🍃━━━ CAPÍTULO 7 ━━━🍃
LOS TR-... CINCO CAMPONES
▬▬▬▬▬▬▬▬▬▬▬▬▬▬▬▬▬▬
LUEGO DE ESE INCÓMODO MOMENTO DEL QUE RON Y RŒLE FUERON PROTAGONISTAS, la noche siguió con normalidad.
Harry le gritó unas cuantas cosas a Ron, le dio una buena charla a Rœle y después se fue a domir, teniendo pesadillas con la escena que vio.
A la mañana siguiente, el sol iluminó casi todos los rincones de Hogwarts, filtrándose por las ventanas de los alumnos residentes de las torres. Ron abrió sus ojos lentamente, comenzando a quejarse de la luz mientras se tepaba hasta la cabeza con las sábanas.
Harry hizo exactamente lo mismo, resignándose a levantarse de la cama.
Rœle, al igual que sus compañeros de casa, no tenía el mismo problema que Gryffindor y Ravenclaw.
El sol jamás llegaría a las mazmorras, y eso le facilitaba muchas cosas. Aunque como todo en este mundo, también tiene sus desventajas.
Las águilas y los leones se quejaban del sol que por las mañanas y parte de la tarde los molestaba cuando se filtraba de lleno en sus habitaciones.
Las serpientes apenas podían soportar el frío que abrazaba sus cuerpos constantemente, siendo invierno la época que más odiaban.
La chica, a pesar de haber dormido con un pijama lo suficientemente abrigado, despertó con más frío del que tenía cuando se fue a dormir.
Rápidamente cerca de diez insultos consecutivos salieron de su boca, haciendo que Pansy Parkinson, Daphne Greengrass y Diane Carter se despierten de golpe.
La última se sentó en su cama, frotando sus ojos mientras una expresión de molestia se instalaba en su rostro.
—¿Es posible que todas las mañanas sea lo mismo? —preguntó la rubia, estirándose en su lugar mientras miraba a la única mestiza de la habitación.
—Mientras las mazmorras sigan siendo heladas, sí —respondió Potter levantándose de la cama, abrazándose a sí.
—Debes dejar de quejarte por todo, Rœle. Es un poco tedioso —le aconsejó Greengrass, sin destaparse aún.
—Lo sé. Mi hermano ya me lo dijo varias veces, pero es algo que no puedo cambiar por el hecho de que la mayoría de las cosas que suceden en mi vida me molestan —dijo Rœle dirigiéndose hacia el baño de la habitación para asearse y ponerse el uniforme.
—No cuesta tanto. Mi madre solía quejarse mucho, pero se cansó de hacerlo y cambió —dijo Diane.
—Tu mamá no es Rœle me quejo por quejarme Potter —se burló Parkinson.
La de ojos grises salió del baño con el pelo a medio cepillar, dedicándole a su amiga una mirada de advertencia.
Pansy le sonrió.
—Sabes que es verdad —murmuró la pelinegra levantándose de la cama.
—Cállate.
Dicho esto regresó al baño, terminando de arreglar su cabello a la par que se colocaba el uniforme.
En el transcurso de tres minutos sus compañeras de habitación salieron y entrararon al baño al menos unas catorce veces, sacando a la Elegida de sus casillas.
Finalmente terminó de acicalarse.
—Espero que este día acabe rápido —dijo Rœle. La pelinegra tomó su mochila y guardó sus apuntes dentro del libro de Historia de la Magia.
—Apenas comenzó —le recordó Diane.
Rœle quiso decir algo poco amigable al respecto, pero prefirió quedarse en silencio.
🍃
Cerca de medianoche una tormenta azotó Hogwarts. Los alumnos que aún seguían dando vueltas por el lugar acabaron mojándose.
Literalmente todos los estudiantes del colegio se encontraban en el Gran Comedor, esperando el momento de que el Cáliz elija a sus campeones. La cena de Halloween había terminado minutos atrás.
Rœle estaba sentada en las piernas de Ron, acariciando el cabello del chico mientras sonreía sin darse cuenta.
Al lado de la pareja estaba Harry, quien se sentía bastante incómodo por el hecho de que su hermana, momentos atrás, se estaba besuqueando con su mejor amigo.
—¿Podrían dejar de hacer eso? Me hace sentir solo.
Rœle se separó de Ron, mirando con leve preocupación a su hermano—. ¿En serio? Debiste haberlo dicho antes.
—Era broma —sonrió—, solo quería que dejen de besarse porque me dan asco. Asies.
—Tú das asco con el cabello así de largo —Rœle lo miró mal, enroscando sus dedos en el pelo de su hermano.
—¿Yo tengo el cabello largo? Tan solo mira la maraña que es el de Ron —se defendió el azabache, señalando a su amigo con la cabeza.
—Déjalo, Expelliarmus —lo amenazó la pelinegra.
Los tres se levantaron de la mesa entre pequeños insultos por parte de Harry hacia Rœle y sus preferencias. Ron tomó la mano de la Slytherin, entrelazando sus dedos.
Vieron como varias estudiantes depositaban un papel con su nombre dentro del Cáliz, recibiendo aplausos.
Entonces, el gran Cedric Diggory se hizo presente, rodeado de sus insufribles amigos.
Rœle rodó los ojos. Diggory no le caía para nada bien y no sabía la razón.
Ella era así, había mucha gente con la que nunca intercambio una sola palabra, pero que te todas maneras no soportaba.
El Hufflepuff dejó caer el papel con su nombre en el dichoso Cáliz, recibiendo aplausos. Luego regresó con sus amigos, siendo felicitado por los mismos. Ron quiso saludarlo, pero el chico pasó de largo y ni siquiera se percató de su presencia. Weasley miró hacia el suelo, incómodo.
—Es un niño bonito, no tiene nada de especial —Rœle trató de animar a su novio, mirando con desprecio a Diggory. Él le sonrió levemente, aún sintiéndose un poco mal.
—La gloria eterna, sería genial, ¿no? Dentro de tres años quizá podamos salir elegidos —dijo el pelirrojo hacia su amigo azabache.
—Mejor tú que yo —le dijo Harry.
Oyeron gritos detrás suyo, por lo que se giraron rápidamente dándose cuenta de que eran los gemelos, corriendo hacia el centro del Gran Comedor con algo entre sus manos.
Rœle supo que tratándose de ellos, de seguro era algo malo.
—Muy bien chicos, la hemos traído, recién hecha esta mañana —dijo George, enseñado a todos un pequeño frasco con un líquido realmente extraño en su interior.
—No va a funcionar —canturreó Hermione, atrayendo la atención de varios alumnos.
—¿Ah no? ¿Por que? —inquirió Fred.
—¿Ven eso? —Granger señaló una linea azul que rodeaba el Cáliz—. Es la línea de la edad, y Dumbledore la dibujó.
—¿Y eso qué?
Hermione sonrió obvia—¿Y qué? A un genio como Dumbledore no lo podrán engañar con esa tonta poción.
—Por eso será efectiva.
—Porque es increíblemente absurda.
Acto seguido los dos se pusieron de pie, agitando los pequeños frasquitos.
—¿Listo Fred?
—Listo George.
Ambos pelirrojos ingirieron el líquido rápidamente para luego saltar y caer dentro de la línea de la edad.
Rœle rodó los ojos, cruzándose de brazos.
—Prepárate para velar a tus hermanos, Ronald —dijo la morena con cierta maldad. Harry la miró mal.
Los gemelos fueron aplaudidos por todos. Nadie podía creer que hayan podido lograrlo.
Pero era demasiado bueno para ser verdad. Segundos después de que pusieron sus nombres, las llamas azules del Cáliz envolvieron a ambos, expulsándolos fuera de la línea.
Todos fueron espectadores de como el cabello rojizo se les fue tiñendo de blanco, a la vez que se hacia más largo al igual que su barba.
La boca de Rœle tocó él suelo para después ahogar una carcajada.
Los gemelos Weasley intercambiaron un par de insultos y comenzaron a pelear en el suelo, siendo rodeados por varios de los estudiantes.
—¡Pelea! ¡Pelea! —clamaban todos aplaudiendo mientras reían viendo como los Weasley rodaban por el suelo.
De la nada, el Gran Comedor quedó en silencio. Nadie aplaudía, nadie reía, nadie alentaba a que los hermanos siguieran peleando.
La ronda se disolvió, dejando pasar a Viktor Krum. El mismo colocó su nombre en el Cáliz bajo la atenta mirada de toda la habitación. Se dio la vuelta, entrelazando sus orbes oscuros con Hermione Granger. Rœle elevó una ceja, cruzándose de brazos mientras veía a la castaña atentamente. La mestiza quiso rodar los ojos cuando notó el leve sonrojo de la Gryffindor.
🍃
Media noche. El Gran Comedor estaba hasta el techo de alumnos, todos distribuidos, dando vueltas por ahí esperando que llegue el momento.
Rœle, como hace unas horas, estaba sentada sobre Ron, besándolo lentamente mientras Harry y Hermione hablaban entre ellos.
Desde su lugar, rodeado de sus amigos y algunos alumnos de Durmstrang, Draco observaba la escena con desagrado. Pansy chocó su rodilla con la del chico, haciéndolo sobresaltarse levemente. El rubio giró la cabeza para mirar a su amiga, encontrándose con que la misma lo veía seria.
—Basta, Draco. Te lastimas haciendo esas cosas —murmuró la pelinegra en dirección al sangre pura.
El susodicho apretó la mandíbula y se forzó a mirar hacia otro lado, evitando la escena entre la chica Potter y el menor de los varones Weasley.
—Sentados, por favor —pidió Dumbledore. La ojigris se separó de Ron, mirando hacia el hombre de cabello plateado.
Ella se sentó junto a su novio y, aprovechando que su hermano estaba sentado debajo de ella, lo abrazó por el cuello, apoyando su mentón sobre la cabeza del chico. Rœle dejó de escuchar el discurso de Dumbledore, casi quedándose dormida. Ya era demasiado tarde y no acostumbraba estar despierta tanto tiempo.
En cierto momento las miradas de Jonas y Rœle se conectaron. Ella le sonrió amablemente, hecho del que Ron se percató al instante por estar centrado en su novia. En un acto de celos, puso su mano alrededor de la cintura de la pelinegra, pegándola a su cuerpo de manera posesiva. Ella lo miró confundida.
—¿Qué haces? —quiso saber, un poco incómoda por la manera en que el pelirrojo la estaba agarrando.
—Nada.
—Suéltame, Ron. No iré a ninguna parte.
Luego de pensarlo unos segundos, el Gryffindor hizo caso a las palabras de la mestiza, deshaciendo el agarre de su brazo alrededor de la cintura de la chica.
Las cosas se pusieron interesantes cuando el momento de elegir al campeón de Hogwarts llegó.
Krum resultó ser el afortunado de Durmstrang. La joven Potter pudo ver la expresión de decepción en el rostro de Jonas Tiedemann, quien a pesar de todo aplaudió a Viktor y sonrió.
Fleur Flama o Flema Delacour resultó ser la campeona de Heauxbatons.
Ojalá se la devore un dragón.
Pensó la ojigris, sonriendo levemente imaginándose esa gratificante escena.
Finalmente, el campeón de Hogwarts resultó ser nada menos y nada más y nada menos que el gran (y para nada doble cara, según Rœle) Cedric Diggory. El castaño se puso de pie, siendo aplaudido por todo el colegio mientras estrechaba la mano de Dumbledore para luego marcharse al mismo sitio que los demás afortunados elegidos.
—¡Excelente! Ya tenemos a nuestros tres campeones, pero al final, solo uno escribirá su nombre en la historia. Solo uno levantará este Cáliz de campeones, este recipiente de victoria... ¡la Copa de los Tres Magos! —exclamó Dumbledore, señalando la misma.
Su brillo es cautivador, pensó la joven Potter, pensando en lo bien que ese artefacto se vería en su habitación del colegio.
Entre gritos, silbidos y aplausos, muy pocos se dieron cuenta de que las llamas del Cáliz estaban volviéndose rojizas de nuevo. Finalmente, dos papeles más fueron expulsados, dejando a todos confundidos.
Dumbledore los tomó ni bien estuvieron a su alcance. El hombre tuvo que releer varias veces los nombres que aparecían en los pedazos de pergamino.
—Los Potter... —susurró para sí mismo, sin poder creer que lo que estaba viendo—Harry y Rœle Potter—dijo esta vez un poco más alto.
Todos en el comedor se quedaron inmóviles. Debía ser una maldita broma.
—¡HARRY JAMES POTTER Y RŒLE JUNIPHER POTTER! —bramó.
Los mellizos se miraron entre sí.
—¿¡Qué hiciste!? —gruñeron al mismo tiempo.
—Vayan, vayan —les susurró Hermione, empujándolos para que se pongan de pie.
Los Potter comenzaron a caminar entre las mesas de Gryffindor y Hufflepuff, sintiendo las miradas de todos sobre ellos, miradas de odio, resentimiento y rechazo, pero sobre todo de indignación. Eran unos malditos tramposos.
Rœle quería darle uso a las lecciones de Ojo Loco y lanzarles a todos un buen Avada, pero sabía que luego de estar un rato en Azkaban se arrepentiría.
Los hermanos, escuchando uno que otro insulto y reclamo, llegaron a Dumbledore. El director les dedicó su mirada más severa, entregándoles a ambos los papeles con sus respectivos nombres.
Rœle sentía su garganta seca. Su corazón estaba latiendo demasiado rápido y las manos le empezaron a sudar. Sin duda lo peor fue cuando se cruzó con el profesor al que más temía; Severus Snape. La helada e inexpresiva mirada del hombre se posó sobre ella unos cuantos segundos, haciendo que las piernas le tiemblen como gelatina y que por un instante sienta que iba a caerse.
Atravesaron la misma puerta que los demás campeones, quienes a diferencia de ellos si pusieron su nombre en el Cáliz, si tuvieron la elección de postularse para el Torneo y sobre todo, no serían odiados y señalados por más de medio mundo mágico.
━━━AUTHOR'S NOTE: todavía tengo que publicar un capítulo más porque ayer me olvidé de publicar uno así que equisde por mí.
Maratón 3/5