Mil Tormentas

By AYGarcia55

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"Una tormenta por cada vida que quiero vivir a tu lado" Cuando su Padre decide alejarla de todo lo que Los Án... More

Prefacio
Sombras nocturnas
Otro primer encuentro
Visitas inesperadas
Invitados no deseados
La primer aventura
Secreto de confesión
Soñemos en California
De regreso al pasado
El sabor del pecado
Caminamos juntas
Huyendo
Música ligera
Rumba
Sin palabras
Relámpagos
Tumbas separadas
Natural
Piedra y mármol
¿Un Lugar Diferente?
Todo
Un sueño real
Su hermana
Locuras de ocasión
Una Fotografía
Cartas
Abrazos que deberían ser eternos
Mil Tormentas
Las razones de un hombre
Donde debo estar
Abuela
Sueños antes de un adiós
Una partida anunciada
Mil vidas
¿Fue el?
Energía
Esperanza
Huyendo
La siguiente vida
Mi historia sin final
La Casa
Texas A&M
Nadaremos
Caprichos del Destino
Epílogo
Nuevo

Extraño su alma

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By AYGarcia55



Colombia 1984

—Dani espera —él sujeto mi muñeca obligándome a dar la vuelta y antes de poder reaccionar sus labios estaban sobre los míos.

Por un momento no supe cómo reaccionar, me sorprendió completamente ser besada en ese momento, ¿en qué momento él quería algo conmigo?

Duré un par de segundos sin moverme solo sintiendo como sus labios trataban de jugar con los míos, hasta que decidí solo seguir ese beso y tal vez pudiera sentir algo por Santiago, sin embargo, nada. Durante todo el tiempo que duro ese beso solo puede pensar en que el sabía a cigarro y que quiera que eso parara.

—buenas noches —dijo el sonriendo al separarnos

—buenas noches —respondí con una tímida sonrisa, solamente me di la vuelta y entre al gran vestíbulo con una sensación extraña.

Subí las escaleras tratando de hacer el menor ruido posible, me encontré a Ricky que en un susurro me dijo que había dejado a Vico en mi cama agradecí y me dirigí a mi habitación, donde una Victoria completamente ebria me esperaba, decidí primero lavar mi cara y ponerme mi pijama antes de encargarme de ella.

Tuve que desvestirla para ponerle algo más cómodo para dormir, desmaquillarla y asegurarme de que no me vomitaría encima entes de acostarme a su lado. Aparentemente mi cuerpo se había desecho de todo el alcohol pues sentía muchas cosas, pero no me sentía borracha.

Santiago me había besado y debo admitir él es divertido y atractivo, pero no me provoca absolutamente nada más, un pensamiento traicionero atravesó mi mente y una molesta voz en mi cabeza se hizo presente "Seguro no te molestaría tanto si hubiese sido su hermana quien te besa", tratando de deshacerme de esa voz intente cerrar los ojos y dormir.

El sonido de alguien haciendo arcadas me despertó al día siguiente por la mañana, el sol se filtraba por las ventanas y el balcón y aparentemente ya era muy tarde, vi el reloj de la mesa de noche marcaba las 12:35 p.m. pasaba del medio día.

—mierda —dije por lo bajo, si papá ya despertó seguramente ya se dio cuenta de que llegamos tarde y ebrias.

Después de bajar de la cama a regañadientes, me dirigí hasta el baño deseando no encontrar un completo desorden, para mi buena suerte solo me encontré con victoria tirada al lado de la taza del baño a la cual abrazaba como si su vida dependiera de ello.

—no seas exagerada no bebiste tanto —reclamé pasando a su lado.

—habla por ti, yo siento que un camión paso por encima de mi —se quejó estando aún más pálida de lo que ya es por naturaleza.

Tomé un poco de agua y unas pastillas entregándoselas para que hicieran algo por su dolor de cabeza, mientras abría el grifo de la regadera para que el agua estuviera mas templada.

—báñate primero te ayudara —aconsejé al salir del baño para regresar a mi habitación.

Justo al salir del baño me tope con Carla la mucama que caminaba por el pasillo, de pronto me dio un poco de pesar verla ya que por lo que yo sabia a ella le gustaba Santiago, solo me limité a sonreír tímidamente cuando ella me miró.

—que bueno que te veo —dijo antes de saludarme —Santiago esta al teléfono, quiere hablar contigo.

—a pues gracias —dije notando como la chica se emocionaba solo de hablar sobre él.

Ambas bajamos hasta la recepción donde estaba el teléfono, en uno de los pasillos nos detuvo un huésped pudiéndole a Carla que le ayudara a limpiar algo lo cual agradecí y así pude bajar yo sola a contestar el teléfono.

—hola —respondí al tomar el teléfono y ponerlo en mi oreja.

—buenos días —respondió un alegre Santiago al otro lado del teléfono

—buenos días —

—solo llamaba para confirmar que estudiaremos hoy —dijo el muchacho alegremente

—no —me apresuré a decir —es decir, Victoria no está en buenas condiciones y será mejor que la llevemos a su casa.

Trate de buscar una mejor excusa solo que eso fue lo único que se me ocurrió, no quería estar ahora con Santiago y menos a solas.

—oh entiendo —respondió

—sí, será mejor que lo dejemos para otro día —dije entre tartamudeos

—sí, además quería saber —comenzó a hablar un poco mas lento —sobre lo de ayer... ¿nosotros estamos bien con eso verdad?

—si claro, por supuesto —respondí con la mayor seguridad de la que fui capaz.

Después de eso Santiago se despidió y yo me quede en medio de ese gran salón donde se encontraba la recepción, recordé que le tenia que pedir a mi padre que hiciera instalaran una extensión de teléfono también para mi habitación, mitras mis pies recorrían el camino de regreso a mi cuarto escuché un silbido conocido, Mi padre.

—buenos días por la mañana —saludó sonriendo al verme.

—hola pa —dije intentando disimular mi desvelado y demacrado rostro.

—hola mi amor, no sentí a qué hora llegaron a noche —dijo caminando en mi dirección

—temprano en realidad —me apresuré a decir.

—eso espero, dile a Victoria que baje su madre llegara pronto—dijo con una sonrisa extraña que me hizo pensar que le sabia perfectamente que ella no se encontraba bien.

Mi padre tiene ese don en particular de saber cuándo le estoy mintiendo, lo supe desde que mamá ya no estaba con nosotros, el si que tiene un instinto paternal. Al mismo tiempo esa sonrisa me confirmo que no habría castigo alguno lo cual logro hacer que me relajara infinitamente.

Regresé a la habitación donde vi que vitoria aún seguía en el baño y por lo que yo vi, aparentemente duraría un buen rato ahí. Decidí tumbarme en la cama nuevamente y al uno de los diarios de María José en mi mesita de noche no pude evitar sonreír al recordar a mi vecina, me senté en la cama con el diario en mis manos y comencé a leer.

Colombia 1825

Hoy después de tres semanas Daniela regresó de su viaje, ella no se molesto en enviar una nota para decirme que había regresado hasta que me la vi en un día normal de iglesia.

Fue un día inusualmente caluroso y soleado donde era conveniente usar sombrillas para evitar que el sol dañara nuestra piel, mi madre dice que no hay peor piel que una piel quemada por el sol, alegó que no somos ni campesinas ni escalabas.

Desde la partida de Daniela no he tenido ánimos de jugarle bromas al sacerdote en el confesionario, desde su ausencia no acudo a confesarme, desde su partida no puedo sonreír de hecho. Caminaba de la mano del Sargento Rodríguez que como se había hecho costumbre me escoltaba a cada visita que hacia a la casa de Dios, en realidad agradecía su compañía y las largas charlas que teníamos en ocasiones, sin embargo, ese día no tenía ganas de charlar.

debes confesarte María José —me reprimió mi madre una vez entramos a la iglesia— hace mucho no lo haces.

no he cometido ningún pecado —me excusé

—no le respondas a tu madre —intervino la voz ronca de mi padre —anda obedece

A regañadientes me dirigí a la sala continua de la iglesia, donde ya había algunos fieles de rodillas orando, ahí es donde la vi arrodillada a los pies del altar con un velo cubriendo su cabeza y en sus manos un rosario plateado. No pude evitar no acercarme y comprobando que nadie nos estuviera observando me arrodillé a un lado de ella adoptando su misma posición.

—confesó ya sus pecados señorita Gallardo —susurré

no es de su incumbencia señorita Cardona —respondió en un susurro abriendo sus ojos

—espero su penitencia no sea tan... dura —comenté— después de todo parece que sus pecados darían mucho de que hablar

—¿sabe usted mucho de pecados? —preguntó irónicamente.

no me considero una pecadora, a decir verdad, me considero una mujer que le gusta vivir —respondí segura de mí misma.

¿Qué quieres María José? —preguntó luego de descubrir su cabeza y mirarme fijamente.

¿porque no me avisaste que habías llegado? —

—lo deje en claro la última vez que nos vimos —dijo tratado de controlar su voz pues estábamos atrayendo la atención de mas de un curioso en la parroquia— es mejor te mantengas alejada de mí, lo que pasó entre nosotros no puede volver a pasar.

—¿quieres decir que si nos seguimos frecuentando volverá a pasar? —comenté con cierta emoción.

—por supuesto que no —respondió ella rápidamente

—claro —die sonriendo, poniéndome de pie dejando sola y confundida a esa chica.

Mi mente me decía que ella tenía razón, no podía volver a posar, pero mi corazón es incapaz de aceptar ese hecho no quería besarla no quería tocarla lo que más anhelo en este momento es poder hablar con ella, poder seguir descubriendo su alma, extraño pasar tiempo con ella y poder mirarla los ojos, extraño poder hacerla sonreír, hablar de cualquier cosa, de todo y de nada, exponerle mis sueños y mis secretos, extraño sentir que puedo confiar en ella, extraño sentir que no estoy sola que sin importa que ocurre en el mundo ella esta conmigo. Extraño su alma más que sus labios. 

María José

Permanecí con el diario entre mis manos pensando en lo que ella estaba pasando en ese momento, hasta que Victoria entrando con mil quejas a mi habitación me sacó de mis pensamientos.

—¿Qué tienes ahí? —preguntó recostándose en mi cama y tratando de arrebatarme el diario lo cual le impedí

—nada —respondí rápidamente

—déjame ver —

—no es nada —dije un poco mas alto, por alguna razón no me parecía correcto mostrar el diario a Victoria, no solo por María José, sino que también me parecía que era algo que debía quedar solo entre mi vecina y yo.

—como quieras —se quejó Victoria rodando los ojos

—me bañare tu mamá casi llega —dije levantándome para dejar el diario en el baúl y cerrarlo con llave antes de salir de mi cuarto rumbo al baño. Mi cuerpo gritaba por una buena ducha.

Después de un rato mientras nuestros padres trabajaban Vico y yo decidimos pasar el día en la piscina hablando de lo que había ocurrido a noche, le conté que Santiago me había besado a lo que no ocultó para nada su emoción, hablamos de Ricky y de lo mucho que el le había justado. Ambas coincidimos que queríamos repetir esa salida con los muchachos o al menos eso creyó Victoria pues yo lo único que no quería era ver a Santiago.

Mi deseo de no verlo en realidad no duro mucho pues esa misma mañana mientras victoria y yo estábamos en la piscina llego él junto con Ricky su amigo.

—buenos días señoritas —Saludó Santiago

—¿Qué hacen aquí? —pregunté desconcertada

—llamamos para invitarlas a desayunar y tu padre dijo que estarían en la piscina —respondió Ricky encogiéndose de hombros como si fuera de la mas normal.

Vi como victoria salía inmediatamente del agua y sin inhibición por estar en traje de baño saludaba a los muchachos, yo por otro lado me sentía un poco rara con que llegaran sin avisar pues justo hace unas horas le dije a Santiago que no nos veríamos hoy.

—ya se que es sin avisar, pero tu padre nos invitó —dijo Santiago cuando después de envolver mi cuerpo semidesnudo en una toalla me acerque a saludar.

—no hay problema me alegro de que estén aquí —mentí con una sonrisa

—¿Dónde podemos cambiarnos? —preguntó Ricky ya que ambos llevaban jeans y definitivamente no podían entrar así en la piscina

—hay un par de baños y vestidores de aquel lado —señalé la dirección cercana a la entrada a la casa

—oigan y porque mejor no vamos al lago, tu padre dijo que había huéspedes y será mejor no molestarlos —propuso Santiago sonriendo

—¡no! —grité inmediatamente

—¿Qué lago? ¿hay un lago? —preguntó victoria emocionada

—si —

—no —respondí al mismo tiempo que Santiago dijo si —es decir si, pero es un asco prefiero quedarme aquí

—aquí hay comida —coincidió Ricky conmigo —el lago es un asco

—es lago es genial —contrataco Santiago

—aquí tenemos comidas y bebidas a los huéspedes no les molestara solo tenemos a una familia y ya —expliqué tratando de convencerlos a todos.

—bueno si nos vamos a quedar será mejor que ustedes se cambien —señalo Victoria bastante emocionada.

< ¿Dios porque no me matas en este momento? > pregunté para mis adentros.

Con victoria emocionada como si se tratara del mismo Ralph Macchio el que había llegado de sorpresa no me quedo de otra que aceptar pasar el rato con ellos.

Unos minutos después los chicos regresaron usando únicamente shorts, inmediatamente Ricky aprovecho para lanzarse al agua y alcanzar a Vico que estaba nadando en la parte mas alejada mientras Santiago simplemente se sentó al bode de la piscina junto a mí.

—ayer no pudimos terminar nuestra conversación —dije recordando que no me había dicho el nombre de su hermana

—creo que tu amiga nos interrumpió, ¿tuvieron buena noche? —

—en realidad no estuvo tan mal —sonreí

—se que te sorprendió que te besara... pero en realidad no pude evitarlo —dijo pareciendo un poco apenado.

—no me refería a eso, nunca me dijiste el nombre de tu hermana —dije intentando que la conversación no se centrara en el beso.

—¿Por qué tanto interés en mi hermana? —preguntó

—solo curiosidad —respondí encogiéndome de hombros

—te lo dije, no hablo mucho de ella no nos llevamos bien...ella está enferma —de pronto el parecía algo molesto

—lo siento, solo era curiosidad —traté de excusarme

—no te preocupes mejor vamos con los chicos —dije después en par de respiraciones para después entrar el agua y pedirme hacer lo mismo.

La actitud un poco hostil de Santiago al preguntar por su hermana me daba algo de mala espina, yo la conocía y no me parecía enferma así que no entendía que era lo que le molestaba, decidí no hacer caso y concentrarme en solo pasarla bien, alejar los pensamientos negativos de mi cabeza e intentaría pasarla bien, con un grupo de amigos que eso es lo único que son, un grupo de amigos.





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