ONE SHOT CATORCE: soledad.
Pedido:AnitaVPalacios
Au: Hybrid.
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A veces la soledad puede con nosotros. Nos destruye y nos derrumba. A veces es tan grande la soledad que la gente puede llegar a casos más extremos.
－Vamos Ana, algo de compañía no te hará daño...
Recordabas las palabras de tu madre. Sabías que ella estaba preocupada por ti. Pero era inevitable para ti alejar a las personas para estar más cómoda en tu soledad. Sabías que ella se preocupaba por ti porque tu ni siquiera te preocupabas de ti misma.
－Los hibridos están especializados para dar compañía, protección, cariño y compañía. －ni siquiera estabas escuchando lo que aquella chica te decía, su voz te hartaba y te acusaba migraña.－Todos los hibridos que puede ver aquí, son resctados de las calles y laboratorios. Elija el que mas le guste.
Elija el que más le guste. Esas palabras resonaban en tu mente.
Los trataban como producto y no por lo que son; humanos mitad animal.
Aunque sentias una culpa inmensa cargando en tu espalda, comenzaste a mirar a los cientos de hibridos que había allí.
Sin duda alguna te sentias mal. Ver cómo aquellos te miraban con ojos suplicantes, cuanto quisieras poder adoptar a todos, pero a penas puedes hablar con tus amigos, no te quieres ni imaginar que sera convivir con hibridos que no conoces.
Y aunque no lo admitieras querías compañía. La soledad es mala.
Pero él te llamo demasiado la atención.
Alejado de todos, con una cara de mal humor, dándote la espalda y en soledad. Las mismas características que tu tenías y a eso le llamabas a la protagonista de tu historia; la soledad.
－Lo quiero a él.
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Ya era la quinta vez que Katsuki aspiraba el lugar. Incluso llegaste a pensar que olias mal. Pero no. Katsuki aspiraba el olor a tristeza; eso era la cualidad de la mayoría de los hibridos, oler las emociones. Y desde que te paraste enfrente de su rejilla aspiro toda la tristeza que te cargabas, y ahora en tu departamento era peor. Lo hartaba.
－S-solo ponte cómodo, tu habitación es la del fondo. －hablaste, suavemente. Su aura de autoridad te ponía nerviosa.
Sin rechistar ni nada, se fue directo a la habitación.
Katsuki Bakugou hubiera dicho o más bien gritado que ella no podía darle ordenes o alguna grosería, pero el calmante que le habían puesto estaba haciendo demasiado efecto.
O a lo mejor sentía pena por ti, cualquiera de las dos opciones era mala.
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.
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El estomago de Katsuki gruñía. Estaba hambriento.
En el refugio de hibridos no le dieron su comida necesario por su conducta, Katsuki era demasiado especial y cuando algo no le gusta simplemente explota. Explota que hasta parece que saca humo.
Y ahora no le estaba gustando que su "dueña" no se haya dignado en al menos haberlo llamado para la comida.
Salio de su polvorienta habitación y camino a la pequeña sala de estar y ahí te vio, acostada en el sillón, sin hacer nada más que solo ver el infinito.
Ni siquiera había comida en la mesa, solamente cajas de pizza, cajas de comida china y moscas merodeando por la comida echada a perder. El ceño de Katsuki era cada vez más fruncido.
－¿Por qué carajos no limpia?. ¿Le gusta vivir como una vaga?. Si es así me iré en cuanto pueda. －pensó Katsuki, apretando sus puños hasta que los nudillos se volvieron blancos.
－Oe, ¿No planeas hacer algo con todo esto? －señalo el desastre de cocina que tenía.
－Luego lo limpiare. －hiciste un ademán con tu mano, dando a entender que te daba igual lo que sucediera.
Katsuki no era una persona de insistir, pero odiaba que la cocina y literalmente todo el departamento este hecho un asco, así que insistiria hasta más poder.
－Tampoco tengo ropa. －hablo firmemente, así al menos no perdería su orgullo.
De tu boca solamente salio un "hm" restandole importancia.
－Si no te preocupas por ti misma, entonces ¿Para que me adoptaste? －hablo el rubio, aunque aquello fue un golpe algo duro en tu corazón, fue muy sincero.
Soltaste un suspiro agotador. Pero no te inmutaste en levantarte, tenías un cansancio emocional.
－Ella necesita ayuda, pero es algo que no me importa, a parte yo no soy de dar ayuda...
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El centro comercial no era tu cosa preferida, lo odiabas. Mucha gente.
Después de tres días decidiste ir al centro comercial. Katsuki no podía vivir con las sobras de comida, y por supuesto tu tampoco.
－¿Te quedaras ahí con tu cara de estúpida? －hablo Katsuki, sacándote de tu trance mental.
Y en aquéllos tres días te habías dado cuenta de muchas cosas de parte de Katsuki.
Que aunque fueran insignificantes, eran algo que hacían tan peculiar Bakugo.
Habías aprendido un poco a soportar su mal humor, que es demasiado grosero, que le encanta el picante, odia con todo su ser a un chico híbrido de conejo y que te ha estado ayudando en la soledad en la que estabas; ya que caracter de mierda y sus constantes gritos hacia que tu departamento tuviera ruido y no silencio. Porque el silencio mata.
－Ya voy. －te escondiste detrás de Katsuki, tratando que la gente no te observe. Te sentias pequeña.
De vez en cuando Katsuki te dirigía miradas discretas. En tres días Katsuki se dio cuenta que eres una antisocial, que vive en una soledad extrema, una persona que le gusta más el ruido que el silencio, amabas con todo tu ser la gimnasia pero desde que comenzó tu ansiedad social dejaste tu sueño para convertirte en una esclava de la sociedad.
Y aunque fuera imposible de creer, Katsuki te estaba ayudando a un gran desarrollo en ti.
Ni tu hermano, ni tu madre, ni tu padre podrían lograr lo que Katsuki estaba logrando.
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－¡Tienes que ir, te ayudara, carajo Ana!. －los gritos estaban llenando el departamento. －¡No es una maldita pregunta, tienes que ir y punto!
Trea meses. Tres meses en que Katsuki por fin te había hecho salir de tu departamento e ir al centro comercial.
Aquellos meses al menos salías al parque, pero Katsuki jamás llego a pensar que las salidas obligadas podría afectarte, hasta que te escucho llorar de frustración en la ducha.
Aunque fueron meses de proceso, no podías evitar tener bajones emocionales.
－¡Y de aquí a cuándo me das ordenes! －le regresaste los gritos.
－¡Yo soy tu... －no acabaste la oración, apretaste tus labios.
－¡Eres mi qué! ¡Vamos dilo! －la vena de su cuello sobresalia.
－¡Soy tu maldita dueña y yo doy las ordenes! －la gota que derramó el vaso.
Silencio.
Katsuki no dijo nada; pero aquello lastimo su corazón. Todos esos meses de unas cuantas risas, consuelos y dormir juntos no habían servido de nada porque lo seguías viendo como una mascota que obedece ordenes.
Silencio.
¿Ven como el silencio si mata?
.
.
.
－Es bueno ver caras nuevas en esta rehabilitación. －hablo la chica.
－Bienvenida, Ana. ¿Cuál es tu problema?
Y aunque no lo creas, tus problemas parecían pequeños, todos tenían problemas mayores; las drogas, alcoholismo, depresión, ansiedad.
Pero todos tenemos una lucha interna. Y en eso es en lo que nos parecemos.
Pero después de tanta rehabilitación, medicamentos y mucha fuerza de voluntad, volviste a brillar.
－Así que solo quería pedirte tu número, tal vez para salir, no lo se.
－aquel chico estaba nervioso, con un sonrojó en sus mejillas y mirando a un costado.
Todo tiene sus frutos.
Dejaste de ser la chica decaida y pesimista en el trabajo, para convertirte en la más alegre y positiva de allí. Incluso de esos frutos comenzaron los pedidos de citas por parte de tus compañeros.
Pero ellos no sabían por lo que pasaste, pero una persona sí...
－Aléjate de ella. －el rubio enrollo su brazo en tu cintura.
Y estabas segura que estaba echando humor por las orejas.
El chico solo corrió y se fue. Reíste ante la acción celosa de tu ahora novio.
Después de todo la soledad y depresión se superan.
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ツ
Hola pero sin H para hacer una ola de mar🌊
No sabia como terminar el final (?
Así que Ana discúlpame por el final tan horrendo, y se que no fue muy a la trama que pediste, pero me llego la inspiración acá bien loco y esto fue lo que paso.
Y siendo sincera, este os fue muy personal:(
No me gusta romantisar algo serio como la depresión; si a alguna de ustedes les molesto que romatisara esto, de verdad lo siento.
Pero nada.
¿Ya vieron los nuevos separadores?
Jajajaja alchile se ven bien chidos jejejeje mencantan
Yo soy Shinsou JAJAJAJJAJA
¿Ustedes quienes son?
ミーム🌷