Impulsos

1.7K 94 3
                                    

Me desperté al notar como Ana no paraba de dejar suaves besos, que iban desde mi clavícula hasta mi oreja, así una y otra vez. Despertarme así con nuestras piernas enredadas y con sus labios recorriendo mi piel, era una sensación maravillosa y con la que me quería despertar siempre. 

Pero eso se acabó nada más escuchar mi móvil sonar y acordarme de que lo tenía en la entrada y que me tenía que levantar de la cama. 

- Ana... mi móvil está sonando. -- Me giré deshaciendo el nudo que teníamos en las piernas y quedando frente a ella. 

- Déjalo, si es importante te volverán a llamar seguro. -- Dejó muchos besos en mi labio. 

Y eso hice, lo dejé sonar hasta que al minuto volvió a sonar y ahí ya sí que me tuve que levantar, muy a mi pesar, para ir a cogerlo. 

Me levanté dejando un suave beso sobre su mejilla y cogiendo una camiseta larga para ponérmela. 

- ¿Sí?

- ¿Qué pasa que no me tienes agregado que ya no sabes quien soy o qué? 

- ¿Qué quieres Ricky? 

- Uy, ¿qué te pasa? Ya sé lo que te pasa, te he estropeado el polvo mañanero con la War y me estás odiando en estos momentos. -- Dijo riéndose. 

- No Ricky, simplemente me has estropeado uno de los mejores despertares de mi vida. 

- Bueno pues ahora os ofrezco a cambio a las dos un desayuno con Miriam, Roi, Luis y yo, a ver si puedes superar eso. -- Dijo haciéndose el chulo. 

- El despertar que estaba teniendo lo supera con creces. 

- Bueno que sí, que contra la War no puedo hacer nada, ¿pero qué me dices a la propuesta?

- Por mi vale, pero tengo que hablar con Ana a ver si ella va a querer... -- Dije con un tono algo decepcionada. 

- Vamos a salir los 6 juntos no creo que te diga que no. 

- Tienes razón no creo que ponga pegas, entonces sí, cuenta con nosotras. 

- A las 11 en el Starbucks de siempre. 

- Vale allí nos vemos, hasta ahora. -- Dije despidiéndome. 

Acto seguido colgué y me fui a la habitación donde encontré a una Ana más que dormida en medio de la cama. Esta chica de verdad, se duerme en menos que canta un gallo.

- ¡Noooo, Mimi! Baja la persiana por favor. -- Gritó con la mejor voz que podía a causa del sueño. 

- Pero si la he subido dos centímetros Banana. -- Dije riéndome.

- Lo suficiente como para despertarme y molestarme en mis horas de sueño. 

- Vamos Ana, son un poco más de las 10 de la mañana.  -- Dije con suficiencia. 

- Sí me hubieses dejado dormir tranquilita ahora mismo no pondría tantas pegas. 

- Las dos sabemos que pondrías las mismas pegas. A parte, no te vi muy a disgusto esta noche sobre lo que estábamos haciendo. 

- Bueno da igual, baja la persiana de una vez.

Al ver que no tenía intención de levantarse de la cama me acerqué a ella y le di varios suaves besos en los labios. 

- Mmmm... más porfi. -- Pasó sus manos por mi cuello para atraerme hacia ella de nuevo. 

- Venga Ana, arriba, que hemos quedado a las 11 con Miriam, Ricky, Roi y Luis para desayunar en el Starbucks.

Vuelves (TERMINADA) // WarmiDove le storie prendono vita. Scoprilo ora