🍃━━━ CAPÍTULO 6 ━━━🍃
MOODY Y SUS TIZAS ASESINAS
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RŒLE TENÍA ALGO EN CLARO: No iba a hablar con Ron hasta que su enojo desapareciera.
El pelirrojo, por su parte, estaba sufriendo otra crisis. Harry, en su momento, le advirtió sobre el riesgo que corría siendo novio de alguien tan inestable como Rœle, pero por amor, él chico decidió ignorar las palabras de su amigo, actualmente sintiéndose un idiota por no haber pensado las cosas con claridad.
Estaba más que feliz de que una chica como Rœle Potter fuera su novia, pero hasta las personas más maravillosas tienen sus defectos.
Moody entró dando un portazo, alarmando al salón entero. La pelinegra al frente de todo fue la única persona que no se dio la vuelta, porque sabía bien de quien se trataba.
El hombre se encaminó hasta el frente y tomó una tiza.
—Alastor Moody —se presentó, comenzando a escribir en la pizarra—. Ex-auror, tormento del Ministerio. Le enseñaré Defensa contra las Artes Oscuras. Estoy aquí por pura iniciativa de Dumbledore y ya está, se acabó —finalizó alzando la voz.
Rœle levantó una ceja mientras se recostaba por el respaldo de su silla.
La actitud del nuevo profesor no le gustaba, pero sería más interesante escuchar a un demente que a un tartamudo como Quirrell o a un charlatán como Lockhart.
—¿Alguna pregunta? —inquirió Moody, usando una voz más pacífica que solo inquietó más a los estudiantes. Todo se quedaron callados, mirándolo fijamente—. En lo referente a las artes oscuras, yo me inclino por un enfoque práctico. Pero antes, ¿quién podría decirme cuántas maldiciones imperdonables existen?
Solo dos personas levantaron la mano: Hermione Granger y Rœle Potter. El profesor señaló a la pelinegra casi al instante.
—¿Y bien, Potter? —preguntó dirigiéndose al pizarrón nuevamente.
—Son tres —respondió rápidamente.
—¿Por qué se llaman así?
—Porque son imperdonables. Si algún llega a usarlas...
—Se ganará un boleto directo a Azkaban, correcto —interrumpió la explicación de la ojigris, quien lo miró mal—. El Ministerio los considera menores para ver sus efectos, pero mi criterio es otro. Necesitan saber a qué se enfrentan. Necesitan están preparados. ¡Y necesita otro lugar para poner su goma de mascar, señor Finnigan! —elevó la voz para pronunciar la última oración.
Lo mas impresionante de todo, es que Seamus trató de ocultar su chicle ni bien el profesor se dio la vuelta para seguir escribiendo.
Rœle sabía perfectamente cómo Moody supo lo que el Gryffindor estaba haciendo. Todos posaron su mirada en el de cabello color arena.
—Creo que ese loco puede ver de espalda —murmuró Seamus.
Moody se dio la vuelta y le lanzó la tiza—¡Y ESCUCHAR TODO LO QUE DICEN!—exclamó. Todos lo miraron horrorizados—. Bien, ¿cuál analizamos primero?
Rœle tragó en seco.
—¡Weasley! —exclamó el hombre. El pelirrojo se sobresaltó—. De pie—ordenó el profesor.
Rœle negó con la cabeza varias veces.
Era hombre muerto.
—Mencione un maleficio —le pidió. Ron parecía no ser capáz de reaccionar.
—Mi-mi papá... mencionó un maleficio... el maleficio Imperio —contestó tartamudeando levemente.
—Ah, sí, el maleficio Imperius. Tu padre lo conoce muy bien, hace unos años le dio problemas al Ministerio. Tal vez esto les muestre porqué...
Acto seguido se alejó del Gryffindor.
—¿Qué carajos va a hacer este demente? —murmuró Potter en dirección a su amiga.
—Sinceramente, ya no sé que esperarme de él —contestó Parkinson de la misma manera.
Rœle solo pudo ver como Moody tomaba una araña de un frasco y tras pronunciar Engorgio la hizo aumentar de tamaño. La pelinegra se hizo hacia atrás. Si algo tenían en común ella y Weasley, es que ambos odiaban las arañas.
—Imperio —prununció esta vez, haciendo que la araña siga los movimientos de su varita.
La araña cayó en el pupitre de Rœle, quien horrorizada por poco salió corriendo sin importarle que la regañen. El insecto desplegó sus patas de aguja, desplazándose sobre el brazo cubierto de la chica. La misma estaba reprimiendo un grito mortal.
De un momento a otro, el arácnido fue a parar a la cabeza de Crabbe, luego a la mano de Padma.
Rœle soltó una carcajada cuando vio que Moody sostuvo a la araña frente a Ron, haciendo que el mismo por poco llore. Después el insecto aterrizó en la nariz de Draco, quien no dejaba de carcajearse de la desgracia ajena.
La Slytherin puso los ojos en blanco al ver como su mellizo aplaudía este hecho con una sonrisa.
—¿Qué quieren haga ahora? —preguntó Moody con una sonrisa maquiavélica—. ¿Que salte por la ventana? —hizo que la araña se estrelle con un cristal. Todos se quedaron mudos—. ¿Que se ahogue?—ahora la araña levitaba sobre un pequeño balde agua.
—Si Merlín así lo quiere... —susurró Rœle, mirando con asco al insecto de ocho patas.
Lamentablemente esa clase acabó mal. Con Neville traumatizado, posiblemente.
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Cuando la clase acabó, Rœle se puso de pie rápidamente, tomando sus libros y su bolso negro.
Ron imitó la acción de la pelinegra bajo la atenta mirada de Harry, quien sabía que sea lo que sea que Ron tenga pensando hacer, iba a acabar mal.
Cuando la mestiza trató de seguir su camino hacia la salida, el brazo de su novio la detuvo, tomándola por la cintura. Ella gruñó por lo bajo y trató de zafarse del agarre del pelirrojo.
—Suéltame ahora o lo vas a lamentar, Weasley —lo amenazó.
—Tenemos que hablar, Lee. No me gusta que estemos peleados cuando ni siquiera sé qué hice para que te molestaras —musitó el sangre pura.
—Sabes muy bien la idiotez que cometiste —lo miró con los ojos entrecerrados, nuevamente tratando de liberarse.
—Rœle, tú y yo sabemos que no soy consciente de lo que hago o digo a veces.
—¿A veces? —la ojigris levantó una ceja.
Harry reprimió una risita.
—Es la segunda que vez un Potter me lo dice —murmuró Ron—. ¿Podríamos ir a hablar a otro lado? Es incómodo resolver problemas cuando hay público —el pelirrojo dijo esto de manera obvia, mirando al de gafas.
Harry lo miró mal, tomó sus cosas y caminó hasta la salida con Hermione. Antes de abandonar el salón, se dio la vuelta—No te sobrepases con mi hermana, Ron. Si lo haces, conocerás mi poder satánico —lo amenazó, caminando de espaldas hacia la salida, chocando con Hermione en el proceso.
Segundos más tarde, Harry desapareció. Rœle y Ron se miraron.
A ninguno le gustaba esa situación.
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El calor en la pequeña habitación aumentado a cada segundo. Los dos apenas si habían tenido tiempo para precesar lo que estaba sucediendo.
Un segundo estaban en el dormitorio del Gryffindor, gritándose cosas sin sentido. Al siguiente, Ron estaba sobre la pelinegra, besándola mientras ella batallaba para no perder el control de la situación. Una pelea se convirtió en una sesión de besos subidos de tono que, si no era interrumpida, de seguro terminaría en otra cosa.
Rœle enredó sus dedos en el cabello del chico, temblando al sentir los carnosos labios del chico dejando besos rápidos en el espacio entre su mandíbula y su cuello. Ron se acomodó mejor entre las piernas de su novia, mientras ella pensaba en qué hacer a continuación.
Nadie hubiera creído que Rœle, de hecho, estaba tan asustada como su novio. Los besos subidos de tono y las caricias eran relativamente nuevos, y pese a que había leído varios artículos sobre el tema lo cierto era que no tenía idea de lo que hacía.
La puerta de la habitación se abrió rápidamente, chirriando y chocando contra la pared.
Los ojos de Rœle se abrieron de golpe, quitando su mano de la ropa interior de de Ron. El susodicho subió el cierre de su pantalón, saliendo de entre las piernas de la pelinegra debajo suyo. El de pecas trastabilló y cayó hacia un costado en el proceso, mientras que Rœle se apresuró a sentarse y bajarse la falda tanto como pudo.
La pareja se quedó inmóvil al ver a Harry Potter ante ellos, boquiabierto y con una expresión de horror demasiado evidente.
—¿¡QUÉ TE DIJE HACE DIEZ MINUTOS, RON!? —chilló el azabache, señalándolo con el dedo índice.
—Harry, cálmate...
—¡NO! ¡CÁLMATE TÚ, RŒLE JUNIPHER POTTER! —le gritó el chico de cicatriz—. ¿¡CÓMO OSAS BESUQUEARTE CON UN CHICO SOBRE SU CAMA! —se alteró.
—Harry...
—¡DESHONRASTE A TU CASA! ¡DESHONRASTE A TU VACA! —exageró.
—¡Harry, ya basta! —exclamó Rœle para luego darle una ligera bofetada a su hermano. El azabache se quedó callado—. No estábamos haciendo nada malo.
—Oh, claro que no. No estaban haciendo nada malo. De no ser por mí, quizá en nueve meses Sirius ya sería abuelo —el mestizo la miró molesto.
—En todo caso sería tío-abuelo —corrigió Ron, haciendo una mueca mientras abrochaba su cinturón.
—¡Tú callate! —apuntó al pelirrojo—. ¿Qué te hizo pensar que estaba bien traerla aquí, donde podría haberlos visto cualquiera?
—Para empezar Harry; tenemos la misma edad. Y segundo, fui yo la que inició todo —admitió la pelinegra, acomodando su suéter del colegio.
El chico la miró boquiabierto—¿Qué clase de demonio lujurioso te poseyó, Lee? —inquirió tomándola por los hombros.
—Creo le dicen hormonas —respondió de manera sarcástica.
━━━AUTHOR'S NOTE: Tengo aproximadamente 12 capítulos más en borradores, es decir 18. Supongo que me va a tomar 30 capítulos terminar este acto pero bue, ya voy a ver como lo hago ahre.
Maratón 2/5