(Tercera parte de She's Perfect)
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—Ibas a hacer una gran estupidez, _______ —Me dijo Rosé por tercera vez.
—Lo sé, Rosé. No hace falta que me lo recuerdes —Le dije mientras rodaba los ojos.
—¡Es que ibas a hacer algo que no sólo te afectaría a ti! —Me gritó. —¿Que hay de tus padres? ¿Y de las chicas? ¿¡Qué hay de mi, _______!? —Sus ojos se veían demasiado cristalinos —Te llego a perder y es que... —Dejó salir un suspiro —No quiero ni imaginármelo. —Se sentó a mi lado y apoyó sus codos sobre sus rodillas para después taparse el rostro con sus manos.
—Lo siento —Dije en un tono de voz bajo aunque estaba segura de que ella lo había escuchado.
El sonido del timbre hizo que saliera de mis pensamientos. Me levanté yo ya que Rosé ni se había dado cuenta de que habían llamado.
Antes de que puediera abrir un agarre en mi muñeca hizo que me girara.
—Sea quien sea no te derrumbes y si lo haces, aquí estaré para levantarte. —Me dijo bastante segura.
Una gran parte de mi sabía y temía a la persona que se encontraba tras la puerta.
Asentí y ella me fue soltando poco a poco. Una vez abrí la puerta todo pero todos los recuerdos vinieron a mi cabeza, desde el principio hasta el final. Como si fuera una película pero esta pasara con demasiada rapidez.
—¿Qué haces aquí, Jennie? —Le pregunté de la manera más fría que podía en ese momento.
Esta me sonrió pero su expresión cambió cuando dirigió la mirada a la persona que se encontraba a pocos metros detrás mía.
—¿Qué hace ella aquí? —Preguntó con él ceño fruncido.
Miré a Rosé y esta se mantenía seria y con los brazos cruzados.
—Lo mismo podría preguntarte yo ¿no crees? —Dijo Rosé con molestia. Jennie rodó los ojos y volvió a dirigir su mirada a mi.
—La vengo a ver a ella. —Me señaló —¿Podemos hablar? —Me preguntó.
—Ella no va a hablar contigo —Dijo Rosé para después ponerse a mi lado sin dejar de cruzar los brazos.
—No te lo he preguntado a ti —Le dijo Jennie.
—¿Crees que después de todo el daño que le has causado ella querrá hablar contigo? —Discutían como si yo no estuviera delante pero lo estaba y esto me estaba poniendo algo incómoda.
—Chicas —Las llamé pero ellas seguían "discutiendo". —Chicas —Las volví a llamar pero nada. Ahí seguían ellas.
—Eres patética —Dijo Rosé. Jennie se sorprendió al escuchar el comentario pero rápidamente frunció el ceño y la encaró
—¿Cómo me has llamado? —Dio un paso hacia ella.
—Patética. —Le dijo e imitó la acción. Si no las paraba ahora se iba a formar aquí la tercera guerra mundial. —Has tenido que perderla para darte cuenta de lo que tenías. No la mereces. Vete de su vida, le harás un gran favor.
—¿No la merezco? ¿Acaso tu si? —Preguntó con una ceja alzada. Rosé se quedó callada —¿Tan enamorada estás de ella? —Preguntó —Ups, lo dije en voz alta. —Dijo fingiendo sorpresa.
¿Como que enamorada de mi? Dirigí mi mirada hacia Rosé. Esta me miró pero a los dos segundos bajó la cabeza y quedó en completo silencio.
—Rosé —La llamé. Ella no me miró. La volví a llamar. Esta vez ella fue levantando la cabeza poco a poco hasta que sus ojos conectaron con los míos.
—______, yo..
—Quiero hablar con ella a solas —La interrumpí. Esta me miró sorprendida y asintió para después mirar mal a Jennie.
Rosé se marchó del salón y yo dejé que Jennie entrara.
Me crucé de brazos y la miré fijamente.
—Habla —Le dije. Ella asintió y dio un paso hacia mi pero yo retrocedí.
—No tienes que huir de mi —Dijo dolida.
—¿Para que has venido, Jennie? —Pregunté. Ella asintió mientras soltaba un suspiro.
—Cometí un error —Dijo —Hice mal. Por favor, vuelve conmigo. Volvamos a ser lo que eramos. —Se acercó de manera rápida y me cogió de ambas manos —Solo tu y yo. —Dio un leve apretón. —Por favor —Sus ojos se volvieron cristalinos.
—Jennie —Mi voz sonó temblorosa.
—Sé que aún me amas —Dijo. —Lo noto en tus ojos, en la forma en que tu piel se eriza cuando te toco —Pasó sus manos por mis brazos para luego bajar hasta mi cintura.
—No te he dejado de amar y dudo que algún día lo deje de hacer —Le confesé. Una sonrisa apareció en su rostro. —Pero debo alejarme. —Tan pronto como su sonrisa apareció desaparecido. —Aunque te ame cada vez que te veo o pienso en ti me duele.
—Pero si nos amamos podremos superar cualquier cosa —Dijo —______. Por favor —Sus rodillas tocaron el suelo, pegó su cabeza a mi estómago y me abrazó fuerte. —No me dejes, por favor. —Sollozó.
—Jennie, levántate. Por favor —Le pedí. Ella negó con la cabeza y siguió llorando. —Jennie —me agaché para estar a su altura.
Se aferró a mi chaleco. Me dolía verla así. Lo que estaba haciendo era lo correcto ¿verdad?
—No quiero que me dejes —Dijo entre sollozos.
No dije nada. Solo la abracé, dejando que ella escondiera su rostro en mi cuello.
—Será lo mejor.
—¿Lo mejor para quien? —Preguntó algo molesta.
—Para las dos. Jennie. Te fuiste con otra porque ya no sentías lo mismo por mi. ¿Que me asegura a mí que dentro de tres meses no vuelvas a buscar a otra? —Ella se separó de mi.
—No lo volveré a hacer —Dijo. Sonreí melancólica.
—Al principio de nuestra relación me prometiste que siempre me ibas a querer y que nada ni nadie se iba a interponer entre nosotras —Le recordé. Ella agachó la cabeza —Deberías de estar feliz de que no te haya cerrado la puerta en las narices —Dije en tono burlón. Sonreí ya que ella soltó una pequeña sonrisa. —Da gracias a que he abierto yo y no Rosé —Ella volvió a verme. Dirigió su mirada al pasillo y luego a mi.
—Te ama —Dijo —Realmente lo hace.
—Jennie... —Ella negó con la cabeza.
—He sido una imbécil. Soy consciente del daño que te he hecho y créeme, me odio por tal cosa pero... Te amo y sé que te dejé de merecer en el momento en el que Nayeon se cruzó en mi camino —Cogió mi mano y jugó con el anillo que había en ella, un anillo que ella misma me había regalado. —Rosé te merece. Ella es buena, te respeta y bueno, mejor que yo es —Dijo soltando una risa seca.
—Jennie..
—Déjame terminar. Por favor —Me pidió. Yo solo asentí. —Debes de ser feliz. Te mereces serlo. Ella te conviene, yo no. Te he hecho daño. Y conozco lo suficientemente bien a Rosé para saber que ella nunca te hará algo así.
—También me has hecho muy feliz, Jennie. —Le dije. Ella sonrió de lado.
—Espero que cuando te acuerdes de mi solo recuerdes los buenos momentos —Dijo.
—Lo haré. Pero también tengo que recordar el dolor para poder hacer que mi amor por ti disminuya. Al menos hasta el punto en el que deje de doler —Le dije, ella asintió y soltó un suspiro.
—Lo mejor será que me marche —Dijo mientras se levantaba. Imité su acción. —Sé que si Rosé está contigo estarás bien.
—Lo estaré —Le afirmé. Ella asintió.
La acompañé hasta la puerta.
—Lo siento —Se disculpó —Eres perfecta y le gustas tal y como eres —Dijo refiriéndose a Rosé —Ella te cuidará y te protegerá de idiotas como yo. Sé que lo hará —Dijo para luego poner una mano en mi mejilla. —Lo siento tanto —Se acercó y dejó un beso en mi frente. —Adiós, _______.
Vi como se alejaba, así hasta que la perdí de vista.
Me dirigí hacia mi habitación donde se encontraba Rosé. Una vez abrí esta se encontraba sentada en la cama.
Aunque entré en la habitación ella ni siquiera me miró siguió mirando al suelo.
—Ya se ha ido —Le informé. Ella solo asintió.
—¿Habéis vuelto? —Su voz salió temblorosa.
—¿Que te hace pensar que he vuelto con ella? —Le pregunté curiosa. Me apoyé sobre el marco de la puerta. Ella se encogió de hombros.
—La amas demasiado. Has podido personarla —Dijo.
—La amo. Siempre la voy a querer y sí, me ha pedido que la perdone. —Caminé hasta quedar delante suya. —Pero no lo he hecho —Le dije y ella rápidamente subió la cabeza —Me duele lo que me hizo. Casi me tiro de la azotea aunque, en eso a influido un poco el alcohol y la depresión. Me agaché para estar a su altura. No sé si llegaré a amar tanto a alguien como la amé a ella.
—Yo puedo amarte mucho más —Dijo en susurro. Sonreí de lado.
—Lo sé —Le dije. Apoyé mis manos en sus rodillas.
—Nunca te haría daño —Dijo confiada.
—También lo sé —Dije para después soltar una pequeña risa. —Sé que harías cualquier cosa por mi
—Lo haría —Dijo segura. Puso su mano sobre la mía.
—No quiero salir con alguien más, no por ahora —Le dije —. No hasta que mis sentimientos por Jennie se hayan ido.
—Llevo enamorada de ti desde que Jennie nos presentó —Me confesó. —Créeme, podré esperar —Me dijo sonriente. Yo sonreí y asentí. Me acerqué a ella y dejé un beso en su mejilla. —No me importa esperar por que se que terminaré a tu lado. —Ambas nos levantamos.
Me di la vuelta para irme pero ella me paró e hizo que la mirara.
—Sé que Jennie ha sido tu primer amor y eso es difícil de olvidar pero lo voy a intentar, voy a hacer que te enamores de mi y... bueno, Jennie ha sido tu primer amor pero yo seré el último —Dio un leve apretón a mi mano y salió de la habitación.