Caminábamos por la arena, sin más ruido, que el de las olas y las ráfagas de viento, que iban y venían, levantándome el vestido, que Gaspar bajaba con delicadeza con una de sus manos. Digo con una, porque con la otra, me cubría los ojos.
Me moría de impaciencia por saber a donde ibamos.
Llegamos al muelle, lo sentí, porque me levantó con sus brazos fuertes, y helados de frio, para subir los escalones. Después me bajo, y me puso una venda.
- Ahora, sólo déjate llevar.
Y lo hice. Perdí los nervios, y me deje llevar, por las indicaciones que su voz, seductora y profunda, susurraban.
Bajamos a un roquerio. Sentí como las olas, bañaban mis pies. Lo tibio de las aguas, me produjo un escalofrío, que Gaspar notó.
- Vamos mi amor, ya queda poco.
Y me llenó de besos el cuello, a los que respondí con risitas cortas, y nerviosas.
Hasta que nos detuvimos.
- Ahora tendrás que saltar a la plataforma. Me dijo, sosteniéndome.
Y lo hice. No sé como.
Del otro lado, alguien me sostuvo.
Entonces, sentí el ruido de un motor.
- ¿Gaspar? ¿Estás ahi? Pregunté asustada.
- Claro que si, Amor. Solos tú y yo en cubierta.
Me deshice de la venda.
Aún con el paso del tiempo, no logró olvidar lo que vi esa noche.
Era un yate maravilloso.
La cubierta estaba adornada con velas amarillas, pétalos de rosa esparcidos por el suelo y una mesa hermosisima para 2.
Admirada, me distraje observando los detalles, el aroma de vainilla que venia de las velas, las antorchas.... Cuando de pronto, el equipo de música, se encendió.
Sonó de fondo, Aerosmith.
" I DON'T WANT TO MISS A THING"
Aerosmith. Mi banda favorita. La canción que adoraba.
No podía ser más perfecto. Gaspar lo sabía.
- ¿Bailaría conmigo esta pieza, la señorita más hermosa de este yate?
- Como no.. Respondí sonriendo. Encantada.
Y bailamos. Al compás de aquella canción maravillosa, que tantas veces canté a todo pulmón, y con la que soñaba vivir una escena de película..
Y ahora lo hacia. Con Gaspar cantándome cada frase de la canción al oído. Susurrándome en el cuello, lo feliz que lo hacia, y yo repitiéndole lo mucho que lo amaba.
- ¿Acaso te haz aprendido la letra? Le dije con la cabeza recostada en su hombro y la mirada perdida, en la luna.
- Aunque no lo creas... Ya me sé la discografía completa.
Reí.
Eso para mi, era impagable. A Gaspar no le gustaban.
Y seguimos bailando. No sé cuantas horas. Ni cuantas veces se repitió la canción... pero si, lo mucho que la disfrute.
Gaspar bajaba sus manos por mi espalda...
Yo, acariciaba su pelo con delicadeza, le besaba el cuello, el rostro, los labios.... Su boca.
Él, me estrechaba contra su pecho, me besaba las manos, lenta pero dulcemente.
Me daba vuelta, con cada comienzo del coro de mi canción, y me besaba los hombros, la espalda.... entonces, fue ahí, que el calor se apoderó de nuestros cuerpos.
Nos dejamos llevar, por las caricias, por el silencio de la noche, por la inmensidad del mar....
Solo el vaivén de las olas, que removia el barco a veces, nos hacia detenernos.
Hasta que dejó de importarnos.
Sus ojos pedían a gritos, lo que mi piel, rogaba por sus caricias.
De a poco, fuimos cayendo al suelo... Arrastrados por el deseo, la pasión, y el amor.
Ese amor tan grande que sentíamos, era imposible de definir.
Gaspar, se deshizo de mi vestido, con delicadeza, y yo de su polera..
Lo estreché hacia mi con fuerza, y entre súplicas, exasperada de deseo, le pedí que me hiciera suya...
Entonces, me deshize de su pantalón, y el de mi brazier....
Me senté en el... Y me llevó literalmente al cielo.. Perdí la noción del tiempo, del espacio...
Solo eramos él y yo, mis grititos ahogados, y sus suspiros entre cortados...
Me embestía con movimientos suaves, pero intensos... Y me elevaba... Me hacia delirar, perderme en sus caricias, ver cada estrella, con un brillo diferente...
Con las manos entrelazadas, gemía sobre mí, y entre gritos desesperados, repetía mi nombre...
_ ¡AMANDA! ¡COMO TE AMOO!
Jamás mi nombre se escuchó tan lindo.
Perdía el aliento a ratos, sentía como mi corazón se aceleraba, y como mi cuerpo, se estremecía cada vez que entraba en mi..
Entonces, lo embestí, y quedé sobre él...
Vibrábamos, sumidos en una misma respiración, en un mismo aliento...Fundimos nuestros cuerpos..
Nos convertimos en uno.
Y entonces volvi a entrar en él.. Con movimientos cada vez más fuertes, más rápidos, más intensos...
Me movía con destreza, con una locura que desconocia....
Entonces, vino el último suspiro.. Y caí sobre él.
Estuvimos ahí tendidos, desnudos, mirándonos, mirando el cielo, apreciando cada rincón, cada estrella, cada constelación, con un brillo diferente.
Agotados, exasperados... Nos besamos...
Era como si hubiésemos perdido las riendas de nuestro cuerpo, de nuestros labios.. Y no pudiésemos controlar nuestros impulsos...
Entonces, Gaspar se levantó a buscar champagne, y yo me fui a la proa.
Sentí unos ojos posados sobre mi.
Ahí estaba Gaspar, mirándome boquiabierto.
- ¿Te han dicho que te ves aún más hermosa de noche?
Fui a buscarlo, y lo traje de la mano a la proa.
-No.. No me lo han dicho.. Le susurré. Pero seguro, muchas mujeres te han pedido que las hagas tuyas.
Rió.
- ¿Eso es una pregunta, o una petición?
Y volvimos a caer.
Yo sentada en una barra de la proa. El de pie, embiestiendome con una seguridad, una fuerza, una rápidez...
Embriagante.
Sentí que era invencible. Que no podia haber hombre mejor que él. Que jamás me sentí tan bien.
Ahi, en medio del mar, sin nadie más, me podría haber quedado para siempre.
Y me bajé. Le di la espalda, y puse sus manos sobre mi cadera, y con pasos de baile, dejé que se apoderara de mi..
Me movía de un lado a otro, le guiaba las manos por mi cuerpo, le bailaba...
Lo estrechaba hacia mi. Cargaba su cuerpo en el mio...
Sentía su respiración en mi cuello, como me rogaba que no me detuviera, como sus suspiros eran cada vez más agitados...
Entonces me abalancé sobre el.. Y ahí pegada como lapa, comencé a saltar sobre el...
Entraba y salia.. Y ahí.. Llevamos al punto máximo nuestro amor.
Lo obligué, a que nos lanzáramos al mar.
Y sumergidos en el mar, era tanto el calor de nuestros cuerpos, que ni lo helado de las aguas, fue capaz de estremecernos...
Y volvimos a hacer el amor, ahí, después en la cama, y durante toda la noche..
Como dos locos, a los que el tiempo se les va a acabar.
Creo que nunca en mi vida, podré olvidar esa noche, ni sentir ese amor, esa pasión que Gaspar me hizo sentir.
Con él, vi las estrellas, con él, el cielo parecía estar más cerca, con él, sentí que era mío el firmamento, que mi cuerpo tenia dueño, y que en mi piel llevaría por siempre, tatuadas esas caricias, esos besos, ese yate...
Y en la mente, recuerdos imborrables del gran amor que nos teníamos, de la entrega, y del deseo, que guardábamos uno por el otro.