- Ricky que vamos a llegar al aeropuerto tarde.
- Mimi, que no vas a llegar tarde. Tranquilízate, porque me estás poniendo de los nervios.
- Su avión llega a las 10 y son las 9:15. -- Dije mirando el reloj de la cocina. - Es que no llegamos ni de coña Ricardo.
- ¿Cuándo te has intercambiado los papeles con Ana? -- Me miró mientras salía de la ducha enrollado todavía en la toalla.
- ¿Qué dices tú ahora?
- ¿Qué desde cuándo eres una controladora del tiempo y que quieres que todo salga bien?
- Desde nunca, pero has tenido desde las 8:30 para poder ducharte y te tienes que duchar a las 9, ¿enserio, Ricky?
- Llegas de sobra Mimi.
- Sí, como en Madrid no hay tráfico ni nada llegamos de sobra al aeropuerto... -- Dije con mi mayor tono de ironía.
- ¡DIOSSS MIMI! Ya voy porque sino me veo la taza esa en al cabeza es que encima no es ni un ColaCao, es Nesquik.
- No pienso discutir ahora contigo por eso, así que por favor mueve tu culo y cámbiate porque si no lo haces te juro que me voy yo sola.
- Ya voy ya voy, que yo no me pierdo un reencuentro warmi ni de casualidad vamos. -- Salió corriendo en dirección al baño. - Y que sepas que el ColaCao es mejor que esa mierda.
- Lleva cuidao' con lo que dices.
Estuve 5 minutos más esperándole hasta que por fin se digno a salir ya arreglado el chiquillo.
- Menos mal, si se ha dignao' a salir el hombre después de mil años.
- Tampoco exageres tanto. Y venga que llegamos tarde al aeropuerto y tú aún ahí con el móvil. -- Salió por la puerta de mi piso.
- Te odio tanto Ricardo. -- Dije mientras cerraba la puerta.
- Sabes que no Miriam.
Llevábamos 10 minutos en el coche parados en un atasco, es que sabía que esto iba a pasar y que íbamos a llegar tarde.
- Has visto Ricky esto pasa por no mover tu hermoso culo y no ducharte antes.
- Definitivamente sí que te has cambiado los papeles con Ana, de verdad. -- Dijo obvio él. -- Mira ya nos movemos y son menos diez llegas de sobra.
- Señor dame paciencia porque como me des fuerza lo mato. -- Dije mientras por fin pude pisar el acelerador, durante más de 1 segundo.
Nada más entrar al aeropuerto vimos una gran cantidad de periodistas, mientras pudimos ver como miembros de seguridad iban haciendo una barrera para que Aitana, Ana y Miguel Ángel pudiesen pasar.
- Has visto, al final no has llegado tarde.
- Cállate Ricky, que hoy me tienes contenta y llevamos dos horas despiertas
Cuando por fin pudieron salir de aquel agobio vinieron hacia nosotros Aitana y Ana nada más vernos allí.
-¡¡¡Mimiii!! -- Saltó Aitana encima de mí.
- Hola pequeña. -- La cogí bien para que no se cayese. -- Oye ya empiezas a pesar eh.
- Jo, lo siento Mimi, pero es que tenía muchas ganas de verte. -- Dijo mientras se bajaba de mis brazos.
- Y yo, pero pesas cada vez más y ya me estoy haciendo más mayor.
- Bueno voy a saludar a Ricky -- Me guiñó un ojo antes de tirarse encima de Ricky.
- Hola...
- Hola Banana... -- Dije en su mismo tono de suavidad.
Después de 2 segundos mirándonos tiré de su brazo para darle un abrazo que significaba todo entre nosotras. Es increíble como un gesto tan fácil de hacer puede ser tan grande cuando te lo dices todo y no hacen falta palabras para entenderte con esa persona.
- Te he echado mucho de menos Mimi...
- Y yo a ti Banana... muchísimo.
Puse una mano en su cabeza que la encajo en el cuello y yo enterré la mía en su pelo, nada más oler su perfume y el olor de su pelo me sentí como en casa, porque con ella me sentía segura y era mi soporte.
Le di un beso en la mejilla, que tal vez duró unos segundos de más para el lugar en el que estábamos y rodeada de tantos periodistas, pero nos dio igual porque cada gesto así entre nosotras nunca duraba mucho más, y total que más daba si la iban a seguir relacionando con Miguel Ángel a pesar de todo.
Antes de separarnos del todo le acaricié la mejilla y nos dedicamos una sonrisa, tenía unas ganas de besarla... pero no podía ahí en medio.
"Tan solos unos meses más, va Mimi" me dije internamente.
- Vamos chicas antes de que os fotografíen las caras de tontas que lleváis cuando os miráis. -- Dijo Ricky cogiéndonos para salir.
Llegamos al coche y le dije a Ricky que condujera él que me quería poner detrás con Ana.
Nada más subirnos al coche Ana se acurrucó contra mi como pudo y le di un beso en la sien a lo que ella respondió con un suspiro dejando que su cuerpo se relajara.
- ¿Estás bien? -- Le dije en un tono de voz muy bajo para no romper esa paz que teníamos nosotras dos ahí detrás.
- Sí -- Se puso a jugar con mis dedos las manos que las tenía posadas en su vientre - ¿tú estás bien? -- Asentí mientras volvía a posar mis labios en su sien durante un rato.
- Te amo -- le dije nada más separar mis labios de donde estaban posados.
- Yo también te amo.
Se incorporó para besar mis labios. Era un beso dulce, un beso que necesitábamos las dos después de estar un poco más de tres semanas sin vernos. Nuestras lenguas no tardaron nada en entrar en juego, pero el beso no se calentó en ningún momento, seguía siendo un beso dulce y tranquilo. Hasta que una voz nos interrumpió.
- Oye que Aitana y yo no estamos aquí para ser unas sujeta velas. -- Dijo Ricky mirándonos por el espejo retrovisor.
- Joer Ricky pero déjalas que son súper monas. -- Se giró hacia nosotras y nos sonrió. -- Es que míralas...
- Todo lo monas que tu quieras son pero el sexo en su casa.
- ¡RICKY! Eres un bruto con estas cosas. -- Le reprochó Ana.
- Ni que no hubieseis hecho nada.
- Deja a las warmis y sus intimidades.
- Oh vamos Aitana, tanto tu como yo sabemos que lo han hecho y no poco y que hoy toca otra sesión después de 3 semanas.
- Espera, ¿pero lo habréis hecho verdad? -- Dijo Aitana girándose ya que estábamos demasiado calladas.
- Mujer si quieres nos hemos tirado 11 meses viendo pelis en el sofá y abrazaditas sin hacer nada. -- Le dije interviniendo en la conversación.
- Madre mía, que fantasía tienen que ser estas dos en la cama...
- Pareces Amaia con algunos comentarios.
- Da igual si tiene razón, la verdad es que Ana es una fantasía.
- ¡¡¡MIMIII!!! -- Poniéndose roja y escondiendo su cabeza en mi cuello - No les des pie tu también a que sigan con la conversación.
Después de esta conversación, estuvimos cantando las canciones de la radio hasta que entramos en la ciudad y Ricky bajó el volumen.
-¿A quién dejo primero, a las warmis o a Aitana?
- Pues hombre, teniendo en cuenta de que es mi coche supongo que a Aitana y luego a ti Ricky y ya conduzco yo hasta mi casa, no sé tal vez sea la mejor idea.
- Por una vez que piensas rubia, tienes razón.
- Tienes suerte de que tenga encima el cuerpo de Ana y que vayas conduciendo...
- ¿Son siempre así cuando están juntos? -- Se giró Aitana para mirar a Ana.
- Tranquila que no cambian nunca, se comportan igual que cuando estamos todos juntos, son igual de pesados los dos. -- Rodó los ojos Ana.
- Banana, pero si yo soy una maravilla de persona, el pesao' es él. -- hice un puchero.
- Amor, sois iguales solo que tú en chica y él en chico.
- Ya quisiera ser Mimi igual de guapa que yo.
- Nono, que me vuelvo horrible entonces y Ana ya no me querrá.
- Oye, que yo siempre te voy a querer, eh rubita.
Tal vez después de esa frase se me quedara una cara de tonta para enmarcar, pero es que estoy enamorada de ella y siempre lo voy a estar. Desde que la conocí en los castings hasta el día que me muera.
- Bueno ver a estas dos me sube más el azúcar que la miel de Aitana...
- Son tan monas... Oye cuando os caséis yo seré la dama de honor.
- En llegar a casa lo apuntaré en mi libreta de cosas importantes de cara al futuro.
- Que no se te olvide apuntarlo.
Dos minutos después llegamos a casa de Aitana y nos despedimos de ella diciéndole que si necesitaba cualquier cosa que nos llamase para pedírnosla. Aunque creciera y fuera ya tan madura para su edad siempre sería nuestra niña pequeña.
Ricky y yo nos cambiamos de sitio, poniéndose el detrás con Ana ya que decía que quería disfrutar un poco de su canaria favorita.
Llevábamos a penas 5 minutos de trayecto cuando empezó a sonar Don't you worry 'bout a thing. Ricky se puso a grabarse a él y a Ana cantando la canción.
- Venga Mimi enséñanos como desafinan las almejas. -- Dijo mientras me apuntaba con la cámara.
- Eres un cabrón Ricky. -- Dije mirándolo, ya que habíamos pillado un semáforo en rojo.
- Ana Ana, enséñanos como desafinan las almejas.
- La experta en eso es Mimi y ustedes lo saben.
- Banana, un poco de respeto por favor.
Pero a los 5 segundos nos pusimos a cantar y a bailar dentro de nuestras posibilidades en el coche la canción. Creo que por mucho que intentase odiar esa canción nunca podría, al fin y al cabo había marcado un antes y un después en mi vida, tanto a nivel musical que había visto que podía ser capaz de hacer lo que quisiese si me lo proponía y a nivel personal me había hecho conectar mejor con Ana y darme cuenta de que mis sentimiento hacia ella iban más allá de un simple hermanamiento o una simple amistad.
Llegamos a mi casa después de dejar a Ricky en la suya y nosotras seguir nuestro camino hasta casa.
Nada más abrí la puerta de casa dejé pasar primero a Ana que nada más dejar sus casa en la entrada se dirigió hacia donde estaba la zona de la lavandería.
- Eh canaria, frena.
- Voy a poner la lavadora de la ropa sucia. -- La abracé por detrás metiendo mis manos debajo de su jersey - Mimi... no me líes.
- Déjame mimarte estos dos días que tenemos libres las dos un poquito más -- Le aparté el pelo poniéndolo en un mismo lado, después le dí un beso en su cuello - ¿porfi? -- Dije poniendo mi mejor puchero mientras ella se giraba entre mis brazos.
- Está bien... pero no me pongas más esa cara porque si ya eres mi debilidad cuando pones esa cara no puedo decirte que no a nada.
- ¿Entonces eso es un sí? -- Asintió.
- Pero primero tengo que poner la lavadora y luego ya me mimas todo lo que quieras.
- No Banana... después mientras duermes un ratito pongo yo la lavadora pero ahora vamos a dejar de hacer cosas las dos y nos vamos a tumbar a ver una peli las dos en el sofá. Tú y yo solas en el sofá abrazadas y dándonos mimitos mutuamente, a mi me parece un buen plan.
- A mi también. -- Acto seguido me dio un beso y se fue al sofá, mientras yo iba bajando las persianas y cogía una botella de agua.
Y así fue nuestro plan por la mañana. Las dos en el sofá tumbadas, ella entre mis piernas tumbada y haciéndonos mimitos.