Perfectamente Imperfectas

By Xerlackis

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KC University, un establecimiento conocido por las variadas carreras que imparte, desde Ciencias hasta Arte. ... More

La fiesta de bienvenida (parte 1)
La Fiesta de Bienvenida (parte 2)
El Primer día
Amor, obsesión y confusión
La noticia
Comenzando a conocernos
Discusiones
Previo a los problemas
Ensayo (parte 1)
Ensayo (parte 2)
Ensayo (parte 3)
Ensayo (parte 4)
Ensayo (parte 5)
Primera pregunta
Conociéndose
Enfrentando los hechos
Comprendiendo mis latidos
Sus razones
Pasado
Yo cuido a los mios
Mis dos lados

Desesperación

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By Xerlackis

Al bajar las escaleras lo primero que vio Oliver fue una escena que lo paralizó. En algún momento Flamin había acortado la distancia entre ella y Sam  impresionantemente, una de sus blancas y torneadas piernas estaba sobre una de las de Sam, mientras que él tenia una mano apoyada en el tobillo de la chica y utilizaba su muslo como mesa para posar su lata de cerveza. Todo esto bajo un ambiente demasiado reprobable, ambos ebrios y riendo tontamente, era extraño ver a Sam así, quien desde un inicio se mostró como alguien antisocial y amargo.

- ¡Tu sí que eres buena compañía! – dijo de pronto Samuel, tomándola sorpresivamente y sentándola en su regazo.

Ante esto todo el entorno por fin prestó atención a lo que tenía a Oliver al borde de las lágrimas, pero no podía decir nada, ¿con qué moral? El acababa de hacer algo muy similar y peor tan solo unos segundos atrás.

Se oyeron los pasos de Marceline justo tras Oliver. Ella observó y soltó un largo suspiro.

- Oliver, ¿no vas a intervenir? - le preguntó en un susurro.

Marceline recordaba a la perfección la escena anterior, pero aquello no tenía que salir a flote, no era conveniente para ella y no tenía ningún motivo para poner al baterista en una situación así.

- Yo… no puedo decirle nada – respondió a duras penas el joven.

Desde luego que la pelinegra comprendió, la culpa estaba latente en Oliver, en parte le agradó la actitud, no era hipócrita, rasgo difícil de encontrar hoy en día. Por lo tanto, quien intervino fue ella. Se adelanto a Oliver y desde frente al micrófono habló.

- Flam, ven aquí.

- ¡Siiii! ¡Marceline regresó! – Dijo alegremente la pelirroja llegando en fracción de segundo junto a su amiga, abrazándose al brazo de Marceline restregando su cara sonriente contra este.

Bonnibel al ver esto sintió un palpitar doloroso en su pecho y solo pudo deducir que al parecer su desagrado por Flamin se acrecentaba.

- Bien – dijo Marceline palmeando la cabeza de Flamin – haremos un ensayo general y será todo por ahora.

Había que reconocer que Marceline era una líder innata. Todos se movilizaron y el ensayo comenzó, unos errores los hicieron empezar nuevamente, pero esa vez fue definitiva, únicamente faltaba algo de práctica, pero habían logrado el compás y el fiato musical iba por buen camino.

- ¡Estuvo realmente excelente! – dijo Rain al terminar – estaba pensando en hacer un grupo en WhatsApp para que fluya mejor la comunicación.
Todos asintieron.
- … necesitaran un nombre, creo – dijo tímidamente Bonnibel.

- ¡Muy cierto! – secundo efusivamente Marceline – ya sé – ese será tu trabajo, es el precio por dejarte venir a los ensayos.

- ¡¿Q-qué?! Pero Jake también…

- Ah, ah, no. El es el chofer oficial de mi guitarrista principal, ese es su aporte.

- A menos que quieras aportar con algo más – dijo la pelinegra con una sonrisa descarada que nadie ahí supo interpretar.

- ¡Y-yo el nombre! Pensaré en un nombre…

- Perfecto entonces. – Marceline le guiño el ojo y se aproximó – esperaré tus preguntas, nos vemos – dijo esto último con un tono suave, puso el bajo en su hombro y básicamente cargo a Flamin hasta la puerta – ¡Bueno compañeros! Me retiro, nos hablamos a través del teléfono, de ahí podrán obtener los números de las personas que no tienen en sus contactos.

Y así, sin nada más que agregar, se fueron Marceline y Flamin. Los demás quedaron en silencio unos segundos, pues el que ellas se fueran marcaba un cambio de ambiente abrupto.

- entonces nosotros también deberíamos irnos – dijo Jake cargando la guitarra de Rain - Bonnibel, andando. Marshall, ¿quieres que te lleve también?

- No, no hace falta, vivo muy cerca de aquí.

- Comprendo – Jake espero unos momentos, había observado a Marshall y le daba mala espina irse sin cerciorarse de que aquel chico también se fuera, como era bastante receptivo, Marshall lo notó.

- Iré al baño y luego nos vamos, puedes dejarme en el siguiente cruce – suspiro y fue al baño, pero apenas tardó unos segundos y se fueron todos, cruzando al salir una mirada cargada de desafío entre Sam y él.

Todos se despidieron y se fueron los invitados, Sam se volteo hacia Oliver.
- Sabes… debo ser muy estúpido, pero ¿fue idea mía o ese idiota sintió interés por ti?

- Y-yo.. no sé de que hablas – Oliver retrocedió dos pasos- c-creo, creo que has bebido mucho, deberías descansar – Oliver sintió el peligro y con disimulo trato de tomar más distancia.

- ¿Descansar? ¡Descansar! ¿Crees que solo así te vas a zafar?, pero que estoy diciendo, mírate por favor, ¿cómo alguien que no sea yo iba a mirarte dos veces? Que iluso… que gracioso.

A Oliver esto le dolió, Sam era tan distinto… momentos atrás fue tratado con cariño y dulzura, después de probar esa ternura no podía resistir esto, y alentado por el trato que le dio aquel extraño, se atrevió a responder.

- ¡No es cierto! No soy la basura que crees que s-soy, soy una persona que se preocupa por otros y merezco un mejor trato – Oliver dijo aquellas palabras titubeando y en una postura cobarde, pero al fin después de tanto tiempo, habló en su propia defensa.

- ¡¿Qué?! ¿En serio? Un par de personas son amables contigo ¿y ahora crees que vales algo?, me das lástima… peor, me das nauseas, nonono, peor incluso, me haces enojar tanto.

La forma tranquila en que dijo lo ultimo no preparó a Oliver para lo que vendría a continuación. Samuel se aproximó y estampo un fuerte puño en el rostro de Oliver, pero aquel golpe se salió de control, el alcohol y la adrenalina en el cuerpo de Samuel hicieron estragos en su habitual comportamiento violento, golpe tras golpe, puños consecutivos y seguido, luego fuertes patadas en el estómago que dejaron sin aire a Oliver, y no contento con eso, Samuel pareció arder al verlo tratar de ponerse de pie y un último y especialmente iracundo puño dio de lleno en su rostro, el golpe fue tan certero y potente que llevó a Oliver al suelo. Él joven, frágil, débil y pequeño quedó tumbado, inconsciente y con la mandíbula en un ángulo levemente antinatural.

- ¡QUÉ! ¿YA NO DICES NADA? Ah, si claro… ¡¿te encanta esto, verdad?! Hacerme enojar buscando que te golpee para luego tu ser la víctima, que lastima me das, ¡¿no sé que hice para quedar atrapado contigo?!... – Samuel seguía gritando al cuerpo inconsciente en el suelo.
– ¡hey, levántate! – le gritó con energía – ¡Oliver!- lo llamo nuevamente – por favor… - esta vez con desesperación Sam se lanzó al suelo – no no no, ¿por qué me haces esto? ¿Por qué?, reacciona, despierta, te amo… no te golpee tan fuerte, vamos… - Sam solo entonces se dio cuenta que el estado de inconciencia era profundo – por favor, cariño… sabes que no puedo llevarte de nuevo al hospital, me culparan, reabrirán el caso, me encerraran… ¿eso quieres? ¿Que me alejen de ti? Por favor, abre los ojos… – Sam estaba ido, enloquecido, hablando de forma extraña y alterada, como si él no fuera quien provoco esto. De pronto el citófono sonó.

- ¿Hola? ¿Hola? – era Marshall, había regresado.

Sam no sabía que hacer, su mente se desorganizo y temió ser descubierto.
- ¿Qué pasa? – respondió controlando su voz.

- He olvidado algo, vengo a buscarlo – respondió con calma.

En realidad no había olvidado nada, a propósito dejo algo para tener una excusa de volver.

- No me interesa, largo de aquí. – respondió Sam.

- Bien, le diré a Oliver que me lo dé - Marshall había pedido el número a Marceline, así llamo al joven, le pediría a Oliver el reloj que “olvidó” en el baño.

Él solo quería la oportunidad de verlo una vez más, deseaba utilizar la excusa del reloj para el siguiente día tal vez, pero al bajarse del auto de Jake le supo mal la despedida con Oliver, él lo había besado, le gustaba, no podía irse así nada más.
Sam se angustió, de pronto sintió sonar el teléfono de Oliver en sus bolsillos, pero no fue lo suficientemente rápido para silenciarlo y Marshall lo oyó del otro lado.

- ¿Oliver? ¿Oliver, estas en la sala de estar? – Marshall comenzó a utilizar el citófono llamando al joven.
Sam respiró profundo y pensó que necesitaba deshacerse rápido de él.

- Esta bien que demonios olvidaste, te lo daré, deja en paz a mi novio.

- ¿Novio? Jah… - dijo para si mismo Marshall, pero aquel súbito cambio de opinión le pareció sospechoso.

- ¿Qué olvidaste y donde esta? – pregunto con molestia Sam.

- Un reloj, en el baño.

En tan solo unos segundos Marshall oyó como Samuel abría la puerta. En cuanto lo hizo Marshall con sus alertas encendidas notó el esmero de aquel sujeto en bloquear la vista al abrir la puerta y extender el reloj.
- Ahora largo de mi casa – Sam le lanzo el objeto y cerró la puerta.

- “algo no está bien” – pensó Marshall.
Su instinto no le permitió alejarse, de repente escucho que Sam gritó el nombre de Oliver.

En el momento en que Sam cerró la puerta se volteo al suelo a ver al chico, pero aquel ya no estaba, pues había reaccionado e impulsado por el terror logró llegar al baño y se encerró, el dolor parecía que lo haría desmayarse en cualquier instante, pero antes de hacerlo miró su teléfono, con la intención de buscar a quien pedir auxilio. Rain ya había creado el grupo, agrego a todos los contacto de la banda incluido Jake, Bonnibel y Marshall, con sus ultima fuerza antes de desvanecerse en la tina logró enviar un audio apenas entendible “ayuda por favor”.

Marshall oyó el mensaje, con gran rapidez se quito la camisera y envolvió su puño para golpear la ventana. Todo paso en segundos, quebró el vidrio y arañándose con los vestigios al cruzar busco y encontró rápidamente a Samuel, no lo pensó, solo actuó, se lanzo contra él. Marshall poseía una fuerza abismal, las peleas eran algo habitual para él y aprender a defenderse en las calles era la forma más despiadada de hacerlo y gracias a ello poseía habilidades que no cualquiera adquiría. Tomó la cabeza de Samuel y la estampó contra la pared, una, dos, tres veces, sangre escurría de aquella fracturada nariz, lo lanzo al suelo y comenzó a golpearlo enceguecido, los ojos de Marshall eran feroces y sus puños estaban hinchadas y amoratados, solo se detuvo cuando Samuel quedó inconsciente y apenas se oían débiles sonidos de respiración.

Marshall se paro tambaleando, estaba absolutamente agitado, se sentía entumecido, sus brazos y cabeza palpitaban. No recordaba la última vez que había enloquecido así, bueno, en realidad si, pero en ese momento estuvo presente la única persona que podía hacerle frente en fuerza, Marceline lo había detenido aquella vez antes de que todo se volviera grave. Y ahora estaba solo y no sabia que hacer, miró sus manos, contempló los rasguños en su torso desnudo por saltar a través de la ventana, la ventana rota… eso seguramente llamaría la atención de un vecino en poco tiempo. De pronto reaccionó “Oliver” asertivamente se dirigió al baño, donde supuso que estaría, embistió la puerta y ahí encontró al joven en la tina, no se atrevió a tocarlo en el primer instante, creyó que si lo hiciera se rompería más, lucia destrozado. Mojó una toalla y con extrema delicadeza limpió su rostro. De pronto su corazón saltó. Alguien había entrado en la casa, se oían pasos pausados, como si inspeccionara el lugar, los pasos se detuvieron afuera del baño, la puerta se abrió.

- Vaya, segunda vez en el día que te encuentro en una situación comprometedora.

____________

Nota: lo prometido es deuda PECHOTES ;)

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