pero tampoco tenía tanta suerte.

Circulé por enésima vez el lugar, sosteniendo una jarra cafetera entre mis manos y buscando por personas que deseaban tomar más café, pero lo único que llamaba mi atención eran mis amigos cotilleando y dejando escapar carcajadas que resonaban por todo el lugar, sentados por supuesto en el mismo sofá viejo de siempre.

—...Oh, pero la parte más genial ha sido cuando él y yo...

—¡Oh, Phoebe...!—en coro interrumpieron a Phoebe con su discurso y el gesto pícaro que llevaba en la cara—. Ya fue demasiado.

Me acerqué a la barra de servicio para ajustar mi delantal. ¿De qué estaban hablando?

—Bien, creo que ahora me toca a...

—¡Sigues, Monica!—Phoebe vociferó luego de reír. Chandler le fulminó con la mirada por no dejarlo terminar de hablar.

Reí, mirándolos por encima de mi hombro.

—¡Es que no hay nada que contar, chicos! Sólo es un chico del trabajo y nada más. Pero lo raro es que anoche soñé con él y no termino de entender por qué.

—Bonita historia, Monica—Chandler se incorporó sobre su asiento para dejar su taza llena de café en la mesita del centro—. ¿Puedo contar mi sueño ahora?

Monica y Phoebe asintieron de mala gana.

—Bien, anoche soñé que estaba de pie aquí en la cafetería, cuando...

—...Ey, chicos ¿Qué hacen?—opté por intervenir de una vez a su conversación. Me senté en el descansabrazos del sofá en el que se encontraban, y apenas puedo reaccionar, me percato de que Chandler se ocupa de fulminarme con la mirada.

—Estamos hablando sobre los sueños—Phoebe replicó mostrándome una sonrisa.

—Sí, Rach. ¿Por qué?—Chandler se cruzó de brazos—. ¿Has tenido algún mal sueño?

Se me cortó la respiración.

—¿Quién? ¿Yo? No, no, no, yo de hecho... nunca sueño.

Intenté sonreírles mientras sopesaba la enorme mentira que acabé de soltar. Iba a aumentar una excusa mejor para acompañar el comentario cuando un cliente del lugar me llamó por detrás:

—Ah... ¿Señorita?

—¿Sí?

Viré para encontrarme con él. Un hombre de edad avanzada, pulcro y de semblante poco amable, pero al menos, me había evitado tener que continuar con mi explicación.

—Usted me acaba de traer un té—murmuró, tendiendo su taza llena de líquido frente a mí—, y yo le pedí un descafeinado.

—Oh, lo siento tanto, señor. Puedo regresar y...—traté de ubicar con la mirada la jarra cafetera que cargaba conmigo hace unos minutos. ¿Dónde diablos la había dejado?

—No, ¿sabe qué?—me cortó—. Al parecer no puedo obtener un buen servicio aquí, así que...

—¡Espere!—intenté evitar que él se pusiese de pie—. ¡Puedo traerle su...!

—...Olvídelo—sentenció.

—B-bien...

Y me quedé pasmada, observándolo salir del lugar. Ahí iba mi propina, ahí llegaba la regañiza que me aguardaba por haber dejado que se marchara... ahí iban mis escasas ganas de trabajar.

—Rachel, ¿Estás bien?

Me giré siguiendo la voz preocupada de Monica a mis espaldas. Tendió una mano hacia mí y me aproximé a acercarme sin pensármelo dos veces. Si había algo que mantenía el tiempo fuera de la fina línea hacia la miseria, eran ellos, y la forma en que siempre se preocuparían por mí.

—Sí, es sólo que...—titubeé, y volví a la posición de antes sobre el mismo descansabrazo—. He estado algo distraída. No puedo... dejar de pensar en todo este asunto.

—¿En lo de Mich-...?

—Sí, Phoebe. En ese—mis ojos fulminantes la hicieron callar.

Sentí cada par de aquellos ojos pasmados sobre mí, mirándome compasivos, aguardando por la explicación que aún les debía a todos.

—Un momento...—Joey me miró de forma diferente, entrecerrando sus ojos y sin observar nada más que no fuera yo, como tratando de leer mis propios pensamientos, o como si estuviera a punto de descubrir uno de mis más grandes secretos. Reprimí su mirada, ¿Qué se traía?—. ¡¡Soñaste con él!!

Sentí el agujero en mi pecho agrandar su tamaño.

—¿¡Qué...!?—reí, mascullé y negué con cabeza y brazos—. Yo no he...

Él acentuó la intensidad de su mirada, y lo peor, era que el resto se había unido a si causa. Había despertado al león, y no podía engañarme siquiera a mí misma. ¡Era pésima mintiendo!

—¡De acuerdo, sí!—vociferé sin poder mirarlos—. Sí lo... hice.

¡Dios! ¡Acabo de condenarme!

—¿¡Y por qué demonios yo no soñé con él!?—Monica bramó tan pronto como yo terminé de hablar.

Suspiré agotada, quise mirarlos de nuevo y con el corazón tendiendo de mi mano supe que si había comenzado, tenía que continuar.

—...Soñé que... aún estábamos dormidas en el departamento, y por alguna extraña razón...

—Espera...—Monica me interrumpió—. En tu sueño, ¿Michael va a mi casa?

—Pues... no lo sabrás si no me dejas hablar.

Monica asintió tranquila, y una sonrisa apareció.

—Entonces, comienzo a escuchar que alguien llama a la puerta con bastante desesperación, y como no había alguien más, yo he tenido que atender. En fin, cuando lo hice, él estaba del otro lado y... entonces intentaba... Intentaba besarme.

El gesto que todos me obsequiaron me desconcentró inmediatamente, y por un segundo, me pareció percibir que deseaban saber incluso más. Y mientras tanto, yo luchaba por no pensar en esa sonrisa de nuevo, en los ojos marrones que me habían enloquecido más de una vez... no en su nombre siquiera. Si era posible, luché por que mi mente pasara lo menos posible por el recuerdo de esa misma situación. Había durado ya tanto tiempo en el abismo, que comenzó a gustarme sin darme cuenta. De pronto ya no quería salir, ya no quería que mi mente fuera ocupada por otro rostro, y bien sabía lo perdida que estaba por ello.

"Ridículo" volví a repetirme, "Nunca más lo vas a volver a ver".

—Pero, ¿Estás segura de esto?—la voz preocupada de Monica me devolvió a la realidad.

—Monica, te lo estoy diciendo... con la verdad.

Suspiré de nueva gana. Y observé cómo los ojos de Phoebe parecían brillar.

—Eso sí que es...

—¿Raro?—Chandler añadió.

—¿Cursi...?

—...Romántico—Monica y Phoebe repusieron al mismo tiempo, y no pude sino gritar en el interior.

Tenía que cortarles las alas en este instante, dolorosamente era preciso hacerlo.

—No, no lo es ¿Bien?—me incorporé para mirarlas mejor—. Y estaba inventándome todo un discurso para hablar y aclarar todo con Ross. Pero después de esto, no creo que logre abrir mi estúpida boca en frente de él...

—Oh, ¿Enserio?—Joey se burló—. Puede ayudarte el que no pienses en que... ¡Casi engañaste a mi mejor amigo en tu sueño!

Chandler se bufó como si estuviese harto.

—Creí que yo era tu mejor amigo.

—Oh, no, no, verás a veces tú eres mi mejor amigo, y a veces Ross lo es—Joey se excusó, lanzando una risita nerviosa al aire.

—Demonios, me siento mucho mejor.

—Cuando quieras... mejor amigo.

Tenía que admitir que por poco su pequeña conversación me hacía reír. Pero luego pensar en que una risita momentánea no arreglaría ningún problema me impidió siquiera sonreír. Teníamos que volver a mí ahora. Retomar el asunto.

—¿Qué ninguno de ustedes tiene que ir a trabajar?—inquirí.

Y casi como si alguien tuviera intenciones de conceder mi deseo urgente, ellos se dirigieron un par de miradas alarmantes, y luego de que Chandler diera un vistazo rápido al reloj de su muñeca ambos desaparecieron del lugar sin decir una sola palabra, y dejando lugar a muchos suspiros que por seguro, aparecerían después.

Monica y Phoebe me abrazaron con la mirada.

—Entonces, esto sí que es genial...—espeté volviendo a tomar asiento, aproximándome a ambas—. Primero, Ross me deja sin ninguna razón en el departamento. Después, me viene este estúpido sueño a la cabeza del que no puedo dejar de pensar... Ross no tarda en venir y no tengo nada preparado para decirle. ¡Nada!

—Escucha, Rach—Monica se incorporó sobre el sofá—. No tienes por qué preocuparte. Si Ross te quiere, y yo sé que sí... el entenderá cualquier explicación que le des. Además, él es el que debería disculparse en primer lugar. Tú no has hecho nada malo.

—Pero sí que lo soñó.

Phoebe rió, y por un instante deseé ver mi cerebro embarrado en el suelo.

—Bien, Phoebe... Gracias—le reproché.

—Escucha, te daré un consejo. Lo que tienes que hacer es...

Monica musitó, pero las palabras de pronto dejaron de aterrizar en mi cabeza. Un par de ojos serios me contempló desde el umbral. Tranquilo, en calma, y con un atisbo de felicidad, Ross se aproximó hacia nosotras. Entonces quise olvidarme de todo, del tema en especial. Y deseé, muy adentro, que mis amigas lo pretendieran así al menos.

—Hola, chicas—su sonrisa crecía con cada paso que lo acercaba.

—Hola, Ross—susurré lo suficientemente bajo para que sólo él pudiese escuchar.

Él se inclino hacia mí, pero yo no pude corresponder el gesto. No es que me hayan quedado muchas ganas, luego de recordar la escena incómoda que ocurrió en el departamento días antes.

—Rachel, ¿Podemos hablar?—su tono se entristeció. Como si se hubiera dado cuenta de todo.

—Claro—asentí con fuerza—. Siéntate...

—...Bien.

Tomó asiento a mi lado. Las comisuras de sus labios se extendieron anunciando que había algo para decir, pero sus ojos se topan con las miradas ansiosas de Phoebe y Monica, y aparenta abandonar toda intención de hacerlo. Traté de advertirles sólo con la mirada.

—¡Oh, Phoebe!—Monica, para variar, pareció reaccionar—. ¿Has visto ya los nuevos secadores de manos en el baño?

—Ya voy, ya voy...—Phoebe resopló, y entornando los ojos se puso de pie para seguir a Monica, que ya se encontraba andando hacia el cuarto de baño. Reí para mí misma, sabía que tarde o temprano ambas me exigirían que les platicase todo, a lujo de detalle.

Suspiré un poco más aliviada, una sonrisa recobró presencia en sus labios.

—Entonces...—titubeé. ¿Desde cuándo se había vuelto tan difícil dirigirle la palabra?

—Oh... claro, ehm...—aclaró su garganta.

Aguardé lo suficiente, hasta que las palabras tuvieran su lugar. Pero no aparecían. Quizá yo tenía que comenzar, tal vez la primer palabra estaba en mi disposición y de ahí partiría la conversación que arreglaría todo entre nosotros.

Ross volvió a bajar su mirada, y no lo pude contener.

—...Lo siento.

Vociferamos, para mi sorpresa, al mismo tiempo.

—Oh, lo siento—se repuso casi inmediatamente—, habla tu primero.

—¡No! no, ¿Qué decías?—insistí, y su mirada se dulcificó al volver a encontrarse con la mía.

—Que lo siento...—al final, habló—. Creo que he actuado como un estúpido desde hace unos días. No debí dejarte ahí con mi frenética hermana y... bueno, pensarás que se trata de un asunto que no viene ni va, pero... Cuando estábamos en el concierto, y Phoebe te ha presentado con Michael... no sé por qué, pero... La forma en que te vio, el cómo se vieron. El punto aquí es que... he sentido... celos.

—¿Celos?

—...S-sí.

—¿De... Michael?—traté por mucho de sonar lo más convencida posible, y de que como él ya tenía la idea, pareciera que aquél era de hecho un asunto sin importancia. Así estuviera ardiendo y gritando por dentro.

—No lo haces fácil, Rachel—me reprendió, y mis mejillas punzaron.

—Lo siento, pero ¡Ross! No hay razón para sentir celos. ¡Y mucho menos de Michael Jackson!—me giré un momento a mis espaldas para percatarme de que mi superior no estuviera merodeando por ahí, que luego del cliente llorón y de todo este tiempo que no he atendido ni una sola orden, seguro me aguardaba el castigo de mi vida. Me giré a mirar a Ross de nuevo, más relajada, pero de su mirada vi supurar todo lo contrario—. Él es una celebridad. Millones de personas lo conocen, y además, lo más probable es que nunca en la vida lo volvamos a ver ¿Sabes? Si queremos que nuestra relación sea buena, debemos aprender a confiar en nosotros, cielo. Nunca abusar de nuestra confianza, y tú sabes que últimamente nuestra relación no ha ido del todo bien debido a eso... Ayúdame a no perderte o no apartarme de ti.

Él suspiró, dándome la idea de que mis palabras habían hecho el trabajo correcto.

—Tienes, razón...—tomó mi mano. El tacto me tomó por sorpresa, pero definitivamente se siente familiar—. ¿Sabes? Olvidemos todo esto... démonos una oportunidad más... y esta vez... será bien.

—Por favor—admití, y una inmensa sonrisa apareció en su rostro.

—Está bien, entonces... Desde ahora, yo confío en ti... y tú confías en mí.

—Claro que sí, Ross...—él se inclinó y dejó un pequeño beso en mi mejilla entumecida. Para cuando volvió a incorporarse, me sentí más segura de mi misma, de mis palabras, y que desde ese punto ya nada podría partir mal—. Además, te aseguro que no he sido la única a la que Michael ha visto de esa manera.

Oh no, ¿Pero qué demonios acabo de decir?

—Aguarda—susurró, con su mirada oscureciéndose frente a la mía—, ¿Entonces tú también lo has notado?

—¿Qué...?—traté de reponer, pero era evidente, que ya no había marcha atrás.

—Rachel, creo que es un buen momento para empezar con eso de "Confianza en nosotros" ¿No lo crees?

Me sentí como una niña a la que habían terminado de regañar. Él tenía toda la razón.

—No recordaba la última vez que había estado más de acuerdo contigo, Ross.

Ambos sonreímos a la par, y parecía que las cosas saldrían bien al final. En realidad, arreglar las cosas había sido bastante fácil. Sorprendentemente fácil. Estaba feliz, pues todo volvía a la normalidad. Con Ross, repentinamente, todo era fácil.

Y podía olvidarme del millón de cosas que revoloteaban como oscuras mariposas por mi mente, y ser simplemente...yo. No, mejor: yo... con Ross.

Pero, las cosas iban bien... sólo si me concentraba en no mirar el lado oscuro de la luna.

—¡Aw, chicos!—Monica volvió, y le sonreí a ella y a Phoebe detrás—. Qué bueno que ya están bien.

Me giré y miré a Ross de nuevo, que me contemplaba con su mirada centellando alegría. Me atrevería a decir que ha ignorado que Monica haya vuelto con nosotros.

—¿Quisieras salir en un rato a dar un paseo?—musitó.

—Claro que sí, Ross.

—Perfecto, entonces...—comenzó a alejarse, y anduvo despacio hacia la salida del lugar—. Sólo paso por algo al trabajo y te veré en el departamento ¿Bien?

—De acuerdo—asentí—, falta poco para que termine mi turno aquí... Adiós, Ross.

—Te veo en un rato, Rachel—fue lo último que pudo anunciar antes de desaparecer tras la puerta.

Me quedé en mi lugar, observándole alejándose entre las calles, y en el segundo en que le miré más allá doblando la esquina, me apresuré a encontrarme con Phoebe y Monica de nuevo. Una alarma desgarradora azotó en mi pecho y ellas lo tenían que saber. Algo podía hacer para poner todo en orden con Ross de nuevo, y en mi cabeza también, y no podía tomar ningún tipo de riesgo.

Una vocecita pequeña, tenue, pero que bien me recordaba; Phoebe llegó a grabar precisamente en el mismo estudio musical en el que Michael lo hacía aquí en Nueva York. ¿Y si...?

—...Escuchen, díganme que están seguras de que Michael no tiene forma de contactarnos.

Phoebe casi se atraganta con su bebida, y lanzó una risita nerviosa al aire.

—Oh, no, no, no...—vociferó, pero evitó mirarme—. ¿Una forma de contactarnos? Dios, ¿De dónde has sacado eso?

—De acuerdo—admití por debajo—. Porque justo las cosas comienzan a pintar bien, y no quiero tener que arruinarlo de nuevo.

—¡Pero claro! Que hasta parece que te has olvidado por completo de tu sueño íntimo con Michael.

Resoplé de mala gana, e hice el vago intento por ignorarle. Por pretender al menos por el tiempo restante en Central Perk, que me había olvidado de eso de verdad.

*****

—De acuerdo, Michael... Ahora podemos irnos.

Frank tomó su chaqueta y guiñó su ojo hacia mí. Creí que aún, luego de un pesado día en el estudio de grabación, ambos continuábamos en la misma sintonía, pero verle dirigirse hacia el corredor que llevaba a la salida me hizo saber que no era así.

Salté de mi asiento y corrí a alcanzarle.

—No, no, Frank, espera—justo pude detener su paso antes de salir—. Has dicho que podríamos revisar los registros para conseguir el número de Phoebe. ¿Lo recuerdas?

—¡Oh, claro!—echó su cabeza hacia atrás y resopló—. No se te escapa una ¿Eh, Mike?

—No se me escapa nada que me importe.

Admití, y sin importarme qué tanto se demoraba en seguirme el paso me dirigí a la oficina principal. Me aproximé a ese desordenado escritorio, y tomé ansioso la carpeta que contenía la información sobre las últimas admisiones. Lo abrí con afán de hojearlo, pero Frank se adelantó y me arrebató el enorme libro de mis manos. Le fulminé con la mirada apenas tuve la oportunidad.

—De acuerdo... ella se llama...—hurgó mientras pasaba y analizaba cada una de las páginas.

—...Phoebe Buffay.

Okay, entonces... ella estuvo aquí hace...

—Cinco días, Frank.

Estaba comenzando a desesperarme. No podía concebir lo ansioso que me encontraba por ello.

—Bien...—una sonrisa satisfactoria apareció—. Efectivamente, aquí está.

—Claro, lo que haré será hablar con Phoebe... y después preguntar por Rachel, supongo.

—Pero, Mike, como amigo tuyo. Sólo te pido que no tomes mucha importancia a esto... ¿Está bien? Algo podría... no salir como lo deseas.

Me estremecí, y comprendí que tenía toda la razón. Por un momento, deseé que sus ojos no fueran tan importantes para mí, que el hecho de que entré a aquél lugar tras bambalinas y la vi a ella primero que a alguna otra persona no se reviviera a cada cinco minutos en mi interior.

Estaba perdido desde aquél día, pero no quise que fuese de otra forma.

—Lo sé, Frank.

Suspiré una vez más, antes de tomar un bolígrafo para anotar el número.

*****

—Ya estoy aquí, Ross.

Cerré la puerta del departamento detrás de mí, y en el pequeño perchero próximo tendí mi bolso y mi chaqueta. Ross abandonó el sofá y anduvo con una sonrisa hasta encontrarse conmigo.

—Hola...—me saludó, e inclinándose depositó un beso en mi mejilla—. ¿Estás lista?

—Casi, sólo déjame cambiarme de ropa en un minuto.

—Está bien.

Me cedió camino y comencé a andar. Mis pasos apresurados no se detendrían por nada, luego del fastidio del horario laboral. Ni siquiera por escuchar el teléfono sonando de pronto. Miré a Ross con desgane desde el umbral de mi puerta.

—¿Podrías tomar la llamada?—inquirí, y sin darle el tiempo de responder cerré la puerta.

El sonido no se demoró más de dos segundos en desaparecer, y más tranquila, busqué de mi closet una falda corta y una blusa negra de chándal a juego para usar. Algo casual, pero diferente y no ordinario, algo acorde con la ocasión. Me detuve un instante a mirarme en el espejo y deshice la coleta que amarraba mi cabello, esparcí un poco de fragancia en mi cuello, y me sentí lista para volver a la estancia.

—...Listo—volví a encontrarme con Ross—. ¿Nos vamos?

Le contemplé un semblante completamente transformado. Su sonrisa desapareció, y sus ojos eran atolondrados y estaban perdidos observando el teléfono puesto sobre su base y por ello, ni por poco se dignaron en encontrarse con los míos. Enmudecí, pero preferí no tomarle importancia.

—Claro que sí...—titubeó, y tendió su mano hacia mí.

—Bien.

De la mano, nos condujo hacia la salida del lugar.

—Ehm, ¿Rach?—se detuvo en seco, mirando mis ojos de una vez—. Tengo un mensaje de...

—¿Sí?

—De... ¿Sabes?—al final, sonrió—. Olvídalo, no es importante.

—De acuerdo... Entonces, vámonos.

Continue Reading

You'll Also Like

53.4K 5.2K 98
"Uno me manda flores a la casa, y el otro escribe canciones que me encantan" -K Os •No es una historia Steddie ** •No se aceptan copias ni adaptacion...
1.6K 141 17
Donde Abril conoce a un ojiazul que la enamora de inmediato o Donde Juani conoce a una pelirroja...
10.9K 535 19
¡Acabado! Si te gusta sufrir y ser feliz estos one shots son perfectos para ti! 😸 One shots!! Una serie de historias de Luzu x Quackity. Algunos ca...
110K 5.2K 32
[En pausa y corrigiendo] •𝑬𝒔𝒕𝒆 𝒄𝒐𝒏𝒕𝒆𝒏𝒊𝒅𝒐, 𝒏𝒐 𝒆𝒔𝒕𝒂 𝒄𝒓𝒆𝒂𝒅𝒐 𝒄𝒐𝒏 𝒆𝒍 𝒑𝒓𝒐𝒑𝒐𝒔𝒊𝒕𝒐 𝒅𝒆 𝒐𝒇𝒆𝒏𝒅𝒆𝒓 𝒂 𝒏𝒂𝒅𝒊𝒆, �...