Mientras en casa Camila a pesar de lo preocupada que se puso, no pudo contener la carcajada al ver a Lauren como se le lanzó al hombre, no podía creer que esa pelinegra tendría las agallas para saltar sobre ese tipo, no era broma,que habían corrido como 20 personas a controlar al huracán Jauregui, además de que el leoncito hizo que medio público saltara en su favor, era todo un caso, Lauren tendría que haber sido política.
La nenita dormitaba con los ojitos entrecerrados mirando a su madre desde su cargador, poco a poco abrió los ojitos y su atención pareció fijarse en el pelo de ella.
"Parece que le gusta mi cabello" pensó Camila con una sonrisa y tomando a la chiquita en brazos, ya que era muy poco el tiempo que la niña pasaba despierta.
Era tan delicada, Camila sintió que su interior se hinchaba de amor, de esa sensación tan abrumadora y tibia de amor a su bebita, la nenita tomó con sus manitas los mechones rebeldes que caían sobre los hombros de Camila y lo introdujo en su boquita diminuta y roja.
―Eres tan linda amor mío. ―le dijo Camila suavemente, los ojos verdes de la niña brillaban despiertos sin dejar de mirar a su madre, ambas se miraban en silencio, los labios de Camila se curvaron lentamente en una sonrisa y luego súbitamente en una mueca de asombro, la niña había sonreído, sus tiernísimos labios rojitos se habían contraído en su primera sonrisa a su mes y medio de nacida, su carita tan risueña habían saludado a su madre con el gesto de inteligencia humana más tierno de todos, una sonrisa. Camila de la emoción dejó escapar unas lagrimitas, pero luego rió nuevamente a su pequeñita.— No se lo digas a nadie. ―le decía en susurros a su hija― Tienes la sonrisa de Lauren, es igual de tierna, pero no le digas a tu madre.―le dijo cerrando con ternura un ojo a su hija.
Colocó a la niña en su cunita y la contempló, justo cuando la puerta se abrió y apareció Lauren con cara de fastidio, al ver a Camila la cambió por una de pena.
―Espero que no hayas visto las noticias. ―dijo apenada― Le grite al sarnoso viejo clérigo ese...
―Sí las vi. ―dijo Camila con una sonrisa― Que lanzamiento... ¿Juegas beisbol Lern? ―Lauren la miró un poco confundida, detrás de ella apareció Dinah con una cara de diversión mutua.
―Hubieras visto a Lauren, hizo que medio planeta se destornillara de risa con ese papelazo, he bautizado este ataque como Jauregui-papelazo destruction ¿Qué te parece Camila? ―Lauren enrojeció por la ocurrencia de su amiga.
―Me parece lindo el nombre. ―dijo Camila abrazando a Dinah que miraba a su ahijada con mucho cariño.
―Que linda se ve mi ahijadita, se ve que la cuidan mucho, ha subido de peso ¿Verdad?
―Dos libras, no deja de beber leche, Camila ha bajado de peso ¿Sabías que la mejor manera de bajar de peso cuando te embarazas es amamantar a tu hijo?―Dinah miró a Lauren curiosa.
―No lo sabía. ¿Entonces Camila pasa dando de mamar a mi ahijadita? ¿No creen que va a engordar mucho? Después no la podré ni cargar. ―Lauren sonrió, justo como lo había hecho su hija momentos antes, Camila se sonrojó al ver ese gesto que compartía su hija con la mujer a la que amaba.
―Eres una ocurrente. ―dijo Lauren acercándose a ver a su hija.
―Sophia, hubieras visto a tu madre lanzarle una bola de papel enorme a un viejo verde... ―dijo Dinah con una sonrisota mirando los ojos de la niña― Tiene tus ojos, tu mismo cabello liso pero castaño, no hay duda es tu hija. ―dijo ella con interés y como dando por sentado un caso difícil― Lauren, tienes que casarte con Camila por haberla embarazado. ―dijo dando una palmada a Lauren, esta le respondió con un puñetazo y al poco tiempo estaban agarradas a golpes en la cama, mientras Camila miraba con desaprobación a las amigas que luchaban en voz baja para no molestar a la chiquita.
―¿Saben?, creo que deben dejar de jugar, Lauren ya tiene una hija y debe comportarse con madurez... ―dijo Camila sacando a la bebita y sin dejar de ver con desaprobación a las muchachas.
―Lauren es tu culpa. ―dijo Dinah acomodando su chaqueta― Nos vemos, te llamo en la noche, no salgas de la casa, veré como arreglo lo de ese viejo al que le lanzaste tu discurso.―Lauren le tiró una almohada nuevamente. Y río ante el acto.
―Bien.Nos vemos. ―Dinah salió esquivando otra almohada.
Cuando quedó sola, Lauren se levantó y fue en busca de Camila.
Las vio sentadas en la hermosa sala de estar, Camila alimentaba a la niña y ambas se miraban con ternura, Lauren se acercó despacio y se hizo notar para no asustarlas, Camila sonrió y esperó que Lauren se sentara junto a ella, Lauren rodeó con sus brazos a Camila y observó a la niña, quien miraba a Camila con sus manitas colocadas con delicadeza en el seno de Camila. Lauren sonrió sintiendo que su cuerpo se llenaba de calor y fue cuando la niña dejo unos segundos de mamar y le sonrió a Lauren, las dos adultas se miraron asombradas.
―Me ha sonreído... ¿Me sonrió?
―Sí. ―dijo Camila― Ya lo había hecho en el cuarto antes de que llegaran...
―Se parece a la sonrisa de mi madre. ―dijo Lauren a media voz y con mucha felicidad.
―A mi me pareció tu sonrisa. ―dijo cuando termino de dar a la bebita leche y la llevó al cuarto seguida de Lauren.
―Bueno, puede ser... Mi padre siempre me ha dicho que soy él en mujer, pero que tengo los gestos y el carácter de mi madre.
―Así es. ―dijo Camila poniendo con cuidado a Sophia en su cuna después de sacarle los gases por haber comido.― Tiene la sonrisa de tu madre y por ende la tuya.
―Pero tiene tu mirada. ―dijo Lauren abrazando a Camila de la cintura y besandola, lentamente, y poco a poco, apasionadamente a su chica― Te amo. ―dijo cuando le hizo falta un poco de aire y hundiendo su rostro en el cuello de Camila. Quién tenía un olor dulce.
―Lern, yo también, te amo. ―dijo acariciando el sedoso cabello de Lauren con un poco de desesperación, pues no hacía más de un mes que deseaba a Lauren con locura, pero tenía que esperar y sabía que Lauren así lo haría, pues aún no se recuperaba físicamente del parto, estaba en proceso de post parto el cual duraba 40 días, a pesar de que estos ya habían pasado aún no quería atreverse.
Las manos de Lauren bajaron con una dolorosa sensualidad por la cadera de Camila, esta se pegó aún más al cuerpo de Lauren
― Lern, la niña, la niña está aquí...―las manos de la pelinegra recorrió su camino de regreso a su cintura, pero no se detuvieron en ella, subieron hasta su espalda con un rápido masaje , para poder subir más y se apoderaron de su cuello para intensificar el beso, acercándola aún más. Las manos de Camila que hasta ahora estaban tranquilas en el cuello de la ojiverde se apoderaron lentamente de los senos de la pelinegra, la boca de Lauren era deliciosa, tenia un sabor a canela con menta, lo que excitó mucho a Camila, curiosamente, buscó lentamente el botón del pantalón de la pelinegra, pero Lauren repentinamente se detuvo.
―Ricitos, creo que no es buena idea. ―dijo agitada y con el corazón a mil por segundo, ya que había escuchado a la nenita seguir haciendo ruiditos de bebé, obviamente ella no sabía que pasaba pero estaba despierta y al parecer quería estar haciendo mimos con sus mamás.
―Creo que tienes razón. ―dijo Camila mirando a su hija que extendía sus manitas explorando su alrededor― Veamos que otra sonrisa nos regala Sophi.
―Espero que sean muchas. ―dijo Lauren sin arrepentirse en detener algo que ella también deseaba, pero por su hija, cualquier cosa.
***
Así pasaron dos meses, la nuevas mamás estaban muy felices, Lauren comenzaba a lidiar con la prensa extranjera pero salió bien parada de todas las ofensivas de algunos extremistas, sin embargo, poco a poco la gente en general empezó a perder el interés en molestar a la familia, la cual a pesar de los repentinos ataques de ira de Lauren, comprendieron que no cualquiera se traga los insultos que se hacen a tu propia familia y menos si es tu hija.
Las personas del viejo continente comenzaron por lo general a apoyar a la pareja para bien, solamente la iglesia ortodoxa y la católica no dejaba de asegurar que la hija de la pareja era una especie de anticristo.
Camila poco después de entrar nuevamente a trabajar tenía ya planificado como compartir con su hija a la cual estaba amamantando, la llevaba en su cargador a su oficina y Lauren con un fuerte grupo de gorilas la pasaba trayendo con un flamante limusina de seguridad, no era por nada que Lauren fuese una cascarrabias, se había ganado millones con sus brillantes descubrimiento de medicina legal, ahora el padre de Lauren, que era uno de los genetistas más famosos junto a su mejor amigo Alejandro tenían una serie de citas estatales para hacer el experimento de uso público y no solo para parejas homosexuales, era una forma de reproducción segura o bien legalizarlo como un derecho de las familias homosexuales femeninas, era toda una polémica pero no en sentido de moral sino en calidad de que si era justo que solo las lesbianas se beneficiaran o bien las parejas heterosexuales de mente abierta que desearan el procedimiento.
Lauren por su parte no se metía en nada de eso, era problema de su padre y su amigo, lo que ella quería era mudarse con su familia a su nuevo hogar y ser feliz junto a ellas.
Mientras tanto la agente Gómez que se había desaparecido desde la fiesta en la cual Camila corrió a medio Miami, pensaba en cómo conquistar esta vez a Camila, Lauren le había herido el orgullo, pero sabía que no podía acercarse tan confiada, Camila era muy inteligente y no hablemos de su noviecita desgraciada era una agresiva de primera , personalmente ella no quería que un puño de esa descarada pelinegra arruinara su bello rostro, pero esa castaña estaba tan bien, tenía un cuerpo, exquisito, demasiado para su gusto... El embarazo le había dado una figura envidiable, sus senos eran aún más grandes, siempre le había excitado la idea de acostarse con una mujer recién dada a luz,algo enfermo, pero era así . Los cabellos de la nuca se le erizaron al pensar en Camila y casi se cae de su asiento cuando una mujer imponente apareció frente a ella dando un portazo condenado que casi bota la puerta y la pared de su oficina o casi del edificio entero.
Era Lauren Jauregui.
―Te quiero lejos, ¿Me oyes? Lejos de Camila Cabello. ―dijo tirando en el escritorio de ella lleno de libros y carpetas, unas fotos.
Su voz era calmada pero daba un miedo horrible ver lo molesta que estaba, las fotos eran al parecer de algún paparazzi aparecía ella acechando a la castaña fuera de su consultorio, trató de no parecer contrariada pero Lauren sí que daba miedo.
―Estoy en medio de una investigación. ―mintió con naturalidad, los ojos verdes de la pelinegra se entrecerraron hasta casi hacer ver una franjita verdosa.
―No mientas Rebecka Gómez. ―dijo Lauren señalando a la mujer muy molesta y con la vena de la frente muy resaltada― Te conozco, no hay ninguna investigación, ¡Que me parta un maldito rayo! ¡Si no es que quieres con mi mujer! ―le dijo furiosa― Eres una maldita resbalosa, pero mira... Le pones una de tus mugrosas manos... ¡Que una mano! ¡Un dedo! ―ejemplificó la joven con sus propios dedos―Oh en uno de sus ricitos y te desaparezco de este planeta.
―¿Me estas amenazando? ―le inquirió levantándose de la silla para tratar de amedrantar a Lauren, esta sonrió con frialdad.
―Que bueno que nos estamos entendiendo mujer de poca calaña. Esta amenaza va muy en serio. No quiero si quiera unos cien metros de mi chica.
―Solo ella puede decir eso. ―dijo encogiéndose de hombros la oficial y sentándose de nuevo pero ya perdiendo un poco la compostura.
―Si quieres la traigo o mejor hacemos una declaración pública de lo resbalosa que nos saliste... O mejor público los vídeos de seguridad en donde te mando a volar...
―Mira Jauregui. ―comenzó ella furiosa y se levantó nuevamente apuntando a Lauren también, grave error― No eres nadie para decirme lo que debo o no debo hacer...
―Mira ¡A mi no me señales! ¡Ofrecida en desesperación! ¡Te veo cerca de la madre de mi hija y te juro! ¡Óyeme bien! ¡Te juro que te destrozo la vida y la cara de puta que te gastas! ―dijo Lauren sin siquiera amedrentarse por el dedo de la chica.
Becky respiró agitada y muy molesta.
―Sal de mi despacho.
―No me iré hasta que te quede claro que con Lauren Jauregui no se juega y menos con Camila Cabello, ¿Me has entendido mujercita?
―Sal de mi despacho. ―Repitió Gómez al borde del llanto.
―Bien, espero que mi mensaje esté claro. ―dijo Lauren saliendo de ahí como un vendaval de Borneo y amartillando otra vez la puerta con odio.
―Te detesto.―susurró Becky llorando de la rabia que le había proporcionado Lauren pero a su vez, le llenaron el cuerpo con ese deseo enfermizo que le despertaba la sexy pelinegra. Sin embargo ahora sabía que no podía pretender con mucha libertad a la castaña.
Furiosa salió del despacho en busca de algo fuerte que tomar.
Mientras Lauren era un demonio sobre ruedas, sus guardespaldas asustados presurosos abrieron la puerta de su limusina para que ella entrara y no se soltara en contra de ellos, además que no comprendían porque tenían que protegerla a ella y a su novia si se miraba que medio Miami le tenía miedo al carácter decidido y altanero de Lauren, esta chica no le tenía miedo ni al mismísimo diablo.
Los de seguridad todavía reían y admiraban en secreto a Lauren desde que casi hace llorar de miedo a un ministro británico en un debate del derecho homosexual, Lauren Jauregui era todo un caso.
Pero en esos momentos su figura iba crispada de la molestia, desde que había hablado con Dinah esa mañana, Camila había dicho que era mejor estar tranquilas, al parecer la pareja era acechada por un agente de la policía, pero los hombres de seguridad, sabían que Lauren huracán Jauregui no iba a dejar eso así, pues bien, se veía que la chica iba molesta y había salido molesta con una tal Gómez y les había pedido que memorizaran su rostro y que les autorizaba el uso de la fuerza si la mujer molestaba a Camila o llegaba a acercarse a la chica.
Por otra parte Lauren a pesar de lo molesta que estaba sabía que Becky no tendría mucho valor como para retarla en esto, sin embargo sabía que su mayor problema por ahora era la estúpida iglesia y un par de monjitas que ya la tenía de un bate con sus insistentes llamadas a su mariconada de congregación.
Sin embargo Lauren siempre había sido más tolerante con las monjas ya que ellas cuidaban de gente en muy mala salud en otros países de África así que Lauren no tuvo más remedio que aceptar la invitación para esa noche, iría con Camila y la pequeña Sophia Victoria Jauregui Cabello , para ver que demonios se les ofrecía a las monjitas esas, Lauren ya se imaginaba que pajas irían a decir, algunas otras viejas secas que esperaban que el mundo estuviera limpio de lesbianas groseras como ella y de lesbianas sexys como Camila y de niñas come gente como Sophia.
Por otra parte, Sophia era muy sana y ya había definido sus ojos, que en definitiva eran como los de Lauren, pero su cabello era de un castaño fuerte como el de Camila.
Sonreía mucho, y le encantaba escuchar a Lauren, tenía una conexión muy especial con sus madres y casi nunca lloraba, todo el tiempo estaba explorando las cosas que tenía a su alrededor y hacía ruiditos tiernos a cada momento derritiendo a Camila con sus jueguitos.
Por otra parte Camila no podía ser más feliz, Sinuhe y ella estaban terminando las cosas de la boda, que a pesar de no haber sido oficialmente publicada, era la más esperada en el mundo entero; ya todo lo que se esperaba de este acontecimiento estaba terminado, la capilla, los invitados que ya sobrepasaban a las 500 personas entre personalidades políticas y amigos de la pareja y una fuerte batería de seguridad estaban solo esperando el día determinado.
Lauren... Bueno la chica no demostraba los nervios que sentía pero no todos los días te casabas con bebé incluido y con medio globo terráqueo en una fase de transición sería todo un acontecimiento.