Autumn Hill

By LadyMagda05

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Autumn Hill es una ciudad apartada de la ley que se rige bajo sus propias normas. En Autumn Hill las mujeres... More

Prólogo
Capítulo 2 - La otra vereda
Capítulo 3 - El día C
Capítulo 4 - Aprendizaje bilateral I
Capítulo 5 - Aprendizaje bilateral II
Capítulo 6 - Aprendiendo a ser cuidadoso I
Capítulo 7 - Aprendiendo a ser cuidadoso II
Capítulo 8 - La mentirita de Carol I
Capítulo 9 - La mentirita de Carol II
Capítulo 10 - Injusticia
Capítulo 11- Daño
Capítulo 12 - La furia de Morgana
Capítulo 13 - De tortas y tentaciones I
Capítulo 14 - De tortas y tentaciones II
Capítulo 15 - De tortas y tentaciones III
Capítulo 16 - Consecuencias I
Capítulo 17 - Consecuencias II
Capítulo 18 - Consecuencias III
Capítulo 19 - De vuelta a la normalidad
Capítulo 20 - Con faltas de respeto, ¡NO! I
Capítulo 21 - Con faltas de respeto ¡NO! II
Capítulo 22 - Ya no es como antes
Capítulo 23 - El secreto de Bianca I
Capítulo 24 - El secreto de Bianca II
Capítulo 25 - El secreto de Bianca III
Capítulo 26 - Algo va mal

Capítulo 1 - Así comenzó

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By LadyMagda05

Morgana y Antonio fueron los últimos en llegar. Los padres de las hermanas Merino habían decidido reunir a la familia para una cena íntima y familiar. Antonio le pasó su chaqueta, la de su esposa y la cartera correspondiente al mayordomo que los recibió en la puerta.

-Buenas noches señor y señora Villar- Les saludó cortésmente.
-Sebastian, déjate de señores y dame un abrazo- Morgana abrazó al mayordomo y le dio un beso en la mejilla.
-Señorita, ya basta, esto no corresponde- Le regañó con una sonrisa.
-Me conoces de pequeña, no me digas lo que corresponde o no- El mayordomo carraspeo incomodo mirando al esposo de quien antes había sido la niña regalona de esa casa.
-Por mí ni te preocupes, sé con quién me casé, si quiere darte un abrazo, te lo dará, cueste lo que cueste- Ambos hombres rieron.
-La señora con sus hermanas están en el saloncito, y el señor se encuentra en la biblioteca, acompañado por los caballeros-

Morgana besó a su esposo y se dirigió al saloncito, donde al entrar vio a sus hermanas sentadas en un sillón frente al sofá donde se encontraba su madre, la forma en la que estaban le recordó las múltiples veces que estuvieron ahí para ser regañadas. Se sacudió el recuerdo de la cabeza y con una sonrisa se unió a sus ellas, no sin antes darle un beso a su madre.

-Llegaste cinco minutos tarde- Le reprendió.
-Lo siento, tomamos la salida sur pensando que sería un viaje más expedito. Había un accidente, así que no fue una buena decisión-
-Lo importante es que ya están aquí y llegaron sanos y salvos- Dijo Minerva tomando la mano de su hermana y dándole un apretón.
-Gracias a Dios- Secundó su madre.
-Bueno, antes de que llegaras, mamá nos comentaba que conoció a las hijas de Daniela, la hija de la tía Victoria- Comentó Merlina.
-¿Hijas?-
-Sí, Daniela y su esposo participaron de la Cosecha el año pasado-
-Que bueno por ellos, Daniela siempre quiso ser madre-
-También lo querían ustedes-
-Éramos pequeñas, no sabíamos de lo que hablábamos- Se rio Minerva.
-Ya están en edad para ser madres-
-Pero no queremos- Le contestó Morgana.
-No es una cosa de querer. Es su deber. Parece que no las hubiera criado bien-
-Mamita, no te enojes, por favor- Le contestó Merlina.
-Estuve hablando con su padre. Ambos creemos que este año es el momento oportuno para que las tres se inscriban en La Cosecha-
-Eso es algo que solo nos incumbe a mi esposo y a mí- Respondió Minerva un poco molesta con la situación.
-No me hables así, estarás casada, pero sigo siendo tu madre y no me costaría nada ponerte en mis rodillas- Las tres chicas agacharon la cabeza- Este es un tema importante y claro que nos incumbe, porque es un tema familiar. Merlina, ya tienes 37 años. Te quedan tres para postular en La Cosecha antes de ser una paria social-
-Mamá, la estas poniendo nerviosa- Minerva trató de defender a su hermana mayor.
-Morgana, tu esposo es el mayor de ustedes ¿No has pensado en él? Tiene 43 años, si en dos años no tienen una familia será expulsado de la ciudad ¿Qué harás si eso pasa?-
-Mamá, ambos tenemos buenos empleos. De hecho, todos estamos trabajando en la empresa familiar. Antonio, Eric y Gregorio están colocando su mayor esfuerzo para lograr trabajar codo a codo con papá. Además de eso tenemos familias que nos respaldan. Los Merino somos reconocidos dentro de la ciudad y los Villar o los Saez o los Otero, todas son familias históricas. ¿De verdad crees que el día que decidamos ser madres y padres nos rechazaran?- Sara, la madre de las chicas, lo pensó un momento.
-En La Cosecha no importa quién eres, si no pasas el psicológico no hay niños para ti. Está decidido. Este año se inscribirán y si tengo que llevarlas de una oreja a hacerlo, lo haré-
-¡No puedes obligarnos a tener hijos!- Se desesperó Minerva.
-Bájame el tono, Minerva Merino. Ahora mismo- En ese momento, por suerte, Sebastian, el mayordomo, dio un toque en la puerta abierta y se asomó en el saloncito.
-Señora, la cena está servida- Sara le hizo un gesto con la mano y luego de repasar a sus hijas con la mirada, se dispuso a seguir a Sebastian hasta el comedor.

La cena fue silenciosa e incómoda, ni una de las chicas se encontraba con humor para dar algún tema de conversación y a pesar de que los chicos trataron de distender el ambiente, no lo lograron. Al terminar de comer, todos pasaron a la sala de estar para tomar un café, sin embargo, el ambiente seguía tenso y a pesar de que César, el padre de las chicas, trató de regalonearlas, no fue suficiente para lograr que ellas volvieran a sonreír.
Morgana apuró su café y luego, de forma disimulada, le pidió a su esposo que se fueran. Las otras dos chicas no demoraron mucho más en hacer lo mismo.

César y Sara estaban de pie en el umbral de la puerta viendo como sus hijas habían salido corriendo de aquella casa.
-Creo que la conversación no salió como lo planeaste- Le dijo a su esposa.
-Minerva sigue siendo la misma mocosa insolente de hace 25 años y yo ya no tengo la paciencia que solía tener en aquella época. Estoy vieja-
-Estas hermosa-
-Y me estoy muriendo-
-No digas eso. No vas a morir. El doctor dijo que con el tratamiento todo estaría bien ¿Se lo contaste a las niñas?-
-No, no era el momento-
-¿Y cuándo crees que lo será?-
-No lo sé, quizás sería bueno un día en que no la amenace con un par de azotes- César frunció el ceño.
-¿Hiciste eso?- Su esposa solo asintió- Ahora comprendo el silencio que hubo durante la velada-
-Lo sé, lo siento. Pero es que cuando se pone insolente no puedo con ella-
-Siempre has podido con ella, con cualquiera. Te amo cariño. Solo debes tener paciencia-
-No me iré de este mundo sin ver a mis nietos, están a un paso de convertirse en parias sociales y no se dan cuenta-
-Parece que olvidas que yo también hablé con los muchachos- Sara miró a su marido y este le guiño un ojo.

*****

-No puedo creer que se sienta con el derecho de decirnos cuando es el momento para ser padres ¡¿Es que nos volvimos locos?!- Minerva se paseaba por entre los sillones del departamento de Morgana y Antonio, mientras este último se encargaba de servir unos tragos a todos.

Morgana había enviado un mensaje a sus hermanas justo al salir de casa de sus padres para que se reunieran en el departamento y así poder desahogarse un poco.

-No sé que le dio ahora con lo de ser "paria social". Hasta hace unos meses estaba fascinada porque nos desarrolláramos en nuestras profesiones- Se quejó Morgana.
-Quizás es por la edad- Se encogió de hombros Merlina.
-¡Y amenazó con nalguearte!- Siguió Morgana sin tomar en cuenta lo que Merlina había dicho. Minerva fulminó a su pequeña hermana con la mirada.
-No era necesario recordarlo, Mor- Dijo mientras se acomodaba en uno de los sofás.
-Yo creo que si no hubiese llegado Sebastian lo hubiese hecho- Aseguró Merlina.
-¡Que miedo con la suegra!- Se rio Eric sentándose al lado de su mujer con un vaso de wisky en la mano- Mira que andar nalgueando a mi esposa, eso solo lo hago yo-
-¡Eric! Que asco, es nuestra hermana- Se quejó Mer.
-Pero, exactamente ¿Qué es lo que les molesta?- Preguntó Gregorio sentandose al lado de su mujer.
-Qué hable de las cosas que hacen en la intimidad, evidentemente- Todos la miraron sonriendo.
-Cariño, me referia a tu madre-
-Ah, lo siento-
-Me molesta que se meta donde no la llaman- Dijo Minerva.
-Dime que no le dijiste eso- Le cuestionó Eric dándole un trago a su wisky.
-Casi-
-No fue así, Mor. No le dije eso-
-¿Qué fue exactamente lo que le dijiste para que amenazara a tu hermosa retaguardia?-
-Solo le dije que ese asunto solo nos interesaba a nosotros dos- Antonio y Gregorio silbaron en apreciación a lo dicho.
-Cariño, siento decirte que si yo le hubiera dicho eso a mi madre, pues no estaría tan cómodamente sentado a tu lado. Mi suegrita tiene paciencia-
-Por Dios, Eric. Que ya tenemos una edad como para andar pensando o hablando de castigos. Además ese no es el tema ¿Acaso quieres ser padre?- Eric la miró y luego miró a sus cuñados.
-Aún no hay nada que me apure-
-Exacto. Estamos bien así, podemos desarrollarnos bien en nuestros trabajos y además tenemos tiempo para poder hacer esto. Con niños, estas instancias desaparecerán ¿Acaso no lo creen así?-
-Yo estoy de acuerdo. Además no me veo mucho actuando como madre- Respondió Morgana.
-Yo puedo ser lo suficientemente estricto por los dos amor- Le dijo Antonio pasándole un brazo por los hombros.
-¿Por qué lo dices?-
-Pues, la verdad es que el tema de la Cosecha era algo que estaba pensando- Morgana se tensó.
-¿Es en serio?- Las otras dos parejas se quedaron en silencio mirándolos.
-Amor, tengo 43 años, imagina que nos vaya mal la primera vez que postulemos. Solo tendría otra oportunidad y de forma contraria tendría que salir de la ciudad. Ya ni siquiera recuerdo lo que hay fuera de esta ciudad-
-¿Me estás diciendo que quieres que postulemos este año en la Cosecha?-
-Pensaba pedírtelo de otra forma, pero salió el tema- Morgana se quedó en silencio pensando. Miró a sus hermanas, no sabía realmente que decir. Gregorio carraspeo, tomó la mano de Merlina y les sonrió.
-Nosotros nos inscribimos hace unos días-
-¡¿Qué?!- Minerva miró a su hermana mayor asombrada- ¡Serás perra! -Le dijo sonriendo mientras se ponía de pie para abrazarla- Por eso no dijiste nada en casa de mamá- Merlina se carcajeo y aceptó el abrazo de su hermana.
-No entiendo porque no dijiste nada, hubieras evitado que mamá nalgueara a Minerva- Se unió al abrazo Morgana.
-Mamá, no me nalgueo, pesada- Por unos segundos todo fue felicitaciones y hablar de cómo lo habían hecho, cuando lo habían decidido y todos los pormenores y pasos a seguir para que todo saliera como se esperaba.

-No puedo creer que te vayas a convertir en madre-
-Sí y de adolescentes-
-¿Cómo lo sabes?-
-Una de las clientas de la tienda trabaja en el centro de entrenamiento para los niños que serán dados en adopción. Resulta que hace un año hubo un incendio en un orfanato de otra ciudad, los niños allí eran mayoritariamente adolescentes, por lo que el próximo año serán ellos los que lleguen a los nuevos hogares-
-Por un lado lo encuentro genial, las guaguas me aterran- Se quejó Minerva.
-Si lo piensas de esa forma, tal vez sea bueno hacerlo este año. Mientras más grandes los niños, menos tiempo de nuestras vidas será dedicado a cuidarlos- Analizó Morgana.
-Amor, si quiero tener hijos no estaré pensando cuanto tiempo voy a invertir en ellos. Serán mis hijos para toda la vida- La reprendió Antonio.
-Sí, por supuesto, a lo que me refiero es que si ya son grandes a lo mejor no será necesario que dejemos de trabajar, por lo menos no por más de un año, tal vez dos. Pero después de ese periodo podríamos organizar todo para ser buenos padres y de esa misma forma ser buenas en nuestras profesiones-
-Tienes razón. Viéndolo así hasta a mí me han dado ganas- Pensó en voz alta Minerva.
-Mi amor, déjalos a ellos con sus locuras, por favor- Se burló Eric.
-Cariño, piénsalo. Con una guagua no podríamos hacer todo lo que nos gusta ¿Comprendes? Lloran durante la noche y a veces se pasan a nuestras camas-
-No puedo creer que estés hablando de sexo- La reprendió Mer.
-No dije nada de sexo-
-Claro, porque seguramente las cosas que les gusta hacer en la cama a solas es dormir- Se burló Morgana.
-Pues a mi me gusta mucho hacer esas cosas contigo- Le dijo Antonio mientras la abrazaba por la cintura.
-Entonces creo que esta es nuestra mejor oportunidad- 
-¿De verdad?- Se sorprendió Antonio, que ya estaba pensando en qué podría hacer para convencerla.
-Tienes razón, no tenemos mucho tiempo y si Mer lo hará, es bueno, no estaré sola en esto-
-Te amo-
-¿Es en serio?- Minerva miró a sus hermanas, una a la otra- ¿Se van a convertir las dos en madres?-
-Los odio- Les dijo Eric a los otros dos que lo miraba sonriendo mientras se tomaba al seco lo que le quedaba en el vaso.
-Tarde o temprano debía llegar el momento- Le dijo Morgana.
-¿Seré la única sin hijos?- Siguió pensando Minerva en voz alta.
-Nos vamos- Dijo Eric tomando el abrigo de su mujer y el suyo. Antonio y Gregorio soltaron una carcajada.
-¿Qué? ¿Por qué?- Preguntó Minerva mientras era arrastrada por su marido hacia la salida.

*****

3  MESES DESPUÉS 

Minerva terminó de enviar el pedido textil a una de las tiendas y revisó su teléfono que había sonado hace unos minutos. Cuando lo sacó del bolsillo, se volvió a encender.

"Llamada grupal entrante"

Minerva caminó hasta su despacho, para evitar hablar con todo el ruido de fondo y estando ya sentada en su puesto contestó activando el altavoz.

-Min ¿Revisaste el correo?-
-Hola Mor ¿Cómo estas? Yo bien, gracias- Dijo mientras daba vuelta los ojos.
 -¡Revisa tu correo!- Le grito Mer desde el teléfono.
-¿Qué tiene el correo? ¿Me enviaron un mensaje?-
-Llegaron los resultados psicológicos y del consejo. Dinos que pasaste por favor-
-¿Ustedes pasaron?-
-¡Siiiiiii!-
-Genial ¡Las felicito!-
-Si, si, pero revisa el tuyo-
-Espérenme, que estoy entrando al correo electrónico-

Estimada familia Otero Merino: 

                                                                 El consejo de la ciudad se  complace en comunicarle que su proceso de postulación a las familias participantes de La Cosecha a sido aceptado. Desde hoy ustedes comienzan el camino para comenzar su propia familia. Felicidades. 

De acuerdo a esto se solicita su presencia el próximo jueves a las 19:00 hrs en el edificio Municipal, donde se realizará el primer curso de bienvenida a la paternidad.

En los próximos días se les enviará el crónograma correspondiente con la fecha y horario de los cursos a los cuales deberán asistir para continuar con el proceso de La Cosecha. Los puntajes obtenidos se adjuntan a este correo. 

Sin otro particular se despide cordialmente.

Consejo de la ciudad
Oficina de recursos humanos
Autumn Hill

Minerva leía el correo electrónico y aun no podía creerlo. Seria madre, iba a ser mamá.
-Dios...-
-¿Qué pasa Min?- Pregunto Mer al escuchar a su hermana.
-Min ¿Sigues ahí?- Insistió Mor.
-Min, nos estas preocupando-
-Yo... voy a ser madre- A penas susurró Minerva, pero sus hermanas la habían escuchado claramente y eso les bastó para comenzar una algarabía muy propia de ellas.

Las hermanas Merino serían madres y lo harían juntas, como siempre lo habían hecho todo desde que Sara y César les habían dado una familia bajo el mismo proceso. Ahora les tocaba a ellas.

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