Tres meses después...
En estos últimos tres meses han pasado muchas cosas, una semana después del nacimiento de mis hijos, mis padres tuvieron un trágico accidente, ambos fallecieron y mi situación empeoro por ello tuve que quedar cinco días más en el hospital. Ethan fue un gran apoyo, a pesar de que le pedí tiempo para poder perdonarlo, no puedo olvidar todo de la noche a la mañana y él me supo comprender.
Para cuando me dieron de alta Ethan tuvo que sacarme por una puerta aleatoria, ya que el frente del hospital estaba atestado de reporteros, la noticia de la muerte de mis padres se hizo público y todos queria una foto de mi sufrimiento, Ethan hizo lo posible por sacarme de encima a los reporteros y lo consiguió. Cuando salí del hospital Ethan me informo que tenía preparada una casa para mí y los niños en Malibú, me negué a tomar la casa, él no tenía por qué comprarme una casa pero me explico que esa casa estaba entre la herencia que habían recibido los niños y no me dio chance a negarme nuevamente.
Cuando llegamos a la casa me enamore inmediatamente de ella, es grande pero al mismo tiempo tiene un aire a hogar. No se parece en nada a las demás casas del vecindario, la casa es de madera, es rustica pero al mismo tiempo moderna; me encanta cada cosa de ella, es una casa de dos plantas y sospecho que tiene más de cuatro habitaciones.
Cuando Ethan y yo entramos en la casa, mi boca cayó al piso, todo por dentro era muy sofisticado, se parece mucho a la casa de su abuela en San Francisco y no me quejo pero creo que si aquí viviré con mi hijos tendré que cambiar algunas cosas, pero muy pequeñas, solo quiero quitar todas aquellas obras de arte que cuelgan en las paredes. Ethan me dijo que la decoración quedaba en mis manos, que podía hacer con la casa lo que yo quisiera, le dije que no cambiaría muchas cosas, sé que la abuela Montgomery se empeñó mucho en decorarla y no quiero quitar su esencia de aquí.
Ese mismo día Ethan me mostro la habitación de los niños, me dijo que por ahora la compartirían ya que a los tres les gusta dormir juntos, le dije que me parecía bien pero que prefería que la cuna este en mi habitación, por no decir que en realidad me gustaría que duerman conmigo en la cama. Ethan acepto y llevo la cuna hasta mi habitación, también me dijo que luego podríamos decorar la habitación como mejor me aparezca que él aceptaba cualquier decisión, le dije que lo haríamos juntos y también me informo que podría decirle a April que venga aquí conmigo.
Un mes después ya podía moverme con más normalidad, aunque me costaba cargar a los niños y no me gusta tener que depender de April o Ethan para que ellos me ayuden con mis hijos, también vinieron de visita toda la familia de Ethan y me ayudo bastante los consejos de todas las mujeres de la familia, en realidad ahora que no tengo a mi madre necesito que alguien me guie por el camino de cómo ser una buena madre. Hace un mes atrás Ethan y yo comenzamos con la decoración de las habitaciones de los niños, no estábamos seguros Ethan y yo si dejarles la habitación principal solo para ellos tres o que cada uno tenga su habitación, o que Magnar y Matthew comparta habitación y que Emma tenga su propia habitación pero no supimos decidirnos.
Para nuestra suerte la decoradora nos propuso que tomemos las tres habitaciones que estaban al frente de la mia y que podríamos tirar abajo las paredes que las dividen para que de alguna manera compartan la habitación pero tengan su privacidad, la idea me gusto pero le dije que cada uno tenía que tener su privacidad y por ello tenían que haber cerraduras en la puertas que habrían en cada habitación. Ella me aseguró que así será pero que estos temas se los tiene que plantear a su esposo ya que es un gran arquitecto y necesitaremos de él para los cambios que tenemos pensados, Ethan le dio luz verde para que comiencen las obras, también haremos algunos cambios más y por suerte no tendremos que debatir quien se quedara con la habitación que da a la playa, ya que las tres habitaciones dan directo a la playa.
Otro cambio fue que Ethan vive aquí conmigo pero no dormimos juntos, cada uno tiene su habitación, aun así compartimos la misma casa y también la compartimos con April, y aun así quedan cinco habitaciones más disponibles. Lo único que no me agrada de todos estos cambios es que Ethan haya contratado a dos chicas para que limpien la casa, no me gusta tener a gente que haga cosas por mi cuando lo puedo hacer perfectamente yo.
–¡Yo no cocinare! –grita April mientas se sienta en el sillón de la sala –además lo hago terrible, que cocine Ethan.
–Él lo hace peor que tu –le susurro y ambas nos reímos.
–¡Te escuche! –dice Ethan mientras entra en la sala acompañado de mis niños –Vieron como su madre me difama. ¿A que yo preparo los mejores teteros?
–Siempre los haces muy calientes –musita April y se hecha a reír.
–¡Calumnias! –grita Ethan de forma ofendida.
April le replica cada una de las veces que hemos tenido que esperar para que los teteros se enfríen y así poder dárselo a los trillizos, la primera vez que lo hizo le quemo la lengua a Matthew y él pobre lloro por una hora más o menos, y cuando la señora Isabella se enteró casi mata a Ethan. Él no se queda atrás y le recuerda a April todas las veces que ella quemo la comida y tuvimos que pedir comida a domicilio porque Ethan y yo tuvimos miedo de intoxicarnos con su comida.
No se cuánto tiempo pasa hasta que ese par termina de discutir, los trillizos se han divertido durante la discusión porque no han parado de reírse, el sonido de sus risas es la mejor canción que he escuchado en toda mi vida y cuando la escuche por primera vez sentí un millón de emociones dentro de mí. La primera en sonreír fue Emma y como no, le sonrió a su padre y hasta ahora él es el único que hace que su risa dure más de unos segundos, luego fue Matthew quien sonrió y lo hizo con su abuela por primera vez; lo que ocasionó que ella rompa en llanto y por último fue Magnar, él lo hizo conmigo y son contadas las veces que alguien más aparte de mí que lo haga reír. Veo con Ethan sale de la sala y se pierde en la casa.
Escucho el timbre de casa y me levanto del sillón para poder abrir la puerta pero April me dice que mejor va ella, asiento con la cabeza y me siento nuevamente para poder jugar con mis pequeños. Escucho unos pasos y a los pocos segundo tengo a April parada delante de mí, la miro y veo que tiene dos sobre de papel en la mano y su rostro esta serio.
–¿Quién era? –pregunto para romper el silencio.
–Un mensajero –responde con rapidez.
–¿Qué queria?
–Trajo estos sobres –dice ella y levanta ambos sobres –unos es para ti y el otro para Ethan, según lo que me dijo él chico tiene algo que ver con su divorcio.
–Ah –es lo único que puedo decir.
¿Será la sentencia de divorcio? ¿Ya estaré separada legalmente de Ethan? ¿Quiero estar divorciada de él? estos últimos meses en lo que he emos estado viviendo juntos nuevamente han sido maravillosos, es como si nada entre nosotros hubiera cambiado pero aun así mantenemos nuestra distancia y agradezco que así sea, aún no sé a dónde nos está llevando todo esto. Estos tres meses he visto nuevamente a ese Ethan del que me enamore, he visto a mi mejor amigo y sobre todo he visto un maravilloso padre para los trillizos, después de todo lo que pasamos los meses anteriores no me imagine que él podría ser ese padre tan maravilloso que es.
April me pasa el sobre pero lo dejo sobre la mesita de café, no quiero saber de qué tratan los papeles que están dentro del sobre, no puedo decir que me da lo mismo cual haya sido la sentencia del divorcio porque estaría mintiendo. Continuo jugando con los trillizos pero mi mente está perdida, no sé si debo abrir y enterarme que dicen los papeles o solo dejarlos ahí y no saber nada de lo que dice.
–Iré a entregarle los papeles a Ethan –musita casi en un susurro April.
Se mueve con rapidez y desaparece en la casa, no quiero que se lo entregue, sé que él si leerá los papeles y luego vendrá y me dirá lo que sea que dicen aquellos papeles. Tomo el papel de la mesita de café y me dispongo a abrirlo pero el llanto de Magnar me hace que deje nuevamente el sobre en la mesa y le ponga toda mi atención a mi hijo.
Intento tomar a Magnar entre mis brazos pero no lo consigo, por un pinchazo de dolor en el pecho y eso me hace dejar a mi hijo en la butaca en la que se encuentra, comienzo a mecer la butaca y él poco a poco se tranquiliza, no me gusta no poder cargar a mis hijos si no es con la ayuda de alguien. A los pocos minutos Magnar está dormido al igual que sus hermanos, los observo por algunos segundo y luego tomo nuevamente el sobre para poder leerlos pero ahora es Emma quien llora ¿es que mis hijos tampoco quieren que lea estos odiosos papeles?
***
–¿Has sentido picazón? –pregunta el cirujano mientras me quita las vendas.
–Un poco –le respondo –pero no me rasque ni nada, no quiero complicar las cosas.
–Está bien –responde y comienza observarme los pechos –mira las heridas han cicatrizado muy bien, pero igual no puedes cargar peso hasta que te del alta definitivo.
–¿Ni siquiera a mis hijos? –pregunto con pesadez.
–Lo puedes hacer –me dice y se aleja de mi para que me pueda vestirme nuevamente –pero siempre y cuando estés sentada y alguien te los ponga en los brazos, sé que es complicado pero si quieres que tu recuperación siga igual tendrás que esperas dos semanas más.
Asiento y termino de vestirme, solo tengo que esperar dos semanas más para poder hacer una vida normal de madre, luego de la operación de implantes pensé que todo iría mejor. Debby me dijo que ya no necesitaba seguir con el tratamiento porque los últimos resultados iban bien, me alegro escucharlo, ahora estoy más segura que ya nada podrá separarme de mis hijos. Salgo del consultorio y me encuentro con April que me está esperando en el pasillo del consultorio, en cuanto me ve se levanta de su asiento y se acerca hasta mí.
De camino a casa le cuento todo lo que me dijo el médico a April y ella me dice que solo tengo que tener paciencia, nos envuelve un gran silencio pero no es incómodo, si algo tenso, es como si quisiéramos decir algo pero no saber cómo decirlo y sé que yo le quiero preguntar por los chicos, hace tres meses que no se nada de Alex o Alec. Los extraño pero también sé que mi separación con Alec fue buena, últimamente no íbamos bien y por una parte lo entiendo, sé que solo se preocupaba por mí pero tampoco puedo permitirle que me diga todo lo quiera y sé que puedo parecer una hipócrita porque ahora estoy viviendo con el hombre que me dijo de todo a mí y a mis hijos pero él me mostro arrepentimiento y Alec solo se comportaba con altanería.
–¿Ya hablaste con Ethan? –me pregunta April mientras frena en un semáforo.
–No –susurro –estos últimos tres días nos hemos evitado y no sé si ha leído los papeles porque yo no lo he hecho, no sé si estoy preparada para saber...
–Si los han divorciado –termina April por mí y asiento –, tienes que leerlos. No puedes estar en la ignorancia, tienes que ser valiente y leerlo que digan esos papeles.
–Lo se... –musito tan bajo que apenas y me oigo yo misma –intentare leerlos cuando llegue a casa.
April asiente con la cabeza y luego arranca el coche, nos internamos en la carretera que nos lleva a casa, unos veinte minutos después ya estamos estacionando frente a la casa y con cuidado me bajo del coche para poder entrar a la casa, me muero por ver a mis hijos. Entro en la casa y no escucho ningún tipo de ruido en la casa, camino a la sala y no hay nadie, luego me dirijo a la sala de juegos que hicimos con Ethan pero tampoco esta, lo llamo a gritos pero no me responde y es entonces cuando siento algo horrible en el pecho.
Camino de vuelta a la sala y me encuentro con April, ella tiene un pedazo de papel en la mano y me lo entrega. Lo tomo y comienzo a leerlo.
Salí al parque con los bebés, no tardo.
Ethan.
Mi corazón se tranquiliza y suelto un suspiro, no sé porque he pensado lo peor pero cuando se trata de mis bebés siempre pienso lo peor, aun me atormentan los recuerdos de la noche en que me empujaron por las escaleras. Quiero quitarme esos amargos recuerdos de la mente pero por más que lo he intentado no puedo quitármelos. Me disculpo con April y subo a mi habitación para poder descansar un poco antes de que llegue Ethan con los niños, cuando llego a mi habitación me cambio de ropa y me recuesto en la cama para descansar pero luego de unos minutos no puedo conciliar el sueño así que abro el segundo cajón de mi mesita de noche para sacar un libro pero lo primero que encuentro es aquel sobre que no quiero abrir.
Tomo el sobre y me quedo mirándolo por varios minutos, no quiero abrirlo pero ahora la curiosidad me está matando y realmente quiero saber que dicen los papeles, sin darme cuenta ya estoy abriendo el sobre, me tomo mi tiempo en sacar aquellos papeles. Cuando tengo todos los papeles sobre mi regazo me doy cuenta que son muchos papeles y que además son por dos razones distintas, los leo con paciencia para poder comprender todo el palabrerío legal.
Para cuando termino de leer todos los papeles mis mejillas estas empapadas de lágrimas, no me di cuenta en qué momento comencé a llorar pero tampoco me contengo, realmente necesito llorar y después de leer estos papeles más. Jamás pensé que todo esto estaría pasando, no quiero nada de lo que está apunto de suceder y mucho menos porque sé que mis niños pueden salir lastimados.
Todo iba tan bien y ahora todo cambia otra vez, me hago un ovillo en la cama y dejo que los papeles caigan al piso, no me importa que se arruguen o que se rompan; seria lo mejor. Siento un poco de dolor en el pecho pero no le tomo importancia, solo quiero llorar hasta que todas esas palabras se borren de mi cabeza, no quiero recordar ni una de esas palabras, aunque sé que tendré que hablarlo con Ethan pero no ahora. ¿Qué piensa él de todo esto? ¿Estará de acuerdo?
–Dime que no sucederá –le suplico.
–¿De qué... –Ethan gira sus ojos hasta los papeles en el suelo y parece que entiende a que me refiero –, tenemos que hablarlo.