—Vamos Hammie, ven a afuera —le dijo tomándolo, sacándolo fuera de la carpa.
Lo que menos quería, era que el cachorro hiciera sus necesidades adentro. El perrito bostezó y se estiró, antes de comenzar a olfatear la arena, y orinar junto a unas hierbas.
Cuando acabó, movió su colita, y volvió a la tienda. Kiha sonrió divertida al ver aquello ¿Cómo diablos podía actuar de ese modo? Sólo llevaba unas horas viviendo con ellos.
Cuando ella entró también, lo vio intentando trepar la cama, para dormir con Boit. Lo tomó entre sus manos, y el perrito le movió la cola, intentando lamerle el rostro.
—Que cargoso eres, ve, duerme con él —le dijo acostándolo junto al muchacho.
Los observó a ambos, como Hammie se acurrucaba junto a Boit, como él dormía sin enterarse de nada. Y bajó la mirada... Al final del mes, ella volvería a quedarse sola.
***
—¿Qué haces? —le inquirió curioso, sentándose junto a ella.
—Termino esta tela para hacerte una nueva prenda —explicó tejiendo.
—¿En serio? ¿Para mí? Eres muy buena, Kiha, no sé cómo pueda recompensarte esto luego.
—No espero nada a cambio. ¿A caso tú ayudas a los demás esperando otro favor?
—No.
—Yo tampoco.
—Kiha, creo que deberías cambiar de parecer, eres joven, muy habilidosa y fuerte.
—No sé a qué te refieres.
—Deberías buscar un macho y formar tu familia. Sé que se llevaría una gran sorpresa al ver lo que puedes hacer. Él sólo esperaría que alguien pequeña como tú, no fuera fuerte, y en verdad quedaría muy sorprendido.
—No quiero ningún macho, sola estoy bien —le dijo tomando un hilo de otro color, para seguir con el bordado.
—¿En serio crees que sola estás bien? ¿Alguna vez has besado a un hombre?
La castaña lo ignoró, continuado con el tejido.
—¿O estado con alguno? ¿Has tenido sexo?
—No sé que es sexo, pero jamás estuve o besé a un macho.
—No te creo, eres muy tierna para ser verdad.
—Piensa lo que quieras —gruñó, antes de volver al color original del tejido.
—Lo siento, no quise ofenderte, es sólo qué... Es extraño —sonrió.
—Como sea...
—Sé que aquí en la isla funciona de otro modo, pero el sexo realmente se puede disfrutar, no es sólo aparearse en la época de celo.
Kiha rodó los ojos, y cortó el hilo. ¿No se daba cuenta que no le interesaba aquello?
—Boit ¿Por qué no vas a jugar con Hammie?
Se volteó, y observó que el cachorro jugaba con un escarabajo, intentando cazarlo.
—Prefiero quedarme aquí hablando contigo —sonrió—. Estuve mucho tiempo sin hablar con otra persona.
—Sólo estuviste un par de días dando vueltas en el desierto, tampoco fueron semanas o meses —le dijo desinteresada.
Qué exagerado podía ser.
—Kiha ¿Vendrás conmigo a Eritma? Seguro a tu familia le gustará verte también.
—A mi familia le da igual si estoy viva o muerta —le dijo cosiendo uno de los laterales de la tela.
—No creo que eso sea verdad, a ningún padre le daría lo mismo tener a su hijo lejos. Y mucho menos, muerto.
—Se nota que no conoces a mis padres.
—Quizás no sean demostrativos, pero de seguro te aman.
—Claro, Boit.
***
Era de madrugada, y las noches comenzaban a ser más cálidas. El invierno comenzaba a despedirse, y la primavera cada día era más inminente.
La joven castaña estaba en la laguna, bajo la luz de la luna, tomando un baño. Boit estaba durmiendo con Hammie, ya que era de madrugada, y ella podía aprovechar un tiempo a sola.
Masajeó sus pechos, y los notó hinchados, algo endurecidos. Miró hacia abajo, y observó el color de sus areolas y pezones. ¿Ya? Pero aún faltaban semanas para que fuera época de apareamiento.
Había escuchado alguna vez, que las mujeres que vivían con machos podían adelantarse al celo, pero no creyó que a ella fuera a ocurrirle. Sólo llevaba dos semanas viviendo con Boit.
Negó con la cabeza, y salió del agua. Debía partir cuanto antes hacia Eritma. Sólo había tenido dos celos en su vida, éste sería el tercero, y aún no sabía cómo controlarlo bien.
Ni hablar si tenía un macho cerca.
***
Se sentía emocionado, ya faltaba menos para volver a ver a sus padres y a Sula. Aquella mañana, Kiha lo había despertado dándole la noticia que partirían hacia Eritma.
Habían empacado sólo lo necesario para el viaje, y los tres emprendieron el camino hacia el pueblo. Y Hammie corriendo detrás de ellos, jugando con los hilos que colgaban del vestido de Kiha.
—¿Por qué vas tan cubierta? —le inquirió curioso.
La muchacha solía vestirse con poca ropa, especialmente cuando iban a entrar a selva, ya que de ese modo evitaba que la ropa se quedara enganchada en alguna rama.
—Por nada.
—Incluso ya ha comenzado a hacer más calor ¿Tienes frío?
—No.
—¿Segura? ¿Te sientes bien?
—Estoy bien, Boit —pronunció con fastidio.
La castaña no quería actuar como antipática, pero comenzaba a notar los cambios en su humor, debido a sus hormonas que empezaban a alborotarse.
—A pesar de que vas tan cubierta, sí, te ves bien —sonrió—. Es como que... Te ves más bonita.
—Boit ¿Sólo abres la boca para decir estupideces? Mejor ciérrala y sigue caminando —gruñó.
—Sí, pero... ¿Te gustan las mujeres?
Gruñó en advertencia, que hasta Hammie escondió su colita entre las patas traseras, con temor. El castaño se asustó por un momento, pero al ver la expresión del cachorro, sonrió, tomándolo en brazos.
—Parece que la señora se ha enojado, mejor vayamos en silencio el resto del camino —le susurró al perrito, en tono divertido.
Kiha tiró sus orejas hacia atrás, exasperada. El idiota parecía que suplicaba recibir una paliza, y se la estaba ganando. Sólo faltaba que le nombrará a la estúpida de Sula.
***
—Sula.
—¿Padre?
—Luego de hablarlo con tu madre, hemos llegado a una resolución.
—¿Resolución? ¿De que hablas?
—Ya no eres una jovencita, y te hemos dejado vivir y divertirte. Pero es momento de que sientes cabeza y busques una pareja.
—¿Qué? Pero-
—Y hemos organizado un evento especial —continuó su progenitor—. Te daremos la oportunidad de elegir al macho que tú quieras, pero será el definitivo.
...