Mil Tormentas

By AYGarcia55

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"Una tormenta por cada vida que quiero vivir a tu lado" Cuando su Padre decide alejarla de todo lo que Los Án... More

Prefacio
Otro primer encuentro
Visitas inesperadas
Invitados no deseados
La primer aventura
Secreto de confesión
Soñemos en California
De regreso al pasado
El sabor del pecado
Caminamos juntas
Huyendo
Música ligera
Extraño su alma
Rumba
Sin palabras
Relámpagos
Tumbas separadas
Natural
Piedra y mármol
¿Un Lugar Diferente?
Todo
Un sueño real
Su hermana
Locuras de ocasión
Una Fotografía
Cartas
Abrazos que deberían ser eternos
Mil Tormentas
Las razones de un hombre
Donde debo estar
Abuela
Sueños antes de un adiós
Una partida anunciada
Mil vidas
¿Fue el?
Energía
Esperanza
Huyendo
La siguiente vida
Mi historia sin final
La Casa
Texas A&M
Nadaremos
Caprichos del Destino
Epílogo
Nuevo

Sombras nocturnas

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By AYGarcia55

Colombia 1984

Definitivamente tenía mejores planes que pasar mi sábado por la tarde metida en un asqueroso ático limpiando porquería que probablemente tiene doscientos años en este lugar, el ático es sucio, seguro tiene bichos, es miedoso y ¡ME HICE LAS UÑAS AYER!

En este momento de mi vida odio a mi padre con todo mi corazón, yo vivía feliz en Los Ángeles hasta que a este señor que se dice llamar mi padre se le ocurre la grandiosa idea de regresar a Colombia, pero no solo decide que no viviremos en un bonito departamento o una bonita casa como la gente normal, él decidió que viviríamos en una casa que tiene más de doscientos años de antigüedad.

Una gran propiedad que si se viera bonita pudiera ser una linda casa de campo de gente rica de California, pero en el estado que estaba cuando la vi por primera vez se parecía más a la mansión de Drácula. Además, no entiendo porque tengo que limpiar yo, se supone que mi papá puede encontrar gente que haga eso.

Llegamos a Bogotá hace casi un mes, pero nos habíamos estado quedando en un hotel pues tenían que hacer un millón de reparaciones a la casa, tuberías, pisos nuevos, baños, reparar puertas, quitar maleza, pintar las paredes incluso tuvieron que instalar la energía eléctrica.

Debo admitir que la casa una vez restaurada era muy hermosa, estaba a las afueras de Bogotá donde todo quedaría muy lejos en un pueblo llamado Chía, una propiedad enorme a la que solo se podía llegar por un pequeño sendero de graba bardeado con grandes setos que en ese momento estaban perfectamente cortados y acompañaban el camino hasta una Berja de metal negro donde el coche de mi padre se detuvo por unos segundos hasta que las pesadas puertas se abrieron dejándonos pasar, un poco más allá se erguía una gran estructura, que más que una casa parecía una mansión.

Una combinación entre paredes de piedra y mármol blanco con grandes ventanales, pude ver solo dos pisos y lo que parecía ser un ático, una fachada rustica con un gran porche con pilares blancos que eran antesala de una enorme puerta de madera.

—¿te gusta? —me preguntó papá— tu abuela la amo

—me gustaba más como se veía cuando tenía tema de Halloween —comenté con sarcasmo.

—vamos Dani, te dije esto es bueno para nosotros —me animó mi padre antes de salir del coche

—no, ¿sabes que es bueno para nosotros? Los ángeles —respondí una vez salí del auto— voy a necesitar un coche si esperas que viva a mil kilómetros de la civilización

—tendrás un coche ya te lo había dicho y estamos a 15 minutos de la ciudad —dijo mi padre cansinamente

—y a tres horas del centro de Bogotá —respondí

—exagerada, mejor porque no entramos y te muestro todo lo que reparamos —mi padre estaba realmente emocionado— hasta tenemos una piscina en la parte de atrás.

—que emocionante —no me quedo de otra más que seguir a mi padre hasta el interior del edificio.

Nos recibió un gigantesco umbral, las paredes interiores de la casa no eran de piedra como las exteriores, tenían un color blanco con acabaos dorados muy coloniales, en el centro del salón colgaba un gran candelabro, dos escaleras curveadas llevaban a la segunda planta y justo frente a mi había una pintura de un paisaje sobre una chimenea y dos pasillos que por lo que pude ver ambos llevaban a la parte trasera de la casa, pero eso solo era una parte de la ridículamente grande casa, justo al pie de ambas escaleras había marcos que daban a diferentes alas de la casa, a la izquierda una sala de estar que muy iluminada con grandes ventanas en las paredes y del otro daba a un gran salón cuyas paredes estaban adornadas de más obras de arte renacentistas y donde justo en el centro había un gran comedor que lucía antiguo como todo en esta casa.

Una casa loca con veinte habitaciones, más baños de los necesarios, una gran cocina, mil cuadros y jarrones antiguos, candelabros por todos lados y lo único que me había encantado era una gran biblioteca que se encontraba en el ala izquierda de la casa, una piscina y un gran jardín con muchos árboles que incluso podían ser considerado un pequeño bosque, seria todo lindo si no fuera viejo y si no estuviéramos a mil kilómetros de la civilización.

Mi padre me mostraba la casa completamente emocionado, me había dicho que podría hacer las fiestas que quisiera en este lugar, (como si alguien quisiera venir a la nada a una fiesta) trataba de alegrarme, pero no lo conseguía hasta que me mostro la que sería mi habitación.

—no hay muebles —me quejé al entrar a la habitación.

—esa es la sorpresa —sonrió mi padre — espero que sepas como diseñar interiores

—¡estas jugando! —no lo podía creer— ¿en enserio Pa?

—decora como tú quieras tu habitación —dijo papá recibiendo un gran abrazo de mi parte.

Y bueno esa fue la razón de mi castigo, esa misma tarde mi padre ordenó que un chofer me llevara a la ciudad a elegir muebles según mi padre no tenía autorización para gastar mucho dinero en muebles como el que terminé gastando y mi castigo fue limpiar este asqueroso lugar.

Era un lugar bastante grande, el techo era alto y solo se veían un par de ventanas pequeñas cajas apiladas por todos lados y muebles viejos que se suponían tenía que tirar, era una estupidez teniendo en cuenta la cantidad de empleados que mi papá había contratado para la casa sin embargo no tenía autorización para pedir ayuda y no podría salir hasta que este lugar quedara limpio, al menos tendría una habitación bonita.

Mi padre había dicho que podía quedarme con lo que me gustara, aunque no creo encontrar nada de valor en estas porquerías, comencé a mover cajas que contenían ropa y zapatos viejos, al más mínimo movimiento de algo rociaba insecticida y ya había gritado más de tres veces al ver a alguna cucaracha, saque mesas de madera rotas y un montón de cosas más. Estaba a punto de salir de ese lugar, aunque eso me costara tener que vivir encerrada por el resto de mi vida hasta que encontré lo que aprecia ser una pintura cubierta con una sábana que imaginé era blanca.

Tapando mi nariz del polvo moví la sabana vieja ahuyentando polillas y bichos, descubrí que era una pintura, una hermosa pintura de un paisaje de árboles y un lago al fondo, había visto muchas pinturas de paisajes, sin embargo esa en particular capturó toda mi atención, era como si la hubiese visto antes estaba segura que la había visto solo no recordaba de donde, pensé que se trataba de una réplica de alguna pintura famosa que seguro vi en el colegio, aunque me parecía era algo más; me sentí tentada a tocarla y por alguna extraña razón no pude dejar de verla, era simplemente hipnótica.

Alguien carraspeo detrás de mi haciéndome sobresaltar, me di cuenta que estaba mi única amiga en todo Colombia, Victoria. Recuerdo que nos conocimos gracias a nuestros padres ya que el mío tenía planeado convertir esta casa en una especie de hotel donde la gente de la ciudad podría venir a descansar y pasar un fin de semana tranquilo, la madre de Victoria es una de las personas que está ayudando a mi padre con el concepto del "hotel". Victoria y yo hicimos clic al instante ambas tenemos la misma edad y nos interesan las mismas cosas.

—me asustaste, ¿Qué haces acá? —pregunté

—tu papá me dijo que estabas aquí, ¿Qué haces? —sonrío, victoria es una chica alta y muy delgada de cabello lacio y rojizo que hacía que su pálida tez se viera aún más pálida y las pecas de su rostro se notaran aún más.

—estoy castigada, tengo que limpiar todo esto —contesté abatida mientras seguía viendo la pintura que sostenía con la mano.

—que fastidio —comentó la chica mirando con desagrado todo el lugar —necesitas algo de ayuda, ¿por dónde empiezo?

—eres la mejor —exclamé agradeciendo que tuviera algo de piedad por mi —en mi habitación hay un radio, podrías traerlo creo que en uno de los cajones tengo baterías.

Decidí en ese momento que quería ese cuadro en mi habitación, con dificultad aparté el cuadro de lo que tenía que tirar y continúe moviendo cajas y muebles viejos. Pasaron un par de minutos hasta que victoria regresó con un el radio que le pedí, esperaba que en esta zona hubiera recepción pues por lo visto pasaré mucho tiempo por aquí antes de dejar este lugar limpio. Vico encendió el aparato e inmediatamente comenzó a sonar una canción de Michael Jackson.

—¿Quien canta? —preguntó mi amiga cuando vi que yo inmediatamente comencé a cantar el sonido del rey del pop

—¿Qué? —dije sorprendida— es lo nuevo del rey, Michael ¿Cómo es posible que no conozcas a Michael Jackson?

—no acostumbro mucho a escuchar música —se encogió de hombros

—si vamos a ser amigas tenemos que cambiar eso —bromeé

El resto del día continuamos bailando, cantando y moviendo cosas y muebles viejos llegamos al punto en que el ático parecía un lugar completamente diferente, pedimos ayuda a los trabajadores que seguían realizando las remodelaciones para bajar todo lo que tiraríamos, decidí conservar un par de pinturas más y un gran baúl de madera en el que tenía planeado poner al pie de mi cama una vez lograra quitar el candado.

—en realidad es un bonito lugar sin todos los bichos —dijo vico observando el espacio que era considerablemente más grande que mi habitación— hasta tiene un balcón mira

Era verdad el lugar tenía un par de puertas que daban paso a un pequeño balcón que se formaba de manera natural gracias a los tejados de la casa y sin todas las cajas un par de ventanas más se hicieron presentes haciendo que el lugar tuviera mucha más luz de la que tenía antes y el techo alto era muy agradable, lo que me hizo pensar que era mi habitación perfecta. Había algo en ese lugar que me hacía sentir en casa.

—¿crees que a mi papá le importaría si me mudo al ático? —pregunté a vico

—¿enserio? —preguntó extrañada vico

No preste atención a lo que dijo después solo decidí ir a donde mi papá revisa planos con la mamá de vico, tuve que rogar casi por veinte minutos para que mi padre accediera a dejarme tomar el ático después de que le dije que mi habitación quedaría libre para poder ser alquilada también, el único inconveniente era que el baño estaba bajando las escaleras.

No sabía ni porque estaba rechazando una habitación perfectamente decorada por mí para mudarme a un sucio ático, pero algo dentro de mí me hacía querer estar en ese lugar era como si antes de verlo ya hubiera estado ahí.

Pedimos permiso a la mamá de victoria para que se pudiera quedar a dormir esa noche en casa, continuamos haciendo planes de como quería decorar el ático mientras cantábamos y bailábamos por todo el lugar, sin darnos cuenta una noche nos atrapó.

—muero de hambre —se quejó Victoria mientras bajábamos las escalares rumbo a la cocina.

—también yo, espero que haya algo en la cocina —coincidí con ella.

Para llegar a la cocina pasamos cerca de una gran puerta de manera y cristal que llegaba directo hasta el jardín, donde justo frente a la alberca había un gran árbol que la madre de Vico aconsejo a mi padre de no cortar alegando que eso podría ser agradable para los huéspedes.

Estaba perdida en mis pensamientos que no me percate de que Victoria se había quedado pegada a la puerta mirando hacia el árbol.

—Vico, ¿qué pasa? —dije

—alguien se metió a la casa —dijo alarmada

—¿Qué? —me acerqué hasta donde ella se encontraba y me quedé congelada también.

Justo al pie del tenebroso arbolucho se podía ver a una persona sentada mirando hacia la piscina, parecía ser una mujer.

—dile a tu papá, creo que están con la biblioteca —dijo Vico

—¿y si la casa esta embrujada? —pregunté aterrada

—¡estás loca! —Vico abrió la puerta de madera saliendo lentamente, la noche era un poco fría y me puso la piel de gallina tan pronto seguí a victoria.

—¡Vico, espera! —me quejé llegando hasta el borde de la casa donde las luces del interior aun no podían iluminar.

—¡esto es propiedad privada! —gritó mi amiga— ¡llamaremos a la policía!

La mujer que parecía absorta en sus pensamientos nos miro he inmediatamente se puso de pie y corrió ha la oscuridad sin yo poder detenerla victoria corrió tras ella gritando algo así como "llama a tu papá", corrí rápidamente hasta la biblioteca donde mi padre y la madre de vico trabajaban, entre sin tocar la puerta y los encontré sonriendo mientras bebían algo.

—¡alguien entro a la casa! —dije agitada, para después salir corriendo sin saber si los adultos me seguían llegué a donde Vico lo más rápido posible.

—se escapó entre los arboles —dijo con cierta dificultad para hablar— era una mujer, tal vez una vecina o algo

—¿por qué corriste? —pregunté

—es propiedad privada —respondió ella como si fuera algo obvio— ¿llamaste a tu papá?

—si, lo hice —girándome solo para comprobar que nuestros padres no me habían hecho caso.

Regresamos a la biblioteca o mejor dicho Victoria me arrastro a la biblioteca decidida a que mi padre fuera a buscar a la mujer fugitiva, nuestros padres estaban justo donde nosotras los dejamos.

—se metió alguien en la casa —dijo ella en todo de reproche

—¿Cómo que alguien? —preguntó mi papá

—yo se los dije y no me hicieron caso —me quejé— una mujer estaba en el árbol feo

—la verdad no entendimos lo que dijiste —se disculpó Sara la mamá de vico.

Mi padre tomo un atizador de la chimenea y salió de la biblioteca seguido por nosotras tres, llegamos todos juntos hasta el jardín trasero, Sara se encargó de encender todas las luces y el exterior quedo completamente iluminado, mi padre tomo una linterna de alguna parte y se dirigió hasta el pequeño bosque donde según victoria la mujer había desaparecido.

—¿están seguras de que había alguien? —preguntó Sara

—si —respondimos ambas al unisonó. Unos minutos después mi padre regresó algo molesto.

—no hay nadie —se quejó— seguramente cruzaron las bardas del fondo, ¿están seguras de que había alguien?

—¡si! —volvimos a repetir victoria y yo

—bien, mañana les diré a los chicos que revisen la maya —dijo mi padre

—victoria es muy tarde debemos irnos —comentó sara

—¿Qué? No, dijiste que podía quedarme —se quejó mi amiga

—si, lo olvide —respondió su madre— será mejor que me vaya entonces, Arturo nos vemos mañana.

—tonterías, permíteme llevarte a casa —ofreció mi padre— niñas, se quedan solas por unas horas cuiden a la abuela esta dormida desde hace tiempo.

Después de eso Victoria y yo decidimos que seria mejor ir a dormir, nos olvidamos por completo de comer y después de trabajar todo el día terminamos agotadas, así que caímos en un profundo sueño en cuanto nuestras cabezas tocaron las almohadas. 

----------------------------

A Vico y a mí nos tomó una semana más arreglar mi nuevo lugar, tuve que pintar y mandar a reparar maderas viejas mientras Vico repetía cada día que yo estaba loca, pero una vez los muebles estuvieron en su lugar la pintura había secado y las paredes estaban cubiertas de poster de mis artistas favoritos principalmente de Madona ella cambio su opinión del lugar.

La primera noche que pasaría en el ático me sentía muy emocionada tanto que me fui a dormir a las seis de la tarde, tomé un libro para poder relajarme, mi padre había salido de emergencia a Bogotá por algo de su trabajo y no regresaba aun, mi abuela se había quedado viendo su telenovela en la sala de estar y prácticamente estábamos solas.

La noche era cálida y amaba como el viento corría en el balcón donde había colocado algunos cojines para poder tener un lugar iluminado y fresco donde leer, me adentré en una de mis historias de amor favoritas mientras el tiempo se me fue volando cuando me di cuenta pasaban de las 12 A.M estaba por levantarme de mi lugar en el balcón cuando vi algo parecido a una silueta femenina sentada al pie de un árbol que daba justo a mi ventana.

Sentí miedo en un principio pues se suponía que mi abuela y yo estábamos solas en la casa, pero después me dije que eran tontería, el lugar solo estaba poco eliminado por las luces de la piscina y aun así se veía la silueta, recordé aquella noche donde Victoria y yo habíamos visto aquella silueta y estaba segura de que era la misma mujer.

—¡hey! —grité desde mi habitación— ¿Quién eres?

La mujer volteo y aunque no pude ver su rostro por la distancia sé que ella me vio a mí y rápidamente se puso de pie y desapareció en la oscuridad, inmediatamente sentí miedo pues esa mujer ya había entrado antes y según recuerdo mi padre dijo que revisaron todas las entradas posibles a la propiedad.

Inmediatamente sentí miedo pues después de todo era una casa vieja y esa persona podría ser un espíritu chocarrero, una ladrona o una asesina en serie; así que mentalmente les recé a todos los santos que conocía y entre a mi habitación asegurando las puertas del balcón y cerrando las cortinas.

De pronto no tenía sueño y no quería dormir, caminé hasta el armario dónde había dejado mi walkman, comprobé que mi caset de Queen seguía ahí, caminé colocando las baterías cuando de un momento a otro mi cara estaba contra el piso, tropecé con uno de los tablones sueltos del piso. Maldije para mis adentros mientas me revisaba las rodillas, lo último que me faltaba era tener que entrar a mi primer día de escuela con las rodillas raspadas.

El tablón suelto estaba completamente salido y dejaba ver un hueco, solo que el tablón no estaba roto más bien era como si estuviera suelto a propósito me asomé al hueco que se forma entre el piso y estructura, pude ver una pequeña llave que aprecia tener años en ese lugar, pensé que sería el lugar perfecto para esconder una llave de algo que no quieres que nadie abra, tome la llave y volví a colocar el tablón en su lugar.

Una llave pequeña y oxidada que parecía tener mil años de antigüedad, mágicamente llegó a mi mente el baúl que no había conseguido abrir, corrí olvidándome de mi música hasta el pie de mi cama donde había colocado ese viejo cofre e intenté meter la llave, para mi sorpresa con un poco de esfuerzo la llave entro y con un fuerte clip el candado estaba abierto.

No sabía porque estaba emocionada, pero era como descubrir un tesoro pirata o al menos eso se sentía. Levanté lentamente la tapa sin saber que esperar y no pude evitar sentir un poco de decepción al encontrar solo papeles, algunos cuantos libros viejos y lo que parecía ser un equipo de pintura muy antiguo.

Me pareció curioso pensar que quien había pintado el cuadro que ahora colgaba sobre la cabecera de mi cama lo pudo haber pintado con esas mismas pinturas algo rusticas, revolví más en el baúl y no encontré nada relevante hasta que descubrí unos cuantos libros que parecían ser diarios forrados todos de cuero negro y atados con un cordón, el cuero estaba cuarteado y al abrir uno pude ver que probablemente esas cosas tenían como doscientos años de antigüedad o más, las hojas eran amarillas y se sentían delicadas.

Como amante de la literatura mi corazón se emocionó al probablemente encontrar una historia interesante en esos libros, tomé uno y quité el exceso de polvo al abrirlo no encontré un nombre por ningún lado solo el número uno y entonces comencé a leer.

Octubre 1825

"Padre regresó, desearía decir que estoy emocionada y lo estaría si no fuese porque mi libertad se fue con su llegada, padre solo habla de dos cosas desde que arribó a casa, el general Bolívar y un marido para su única hija.

Aparentemente el ejercito patriota ha ganado la guerra y la nueva granada ya no existe, ahora somos libres y por alguna razón me siento más cautiva que nunca, mi madre se ha empeñado en seguir enseñándome las labores de una buena esposa, cocinar, tejer, vestir bien, hablar con propiedad y sobre todo saber cómo y cuándo callar, que si he de ser sincera es lo que más me cuesta trabajo aprender.

He sido afortunada cuando mi padre me permitió estudiar y educarme un poco, fue mi madre quien aseguro que una dama debería ser inteligente, pero no demasiado; "leer y escribir le ayudara a tener un marido digno de nuestra familia" había dicho mi madre cuando yo cumplí diez años, mi padre había llegado a nuestro pueblo por un par de días, pues se dirigía a la ciudad por un mandato importante, accedió a que mi madre me enseñara a leer y escribir con lo que un par de meses después la biblioteca se había convertido en mi lugar favorito, mi madre me adiestro en el arte de tocar el piano y la pintura, una actividad que comencé a disfrutar después de mucho tiempo al grado de convertir nuestro cobertizo en un estudio de pintura.

Esta noche mi padre ha organizado una reunión para celebrar su regreso y brindar por la independencia, todos sus conocidos estaban invitados y aunque mis padres asumieron que no, yo supe que todo esto se trataba de una presentación, el Coronel Rodríguez se presentó en la casa con un joven de un par de años mayor que yo, ambos llegaron con uniformes militares y el coronel lo presento como su hijo, un joven soldado que resulto ser heroico en una de las batallas que libró.

—Tiene usted una hija hermosa, si me permite el cumplido capitán —dijo el joven a mi padre haciendo una reverencia y extender su mano en mi dirección— señorita Cardona es un honor conocerla, soy el sargento Ernesto Rodríguez

—El honor es mío sargento Rodríguez —sonreí y extendí mi mano en reverencia

—María José, porque no dejas que el sargento Rodríguez te escolte hasta el comedor, el chico tiene historias interesantes que estoy seguro te gustaría escuchar —intervino mi padre dando una palma en hombro al joven soldado.

—por supuesto padre, sargento será un honor acompañarle —accedí haciendo uso de toda la educación que mi madre me había inculcado.

se me dificultaba caminar con el vestido amplio que mi madre había escogido para mí, el corsé tan ajustado apenas y me dejaba respirar y aun así seguí sonriendo hacia el soldado quien extendió su brazo para escoltarme hasta el gran comedor donde se sirviera la cena.

No recuerdo una palabra de lo que el sargento dijo durante la cena pues mi atención no estaba en el en ese momento, no creo que al sargento le importara mucho pues como yo lo había pensado con anterioridad tenía la flamante arrogancia de la mayoría de los militares que en mi joven vida había conocido, a mis tempranos catorces años había visto suficientes militares en mi vida como para saber tratar con ellos. Así pues, el sargento Rodríguez no se percató de que mis oídos no escuchaban las palabras que salían de su boca que la mayoría eran dirigidas a mi padre y eran también sobre mí, mi atención en esa velada estaba en la familia que se encontraba a pocos asientos de mí.

Nuestros nuevos vecinos, el señor Gallardo acompañado de su esposa una fina dama española adornada con un vestido sencillo de color pastel sin encajes excesivos y una joven más o menos de mi edad de la cual solo puedo decir tiene los ojos más hermosos que yo haya visto, que durante toda la cena no pude pensar en otra cosa que no fuera pintar y atrapar en un retrato el color avellana que sus ojos, la chica lucia algo triste o tal vez aburrida no había dicho ni una sola palabra desde que llegaron, por lo que yo sabía el señor gallardo es un español que colaboró muy de cerca con el ejercito patriota, aparentemente es un comerciante y productor de café y por lo que mi madre dice son una familia muy adinerada y nos conviene tenerlos entre nuestros amigos.

Una velada aburrida, de la que mi madre logro arreglar una reunión con el sargento Rodríguez, pues mi padre le otorgo su bendición para que me cortejara, no negare que es un joven apuesto, un militar valiente y arrojado, valeroso y atractivo de un linaje militar sin igual, arrogante y probablemente poco sustancioso por lo que en realidad no me interesaba tener su compañía, sin embargo, no decepcionaría a mi padre. Después de todo en unos días cumplo quince años y pronto deberé desposarme, qué más da si es con el sargento Rodríguez o con cualquier otro joven de buena familia".

Maria Jose

< increíble > pensé tan pronto termine de leer, si esto de verdad perteneció a una chica de catorce años su vida tuvo que ser muy trágica si la estaban obligando a contraer matrimonio o algo así, ¿Qué clase de padres hacen que su hija se case antes de los veinte? Definitivamente Colombia es un mundo completamente diferente al de Los Ángeles.

Permanecí en el sucio suelo de madrera un rato más revisando que más había en el viejo baúl, logré obtener alrededor de diez diarios más algunas cartas que decidí leer después y una que otra curiosidad de esa época, es 1984 estas cosas probablemente tienen como 150 años o más.

Volvía meter todo eso en el viejo baúl al darme cuenta de que casi eran las 2 A.M, me levante rápidamente y me asomé por la ventana de mi habitación cuando escuche el ruido de un coche, comprobé que mi padre había llegado y tuve entonces el valor de asomarme por el balcón, lo que estaba temiendo fue lo que paso nuevamente la figura de la mujer estaba sentada bajo ese viejo árbol mirando hacía nuestra piscina, pensé en volver a gritar sin embargo ese grito se quedó en mi garganta me limité a ver a aquella mujer que en la penumbra no pude distinguir si era joven o vieja.

Pasaron un par de minutos hasta que la mujer hizo un movimiento en mi dirección y nuevamente se quedó paralizada al verme en el balcón, como su yo la hubiera asustado la mujer volvió a escabulliste en las sombras completamente aterrada. Cerré rápidamente el balcón convenciéndome a mí misma de que estaba imaginando cosas, dejando la luz encendida me metí a la cama y traté de conciliar el sueño, pensando en la chica de catorce años que acababa de conocer a un heroico soldado. 

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