—Déjame demostrarte que no necesitas doblegarse ante mis palabras, debes doblegarte ante mí...
Max siente su cuerpo temblar con violencia, su lado Omega está descontrolado y siente como su ano expulsa un líquido viscoso que lo hace sentir muy asustado. Max jamás ha experimentado un celo, y los supresores que debían mantener su celo controlado, han sido neutralizados por las fuertes feromonas que desprende Decker. Es como si su cuerpo cobrara vida propia y se doblegase ante el instinto.
Son feromonas fuertes, de algún modo, muy distintas a las que sintió cuando fue consolado por Decker, son feromonas que lo hacen sentir debil con solo un respiro. Como si lo debilitaran.
—Huye... —Alcanza a decir Owen al ver la fuerte presencia de Lan, Owen puede sentir con claridad cuan excitado está Lan, es como un lobo asechando a su presa. Listo para atacar.
En un arrebato de adrenalina, logra sentir como sus piernas reaccionan. Le atesta un fuerte golpe a Decker en la entrepierna y se arrastra hacia la entrada lo más rápido que puede. Cree que si llega hasta la puerta y la abre, alguien vendrá a ayudarlo.
—Alguien... —Murmura mientras hace un gran trabajo arrastrándose, sus codos hacen fricción contra el suelo y le lastiman, pero no le importa, solo quiere salir de allí, quiere huir...
Pero cuando está a punto de llegar a la puerta, es arrastrado de los tobillos. Decker se encuentra detrás de él, con un rostro rojo de ira y una expresión de dolor, su mano derecha aprieta sus pelotas tratando de resistir el dolor. No piensa dejarle ir, tampoco está en sus cinco sentidos, su vista y oído ha dejado de responder, solo se deja guiar por las feromonas, es como un muñeco siendo controlado por la lujuria, perdiéndose en la exquisita fragancia de lo indebido y lo imperdonable.
—¡Aléjate! —Exclama Max al ver como el Alfa se acerca, puede ver cómo se desviste apresuradamente, la camisa de botones se abre con un rápido movimiento, y los botones salen volando por todas partes. Acalorado, se quita la camisa dejando a relucir una delgada cintura, y una espalda ancha y fornida, la corbata es colocada por un lado y Finalmente, con el sonido de la hebilla de metal, el cinturón que mantenía atados todos sus deseos sexuales, es desatada.
Max puede sentir con claridad las feromonas que secreta Decker. Trata de alejarse, pero es inútil, sus piernas ya no responden, la adrenalina ha dejado de fluir por su cuerpo y hay un fuerte hormigueo que las invade, así que en un dos por tres está acorralado entre el suelo y el pecho de Decker.
—¡Aléjate, no quiero esto! Decker por favor detente po-
—No te dejaré ir jamás...
En cierto momento, la cordura y el razonamiento de Decker, desaparecieron por completo cediendo el paso al sus instintos más bajos tomar el mando.
Su mente se volvió un lío y su percepción del entorno borrosa.
Tanto Decker, como Lan, perdieron el control de la situación.
Lo que parecen ser las feromonas del primer celo de Max explotaron, orillandolos al abismo. Son feromonas fuertes que salen sin control e inundan toda la habitación. Pero de algún modo, el olor de Max es casi mínimo, como si no fuesen de Max... Es extraño, demasiado, más sin embargo, la sensación de éxtasis no deja de fluir con fuerza provocándole calor.
Decker jamás en su vida se ha sentido así. La perdida del autocontrol es aterradora. De sintió como si no fuese el quién lo orilla a actuar.
Es aterrador...
La ropa le es arrebatada y rasgada con violencia y desesperación. Heridas por fricción y marcas de arañazos son lo único que puede percibir mientras su mente se bloquea por la desesperación. Solo puede sentir como los dedos del alfa se entierran con fuerza en su piel y la rasguñan sin arrepentimiento, con buscos movimientos Patalea lo más que puede y trata de arañar el rostro del alfa buscando lastimarlo o hacerle reaccionar.
Quiere alejarse, quiere dejar de sentirse como una presa. Gruñe y grita de dolor, se retuerce y trata de escapar
—¡Por favor Decker, suéltame! Te lo estoy rogando —El peso de las lágrimas es demasiado para sus ojos y tras un parpadeo comienzan a rodar por sus mejillas —Te lo estoy rogando...
Sabe que las palabras son inútiles, pero no pierde las esperanzas y sigue suplicando
—Hablemos de esto... Quiero hablar —Chilla al sentir sus piernas ser estiradas.
Max abre sus ojos y tiembla desde lo profundo de su corazón, tiene miedo, miedo de lo siguiente;
Por otra parte, en un estado de lujuria extrema, el trozo de carne debajo del pantalón de Decker yace duro y palpante, derrama líquido pre-seminal y moja la delgada tela del bóxer.
"Se está desperdiciando" piensa inconscientemente, así que sin perder tiempo, abre su pantalón y deja a relucir su gran pene. Es gigante comparado con el de Max, no está nada pigmentado y se logran ver gruesas venas rojas adornarlo. No piensa darle preparación previa, cree que la gran cantidad de lubricante natural que secreta Max, es una jugosa invitación y que está deseoso por recibirle. Así que no duda.
Coloca la cabeza del pene en la entrada de la cueva de miel y comienza a empujar
—¡NO! —Exclama Max y contrae los músculos de su recto, no está dispuesto a dejarle entrar tan fácilmente, tampoco está bien lubricado ni preparado, aún que Max quisiese dejarlo entrar, ¡La gran verga de Decker simplemente no entra!
Sus manos, instintivamente viajan hasta la cintura de Decker para empujarla y tratar de alejarlo, solo que es imposible, el alfa sobre él tiene una fuerza abrumadora.
—Relájate... —Murmura un poco confundido, no sabe por qué su órgano no es digerido por el culo de Max. Así que se desespera y vuelve a intentarlo con más fuerza, pero simplemente falla. Max está decidido a no dejarlo entrar —¡DEJAME ENTRAR! —Exclama con la voz alfa y Max se paraliza totalmente, su cuerpo incapaz de expandirse por si solo, lo hace quedarse sin aliento y sufrir infinitamente.
—Espera... —Un plan cruza por la mente de Max, tratará de engañar al alfa, y este, por primera vez y milagrosamente, lo escucha —Lubricante
—¿Eh? —El reciente gesto de Decker es ocasionado por una duda gigante. "¿Por qué si tu agujero me está invitando, debe ser lubricado?" —Deja de bromear —Habla el lado inconscientemente y en trance de Lan.
—Si usas lubricante, si me preparas bien, te dejaré entrar... —Dice con la voz temblorosa, solo que Decker lo interpreta como una voz de deseo y lujuria intensa —Mi interior está ardiendo, ¿E-es acaso que no quieres entrar? —Y Decker se vuelve loco con esas palabras.
Con rapidez comienza a mirar por todos lados, su vista está un poco nublada, pero puede distinguir bien las cosas, desea encontrar el dichoso lubricante para poder hundirse en la cueva de miel.
—¿Dónde está? —Pregunta con una voz rasposa y cargada de deseo
—Creo que está en el baño —Miente, y por primera vez parece que hay esperanza —Hay una pequeña mochila, allí debe estar —Decker gruñe, y se levanta para ir por el lubricante que según está en el baño.
Cuando se aleja unos pasos y se dirige al baño, Max aprovecha para escapar, está tan cerca de la puerta que si estira su mano está seguro de que puede tocarla, pero cuando está a punto de hacerlo, su mano es pisada con fuerza.
—¡Ah! —Grita desgarradoramente al sentir su mano siendo aplastada por el pie de Decker, sus dedos crujen y le provocan un dolor inmenso. Mira hacia arriba, y la mirada que le da el Alfa es de pura furia, sus ojos se ven aún más molestos y su rostro se arruga en una expresión casi inhumana.
—Me mentiste... —La cantidad de feromonas que secreta, son suficientes como para paralizar a 10 alfas, lo que a Max le ocasiona es cien veces peor...
Ya no lucha, sus ojos se desorbitan y es incapaz de fijar la mirada, siente el cansancio de 10 noches en vela.
—Suéltame... —Susurra y trata de consolarse a sí mismo—¡Por favor, que alguien me ayude! —Grito con todas sus fuerzas hasta sentir como si su garganta se rasgaba —¡Ayúdenme! —Quiso volver a gritar, le importa poco su garganta, no quiere ser lastimado y humillado por Decker de esa forma, no quiere perder su inocencia de esa manera, es desesperante... —Algu-
—ES INÚTIL PEDIR AYUDA, GUARDA SILENCIO —gruñe Decker nuevamente con su voz de alfa y Max pierde toda capacidad de hablar, por unos segundos, siente como si estuviese mudo, o como si su cerebro no respondiera a lo que él pide, sus cuerdas vocales se inutilizan y su respiración se detiene durante unos cinco segundos. Luego, queda totalmente aturdido, es como un pequeño muñeco, una presa fácil.
Decker ahora esta de pie junto a él, está rojo de furia y si antes no parecía importarle lo que sintiera Max, ahora menos.
—Detente... —Dice con sus últimas fuerzas —Si lo haces, jamás te perdonaré... —No importo lo que el chico de ojos color miel dijo. Decker solo lo agarro con brusquedad del brazo derecho hasta tenerlo casi a la altura de su rostro y lo dejo caer boca abajo sobre la cama.
La cama se sacudió por el impacto y las sábanas se destendieron. No sabe a dónde mirar, todo se mueve y se ve triple, es como estar ebrio.
Luego, ya no pudo luchar más.
Sus brazos perdieron la fuerza que quedaba y sus piernas hacia un buen rato habían dejado de funcionar, su voz solo salía en un hilo y las feromonas lo golpearon y aturdieron llevándolo a las profundidades de la desesperación...
—Siempre esperé por este momento —Dice el alfa con una voz ronca y rasposa — Tu cintura Igual ala de una mujer me hacía perder la cabeza cada vez que la miraba, justo ahora no puedo pedir nada mejor... —Decker pronuncia la frase más larga desde que entró en la habitación, las palabras le hacen sentir un escalofrío y su cuello está empapado en sudor frío.
—Suel—No termina de murmurar, le inunda una profunda vergüenza al sentir sus nalgas ser separadas sin pudor alguno.
Los gruesos y largos dedos de este hombre entran en su recto y su intestino, que se niega a expandirse, arde y duele. No puede evitar gritar y apretar los puños, siente como las uñas de ese hombre rasgan y lastiman su flor de loto y le obliga a aceptarlo.
No puede dejar de gritar al sentir el dolor, pero al hombre detrás de él sigue sin importarle en lo más mínimo su agonía...
El lubricante natural cumple su función y le ahorra un poco de dolor a Max, pero no es suficiente, le duele demasiado cuando aquellos dedos se hunden aún más buscando aflojarlo, su interior se contrae con fuerza tratando de sacar aquello que lo invade. La molestia es indescriptible, y él solo se puede quejar, busca consuelo apretando sus manos hasta clavarse las uñas en las palmas y eso lo aleja unos segundos del dolor mental al que se expone.
El pene de Decker está listo para hundirse en la cueva de miel, así que con paciencia se restriega, quiere tomarse su tiempo y disfrutarlo. Cuando cree que ha tenido suficiente, lo coloca en la entrada del recto y comienza a presionar con fuerza y lentitud.
—¡Ugk! —Gruñe desde lo profundo de su garganta al sentir una muy fuerte presión en su recto, es sofocante, arde infinitamente y lo hace temblar con fuerza. Su lobo está asustado y escondido, no tiene la valentía de salir y Max lo entiende, está solo...
Su flor de loto poco a poco es destruida y su virginidad baja por sus piernas en forma de sangre oscura mezclada con lubricante natural. Cuando el alfa termina de meter la mitad, puede ver cómo se escurre la sangre, siente un agudo dolor en su corazón, pero la lujuria arrebata todo sentimiento y le ordena seguir empujando. Solo que el cuerpo de Max ya no se abre, le es imposible seguir abriéndose para el alfa, ya ha llegado al fondo y su estómago comienza a doler horriblemente.
—Duele demasiado... —Grita al sentir como Decker parece tener intenciones de perforar su estómago —Me vas a rompe-
El alfa no desiste, quiere entrar por completo, el calor que le proporcionan las paredes de Max lo hacen volverse loco, así que sigue empujando hasta que su pubis choca contra unas redondas nalgas, el chico de ojos de miel se queda sin aire durante unos segundos y sus ojos se abren de para en par, su boca se estira y se mantiene abierta unos segundos. Está tratando de calmar el dolor, pero no puede si Decker sigue empujado lentamente.
—Ha... —Decker suspira al sentir la calidez del recto de Max, siente como las paredes del intestino le chupan la verga y cree que está en el cielo. Cree que entre más profundo llegue su órgano sexual, mejor se sentirá, así que aún que su pubis ha chocado contra las nalgas de Max sigue empujando. Por el contrario, el órgano sexual del chico de ojos de miel, no se levanta ni se pone duro, está flácido y no derramar fluido alguno, se mantiene con un perfil bajo y no se digna a participar en el violento acto.
Decker solo se detuvo cuando sintió que sus bolas eran aplastadas por las firmes nalgas de Max, así que sacó la mitad de su órgano y embistió con fuerza, no pudo controlar el placer que esto le provocó, así que empujó a Max contra el colchón y entro de una embestida, hasta el fondo nuevamente. No contento con esto, repitió el mismo proceso varias veces, aumentando la velocidad, y cambiando de posición de vez en cuando cada vez que se corría dentro de Max.
Después de cierto punto, Max dejo de llorar y gritar, cambiando gritos por jadeos repentinos cada vez que sentía su entrada arder. Ya no puede más con el dolor pero su conciencia se reusá a perderse en la oscuridad.
No hay compasión, no hay dulces palabras que sean susurradas en su oído a la hora del sexo para tranquilizarlo, no hubo suficiente preparación o juego previo, su ano no se relajó y le cedió el paso, fue forzado a expandirse siete centímetros y obligado a recibir veintidós centímetros de una feroz y violenta lujuria.
—¡Agk! —Gruño el alfa al sentir un placer arrasador y una corriente eléctrica recorrerle el cuerpo. Sabe perfectamente lo que viene, ha esperado hacer eso durante muchos años, así que se prepara. Comienza a plantar pequeños besos en la nuca de Max. Algunos buscan convertirse en chupetones y otros son pequeñas mordidas que se vuelven rojas solo por unos segundos —No puedo soportar ver que hayas ocultado mi marca —El vendaje que se había hecho Max en la mañana, es arrancado con impaciencia, dejando a la luz una roja mordida casi recién hecha.
—¡Aleja...te! —Chilla tratando de alejarse del hombre que susurra palabras inhumanas. Luego, su rostro es empujado contra el colchón, y las cobijas inevitablemente lo asfixian. La luna cierra los ojos con fuerza al sentir como nuevamente llega la mordida. Decker muerde despiadadamente su nuca y rompe las delicadas capas de piel haciendo que la sangre se derrame inevitablemente...
El alfa, no contento con esto, soltó su semilla y forzó un doloroso nudo...
Y el Omega sintió como la luna lo abandonó por tonto y lo dejo ser usado. Vio su feliz cuento de hadas convertirse en una historia de terror.
Y su príncipe azul se volvió el villano de la historia.
Jamás en su vida, Max escucho de un cuento de hadas, donde la princesa ha Sido devorada por el príncipe...