Nunca había sentido el tiempo detenerse como aquel día.
Su respiración se hizo mía bajo la tenue luz de la lámpara y entonces supe que quería besarlo. Luego soltó su confesión y la presión en el pecho se desvaneció instantáneamente, comencé a pesar lo mismo que una pluma.
Aún recuerdo como me observó fijo y penetró en mi alma su mirada seria. Su olor, su presencia, su voz, su todo. No me contuve, lo besé yo.
Quien hubiese dicho que Emma tomaría la iniciativa alguna vez... Él me tomó de la cintura tan fuerte como para no escaparme de ninguna forma, y no lo haría de ningún modo.
Sentí calor correr por mi cuerpo; adrenalina; un extraño fuego que se propagaba desde la inocencia y terminaba en el mismo lugar.
Lloré en medio del beso, recuerdo. Lloré. Y, ¿quién no lo hubiera hecho? ¿Quién hubiese dejado de lado el sentimentalismo un día como aquel? ¿Un momento como aquel?
No hubo tiempo para un respiro, el apasionado beso parecía consumirnos esa noche casi por mandato del destino. Algo en la boca de mi estómago me decía que aunque había llegado a tiempo había demorado más de la cuenta, yo necesitaba a Genaro desde hacía un buen tiempo, y había tardado en tomar la decisión.
Solo después del beso, después de pasar la noche tras películas y besos y risas, entendí que Rodrigo era nada. Noté que él ya no pensó en Leticia, más.
Inclusive hoy, después de un año de aquella noche Leticia es historia.
Los primeros meses de relación fueron fáciles, Genaro se instaló en mi departamento y hacíamos lo que queríamos cuando queríamos. No teníamos horarios más que los de la facultad y mi trabajo en mi caso, y el trabajo en el suyo.
Con el tiempo quisimos formalizar y el tomó la decisión de presentarme a su familia. Volver al momento me da risa...
<<-Será una cena formal pero no debes usar un vestido o ir a la peluquería, Emma.
-¿No debo? Tú familia pasa de ver a una chica de... "primer nivel" y ahora van a conocer una sin cultura.
-No puedo creer...- negó con la cabeza y se dejó caer en nuestra cama. Me encontraba en ropa interior frente al espejo probándome atuendos.
-Yo no puedo creer que estemos a tres horas del encuentro con tu familia y aún no tenga que ponerme...-Me detuve a pensar. Vi a Genaro mirar el techo y inhalar aire.
Para mi cumpleaños, Elisa, me había regalado un pequeño vestido color nude en escote V, semi acampanado. Era la clase de vestido elegantísimo que no había tenido oportunidad de usar aún porque no se había presentado la ocasión.
Tomé el vestido y me adentré al baño. Verifiqué que aún me quedara bien y me lo quité enseguida.
-¿Encontraste que ponerte?
-Es una fiesta de cóctel de media tarde, ¿cierto?
-Exacto.
-Y estamos en primavera, así que si. Tengo el atuendo perfecto.- Mi pelo seguía con el mismo corte de cabello que hace un año. Mi cuerpo delataba mi profesión de bailarina y mi temple serio demostraba, en parte, mi interés por la justicia.
Busqué los zapatos color nude, de poco uso y me adentré a tomar un baño de inmersión. Sentí que Genaro revolvió entre sus cosas buscando algo, pero le resté importancia. Cerré mis ojos y dejé de pensar por un rato.
-¿Demorarás mucho?
-No- dije con un hilo de voz, como si pudiera escucharme.
Asomó su cabeza en el baño. -¿Emma?-preguntó.
-No, ya salgo- le respondi. Él sonrió y asintió.
Me envolví en mi toalla y a mi pelo también y salí.
Me maquillé, me peiné y por último me vestí.
Genaro entró varias veces al cuarto buscando quién sabe quien y salió rápido, sin mirar.
Cuando estuve lista, caminé cuidadosamente con mis altos zapatos por el pequeño pasillo y me paré justo donde fue nuestro primer beso.
Él me miró y sonrió plácidamente. -Te ves increíble.
-También tú, Señor Martino.- llevaba un traje negro y una camisa rosa. Su melena suelta y la barba notable en su rostro.
-No más que usted, Señorita Bekar.
Reí. Nuestra mirada se sostuvo en el aire algunos segundos. Me pregunto como hace. Eso de quererme como el primer día, entonces recordé como lo hacía yo y volví a reír. -No quiero hacer más nada que besarla en este momento, Señorita.
-¿Por qué no lo hace, entonces?
Sin previo avisó me besó. Caminó algunos pasos rápidos hasta llegar a mí y colocó su mano detrás de mi cabeza y me besó, tal como en las películas. Con el dramatizmo justo. Con el amor suficiente.
Un beso de minutos y lo detuve. -¿Qué sucede?
-Arruinarás mi maquillaje.
Arqueó ambas cejas y reí. Luego lo hizo él también y negó con la cabeza.-Te amo.- soltó sin más.
Volví a ponerme seria.- Te amo- le dije.>>
Lo siguiente que recuerdo es que nos subimos a su auto y manejamos hasta una chacra con un ambiente rústico característico. Continué dudando de mi atuendo.
<<Genaro tomó mi mano, besó el dorso y después sonrió.
-Estará aquí, ¿cierto?-Genaro asintió.
-No importa.
Una mujer de cabello oscuro y un traje rosa pálido salió a recibirnos y sonrió ampliamente al ver a mi novio. Lo abrazó fuerte y habló en tono elevado.
-¡Hijo mío!- Genaro le correspondió.
-Mamá- dijo.-Ella es Emma- me tomó de la mano.
-Oh, ¡Emma! Eres mucho más bonita de lo que Genaro te describió.
-Gracias, Genaro me habló mucho de...-no pude terminar de hablar y la mujer me abrazó fuerte.
-Bienvenida a la familia, Emma.
-Gracias, señora...
Rió.-dime Miguelina.
-Gracias, Miguelina.
-Vamos a entrar, tienes que conocer al resto de la familia.- me condujo de la mano por entre un tumulto de personas.
-Ella es Emma- comenzó a decir y hablaba en italiano palabras que ni siquiera pude deducir. Busqué la mirada de Genaro que había quedado en un rincón apartado, observándome sin perder pisadas y asintió en señal de que todo estaba bien. Las mesas estaban estratégicamente distribuídas por el salón, pero las personas se paraban a recibirme. Eran demasiadas, podría jurar que la familia entera estaba reunida allí.
Un hombre de igual edad que Miguelina me tomó por la cintura y habló fuerte -Tú has mantenido distraído a nuestro muchacho por mucho tiempo, ahora que te veo entiendo porqué.-habló simpático.
-¿Tommaso?
-El mismo, ven- me abrazó y besó en la mejilla con entusiasmo. No me había sentido tan bienvenida, antes. Luego se presentaron los hermanos de Genaro y nos hicimos cómplices enseguida.
Recuerdo mirar sobre mi hombro y ver en una pequeña mesa a Leticia y los que, imaginé, eran sus padres observarme de lejos, pero les resté importancia. Continué saludando y presentándome con la familia Martino.
Una chica de cabello rubio que sentí conocer del algún lado llegó hasta mí.
-Eres la chica, ¿cierto?
-¿La de la librería? Si, soy yo.- Sonreí.
-Abrianna-extendió su mano.
-Emma.-asintió y apenas sonrió.-Eres...- no terminé de decir nada.
-La prima de Genaro...
-¿Hermana de Mattia?
-Exacto- sonreimos en complicidad.
-¿Dónde está él?
-Aún no llega, es más... Creo que no vendrá. Escucha, debo irme, me esperan... Solo vine a saludarte.
-Y cumpliste, nos veremos seguido.-Ella sonrió y se fue.
Cuando las personas parecieron calmarse volví con mi chico.
-Oficialmente eres mi novia.- lo besé. -¿Eso es?
-Porque te amo. - Genaro me besó a mí.
-¿Estás lista?
-Para...- lo miré extrañada.
Nos hallabamos en un rincón bastante escondido del salón, junto a un enorme ventanal que daba al patio trasero de la chacra donde se dejaba ver una piscina llena de agua. El cielo estaba tan celeste como podía, no había nubes ni frío.
Genaro tenía dos copas de vino en su mano y me extendió una. Bebimos un trago antes de que él me respondiera a qué se refería.
Creí que estaba dispuesto a bailar una pieza conmigo, o que les comentaría sus padres que está viviendo en mi casa... No estaba segura de qué sería lo siguiente que diría.
Había música bastante fuerte y las risas, voces y alboroto de sus familiares lo obligó a acercarse a mi oído. Su perfume se mezcló con el mío una vez más. Comenzó a sonar una canción lenta y me tomó por la cintura. Se movía lenta y acompasadamente.
-¿Me dirás?-dejó ambas copas sobre una mesa y continuó bailando conmigo. Acomodé mi cabello con un gesto.
-Quiero saber si estás lista para casarte conmigo. - lo miré fijo careciendo de cualquier expresión facial. No tenía palabras. De pronto y fuera de relacionarse con el momento, me di cuenta de que cualquier momento que pasaramos sería perfecto y romántico si estabamos los dos juntos.
No quería pensar esa respuesta, la sabía. La conocía desde el momento en que él llegó al café y quiso saber porqué pedía "lo de siempre". Lo sabía desde que él comenzó a disfrutar de mis "almuerzayunos" tanto como yo disfrutaba viéndolo a él. La sabía desde que Genaro comenzó a sentir cosas por mí y desde que yo empecé a quererlo.
Asentí porque no pude decir otra cosa. Asentí con decisión. Volvimos a besarnos>>
Los años se pasaron rápido después del día de nuestra boda. Los hijos fueron llegando y llenando la casa. Nos mudamos al menos tres veces antes de encontrar el hogar perfecto para un matrimonio con cinco hijos.
Me recibí como abogada y dejé el baile cuando quedé embarazada de los mellizos.
Genaro trabaja como contador de la empresa de su padre, y los niños crecen.
Elisa sigue siendo mi amiga incondicional, casada, con hijos...
Mis padres se comunicaron conmigo con un mes de diferencia entre una llamada y otra después de la boda. Confesaron sentirse culpables por no formar parte de nada, pero no me importó.
Mi prioridad no era formar parte de la familia de mis padres, mi prioridad era ser parte de la vida de Genaro, constituir nuestra familia. Vivir juntos tanto como sea posible.
FIN
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Ahora sí, cumplí con lo que debía.
MUCHAS GRACIAS POR LEER!!!!!!!!!!!!!!! Voten y comenten si les gustó.
P.d.: Feliz cumpleaños numero 18 a mi querídisima amiga Day. Te quiero muchísimo nenaa!♥